30 de diciembre de 2015

Mis deseos para el 2016

Ese año iba a ser distinto. Lo sabía, para eso y para no quedarse en blanco, como le pasaba cada año en el momento de las campanadas, había decidido escribir su lista de deseos. 

Todos lo hacían y seguro que les funcionaba.

Alicia tenía claro que ese año iba a ser distinto, tenía que ser diferente porque ella así lo había decidido.

Animada tecleó en su móvil el enunciado de su lista...la tenía clarísima: «Mis deseos para el 2016», quería continuar, pero, sus dedos no se movían. ¿Dónde estaban las ideas? ¿Qué era lo que iba a anhelar? ¿Aquello que deseaba conseguir? Aparte de salud, paz y felicidad para los suyos, los más cercanos y para ella… ¿Qué más podía pedir?

¡Ni una idea, no podía ser!


19 de diciembre de 2015

Serie: mujeres que aman demasiado

Nunca te amé más...



 «Por fin entendí tus palabras y las agradezco de forma infinita. Gracias por quererme tanto y ser tan auténtico».

Le envié esas palabras, casi 5 años después de separarnos. ¿Por qué? Lo necesitaba.

Lo nuestro no fue una separación ruidosa, ni por terceras personas, ni porque dejáramos de querernos, simplemente se nos gastó el amor.

Me ahogaba y Jaime supo verlo, yo no. La monotonía me atrapó, el día a día todo lo desgastaba y fue convirtiendo en insatisfactorio, lo que antes me llenaba. Me pillé en una maraña de quejas y descontento, no quería y sin embargo, lo hacía. Una sombra de lo que era. Algo en mi evolucionaba y yo era incapaz de hacerlo, atrapada en una vida que no quería y me odiaba por estarlo. Todo lo que había a mí alrededor me molestaba, especialmente Jaime. Él era el centro de mis quejas, de mis iras, de mis malos humores, guardián de la prisión en la que yo me sentía pero sin saber que lo culpaba.

3 de diciembre de 2015

Serie: mujeres que aman demasiado

 Hoy te cuento...
“Hoy, no me he podido resistir. He ido a nuestra esquina, he mirado, pero tú no estabas. Lo sabía y, aún y así, he esperado sabiendo que tú no vendrías. Te quiero, te querré siempre.”
Sí esta es mi historia, nuestra historia, quizás una típica y tópica historia de alguien que ama demasiado, una historia de amor y desamor. No lo sé, nuestra historia.


No sé cómo empezó ni en qué instante me enamoré, ahora sólo sé que fuiste entrando en mi vida y que llegó un momento en que tú eras como el aire que respiraba, vivía para ti, para esas ocasiones que, juntos, robábamos a la vida que ambos teníamos.

Me acostumbré cada martes y cada jueves a esperar tu mensaje, ese que llegaba apresurado y que me hacía sonreír mientras me ponía la chaqueta e iba a tu encuentro.
«¿Nos vemos?»


28 de noviembre de 2015

Cumple...Blog y otras historias

Noviembre se acaba y con él llega el momento de celebrar que Enredando con las letras ya tiene
 ¡¡¡1 añito!!!
Un año en que he descubierto un mundo nuevo, de personas apasionadas por la lectura y la escritura, fantástico. He dejado atrás algunos de mis recelos y encaro el futuro con optimismo y ganas, compartiéndolo con gente estupenda que he encontrado en la red y a los que considero ya amigos.

Un año en el que he intentado escribir relatos cortos de casi todo…aún no me he atrevido con el humor, pero después del western…ahí queda. 

Un año de letras en el que he disfrutado intensamente, gracias a todos y todas los que me habéis apoyado y leído. Muchísimas gracias por estar.

13 de noviembre de 2015

El lápiz mágico


Claudia mira el lápiz. Lo coge dándole vueltas entre sus dedos mientras una sonrisa vuelve a sus labios.

«Si pudiera hablar… todo lo que contaría». Aliado fiel a lo largo de muchos años y un puntal imprescindible para su seguridad, aún ahora la acompaña en el bolso.
«Mamá»
La echa de menos, sus abrazos cálidos, los besos de mariposa que la hacían reír y esas cosquillas que tanto la molestaban pero que ahora evoca con nostalgia.

Aún puede recordar el día que le dio ese regalo. Todo lo que mamá hacía siempre estaba envuelto en un no sé qué de misterio, en una delicadeza y en un gusto exquisito. De hecho era casi tan precioso el envoltorio en el que lo escondía, como lo que había en su interior, ¡daba pena deshacerlo! Así fue con aquel paquetito, envuelto en un atractivo papel de resplandecientes reflejos acharolados, de un color dorado y cruzado con un lazo de diminutas estrellas, «tan bonitas como tú» le había dicho en el momento de entregárselo.

31 de octubre de 2015

El más temido miedo...

La mano avanzaba, fría como el hielo y se detenía palpando de nuevo. 

Toda la angustia de la mujer se transmitía en esos dedos que se aproximaban, retrocedían y volvían a insistir. Su temblor indicaba el terror que su dueña padecía, la acompañaban suspiros trémulos que intentaba sofocar y lágrimas de desesperación, apenas contenidas. 

Y de nuevo, las manos se movían, cada vez más rígidas y ateridas, como muertas por una angustia inmensa que anticipaba el pavor y la desesperación que la acompañaba.
¡No podía ser!
Volvía a tocar, intentando negar en cada nueva pasada. Seguro que no era nada, solo era una broma de mal gusto, otra más del puñetero destino.

24 de octubre de 2015

Incomprensión pedagógica


Han pasado los años y Carlos aún recuerda aquel día.
 —    Carlitos, ¿tienes algo qué decirme?
      No, mamá.
La mirada huidiza del niño le dice a Gloria que miente. Hace semanas que lo observa preocupada. Está apagado y sombrío, sin ganas de nada y, en muchos momentos, con una actitud desafiante que la saca de quicio. Sabe que aún es muy reciente lo de su tía Luisa, pero Carlitos no levanta cabeza, vamos, ni él, ni nadie en la familia. Han ido sumando desgracias que cada vez parecen más difíciles de encajar o quizás es que su resistencia ya está al límite. Sea lo que sea, el niño no sabe cómo afrontarlo. La escuela tampoco está ayudando.

11 de octubre de 2015

La bicicleta azul

foto Muntsa López
La llamada del móvil lo sacó de su concentración. 

No tenía un buen día, todo se le hacía muy cuesta arriba, de tanto en tanto sentía esa melancolía que se apoderaba de él y no le gustaba. Por eso, casi agradeció la interrupción, miró el número que salía en el dial de su móvil, era Laura su esposa.

 Hola… ¿dime qué pasa?

3 de octubre de 2015

Estampida


Conducían más de 4000 cabezas por la Chushol Trail desde Texas hasta Kansas. Era una ruta fácil sin grandes conflictos con los nativos, que les permitía trasladar más rápidamente el ganado con el que abastecían de carne al país. 

Su equipo estaba formado por 10 vaqueros que montaban turnos para cuidar de las reses las 24 horas del día. 
Algunos de ellos eran nuevos, jóvenes y muy pendencieros, las continuas peleas y chascarrillos sin gracia hacían que el ambiente estuviera enrarecido, cualquier cosa podía prender las chispas.


19 de septiembre de 2015

"Missing"



La había perseguido hasta la saciedad. 

Aún recordaba sus conversaciones, aquellos encuentros aparentemente casuales aunque llenos de intencionalidad, conversaciones apasionadas sobre cualquier tema, sus risas y bromas, los whatsapps encantadores del inicio habían dado paso a otros apasionados, calientes y hasta en algún momento pasados de vuelta, se diría que incluso, soeces… 

Su interés pleno, nada era bastante para él. Si tenía ganas de hablar, tenían que hablar. Si tenía ganas de jugar, excitado, jugaban. No importaba el juego, ni el cuándo ni el dónde…ella estaba. 

Se sentía atractiva, deseada y enamorada. Sin percatarse, él se había convertido en su muletilla emocional que determinaba como sería su día.

13 de septiembre de 2015

La chica de la curva

” No tenía que haber escuchado a Marta y a Claudia”.
María refunfuñaba entre dientes mientras se alejaba en busca de su coche. En su cabeza las voces excitadas de sus amigas. Se estremece, tiene por delante un trayecto de más de 30 minutos por una carretera oscura y tortuosa.

29 de agosto de 2015

Caricias de altura


Cansado y harto, el vuelo lleva más de tres horas de retraso y él solo quiere llegar a casa y descansar.

Cierra el portátil dejando vagar su mirada por la sala de espera. 
Sus ojos se encuentran con los inmensos ojos azules de la rubia que tiene enfrente, a su lado un tipo enorme con aspecto aburrido, quizás su marido, enganchado al móvil. La mira un instante y por cortesía no por ganas, desvía su atención a otros.

1 de agosto de 2015




idea de Creative Mindly


Llega mi momento de desconexión...Por unos días no voy a escribir en el blog. Mi conexión de internet es lenta, mala o sencillamente en muchos momentos, inexistente y esto hace que sea el momento ideal para desconectarme y leer mucho, porque de acuerdo a la imagen que acompaña mi post, leer nos hace entre otras cosas...sentir, vivir y ser felices.

Quiero aprovechar este momento de "mini parada" y descanso para dar las gracias a todos y todas los que me habéis acompañado en estos meses, por vuestra lectura y vuestros ánimos. Muchísimas gracias. 
En unos días... muchas más historias que contar.

Buen verano para tod@s y nos leemos muy prontito.
                                                                    

25 de julio de 2015

Cementerio militar de Arlington, Washington DC

Más de 250.000 almas descansan en paz bajo lapidas blancas que se extienden por las laderas. En lo alto, el monumento al soldado desconocido.

Edward, marcha con ritmo marcial, de extremo a extremo de la tumba. Cada media hora su lento y silencioso caminar. 21 pasos. Mira respetuoso a la tumba durante 21 segundos, espera deferente 21 segundos y reinicia sus últimos 21 pasos hacía el extremo opuesto.


19 de julio de 2015

Ascensor panorámico





















Mientras subía, a sus pies quedaban todas aquellas cosas por las que tanto había luchado. 

Recordaba la frase “Elevamos sueños” escrita en el dintel del ascensor panorámico que prometía vistas espectaculares y ahora, lo llevaba a no sabía dónde.

Eso era, sus sueños se iban elevando al mismo tiempo que él parecía desaparecer de esa vida. ¿Dónde estaba la luz blanca? ¿Y el túnel? Allí no había nada, solo un ascensor que subía y subía. Sonrió, otra mentira más. Eso sí, con un punto de cinismo, era un ascensor veloz y cómodo que mientras te subía te permitía despedirte de tu vida. Eso, lo tendrían que decir en la publicidad.

1 de julio de 2015

La decisión


Lluvia y sollozos mientras escuchaba la voz del navegador recomendarle, que cuando pudiese, hiciera un cambio de sentido.

Médico sin vocación, para contentar a sus padres. Su matrimonio sin pasión, para hacer feliz a su novio. Sus hijos, sin estar preparada, para ser una familia. Sus amistades, las convenientes.

Su amor. Ayer la dejó, cansado de su falta de decisión.

Miedo, estruendo, golpes y ella, en medio como un juguete roto.

“Cuando pueda, haga un cambio de sentido”.

El navegador seguía insistiendo mientras su cuerpo se desangraba en el fondo del barranco. A pesar del dolor, sonrió. Ya había decidido. 

“SER LIBRE”.

21 de junio de 2015

La máquina del tiempo

 —Bienvenida.
Elsa miró a la rubia recepcionista que le sonreía con unos perfectos y blanquísimos dientes al traspasar el umbral de la clínica de paredes blancas y acero, exquisitamente fría y minimalista.  A su alrededor todo apestaba a dinero y sofisticación.

Mientras le preguntaba en voz baja algunos datos, la mujer miraba el mercadillo de folletos publicitarios a su alrededor. Dientes perfectos. Liposucción. Aumento de mamas. Rinoplastias. Cirugía. Restauración del lóbulo facial. Lifting. 
¡Agotador!

13 de junio de 2015

Truco o Trato? Trick or treat?

¡Feliz Castañada o Feliz Halloween!

Aunque siguen compartiendo espacio, castañas, boniatos y en mi tierra los panellets, Halloween gana cada vez más adeptos especialmente entre los más jóvenes y los disfraces de almas errantes, brujas y demonios, y zombis llenan las calles. 

Los orígenes de la Castañada provienen de una antigua tradición pagana que se celebraba en toda Europa en la que se asimilaba el final de las cosechas y el buen tiempo con el culto a las almas de los familiares muertos. Había la creencia de que por cada castaña que se comía esa noche, un alma se liberaba del purgatorio.

Hay diversas teorías sobre el origen de Halloween y parece que una de las más "aceptadas" se remonta a la cultura celta en tierras anglosajonas. El 31 de octubre se celebraba la festividad del Samhain, el dios de los muertos y la creencia era que aquel día los espíritus de los difuntos volvían acompañados de brujas y demonios para intentar encontrar un cuerpo y poseerlo y para evitarlo en las casas se apagaban las luces i se disfrazaban de brujas y demonios para confundir a los espíritus.

Tengo que reconocer que las castañas me encantan y tener un día de fiesta aún más.  

Sigo sin escribir, así que me he decidido a recuperar un relato de los inicios del blog Truco o trato relacionado con un tipo de ataque informático que empezaba a darse y del que (en el 2015) desconocía hasta el nombre, el Ramsomware (un tipo de malware o software malicioso) que se ha convertido en una auténtica pesadilla. Una de las últimas víctimas ha sido la Universidad Autónoma de Barcelona.

Espero que os guste el relato.

Un abrazo



La música ensordecedora sonaba a todo trapo en su estudio, manos y piernas la acompañaban sin dejar de prestar atención a la pantalla. A ratos el tecleo parecía participar. Le chiflaba el ruido, provocarlo y no pasar desapercibido.

 De él decían que era un friki. Delgado, extremadamente flaco y de un blanco casi translúcido. Su pobre madre le echaba la culpa a la maldita consola y a las muchas horas pegado al ordenador, claro que para ella siempre eran los culpables de todo. A lo largo de años, había recibido pullas, bromitas estúpidas y toda clase de rechazos que había ignorado pero que se habían quedado grabados como con fuego.

 Los primeros ordenadores que pirateó fueron los de aquellos que tanto se reían. ¡Eso sí había sido una buena fiesta! Antes le dolía, ahora se burlaba desdeñoso.  Convirtió su pasión en su profesión. Curiosear en archivos ajenos, copiar datos y contraseñas, venderlos, infectar redes, destrozar años de trabajo, provocar daño y dolor. Todo lo prohibido le encantaba. Ninguna norma, solo las reglas que él se imponía y esas eran casi ninguna. Era difícil explicar el subidón de adrenalina cuando estaba dentro de cualquier red. Esos primeros tanteos investigando el cómo entrar, ser mucho más hábil y astuto y una vez dentro contemplar a sus gusanos engullendo datos, degenerando archivos, volviendo loco a las máquinas. Entonces él era feliz. Sembrar el caos, sentirse superior a todos aquellos paletos estirados que se creían a salvo con estúpidos cortafuegos y antivirus desfasados. Y darse cuenta de que aún no habían aprendido nada, copias de seguridad inexistentes o incluso en el mismo ordenador, desfasadas, seguridad nula… Todo lo infectaba y después con una cerveza en la mano esperaba las llamadas de auxilio. Era un buen negocio, más que el dinero que ya lo tenía lo excitante era destruir por el gusto de hacerlo, tener ese inmenso poder de arrasar o conservar. ¡Nunca era benévolo! Empezaba a ser una leyenda y disfrutaba con ese éxito. Todo lo que la vida no le había dado se lo daba  la red. Eso en lugar de calmarlo despertaba su ego.  ¡Quería brillar! Y esa vez iba a dejar huella. Habría un antes y un después de sus secuestros exprés. Su última chaladura. Se pirraba por ponerlo en marcha. 

La música continuaba tronando mientras él seguía el ritmo con todo su cuerpo.  ÉxtasisEso sentía al imaginar a su virus mutante. Empezaría de forma muy suave, igual que la música que lo acompañaba. Gentileza de la casa, lo justo para alertar de una presencia extraña en el ordenador. Bloqueos, datos incompletos, mensajes extraños y un funcionamiento irregular y a continuación su mensaje, claro y fácil:  Pagas o te jodo.  Soltó una carcajada al tiempo que engullía un trago. Era genial. Pedir un rescate a cambió de no destruirDinero fácil. Esta vez no iría por los más grandes, se conformaba con peces más chiquitos, más fáciles y desprotegidos: despachos profesionales de economistas, abogados, analistas, pequeñas empresas, consultorios médicos… Entre ellos, muchos de sus antiguos compañeros de clase. ¡Subidón!  Bailaba mientras reía. Observar las caras de esos capullos engreídos era mucho mejor que cualquier escena de sexo. No lo necesitaba. Le ponía tanto ver el miedo en sus rostros, como corrían a comprobar las copias de seguridad y el pánico al verlo todo infectado. Sus insultos y palabrotas, las llamadas asustadas a los informáticos, el sudor frío viendo desaparecer el trabajo de años, las absurdas amenazas. ¡Pobres idiotas, lo hacían reír Tenían poco tiempo para decidir. Con cada duda, subiría su precio y en la pantalla a modo de burla aparecería el famoso “truco o trato” y un reloj marcando los segundos junto a un contador de euros. Sabrían exactamente cuánto costaban sus vacilaciones.  Si pagaban rápido igual no lo destruía, pero eso no lo sabrían.

 La música iba en aumento, acelerando y acercando el desenlace, los graves del bajo hacían temblar las paredes de su estudio. Ahora, sonrió, justo ahora estaba a punto de llegar su parte favorita, ese solo de guitarra mientras sentía la desesperación de sus víctimas. Cada intento fallido de solución lo hacía sentir más grande, era único, el mejor. Informáticos y expertos, impotentes, ninguna solución parecía aceptable. 

 Se burló de nuevo.  Ahora subiría el volumen de la música, estridente a niveles casi dolorosos, destrozando aún más los nervios agotados de sus víctimas.

 ¡Guau! Sonrío. Esa red había sido un filón, milllones de datos…Y… en el momento en que los tambores empezaran a sonar…¡YA NO HABÍA TRATO! 

 

Conxita

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foto by Unsplash Alicja Colon 

 


24 de mayo de 2015

La fiesta

Abrió los ojos al tiempo que sentía como le estallaban miles de cristales en ellos. Su cabeza… ¡Dios cómo le dolía! Intentó moverse y todo su cuerpo se quejó lastimado. ¿Dónde estaba? Con ojos cansados miró a su alrededor, ni idea de dónde estaba. Cerca tres tipos dormidos, espatarrados y desnudos. No los conocía. Un poco más lejos dos cuerpos más, parecían un chico y una chica. ¿Y aquel antro? Empezaba a estar muy asustada.

— “¿Qué es lo que había hecho?”

Se incorporó con mucho cuidado, quejosa, sin hacer ruido para que nadie se despertara. Sólo quería salir de allí, largarse a toda prisa. Se miró desnuda, pegajosa y sucia. Le dolía todo el cuerpo. A su alrededor vio algunos envoltorios de preservativos rotos… ¡Qué asco! Más allá los usados, tirados por el suelo. Empezó a rezar todo lo que sabía, suplicando porque le hubiera quedado algo de prudencia. No conseguía recordar que había pasado pero su sexo  entumecido le indicaba que había estado follando y no quería ni pensar ni con quién ni cómo lo había hecho. Suplicaba porque en medio de su inconsciencia le hubiera quedado algo de cordura, solo le faltaba pillar una enfermedad de transmisión sexual o peor quedarse preñada de cualquier energúmeno con los que había follado. No se engañaba, no recordaba nada, pero en aquella habitación había rastros más que evidentes de sexo y descontrol.

10 de mayo de 2015

Asalto al castillo

La misión era sencilla, sólo colarse en el castillo, silenciar a los arqueros y bajar el puente levadizo, sus compañeros se encargarían del resto. Lo había dominado el orgullo, ya era uno de ellos. Era un gran escalador, no había pared que se le resistiese, con manos y pies parecía pegarse a las rocas. 

  ¡Va a ser chupado!— le dijo a su jefe, el barbudo lo miró al tiempo que movía la cabeza y le decía que no lo dijera, que lo hiciera.

3 de mayo de 2015

Su nombre es Libertad


Dichosa, así se veía en ese instante. Era la culminación en su vida, para lo que una  se preparaba casi sin darse cuenta. “Era como debía ser”. Esos largos meses los había dedicado a imaginar cómo sería su existencia a partir de ese momento. ¿Cambiaría su vida? No había ninguna duda. Lo haría.

Le  preocupaba el desenlace. Un poco o quizá un mucho, no quería pensar ya que la asustaba. Sabía que en función de lo que pasara, su vida sería mejor o peor, pero no quería elucubrar sobre eso. ¡Aún no! En sus oídos, sin escucharlas, seguían las voces y rezos arraigados en años de uso de su madre, la abuela y quizás también las de su suegra.

Vivía en una sociedad moderna aunque para ellos nada hubiera cambiado. Se sabía conservadora, amaba a los suyos y no quería decepcionarlos. Pero, muchas de sus creencias no las comprendía e incluso había algunas de las que dudaba o rechazaba, pero nada decía.  Intentaba llevarse lo mejor posible con el allí y el aquí, no quería ambivalencias que los hicieran sufrir ni a ella ni a los suyos, odiaba las desavenencias que no llevaban a nada, le desagradaban las rivalidades y desafíos sobre cosas que no sabía. A ella le gustaba tender puentes  y  unir espacios, no añadir lejanía. En su rostro, el anhelo de quien lo único que busca es la felicidad y la paz a su alrededor.

19 de abril de 2015

¿Por qué no lo veis?


9, 8, 7, 6, 5, 4, 3...2.....1......0!!!

La explosión fue tan fuerte que Marcelo se tapó las orejas. Gritos, ruidos, luces estridentes, golpes…y aplausos. El hombre miró a su alrededor atónito. 

¿Estaban locos o qué? ¿Por qué aplaudían? 
Empezó a vociferar exigiéndoles que callaran, que no los animasen. ¿No veían lo que estaba pasando? Solo obtenía respuestas airadas y descorteses, insultos e interjecciones nada cariñosas.

¿Por qué no se daban cuenta?

12 de abril de 2015

No hay silencio en una mirada


No podía ser... Se percató que se movía sin sentido, de un lado a otro, casi sin darse cuenta. Los latidos de su corazón tan fuertes que creía no resistirlo. Tenía que calmarse o le cogería algo.

¿Qué hacía él allí?

Sus miradas se encontraron a través del cristal del escaparate. 
Un ramalazo de calor subió por todo su cuerpo. Descarga de adrenalina pura. La emoción lo embargaba, en cada uno de los poros de su cuerpo, instalada en su estómago y su corazón repiqueteaba estrepitoso. Sofocado, se había ruborizado como un adolescente y sólo podía mirarlo.

No hay silencio en una mirada.

2 de abril de 2015

Toda una vida...

De repente Malena deja la escoba, cansada y un poco temblorosa, se toca el pelo. Sus manos intentan domar los cabellos que, electrizados por la humedad, escapan como un acto de rebeldía hacía esa cinta estrecha que los encorseta.  Un gesto repetitivo, sin mucho sentido. Se siente extremadamente frágil, conmovida y no sabe el por qué. Sus ojos se humedecen y siente las lágrimas bailotear en sus pestañas.

A su alrededor todo parece igual. La ventana con sus flores, quizá ahora un poco mustias. ¡Toca regarlas! A su lado, el sillón algo raído y vacío. ¡Vacío!  Una pequeña mesita con un vaso solitario. Un poco más alejada, la vitrina con todas sus fotos. Sus hijas, sus nietos, su tesoro. El silencio. ¡Cuánto silencio!

25 de marzo de 2015

La cara b de los cuentos. El despertar de la inocencia.

El crujido de las ramas ensordecedor, las piñas encendidas saltan de un lado a otro del bosque prendiendo nuevos sectores. Las llamas anaranjadas bailotean dibujando grotescas figuras al tiempo que todo lo iluminan. Vislumbres de siluetas de animales que corren despavoridos. De fondo, ruidos, quizá disparos. Terror y enloquecida desbandada.

Unos ojitos asustados…

El cervatillo corre acompañando a su madre, demasiado aterrorizado para fijarse en nada. No sabe qué pasa, simplemente corre. Olfatea el miedo, el pavor que todo lo impregna. Corre.

El horror había empezado horas antes. El bosque se había llenado de estruendos y estallidos, su mundo había empezado a correr. Se añadió el olor del fuego y el bosque había enloquecido. Todos huían. El joven ciervo y su madre vuelan veloces, sus elegantes figuras buscan salidas. Sin aliento, parados en un claro del monte, la cierva olfatea el aire intentado seguir la pista correcta, temblorosa pero al tiempo decidida. El aire lleva briznas de ceniza y desesperación.

-          “Mamá, tengo miedo”.


15 de marzo de 2015

reconocimientos


Hace días que tengo pendiente esta publicación y no es por falta de ganas. Quiero agradecer cuatro nuevas menciones a este jovencísimo blog. Estoy muy ilusionada por recibirlos. Me enorgullece ver que personas con más experiencia, leen y se toman un tiempo en mi blog. Gracias de verdad.

Enredando con las letras ha empezado sus pasos en este mundo virtual, en el mes de noviembre de 2014. Son escasamente cuatro meses los que llevo publicando mis relatos y compartiéndolos con compañer@s y ahora un poquito, amig@s. No me canso de repetir que me emocionan y animan cuando leen mis historias, me hacen llegar sus opiniones, reflexiones y aquello que les sugiere lo que escribo. Es fantástico, me hace feliz y espero ir mejorando cada día un poco más en esta pasión por contar historias.

Agradezco la mención del Black Wolf Blogger Award a Eduardo Guerrero del blog En esa hora maldita. Recibir un premio de mis compañer@s, que dedican su tiempo y ganas a leer mis relatos, me parece fantástico, me ilusiona y me motiva a seguir escribiendo.
También a Francisco Moroz del blog Abrazo de libro que de nuevo ha vuelto a pensar en mi blog para este nuevo reconocimiento y al que agradezco especialmente su apoyo y entusiasmo desde el primer día.


8 de marzo de 2015

En nombre del amor...


Envíame un mensaje cuando llegues


Al principio le había parecido precioso que se preocupara tanto. ¡Había tanto cariño en sus gestos! Ni una duda, ni una vacilación. No requería ningún esfuerzo, no le costaba nada. Era fácil hacer que el otro estuviera tranquilo. Se querían tanto. Estaban tan enamorados.  

Se acostumbró a informar. Empezó cuando llegaba a la oficina, salía para casa o a donde fuera ese día y después, de cada paso que daba. Cada situación de su vida, tenía un mensaje o una llamada.

Se añadió la preocupación, cuando había una cena, ir al cine o quedar con los amigos y no asistían ambos. Casi sin salir ya había un compromiso de no tardar.

“Te esperaré sin dormir”


22 de febrero de 2015

El fin del mundo...

Primero fueron las pequeñas grietas, la alertaron que era necesario prestar más atención.

El tiempo todo lo desgasta. Era imprescindible estar más pendiente, cuidar y mimar. Fueron indicios que la pusieron en alerta, algo pasaba. Era animosa y se dispuso a seguir.

“Seguro que no será nada”. Calma chicha como decían los marineros.

Poco después, ya identificaba temblores. Primero difíciles de admitir, después sin ninguna duda. La estructura se tambaleaba, de forma muy clara. Imposible negar las evidencias. Aún confiaba en que sus cimientos fueran sólidos y pudieran aguantar aquel vendaval que se acercaba, se dijo que estaban construidos con generosidad y amor.

Seguro que aguantan”.

Ya era plenamente consciente de que se avecinaba algo muy serio. En todos aquellos años no había habido nada igual, las señales eran incuestionables, la asustaban. A pesar de obstinarse en negar, todo estaba muy desgastado por el uso y por el descuido. Los roces, ahora se convertían en heridas. Todo rebotaba una y otra vez sin control. Subía de intensidad.
Dolía. Callaba.

Era difícil obviar tantas señales. Disimulaba, aunque lo peor era el silencio. Nada ni nadie hacía ningún ruido. Se había instalado un silencio opresivo que todo lo engullía. Se dio cuenta que hasta ella misma parecía caminar de puntillas, como si el bullicio fuera a ser el culpable de precipitarlo todo. Movimientos cautelosos y lentos.
Era escalofriante, el miedo ya se le había instalado en el cuerpo.
Sentía angustia y mucha tristeza. 
Ya no podía poner más contrafuertes en las ventanas ni apuntalar más vigas ni reparar más hendiduras. Se desconchaban las paredes y todo había adquirido un aire decrépito y decadente.

“Y venía y todo se acercaba”.


15 de febrero de 2015

Aquí y ahora, mañana está muy lejos.

Foto by Muntsa López
Mientras caminaba hacía la cafetería se sentía raro. 

“Por fin ha llegado el día, por fin.” 

No podía decir que estaba nervioso, pero sí, quizás un tanto inquieto.

Hace mucho que esperaba ese momento. 
Largos meses de palabras, llamadas, Skype, pensamientos, emociones a flor de piel…

Resultaba difícil explicar lo que había pasado, pero… es que había pasado. 
Había leído y escuchado cientos de artículos sobre el tema, películas y libros y todos alertaban del peligro de las relaciones por internet. Se insistía en que era un mundo donde las verdades y las mentiras entretejían líneas muy finas. Se inventaban historias, personajes, relaciones y hasta vidas que no existían. Fantasías y realidades. Perversiones y monstruos que, agazapados tras el anonimato o tras un avatar inventado, esperaban a inocentes que caían en sus manos.
Todo en la red podía ser mentira. Nada era casual ni inocente. Las personas mostraban su mejor cara y escondían su peor lado. Una foto no reflejaba el alma ni quizá los cientos de selfies que antes se habían intentado.  Todo en aras de mostrar ese aire casual, desenfadado, de una foto improvisada. Cada palabra espontánea, seguramente lo era todo menos dicha por casualidad. 
Era necesario desconfiar de lo desconocido. Era necesario no creer pero él creía.

Todo eso lo sabía. Sabía de lo oscuro que podía ser todo, pero… cuándo conocer, impide caer. Nada de lo que sabía, lo había preparado para colgarse perdidamente, para enamorarse como un niño, por internet.

“Linda”. Ese era el nombre por el que la había conocido. Detrás de Linda, estaba Ana María Vega. Una mujer mucho más normal de lo que le había parecido en los primeros contactos. Sus primeras veces había creído que era perfecta, tenía todo lo que él deseaba. Dulce, sexy y muy cariñosa y por supuesto, lejos de sus posibilidades. Ahora, después de enamorarse de ella, aún le parecía más maravillosa y mucho más lejana.
Ella era la responsable de horas y horas de charlas delante de un ordenador. De sus desvelos, de sus noches sin sueño. De no tener vida social, de solo pensar en volver a casa y chatear con ella. Todo eso, era ella.

Y hoy, por fin ella había decidido acceder a conocerse.

1 de febrero de 2015

Escapando del miedo



Corría.
Solo oía sus pasos y su respiración agitada.
Corría.  
Mucho y muy rápido, apenas avanzaba, pero sabía que estaba corriendo a toda velocidad. 
Angustiada. Quería ir mucho más deprisa. ¿Qué les pasaba a sus piernas? ¿Por qué no iban más deprisa?

Mientras trotaba miraba a su alrededor y nada veía. Sentía un miedo intenso. Una presión en su estómago, avisándole que era necesario volar más y más aprisa. Estaba ahí. Algo o alguien la estaban mirando.

-         “Corre Emma, corre.”

No podía ni gritar, su voz se ahogaba al intentar entrar aire en sus pulmones. Se agitaba, boqueaba como un pececillo fuera del agua, le quemaba el cuello y le dolía el pecho.  

Corría.

Lo sentía. Cada vez más cerca. Estaba ahí. No sabía quién era ni cuántos eran, pero estaban ahí escondidos, esperando a que ella se descubriera o dejara de correr tan rápido. Tenía que seguir corriendo.

21 de enero de 2015

El mirador de sexo

Eran las 20.30, Pablo cogió el libro y las llaves del coche, después de dar una última ojeada al recibidor, cerró la puerta con suavidad, intentando no hacer mucho ruido. Ya en la calle, se dirigió a su coche, un anodino utilitario de un color azul oscuro.

Conducía despacio, no tenía prisa. A su alrededor todos parecían ir muy acelerados, él no. Al llegar a su destino, redujo la velocidad, intentando decidir dónde estacionar. Aún era pronto y aquel descampado estaba ya muy concurrido.
Lentamente condujo hacía un extremo, su favorito, frente al mar. Se situó al lado de un coche ya aparcado y ocupado por una pareja. Era un Volvo, impecable, aunque ya con algunos años.

Apagó el motor. Encendió la luz y sacó su libro, aunque nunca leía ni una línea, siempre lo llevaba encima. Se relajó y miró a su alrededor, fijándose, ahora sí, en la pareja del volvo. Se besaban. Se besaban apasionadamente o lo habían hecho hasta escasos segundos antes. Su llegada los había importunado, parecían esperar a que él saliera del coche para seguir. Pablo casi sonrió. “Menuda decepción iban a tener”.

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