5 de octubre de 2019

De babyboomers, generación x, millenials y viejunos



Martes 
10.00h Pedro
Había aceptado hacer una pequeña charla para los chicos del barrio. Se lo había propuesto la coordinadora del instituto. Le dijo que a los chicos les iría muy bien ver cómo trabajaba, que escucharan de su boca cómo era ese oficio y las posibilidades que tenían de tener una profesión en la que había trabajo. Él ese mismo año ya se jubilaba y bien podría traspasar su taller. Le hubiera gustado encontrar a alguien con ganas, que quisiera hacer de la madera su profesión.

—Solo me tendrás que presentar un presupuesto le dijo Nadia, la coordinadora. 

El presupuesto que le llevó, resultó que no servía porque no estaba en forma ni lo envió por correo electrónico. Ese fue el primer paso de una larga lista.

11.00h Antonia
Se acercó hasta su banco. Necesitaba sacar su dinerito. Hasta no hacía tanto de eso también se encargaba Arturo pero ahora que él ya los había dejado, Clara y Julio, sus hijos, la animaban a coger las riendas de su vida. Aún eres joven mamá, no puedes quedarte en casa.  Sus hijos la animaban a salir de casa, a hacer cosas que hasta ahora su marido había hecho por ella. ¡Qué cuesta arriba se le hacía todo!  

13.00h Andrés
Miró por tercera vez como el semáforo parpadeaba y volvía a rojo. Suspiró. Según sus cálculos tendría que cruzar la calle en 15 segundos. 
¡Luego lo intentaría! 
Se alejó renqueando muy lentamente.

15.00h Luisa
Descolgó el teléfono fijo. 

—Los del gas que pasarán a hacer la revisión, que preparemos un recibo para enseñarles. 

—¿Otra vez?—le dijo su marido.

—Sí, ya les he dicho que habían venido no hace mucho pero insisten en que nos toca revisión, que si queremos que nos pongan una multa. Están por la zona y pasaran en un rato. ¡Voy a llamar a la niña!

18.45h Juan y Manuela 
Se acercaron a la chica de la recepción de la Oficina del DNI. Apenas los dejó hablar y ya los dirigió a una de las máquinas de la entrada. Juan trasteó una y otra vez pero ¡Aquella máquina del demonio no le hacía ningún caso!, justo cuando iba a rendirse, el artefacto escupió un papel. 

Se sentaron frente a una pantalla que mostraba números sin ningún orden. 
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