30 de marzo de 2019

Peines para una despeinada




El momento que da más miedo es justo antes de empezar. En adelante sólo puede ir a mejor

Escribir es mágico; es, en la misma medida que cualquier otra arte de creación, el agua de la vida. El agua es gratis. Así que bebe. Bebe y sacia tu sed.

Stephen King. Mientras escribo



Simón
Cerró la puerta de la habitación. Suspiró. 
«¡Uno más!»

17 de marzo de 2019

Lo que duele



Aprende de las personas equivocadas a valorar a la persona correcta
Benjamín Prado

—Sí mamá, en media hora estaremos en casa—. Max terminó la llamada, se encogió de hombros mirando a Laura y a sus amigos.

—Lo siento Pablo. Nos tenemos que marchar. ¡Mi madre está imposible! Anteayer nos hizo lo mismo y la semana pasada ni siquiera pudimos salir a tomar una copa con Sara y Bruno porque tenía vértigos.

Laura sonrió con tristeza.

—Se siente muy sola cariño y está muy mayor.

Pablo miró a sus amigos mientras recordaba las veces que doña Angelita les había hecho cambiar de planes siempre con la misma excusa «de lo sola que estaba y lo poco que Max la cuidaba». Desde que enviudó, Max era el único de sus hijos que estaba pendiente de ella y de todos sus caprichos. Ya era a los cincuenta así y no pensaba que con ochenta hubiera mejorado. Se despidió de sus amigos pensando que «aquella vieja egoísta no les había dejado disfrutar ni de un par de horas después de un año sin verse».

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