El verano y las vacaciones van llegando a su fin y aunque sigo recordando el sol y la sal en la piel toca ya incorporarse, eso sí saboreando la calma y el sosiego que proporciona ese tiempo que es solo de uno, en el que se olvidan las obligaciones y los relojes y se disfruta del tiempo al aire libre, del mar, de la montaña, de la familia, de los amigos... de todo eso que es lo que realmente importa.
No puedo dejar de dedicar en Enredando con las letras unas palabras a mi
ciudad y al terror e irracionalidad que hemos sufridos este agosto del 2017.
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Aún conmocionada, con una tristeza inmensa, las emociones a flor de piel y con ese grito que como tantos barceloneses hice mío No tinc por, No tengo miedo, quiero destacar de esta barbarie que hemos sufrido el cariño, la solidaridad, la generosidad, el amor, los pequeños gestos de desconocidos y personas anónimas que no dudaron en ayudar a quiénes lo necesitaban y que me hacen sentir muy orgullosa de mi ciudad y de mi gente.
Destacar la labor de tantos y tantos
funcionarios, esos policías (todos, los de aquí y los de allí) equipos de
emergencia, médicos, enfermeros, bomberos… y a tantas personas
anónimas que estuvieron a la altura. Gracias a ellos y no a aquellos que ni
siquiera en momentos así saben estar, lo primero siempre es la vida y la gente.
¿Cuándo se entenderá eso?
Para finalizar con estas letras improvisadas quiero señalar el gesto de ese padre que perdió a su hijo
de tres años abrazado al Imán de su ciudad, que salió en la prensa y en la televisión y que también algunos han criticado.
¡Qué fácil es juzgar y criticar! A mí me emocionó la generosidad de esos
padres, de esa familia llena de dolor y ese homenaje a su hijito
muerto, que el odio no gane.
Estos días he vuelto a pasear por las calles de mi ciudad y a pesar del dolor,
de la tristeza inmensa que está ahí y que es difícil de olvidar, no van a conseguir
que tengamos miedo. Espero que aquellos que utilizan el odio, el dolor y las
masacres para atemorizar NUNCA lo consigan.
He acompañado estas palabras de la imagen usada para la manifestación del sábado 26 de agosto en Barcelona del artista Frederic Amat y la del homenaje espontáneo que hicieron las personas en la Rambla y de la Casa Batlló es de una gran fotógrafa y amiga Muntsa López.