Por
fin había conseguido que Gabriela le dejara llevarse al niño ese fin de semana
a Sevilla, los abuelos habían estado tan contentos y había jugado con sus
primos, esos que tanto le faltaban desde que se había separado de Gabi.
Estaba
agotado, Lucas era un terremoto. Era consciente de que estaba un poquitín
mimado y siempre acababa cediendo a sus deseos, como ahora sentado a ratos donde
no tocaba pero le sonreía con esa carita pecosa que tanto lo emocionaba y no
podía negarle nada.
—¡Mira
papá. ¡Brrrum, brrrum!!
El
chiquillo se levantaba y se sentaba y volvía a subir y a sentarse arrastrando
el camioncito amarillo, mientras soltaba de tanto en tanto una de esas
carcajadas auténticas que le llenaban el corazón de orgullo paternal. Los años
pasaban tan rápido y pronto su niño con tres años dejaría de querer jugar a esos
juegos tontos que inventaba para él, le gustaba exprimir su imaginación y crear
un mundo para ese niño al que tanto echaba de menos.
Ese
fin de semana había sido un gran paso, Gabriela pareció entender que él quería
ser un buen padre para su hijo, que se les había gastado el amor pero no para
el niño y a pesar de que no le tocaba ni estaba acordado en el convenio de la separación,
había accedido a dejarlo marchar fuera de su ciudad.
Carlos odiaba ese poso
de tristeza y dureza que el divorcio les había dejado a ambos, los había
convertido en desconocidos y sus miradas que antes eran de entendimiento ahora
eran cautelosas y llenas de recelos.
En su separación no había
habido terceros, simplemente lo suyo no había funcionado y tampoco intentaron
salvarlo, se quedaron en ese cómodo y frustrante «que no se entendían» y se
acabó. Lo único realmente bueno de su extinta relación era ese niño al que
adoraban y que durante un tiempo se había convertido en un arma para herir al otro. Había habido un poco de todo, Gabriela había esgrimido en
su favor la edad del pequeño y ese sentimiento exclusivo que como madre
quería atribuirse sobre la mayor necesidad del pequeño, y él se había sentido desbordado,
atosigado y sin saber muy bien cómo adaptarse a esa criatura y a esa nueva
vida.
El resultado habían sido meses de tensión, de visitas a sus abogados y de condiciones que rayaban
en lo absurdo, Gabriela no había cedido en nada y aunque él odiaba lo que se
estaban haciendo no lo había parado. Su entorno tampoco ayudaba, sus padres lo
presionaban, deseaban ver al niño y lo azuzaban con todo lo que se estaban
perdiendo del crío. Él estaba enfadado con Gabi y su tozudez y echaba tanto de
menos esos ratos compartidos en los que él inventaba cuentos en los que su peque
siempre era el protagonista; ahora, todo se reducía a esas visitas de fin de
semana que eran una tortura pero era eso o nada.
Por eso después de muchos
tira y afloja, ese fin de semana era un soplo de esperanza, la decisión de Gabriela
le ilusionaba, parecía que había vuelto a ser la mujer razonable que siempre
fue y que sería posible compartir la custodia del niño, eso que ambos sabían
que era lo mejor para el pequeño, el único que importaba.
Se sentía mucho más
ligero mientras reía con Lucas, le despeinó los rizos mientras pensaba que ese
niño parecía llevar en la sangre el gusto por los viajes. Le encantaban los
aeropuertos. Siempre habían viajado mucho. A las pocas semanas de nacer el niño,
él había tenido que regresar a Sevilla por motivos laborales, durante unos
meses se encontraban los fines de semana, la mayor parte de las veces era él y
otras, eran Gabi y el pequeño los que viajaban hasta que él consiguió un nuevo
traslado en la misma ciudad. Ese fue uno de los principales problemas pero
necesitaban el dinero.
Ahora la entendía un poco más, esos meses criando al bebe sola habían sido una experiencia muy dura y aunque no fue mucho tiempo cuando estuvo de nuevo con ellos el daño era demasiado profundo, ella ya no lo necesitaba y su relación de pareja no existía pero tenían un niño precioso.
Ahora la entendía un poco más, esos meses criando al bebe sola habían sido una experiencia muy dura y aunque no fue mucho tiempo cuando estuvo de nuevo con ellos el daño era demasiado profundo, ella ya no lo necesitaba y su relación de pareja no existía pero tenían un niño precioso.
Un segundo… solo fue
un segundo…
Sin saber cómo las
risas de Lucas se convirtieron en alaridos, gemía de dolor. Carlos saltó de la
cinta intentando encontrar el mecanismo de parada mientras los
chillidos del niño se unían a los propios pidiendo ayuda. No era consciente de
sus gritos mirando la manita regordeta de Lucas atrapada en el final de la
cinta, juraba y maldecía mientras el niño lloraba de dolor. Consiguió pararla y
con muchísimo cuidado Carlos rescató la mano del chiquillo que seguía
aullando. Alzó al
pequeño en brazos y corrió a la tienda más cercana gritando que avisaran a
alguien, cada gemido de Lucas lo sumía en la desesperación y la impotencia más
absoluta.
Carlos
miraba los ojos del niño asustado mientras intentaba
contener la impaciencia por la tardanza de los servicios médicos.
Una
mujer se acercó corriendo seguida de una jovencita que tras echar una ojeada se
dio la vuelta y salió en dirección contraria. El pequeño seguía gimiendo, no
quería que le tocara la mano y él acabó gritándole. La mujer intervino para calmarlos a
ambos.
Ahora
volvió la jovencita acompañada de un hombre mayor en bermudas y con una horrorosa
camisa floreada que parecía bailar a su espalda mientras caminaba.
—Es
mi papá, él puede ayudarte.
A
pesar de que la pinta del turista hortera no daba mucha confianza le dejó que se
acercara a su hijo y sin ninguna vacilación el hombre cogió la manita de su
hijo. El pequeño hipaba agotado de dolor y de cansancio. El turista abrió un
maletín y empezó a practicar una cura de urgencia mientras al poco aparecía el
equipo médico del aeropuerto que, rápidamente lo sustituyó alabando su rápida
intervención.
Carlos
ni se percató que todos desaparecían pendiente del pequeño mientras los trasladaban a las dependencias médicas. Allí siguieron
con las curas y poco a poca la cara pecosa llena de manchurrones del pequeño se
fue relajando, soltó el camioncito para coger el zumo de melocotón que le
ofrecían y una tímida sonrisa asomó en su cara.
Más
tarde, cuando ya ambos descansaban en el avión, Carlos se percató que no había
agradecido la ayuda desinteresada de los viajeros. Sonrió con tristeza aún
afectado por la calidez y generosidad de los desconocidos.
«¡Gabi!
¿Cómo se lo explicaba? ¿Y si ese absurdo accidente los ponía de nuevo de punta? ¡¡No!! Había sido un accidente, les
podía haber pasado a ambos y que no por eso él era un mal padre. Afortunadamente
solo había quedado en unos puntos que en unos días estarían olvidados pero no
podían culparse de todo aquello que no podían controlar, tenían que confiar en
ellos como padres y no sabía cómo pero estaba seguro que la iba a convencer».
Conxita
Conxita
Ufff!, sinceramente,... no se si Gabi lo entenderá!, en todo caso le puede ocurrir a cualquiera, ¿no?,... porqué no se puede controlar todo! Estupendo relato! Buen finde!
ResponderEliminarGracias Norte.
EliminarYo espero que Gabi lo entienda porque es imposible controlarlo todo por más que queramos proteger a nuestros hijos, es imposible prever qué harán y lo que puede pasar.
El problema es que a veces en procesos de separación todo se lleva al límite y cosas que pueden pasar a todos se convierten en armas para herir al otro, yo creo que mis protas no irán por ese camino.
Me alegra que te haya gustado.
Buen fin de semana también para ti.
No hay despiste posible con un crío, pero a todos no han pasado cosas parecidas, en un segundo todo puede cambiar y lo imposible pasa.Por suerte se puede reparar el daño.
ResponderEliminarNos has tenido en vilo hasta el final.
Besos.
Cierto Alfred con los niños tienes que estar siempre muy atenta y aún así pasan cosas que no se pueden evitar.
EliminarA los protas, pasado el terrible susto, quedó en unos puntos sin más consecuencias. Y esos incontrolables pasan desgraciadamente y en un segundo, se pasa de la felicidad más intensa al dolor y culpa.
Un beso y feliz fin de semana
Cuando hay hijos pequeños de por medio y la separación de los padres no ha sido amistosa, cualquier percance de este tipo puede ser una excusa para arremeter contra la ex pareja. Nunca he entendido esa actitud de enfrentamiento constante utilizando a los hijos como arma arrojadiza. ¿Por qué un padre no puede ver a sus hijos siempre que lo desee en lugar de tener que ajustarse a un régimen de visitas concertadas? ¿Acaso las desavenencias conyugales tienen que pagarse con ese alejamiento del ser a quién un padre (normal) más quiere? Pocos son los casos de tutela compartida.
ResponderEliminarSi esta historia fuera real, diría que solo espero que Gabriela sea comprensiva y comprenda que lo ocurrido fue simplemente un accidente involuntario. Aunque, dicho sea de paso, con los niños no se puede uno relajar ni un segundo.
Un abrazo, Conxita.
Hola Josep Ma
EliminarA mi también me cuesta entender ese hacer daño al otro usando a los hijos. En una pareja se puede acabar el amor pero cuando hay hijos, no se deja de ser padres nunca, no se deja de querer a los hijos porque haya una separación, bueno en la mayor parte de los casos. Son actitudes que perjudican a todos, niños y adultos. Me parecen muy tristes esas actitudes rencorosas y de batallar con los hijos y el amor que se siente por ellos. Aunque también me sorprenden para mal esos padres (lo siento pero pasa más con hombres) que una vez separados se olvidan de sus hijos y de las necesidades que estos tienen para vengarse de sus ex, cuando a los que dañan son sobre todo a sus hijos.
Y sí con los niños no puedes distraerte ni un segundo, en un segundo todo cambia y siempre es mejor prevenir pero un accidente es algo que puede pasarle a ambos.
En mi relato, Gabi lo entiende y vuelve a ser razonable con el padre de su hijo.
Un beso y feliz fin de semana y mejor Sant Jordi, que lo disfrutes mucho.
Hola Conxita. A mí me ha venido una reflexión leyendo el relato (aparte de que en un segundo la vida te puede cambiar sin apenas enterarte), y es que a veces estamos tan ensimismados en pensamientos negativos cuando realmente lo importante está sucediendo ahora, el presente no hay que dejarle escapar. Yo creo que el relato también habla de esto, de apreciar lo verdaderamente importante.
ResponderEliminarEn todo caso, nadie está libre, a pesar de querer tener controlado todo, de un accidente como este.
Me ha encantado Conxita, enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Muy buena tu lectura Ziortza, sí el relato también habla de eso como tú bien comentas, de esa vida que nos pasa planificando el mañana y sin disfrutar el hoy.
EliminarA mi me parece que es uno de los grandes problemas de nuestros tiempos, en la que parece que nos olvidamos de disfrutar el momento presente persiguiendo otras cosas. A veces cuando veo a personas que se dedican en exclusiva a preparar su futuro o persiguen riqueza, prestigio profesional, posesiones, etc. y se olvidan de lo rápido que pasa el tiempo y que hay momentos relacionados con los sentimientos que pueden no volver si no los disfrutas: unos juegos con tus hijos, compartir momentos, leer un cuento, una charla relajada, un encuentro... disfrutar de lo que las personas nos aportan, eso pasa y son momentos irrecuperables.
Y a pesar de que intentas controlarlo todo al máximo con los niños, nadie desgraciadamente se puede librar.
Muchas gracias por decírmelo Ziortza, te lo agradezco.
Un abrazo y feliz fin de semana
¡¡¡Hola!!!
ResponderEliminarQué bien lo has contado y qué real. Un amigo de mi hijo tenía a sus papás separados desde que era bebé y aquello era horrible. A las reuniones escolares iban con abogado y procurador(lo prometo que lo he visto), ninguno cedía jamás y si a uno le tocaba el niño ese fin de semana y había cualquier cosa no cedía, yo tuve que cambiar un cumpleaños porque el padre no dejaba ir al niño ese fin de semana, y vivía al lado pero no le dejaba ir, tenías sus propios planes.
También tienen otros amigos hijos de papis divorciados que no han tenido nunca problemas, afortunadamente hay de todo.
Y siiii, en un segundo se nos va todo, hay que centrarse en el momento y en el presente.
Besos y muy feliz fin de semana.
Hola Marigem,
EliminarCierto que pasa con demasiada frecuencia que se use a los niños para herir al otro, se deja de lado a los chicos y solo se busca herir a la expareja.
Es triste porque en algún momento con esas persona que se convierten en enemigos se ha compartido vida y es terrible también hacerse eso a ellos mismos y por supuesto a los hijos, es un egoísmo absurdo.
Muy triste esa situación que comentas, pobres criaturas en medio de la insensatez de los padres. Se olvidan de todo el daño que le causan a sus hijos y eso es muy injusto.
Es cierto que también hay parejas que tienen muy claro que sus hijos están al margen de sus diferencias y no hay problemas entre ellos porque tienen muy claro el interés de los chicos.
Desgraciadamente en un segundo todo puede cambiar, sin poder elegir y sí es importante disfrutar intensamente de nuestro presente, de lo que hacemos y de aquellos a los que queremos y nos gusta tener en nuestras vidas. Es importante valorar cada momento y disfrutarlo.
Un beso y feliz fin de semana
Uffff, me has tenido sin respiración todo el tiempo.
ResponderEliminarMe temo que Gabriela no volverá a confiar en Carlos. Cuando los recelos están tan enconados, la mayoría de la gente no atiende a razones, solo cree lo que quiere creer.
En realidad, todo el relato tiene una carga dramática importante, pero nada como ese utilizar al pequeño como moneda de cambio, que no por extendido resulta menos doloroso.
Me encantan tus relatos. Manejas como nadie el "factor humano".
Besitos.
Hola Sara
EliminarEs triste que personas que se han querido cuando se acaba el amor se dediquen a herirse utilizando a sus hijos, los niños tienen que estar por encima de todo porque son niños y porque son hijos de ambos.
Es como dices, los recelos están muy enconados y muy confundidos porque dañan a los pequeños y los niños necesitan a sus padres, no estar en medio de peleas que no entienden. Como soy bastante optimista quiero creer que Gabriela no le hará más daño a su hijo y entenderá que ha sido un accidente, que desgraciadamente nadie está libre de sufrirlos.
Bonitas las palabras que me regalas Sara, te lo agradezco enormemente. Yo soy la que está encantada que puedas dedicar un ratito a leer mis relatos, me anima y mucho.
Un beso y que disfrutes de un gran día del libro.
Un accidente es un accidente, pero la madre -seguramente- dirá que dejar jugar al niño cerca de un lugar peligroso no es lo mejor que puede hacerse.
ResponderEliminarEs muy cierto que en casos así la ayuda desinteresada de desconocidos se produce.
Muy bien contada la historia. Con personas creíbles en situaciones de lo mas cotidianas.
Soy un defensor de que -a veces- las separaciones son necesarias, pero aunque fastidien es recomendable recordar porque se eligió a esa persona para compartir un tiempo de vida, mejor que centrarse en la negatividad de los últimos tiempos.
Y no hay que colocar nunca a los niños en el centro de ningún enfrentamiento.
Cierto Guille, ese niño no debería jugar allí era peligroso como se vio, pero también es cierto que un accidente es eso, un accidente y que no se puede controlar y también, que con los niños nunca hay bastantes ojos para vigilarlos.
EliminarMe alegra que la historia te haya resultado creíble y mis personajes también hayan resultado convincentes.
Me preocupaba un poco poder expresar la frustración y el dolor de Carlos por no poder ayudar al niño, creo que los padres siempre intentamos proteger a nuestros hijos de cualquier dolor y cuando a veces ocurre es mucho peor que si le pasara al propio padre.
Es bonito ese recordar esos motivos por los que se comparte la vida con esas personas, se olvida con frecuencia y se centra como dices en lo negativo de los últimos tiempos, es muy triste porque se ha vivido mucho con esas personas, tanto como para tener un hijo al que se daña con esos enfrentamientos. Las parejas pueden ser exparejas pero los padres siempre son padres aunque ya no vivan juntos.
Me parece terrible usar a los hijos como arma para herir al otro y también esos progenitores que se olvidan que tras una separación, que son padres.
Besos y que mañana tengas un aún más feliz día.
Desde luego es horrible cuando los pequeños se hacen daño y no podemos evitarles el dolor, lo has contado con la angustia necesaria cuando Lucas se pilló su manita en la cinta.
ResponderEliminarSobre las situaciones de utilizar a los menores como moneda de cambio ¡uf!
Una historia que se repite a menudo, supongo que tenemos que aprender a normalizar estas situaciones sobre todo por el bien de los niños.
Lo has contado muy bien Conxita. Hasta pronto.
Hola Tara, me alegra haber sabido expresar la angustia porque era algo que me preocupaba un poco, conseguir transmitir el desespero que como padre sentía Carlos ante esa manita atrapada.
EliminarTambién quería reflejar ese paso de la felicidad al horror en un solo instante, porque a veces nos preocupamos demasiado por el mañana y nos olvidamos de disfrutar de esos instantes únicos que pasan demasiado rápido y que no se recuperan.
Sobre los niños atrapados en las historias de desamor de sus padres, en medio de sus rencillas y siendo utilizados para dañar, hay muchos casos y se siguen dando.
Como bien dices sería bueno aparcar los sentimientos negativos propios y quedarse con lo bueno que hubo en algún momento, aunque en esas situaciones cueste, para poder construir una relación sana por el bien de esos hijos comunes.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo y que tengas un fantástico finde con ese precioso día del libro o de las letras de mañana.
Uf, menos mal que quedó todo en unos puntos. Me sobrecogí pensando que iba a ser peor, de todos modos, creo que la mamá del niño no lo entendería. Supongo que yo en una circunstancias similares, y de entrada, no reaccionaría muy comprensiva. Lo interpretaría como negligencia del padre, aunque sé que a todos nos puede pasar.
ResponderEliminarMuy buen relato, Conxita.
Hola Ángeles
EliminarPuede ser que Gabi no lo entienda y que culpe a Carlos de no vigilar más al pequeño en la cinta, es cierto y también que los accidentes pueden pasar, culparse y buscar consecuencias es algo que no es bueno para ninguno de los tres pero a veces las relaciones están tan enquistadas que no se piensa con serenidad.
A mi me preocupa ese uso de los niños para lastimar al otro y me preocupa esos padres que se olvidan de sus hijos cuando se separan, no lo puedo entender, las parejas se rompen pero un padre o una madre lo son siempre. Cuando se ven algunas situaciones en la vida real en la que algunas parejas parecen querer destrozarse, me dan mucha penita esos niños que no entienden nada. Es muy difícil mantener a raya lo negativo, el dolor de la ruptura, las decepciones por esas personas a las que se amó y se convirtieron en desconocidos egoístas y fríos pero nunca los niños deben sufrir las consecuencias ni hacer de paño de lágrimas ni de sparring del padre de turno. No es justo para ellos.
Gracias por tus palabras, feliz día del libro.
Besos
Estaba tan metido en el relato, que me he sentido realmente aliviado de que al final todo se haya quedado en unos puntos. El problema es que lo que en otros momentos eso hubiera sido un simple accidente, en los actuales puede utilizarse como un punto de apoyo para tratar de demostrar la irresponsabilidad del padre.
ResponderEliminarBesos.
Es tal y como dices Macondo lo que en otro momento hubiera sido un desgraciado accidente puede acabar convirtiéndose en la prueba de que es un mal padre.
EliminarCon los niños no se puede uno relajar ni un segundo y hay tantas y tantas veces que se les tiene que decir no y aunque no lo entiendan por su bien, pero Carlos se siente un tanto inseguro en esos límites con el chiquillo, lo ve poco y lo tiene que regañar y se olvida que es mejor prevenir aunque pueda suponer una rabieta del niño.
Un beso y que tengas un fantástico dia del libro.
Hola Conxita un relato con no deja indiferente. Es un tema delicado y a la vez reflexivo. La duda ante el amor y la irresponsabilidad filial cuando existe una separación por medio. Lo has reflejado muy bien. El ritmo del relato ha ido creciendo con ese final. Unos puntos. Ojalá no tengan consecuencias, yo creo que no. He echado de menos saber más de ese señor que acude en auxilio. Tan importante en estos tiempos.. gracias. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Eme.
EliminarTu frase lo resume perfectamente, la duda ante el amor y la irresponsabilidad filial en esas circunstancias, lo que antes no se pone en duda en una separación se esgrime como argumento contra el progenitor al que le ha pasado. Espero que esta pareja pueda sobrellevarlo por el bien de su hijo, que los necesita a ambos.
Y el auxilio en momentos tan desesperantes es algo que es difícil de olvidar, sobre todo en momentos como los actuales en que hay "gente" que está demasiado ocpada haciendose un selfie en lugar de socorrer a otros, no pasa asi en el relato en el que varias personas corren a ayudar y precisamente una jovencita es la que trae la ayuda.
Un abrazo y que tengas un feliz dia de los libros o como por aquí decimos un feliz Sant Jordi.
¡Ay! Conxita, que mal momento he pasado en esa cinta; es uno de mis mayores miedos cuando estoy con los peques. Porque sé que los accidentes existen y, como accidentes, pueden pasarle a cualquiera. En fin, menos mal que andaban por allí los buenos samaritanos. Abrazos.
ResponderEliminarEstoy contigo Marisa con los niños siempre me han dado mucho miedo esas cintas y esos finales dentados y porque los niños son niños y sienten curiosidad sin percatarse a veces del peligro.
EliminarEs un instante y en ese momento todo puede cambiar y nadie, desgraciadamente, esta libre de que le pase, pero en momentos de tensión como en un divorcio todo se saca de quicio y se usa para dañar más al otro y argumentar lo irresponsable y mal padre que es, eso me parece muy triste aunque Carlos no debería haber dejado jugar allí a Lucas pero seguro que él lo sabe y ya carga con ese remordimiento y tristeza por el dolor causado a su hijo para añadirle la presión de Gabi, espero que se entiendan, por el bien del peque.
Es bueno saber que siempre hay personas dispuestas a ayudar, menos mal que no se dedicaron solo a mirar o peor a sacar fotos como hacen algunos.
Un abrazo y muy feliz día de Sant Jordi, una preciosa jornada dedicada a los libros y las rosas.
Para los catalanes hoy es el dia del amor, intercambiando rosas y libros entre las personas a las que queremos. Es un dia muy bonito para los que amamos los libros y las letras, emociona ver tantos libros en las calles y en las manos de las personas, y saber que se disfrutará con la lectura, ojalá fueran más días.
El relato natural y bien desarrollado en todos sus términos, padres, hijo, circunstancias, etc. Los detalles evidencian realismo…
ResponderEliminarDestaco, tras leer los comentarios, el hecho que resalta Guille, también tú, sobre “es recomendable recordar porque se eligió a esa persona para compartir un tiempo de vida, mejor que centrarse en la negatividad de los últimos tiempos.”
Este hecho, el del “olvido”, sigue estando presente, y alimentado, no solo por la pareja que fue, sino también por los hijos de ambos quienes, en un giro de no se sabe qué, utilizan ellos mismos a sus propios hijos, ¡nietos ya!, en una incomunicación con, generalmente su padre, que solo a ellos atañe… Pues éste hace ya tiempo que dejó de ser el “espantajo” que siguen alimentando como razón de su actitud…
La vida, Conxita, como bien sabes!!
Abrazos.
Hola Ernesto
EliminarEl hecho que destacas está muy presente en el relato y en muchas separaciones, en las que se acaba olvidando que a esa persona se la ha querido, que tal y como expresaba muy bien Guille, que se la eligió para compartir un tiempo de vida, en lugar de eso todo parece centrarse en lo negativo, en lastimar al otro, sin tener en cuenta que el rencor acaba dañando también a quién lo siente y que al final nadie gana y todos pierden mucho.
Es algo que produce mucha tristeza y que acaba pesando mucho, sobre todo cuando hay niños o incluso nietos como tú cuentas por medio.
Un abrazo Ernesto
Los accidentes con los críos le pueden ocurrir a cualquiera, aunque permitir que el niño jugara en un sitio prohibido para ello, sí es algo negligente por parte del padre; estoy casi segura de que Gabi se lo hará pagar caro a pesar de que todo ha quedado en un susto. Esa es otra vertiente a tener en cuenta en estos casos de separación: los progenitores están tan deseosos de darle a los pequeños todo lo que pidan para compensar que no están con ellos siempre, que se tiende a mimarlos en exceso y a no negarles nada, incluso aunque no sea lo mejor para ellos...
ResponderEliminarQué buen relato, Conxita. Toca todos los puntos que se me ocurren en estas situaciones de separación con hijos de por medio. Es un tema complicadísimo en el que todos sufren, pero sobre todo y por ser los más vulnerables, los niños. Ojalá hubiera una fórmula perfecta para solventar estos casos. Da mucho que pensar tu texto...
¡Un beso grande y feliz domingo!
Has acertado en tu reflexión Julia, en el caso de Carlos está tan preocupado por "ganarse" a su hijo que le permite hasta jugar en un lugar no adecuado, ese no ponerle límites porque lo ve tan poco y no lo va a reñir cuando lo ve, sin darse cuenta de que los niños necesitan esos límites, no que los consientan y les dejen hacer todo lo que les apetece. Hay veces en que los progenitores están muy perdidos y equivocan sus decisiones en ese laisser faire de los chicos.
EliminarEs cierto que no parece que Gabi se lo vaya a poner fácil, aunque los accidentes son accidentes,pero mira yo siempre tengo ese punto optimista que me hace esperar lo mejor de ella, después de la bronca y enfado correspondiente porque la preocupación y el bienestar de nuestros hijos siempre es lo primero.
No parece que haya formulas en las separaciones, todos sufren y nadie acaba saliendo indemne pero con diálogo, paciencia y recordando que han dejado de ser pareja pero no padres de esas criaturas, igual ayuda a llevarlo un poco mejor por el bien de esos niños y de ellos también.
Gracias por tus palabras.
Un beso y feliz semana
Como no puedo añadir nada a todo lo que ya te han dicho tus lectores sobre el relato y el tema que tratas, me centraré en un detalle que me ha gustado mucho, y es la presentación del "turista hortera". La forma en que has descrito el movimiento de la camisa me ha parecido muy atinada y muy visual.
ResponderEliminarFeliz domingo.
Jajaja Ángeles es que así veía al turista hortera mientras lo escribía, con esa camisa horrorosa bailando a sus espaldas y me servía perfectamente para ilustrar ese no fiarse de las apariencias porque la ayuda a veces llega de aquellos en los que menos se confiaría por su apariencia. Ya dicen que las apariencias engañan, ahora se me han pasado por la cabeza un montón de tipos aparentemente intachables que salen a todas horas en las noticias y que han resultado de todo menos respetables.
EliminarMe alegra que hayas visto al turista.
Muchas gracias por tus palabras y tu tiempo.
Un abrazo y que tengas una feliz semana
Describes muy bien la situación tan tensa e incómoda que se da en muchas parejas cuando se separan y tienen un niño pequeño en el que, por desgracia, se centran todas las tensiones.
ResponderEliminarEs lamentable que un hijo en común sea la herramienta para hacer daño al otro cuando la pareja se rompe. Mucho me temo que el accidente del niño le pasará factura al padre, aunque bien le podría haber pasado a la madre.
Un besote, Conxita, feliz domingo.
Hola Kirke
EliminarDe repente parece que se olvida todo lo bueno que hubo y solo se ve lo negativo y doloroso, es muy triste e injusto que se use a los hijos para dañar a la ex pareja, no es justo para los niños pero se da con demasiada frecuencia.
Un accidente es un accidente y puede pasarle a ambos, aún estando con mil ojos, un descuido y en un segundo, puede pasar y sí, a Carlos podría pasarle factura porque vienen de una separación poco amistosa, en la que se han dedicado a usar a ese niño como herramienta para herir, espero porque soy optimista que puedan hablar y decidir lo mejor para el hijo de ambos.
Hay demasiadas familias rotas por esta incapacidad para hablar y dejar de lado los sentimientos propios en favor de los hijos, espero que los protagonistas hablen mucho y puedan buscar el entendimiento.
Feliz semana Paloma, un beso enorme.
Las historia de este padre que es el punto de inicio de la historia que cuentas es un acierto. Abre la puerta a las relaciones complicadas con su mujer, que se convierten en el entorno que va a marcar al niño en sus emociones. La posibilidad de ese viaje que pone tan contento a padre e hijo, se ve empañada por el accidente, y de ahí nos conduces al desenlace abierto porque no sabemos la reacción de la madre. Una trama que has armado con inteligencia y esmero para lograr uno de los mejores relatos que te he leído. Un texto en el que muestras tu talento como escritora y al mismo tiempo te permite contar y escarbar acerca de las relaciones humanas, esa fuente en la que abrevan tus emociones y que tanto te interesa. Enhorabuena, Conxita.
ResponderEliminarUn beso y una abrazo, elige el que quieras, ambos los mereces.
Ariel
Hola Ariel
EliminarComo bien dices he dejado el desenlace abierto, en este caso porque quiero pensar que Gabi va a entender que es un accidente pero no lo sé porque las relaciones humanas nunca son un pleno de aciertos.
Quería reflexionar sobre la vida, sobre esos segundos que hacen pasar de la felicidad más absoluta al horror más doloroso, esos instantes en los que una vida puede cambiar del revés y sin apenas percatarnos, de ahí la importancia de centrarnos en cada minuto de la vida que estamos viviendo, disfrutarla intensamente. Y lo hacía de la mano de ese padre desorientado, que teme perder a su hijo en una relación de divorcio dolorosa en la que se utiliza a los hijos para herir al otro y en el que algo accidental, que puede pasar a ambos miembros de una pareja, puede utilizarse para culpabilizar o para separar.
Como bien dices, me interesan las personas, me gustan, me gusta escucharlas y ayudarlas cuando puedo y transmitir esas sensaciones con mis relatos, si lo consigo me siento muy satisfecha.
Muchas gracias por tus encantadoras palabras Ariel, y mira voy a ser acaparadora y me voy a quedar con el beso y el abrazo.
Besos también para ti y que tengas una muy feliz semana.
Es una historia que conlleva la custodia del hijo cuando una pareja se separa. Cuando al fin la madre deja que ese niño vaya a pasar con su padre un fin de semana, le ocurre un accidente. Puede que ese accidente le pase factura a ese padre que aunque no descuidó el cuidado de si hijo la casualidad del niño que no veía el peligro le atrapó la manita. Nunca se sabe si esto también le podría ocurrir con su madre. Un relato que nos va descubriendo el sentir de la vida en este caso. Un abrazo
ResponderEliminarHola Mamen
EliminarEs tal y como dices después de ese divorcio doloroso cuando al fin consigue llevarse al niño un fin de semana, va y tienen ese accidente. Y eso que tú ves seguramente Gabi también lo ve, ese descuido, ese dejar jugar al peque donde no tocaba por no limitarlo, porque no se enfade, por lo que sea pero un accidente puede pasarle a los dos, de hecho con los niños no puedes descuidarte ni un segundo y aún y así pasan cosas.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo y que pases una linda semana.
No sé qué me ha agobiado más, pensar en el lío que se ha metido el pobre Carlos (porque tal y como describes la situación, Gabi va a aprovechar el suceso para dejarle sin más expectativas que las legales), o recordar a mi hijo con dos años y la mano atrapada entre las dos mitades de la puerta corredera de un ascensor. No sé si fue mi suegra o su padre o yo misma, pero alguien tiró con fuerza del brazo y la mano salió ilesa. Pero el susto fue terrible, aunque duró tan solo un segundo.
ResponderEliminarHas descrito toda la situación y los pensamientos de Carlos de maravilla.
Un beso.
Buff Rosa, qué horror esa manita en el ascensor, afortunadamente no tuvo consecuencias y es que aunque estés con mil ojos los niños son niños y los accidentes pasan.
EliminarEsos segundos angustiosos en los que de repente se está cuando antes se reía feliz y despreocupadamente, esos cambios que también da la vida y que nos hacen darnos cuenta de lo importante que es estar en el momento presente, disfrutando de las pequeñas cosas y de aquellos que tenemos cerca y a los que queremos.
En el relato está mezclado con una separación, de esas que abundan, en que se usa a los niños para herir al otro y en el que se aprovecha cualquier circunstancia para desvalorizar al otro y con un accidente... pues sí Carlos lo va a tener complicado, pero mira a mi me gusta ser positiva y pensar que Gabi va a entender que eso no lo hace ser un mal padre y querer menos al niño.
Besos y que tengas una feliz semana.
Pobre tipo. Desde ya te digo que la mujer le va recriminar el accidente, porque no importa cómo fue, el hecho de que se haya lastimado siempre va a ser culpa del padre. Como mirarlo cada instante asegurara una protección divina.
ResponderEliminarSaludos.
Jajaja Raúl espero que no por el pobre Carlos, seguramente con sus propios remordimientos ya será suficiente, porque no hay nada que duela más que el dolor de los hijos.
EliminarEs cierto que esa protección divina no existe ni para el padre ni para la madre y que los accidentes pueden pasar a ambos, usarlo como nueva recriminación es muy injusto sobre todo para ese niño que no se merece estar en medio de esas disputas, ningún niño se merece que lo usen para herir al otro progenitor.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo
La vida son instantes, nuestras reflexiones, pensamientos, hondas preocupaciones pueden desaparecer de nuestra mente en apenas un segundo, un fatídico segundo que puede atormentarnos toda la vida. Los hijos son lo que más duele en los matrimonios "maldivorciados". Todo es motivo de enfrentamiento, televisión, bisuteria, tablets, nórdicos... Pero tras ello, lo que les une son los hijos, la última guerra, el arma arrojadiza, el premio gordo. Sin pensar, en que ese juego de rencores no existen vencedores. Estupendo relato, Conxita!
ResponderEliminarExactamente es eso David, esos fatídicos segundos que pueden cambiar la vida y eso pasa en un instante, incontrolable y fugaz que lo pone todo del revés.
EliminarBuen término el que usas maldivorciados en los que se ha pasado a toda velocidad del amor al odio más profundo, en los que se ha olvidado que hubo un momento en que esa persona significó algo, que se la quiso y borrar eso de la vida también es malo, quedarse solo con lo negativo de una relación es muy triste y usar a los niños para herir a los progenitores es una crueldad, igual que olvidarse de los hijos una vez separados o tratarlos como cosas. Me sorprenden esas personas que pasan a ignorar, a dañar, a ningunear a personas a las que antes han querido, cuesta de entender.
Muchas gracias por tus palabras.
Un abrazo y feliz semana
Cuántas veces se olvida que el padre tiene los mismos derechos que la madre, sus mismos sentimientos y que los niños también los necesitan Buen relato, Conxita! Un beso muy grande
ResponderEliminarHola Ana
EliminarMuchísimas veces se olvida que tan padre es uno como madre la otra, ambos quieren igual, tienen sus derechos y también esas criaturas a las que se utiliza para conseguir cosas o causar dolor, es muy triste y demasiado frecuente.
Una separación de alguien querido es muy triste, si encima uno ni siquiera recuerda las cosas buenas que en su momento hubo, aún es más terrible, aunque solo fuera por egoísmo se debería intentar encontrar entendimiento sobre todo cuando hay hijos de por medio.
Un beso querida Ana y que tengas una feliz semana
Has escrito un relato de alta tensión emocional.
ResponderEliminarMuy borde y cicatera tiene que ser la ex de Carlos como para echarle en cara el pequeño incidente ocasionado en un descuido y que lo utilice para privarle del derecho de estar con su hijo.
Mi conclusión de todo esto de los divorcios y custodias etc... es que los seres humanos somos demasiado egoístas, pues miramos más nuestro propio beneficio que el de los seres a los que supuestamente amamos.
Besos Conxita.
Hola Francisco
EliminarYo como tú espero que la ex no sea tan borde, pero sabes que haberlas y haberlos haylos y de forma egoísta se antepone el dañar o el conseguir lo que sea, al interés del niño.
Seguramente tienes razón y los seres humanos somos muy egoístas y hay amores que resultan muy difíciles de entender,esas personas que quieren mucho y solo dañan a aquellos a los que dicen querer. Al final ves que hay muchos que tienen muy buenas palabras pero sus acciones los definen, de qué sirve querer mucho si cuando llega el momento de demostrar haciendo, no se hace nada. Esos amores que aman así bien lejos, no aportan nada. No es justo para los niños que se los haga batallar en estas situaciones, no es justo que se los use para herir.
Un beso y feliz semana querido Francisco.
Es tal y como dices Julio David, aunque se esté a todas horas pendiente, se tropieza, se cae o te das golpes, son accidentes. A veces se acusa a los papás de no estar tan atentos a los niños como las mamás pero lo cierto es que nadie está libre de que pase y ese querer más, cuidar mejor, necesitar más son algunos de los argumentos que ha utilizado Gabi, la mamá del niño, olvidando que los niños no son de nadie y que no es justo para ellos que se los use para dañar. Las parejas se rompen, pero padres lo somos siempre.
ResponderEliminarUn abrazo
Un estupendo y realista relato.
ResponderEliminarDebe de ser terrible pasar por esos momentos y en circunstancias así.
Un beso.
Hola Amalia muchas gracias por tus palabras.
EliminarA mi me parece muy triste y terrible que se llegue a esas situaciones en que la persona con la que has convivido se convierte en el enemigo, alguien a quien destruir olvidando que en algún momento esa persona ha sido importante, y por supuesto para mi cualquier dolor que sufren los hijos es siempre muchísimo peor que el que sufre uno mismo, supongo que es el instinto de protección.
Un beso
Hola Conxita.
ResponderEliminarQué bien has reflejado esos momentos de angustia y desesperación, que atenazan a un padre cuando su hijo ha sufrido algún peligro... Parece que lo estaba viendo con pelos y señales.
Tengo un buen amigo que encaja perfectamente en tu excelente relato. Sin duda, una experiencia amarga, toca seguir adelante.
Un abrazo :)
Hola Paco
Eliminar¿No te parece que cualquier dolor que sientan ellos es mucho peor que sentirlo uno mismo? Quieres protegerlos de todo y de todos y no siempre es posible y duele un montón. Es desesperación, angustia, frustración, impotencia, dolor...
Demasiadas personas se "maldivorcian" usando la expresión de David y acaban inmersos en dolorosos procesos que dañan a todos los que están cerca, a mi me produce mucha tristeza ver a esas personas que un ida se quisieron tirándose los trastos y utilizando a sus hijos para dañar al otro progenitor. No es justo ni para los niños y ni siquiera para ellos mismos, pero las personas somos tan egoístas.
Abrazos también para ti.
No sé cómo reaccionaría. Pero pienso que es un accidente que puede normalizar los encuentros. El haberse resuelto satisfactoriamente, es un paso adelante.
ResponderEliminarUn abrazo, chica.
Hola Ignacio,
EliminarLas personas somos imprevisibles, por un lado como tú bien apuntas podría pasar que el hecho de que se haya quedado en unos puntos pudiera serle favorable a Carlos o que se use para limitarle más las visitas...
A saber, a mi como me gusta ver el vaso medio lleno quiero creer que los dos por fin ven que su hijo es lo más importante y por él tienen que aprender a llevar su relación como padres pero la vida es la que es y tiene múltiples matices según las personas que intervienen.
Un abrazo
Un relato duro, en el que por momentos me he temido lo peor. Nos hablas del sentimiento de culpa, primero por un matrimonio roto y después por el despiste que le ha costado ese disgusto al niño. También el hastío de un matrimonio roto que consume las energías del protagonista. Sentimientos que lo absorben hasta el punto de alejarlo de la realidad y descuidar la atención del niño. Un relato duro con final feliz. Un saludo Conxita.
ResponderEliminarHola Jorge
EliminarHay mucha culpa como tú dices; en ese matrimonio roto, en no intentar poner cordura a lo que se están haciendo, en ese no poner límites al niño, que juegue en el lugar que quiera aunque no sea el adecuado, la culpa posterior por haberlo dejado, por no decir que no, los remordimientos, los miedos...
Carlos está intentando recolocarse en esa situación y en su papel de padre, y debe aprender que a los padres también les toca decir que no, se deben poner límites y eso no implica que no se quiera a los hijos profundamente. Carlos ha empezado a entenderlo con un accidente muy doloroso, aunque es un accidente que puede pasarle a ambos padres y eso no hace que sean peores padres. En un instante cambia la vida, por eso es tan importante aprovecharla al máximo.
Tienes razón que es un relato duro, porque ese tipo de situaciones lo son, tanto la de esos divorcios tan dolorosos como los accidentes. Espero que puedan solucionarlo.
Gracias por leerlo.
Un saludo también para ti.
Un relato que me ha tenido sin respiración hasta el final. Con los niños todo accidente es posible, por muy pendiente que estés de ellos. Espero que su Gabi no le pase factura, el niño se merece disfrutar de su padre.
ResponderEliminarBesos
Es tal y como dices Ambar los niños son niños y aunque estés pendiente de ellos, los accidentes son posibles y, desgraciadamente, pasan aunque estemos muy pero que muy pendientes.
EliminarEl niño se merece disfrutar de su padre y de su madre y de una relación de ambos, de padres. Todos los niños se merecen que sus padres sean capaces de dejar de lado la negatividad que puede haber envuelto una relación que se acaba y recordar que los dos son padres de esos niños que merecen su amor y también su respeto.
Un beso
Se me han puesto los pelos de punta que tensión. La verdad que estas situaciones son muy duras para los padre y sobre todo para los hijos, hay que saber ceder mucho por el bien de los peques. La verdad que los accidentes se llaman así porque son lo que son accidentes, desgraciadamente el ser humano no es perfecto ;(, ya me he quedado yo pensativa....jaja ver si el próximo es de amor o mas alegre que con lo que me como yo la cabeza jeje. Un besito.
ResponderEliminarNo Natalia ni se te ocurra comerte la cabeza, eso no sirve para nada más que para preocuparse sin razón, es más estoy segura que tú tienes muy presente que la vida es fantástica y que merece vivirse disfrutando cada instante. Eso me parece muy pero que muy importante, disfrutar el hoy y el mañana pues ya llegará.
EliminarComo bien dices son accidentes y nadie quiere que pasen pero pasan, ojalá no hubiera, pero aprovechar ese hecho para culpabilizar aún más al padre y volver a esa relación tensa sería muy injusto porque estoy seguro que el pobre Carlos recordará toda su vida ese accidente de su hijo.
A ver si el próximo sale con más risas.
Un beso guapa
Uyss yo me la como mucho tanto que la vida siempre me demuestran que las cosas cuando llegan son mucho más fáciles de lo que he pensado, tengo que cambiar eso tienes razón ;). Me encanta tu mentalidad y tu forma de expresarlo se nota que tienes ese punto de piscóloga que se plasma en todos tus relatos. Por cierto guapa aprovecho para decirte que vuelve a ocurrir el mismo error con tu blog desde tu comentario en mi blog no deja acceder me he tenido que meter en google ;(
EliminarTú misma lo has dicho Natalia las cosas resultan mucho más fáciles de lo que a priori pensamos, es esa frase tan dicha las peores tormentas son las que montamos en nuestras cabezas y con frecuencia es muy cierto, nos dedicamos a rumiar y rumiar y eso solo nos intranquiliza, mejor dejar fluir la vida, es muy sabia.
EliminarEse error de tanto en tanto también me aparece a mi, pero he pasado todos los antivirus y no consigo saber cuál es el problema. Seguiré investigando, gracias guapa.
Feliz domingo y lunes festivo.
¡Hola Conxita! Qué interesante tu relato. Me ha hecho preguntarme qué significa ser un buen padre/madre. Y, la verdad, no sé cómo contestar. Sólo se me ocurren tópicos. Querer a tu hijo/a, demostrárselo, cuidarlo, dejarle ser él/ella mismo/a... Supongo que serán algunos de los ingredientes. Lo que sí me parece un criterio claro que define lo que no es ser buen padre es utilizar a tu hijo como arma arrojadiza en un divorcio. Instrumentalizar a cualquier ser humano ya es horrible de por sí, pero hacerlo con un niño para provocar daño a otra persona, es el colmo del horror. Ojalá no ocurriera esto nunca. En fin, como siempre, un gustazo leerte.
ResponderEliminarCierto y muy buena tu apreciación, Excelente ejercicio Desbordamientos puntuales ¿Qué significa ser un buen padre o madre? A veces una buena manera de saber qué es, es precisamente definiendo lo qué no es, aquello que no queremos que pase o se haga, y estoy contigo que usar a un hijo para dañar al otro progenitor no sería algo que yo definiría de buen padre o madre. Y en cambio se hace y en nombre del amor por los hijos, como mínimo parece bastante contradictorio, los niños necesitan a sus padres, a los dos y lo que no necesitan es escuchar como las personas más fundamentales de sus vidas se dedican a atizarse de lo lindo. Es francamente muy triste no poder recordar los motivos por los que se quisieron a esas personas, es a veces aparcar egoísmos y saber que las parejas se acaban, ser padres y madres no.
EliminarMe alegra que te haya gustado, para mi también es un placer tenerte de lectora, muchas gracias.
Un abrazo
Un magnífico relato en tu linea (rescatas en ellos el alma humana y sus circunstancias como nadie) y un tema muy de actualidad por la cantidad de separaciones y divorcios. Además el tema de padres e hijos y sus relaciones.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Muchas gracias Maripaz por esas preciosas palabras sobre mis relatos, te lo agradezco mucho.
EliminarPor desgracia las separaciones o usando el término que ha usado David, los maldivorciados se dan con más frecuencia de la que debiera y nos encontramos con terribles historias de padres que no ven a sus hijos, porque no los dejan, porque los han puesto en contra o porque ellos mismos han decidido olvidarlos. Sorprende tal cantidad de ejemplos de personas egoístas que olvidan que los niños no tienen las culpas de sus problemas y que es necesario proteger a los más frágiles, aunque también hay muchas personas que tienen muy claras sus prioridades.
Un beso
Hola Conxita, dos reflexiones en una en un relato para pensar. La primera la utilización de los niños como arma arrojadiza en los casos de divorcio. Y la otra lo incontrolable de los accidentes con los niños. La verdad habría que imaginar ahora la reacción de la madre en la entrega del niño y si lo aprovecharía para llevar el ascua a su sardina de nuevo. Un gran saludo y gracias por el relato reflexivo.
ResponderEliminarHola Miguel
EliminarEs cierto que los protagonistas me han permitido interrogarme sobre lo impredecible de la vida, esos accidentes que pasan sin poder evitarlos y también sobre esos divorcios tormentosos en que los niños son los grandes perjudicados.
Cuando suben las emociones baja la inteligencia, eso es algo que siempre intento recordar porque actuar bajo ellas no necesariamente te lleva a acertar en las decisiones que se toman, así que espero que la madre sea capaz de pensar en aquello que es bueno para su hijo, que también es compartir ese tiempo con su padre.
Un saludo y muchas gracias a ti por tus palabras y tiempo.
Quizá, cuando se utiliza a un hijo como arma en una separación, la relación con el hijo se ve afectada porque ya no es sólo un relación pura con el hijo sino, a través de él, una relación de responsabilidad hacia el otro miembro de la pareja. Se vive al amor al hijo con temor al otro y uno, más que sentirse responsable ante el hijo, se siente temeroso siempre a la reacción del otro. Debe ser muy doloroso amar así.
ResponderEliminarBueno ese matiz que introduces Soros, es cierto que hay momentos de inseguridad en el trato con el hijo. De hecho, Carlos parece sentirlo, ese dudar entre ponerle límites cuando lo ve tan poco, como si al establecerlos se pusiera en duda el amor que se siente. La relación está afectada y necesita recomponerse y volver a la normalidad, afortunadamente los niños son muy sabios y lo hacen muy bien.
EliminarEs terrible hacer sentir así, para los padres y para los hijos, no es justo que se los use para dañar.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Mucha gente que se separa utilizaría eso para obtener beneficios en la sentencia.
ResponderEliminarEs lo que hay.
Besos.
Cierto Toro y a mi me parece terriblemente injusto y mezquino para los niños. Las criaturas nunca deberían ser utilizadas en esas luchas de poder para dañar al otro, aunque sea muy dolorosa la separación los niños no han de estar en medio, ni ser heridos con este tipo de actitudes.
EliminarHay mucho egoísta por ahí suelto.
Un beso
Son cosas que pasan... es horrible y da mucha pena e inquietud cuando un niñoa tu cargo se hace daño, pero normalmente no hay una responsabilidad total por parte de una persona. Yo he sido niño, vaya, y sé que debe haber sido tremendamente complicado cuidarme :)
ResponderEliminarY las relaciones... en fin. Duran lo que duran, y a veces las cosas tienen que terminarse. No es tan importante: la vida siempre sigue.
No sé por qué imagino Holden que tú no debiste ser un niño fácil de cuidar, sino de esos que no paraban quietos y que todo lo querían probar e investigar y claro... pasan cosas. Es más estresante cuidar a un niño movido que a uno que apenas se mueva pero lo cierto es que eso tampoco te garantiza que no haya accidentes y lo mal que se pasa cuando un niño sufre.
EliminarLas relaciones se acaban, algunas duran más y otras duran menos, unas se acaban bien y otras se acaban de la peor manera, es así pero me quedo con tu frase final, y de repente va doliendo menos y al final ni siquiera te acuerdas de esa persona. Con hijos, se debe recordar que los dos son padres.
Un beso y feliz finde.
Está claro que los accidentes ocurren, pero en este caso, expresa muy bien y enfatiza el daño directo e indirecto sobre el niño, pues sus consecuencias pueden socabar todavía más una relación, ya de por sí complicada, cuyo mayor perjudicado, será el hijo. Me ha gustado sobre todo como has jugado con la psicología del personaje, metiéndote en su pensamiento y sus puntos de vista.
ResponderEliminarUn beso muy grande Conxita
Hola Isidoro
EliminarEste padre está recomponiendo su relación, se siente inseguro y quiere hacerlo todo bien con el peque para que recuerde las cosas bonitas de su relación, eso hace que quizás lo consienta. Cuántos padres y madres ausentes para calmar sus remordimientos acaban consintiendo a sus hijos en todo lo que ellos quieran y eso no siempre da un buen resultado.
En una relación tan nociva como la que han mantenido los protagonistas, en las que se usa al niño para dañar, todos sufren, aunque sin ninguna duda el mayor perjudicado es esa criatura que necesita a sus dos padres.
Eso que desde fuera se ve tan claro cuando los protagonistas están centrados en la emoción no se ve, es fundamental aparcar el egoísmo y pensar en lo mejor para los más débiles que son los niños.
Muchas gracias por tus palabras.
Que tengas un buen fin de semana largo. Besos.
No se puede descuidar uno, un solo segundo puede ser fatal. Y ello no significa que se sea mal padre. Es imposible fijar la atención en los hijos las veinticuatro horas del día y, además, a los niños también hay que dejarles su espacio y autonomía.
ResponderEliminarEspero que su ex mujer lo entienda, podría haberle pasado a ella. Qué pena esos matrimonios que cuando se acaban no son capaces de entenderse por el bien de sus hijos. Se quedan sólo con lo malo, en vez de concentrarse en aquello que una vez los unió y en los hijos que les unirán por siempre.
Has descrito muy bien las sensaciones.
Feliz domingo.
Exactamente es eso Lorena, aunque esté pendiente a todas horas, un segundo, solo un segundo y ya pasa, y eso no significa que uno sea un mal padre o mala madre, son accidentes que pasan. Los niños también tienen que experimentar y todos hemos sido niños. El problema en este caso es que se utiliza para atacar al otro, yo también espero que lo solucionen sin dañar al niño.
EliminarEs muy triste quedarse solo con lo negativo, cuando se sufre es difícil ser objetivo pero no es justo incluso para con uno mismo, olvidar lo bueno que esa persona en algún momento aportó y más cuando hay niños por medio, por ellos siempre se ha de intentar ser padre antes que nada.
Muchas gracias por tus palabras.
Feliz domingo y lunes festivo
Genial relato, Conxita. Algo que, efectivamente, puede pasar en un segundo, sea de ensimismamiento o no.
ResponderEliminarPero yo lo que resaltaría (dejando a un lado la cuestión de fondo entre Carlos y Gabi, y lo que que va a suponer el incidente en su ya tensa relación), es ese gesto del primero de recordar el no haber sabido agradecer de forma adecuada la ayuda que le prestaron. Me ha llamado la atención porque me he visto reflejada cuando en algunos momentos de tensión o incluso de euforia, se me pasa el "no agradecer como toca".
Por otra parte, qué bien que ante una urgencia siempre siempre se encuentra gente solidaria y que se implica echándote un cable, como esa chica de tu historia, que por cierto espero que acabe bien ;-)
¡Un beset gegant!
Hola Chelo
EliminarEs que es en un segundo...
Creo que ese no agradecer como toca preocupa más a las personas que lo reciben que a los que lo hacen y me parece que nadie se molesta porque no le han agradecido la ayuda, lo importante es darla y ayudar al otro, con eso uno se siente muy bien. Es cierto que en situaciones complicadas hay gente que es muy solidaria, de forma inmediata, ni se lo plantean, actúan y hay otros (pocos) descerebrados que hacen fotos y selfies.
A mi me molesta muchísimo la actitud de algunos que en lugar de ayudar o pedir auxilio están de mirones, menos mal que son los menos.
Un petonàs guapa
Un buen susto, pero con los niños pequeños esas cosas ocurren, por fortuna en tu historia no ha sido nada grave.
ResponderEliminarLo peor de todo es utilizar a un hijo como arma arrojadiza contra la pareja o ex pareja. Por desgracia es bastante frecuente y un perjuicio para la criatura.
Buen relato.
Un abrazo!!
Es así con los niños no se puede una relajar ni un instante y aunque se esté con mil ojos a veces pasa.
EliminarSí, ver cómo esos padres utilizan a los niños para dañarse es algo terriblemente triste y muy egoísta por parte de ellos. Las parejas se rompen, se pasa muy rápido del amor al odio sin recordar lo que esa persona pudo significar durante años y también se olvida que las parejas se acaban pero no ser padres. Y aún sigue pasando mucho, es una forma terrible de dañar al otro progenitor.
Gracias por tus palabras.
Un abrazo y feliz semana.
Que buen relato, me ha encantado leerte!!
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias Enca y bienvenida a este espacio de letras,
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato de Lucas y Carlos y esas relaciones entre padres separados.
Si te apetece me encantará saber tu opinión sobre otros relatos y que compartamos opiniones.
Que tengas un feliz día.
Saludos
Un excelente relato : padre, hijo, y el tiempo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muchas gracias Ricardo
EliminarSabes que siempre es un gusto recibirte en este rinconcito de letras.
Me alegra que te haya gustado el relato, tú siempre tan amable.
Un abrazo y que tengas una feliz semana.
Ay, quisieramos tener el control de todo, en nuestras manos y en nuestra mente, pero no es posible... Eso esta claro... Bellas palabras, amiga
ResponderEliminarGracias Ildefonso, por más que se quiera mantener ese control de todo es imposible, especialmente con los niños y tampoco me parece que sea bueno.
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato.
Un abrazo y que tengas un fantástico fin de semana.
Buen relato Conxita, y tan cotidiano en realidad, es el pan nuestro de cada día, separaciones, hijos que sirven de excusa para menosprecios y reproches, accidentes que pueden ser de nuevo motivos de roces en una relación de poca confianza...y en el medio, ellos, los hijos, los que ninguna responsabilidad tienen en todo este juego pero a poco que los padres se despisten cargan con todas las consecuencias. En tu relato, Gabi ha hecho lo mejor que puede hacer por su hijo, facilitar la relación con su padre que lo quiere. Una sabia decisión. Abrazos.
ResponderEliminarGracias Maru,
EliminarDemasiado cotidiano y muy triste, cuántas parejas olvidan lo bueno que en su día hubo en su relación para acusarse y dañarse utilizando a los hijos, no es justo, porque los más débiles son los que más sufren.
Me parece muy triste que en una relación que se acaba solo se quiera recordar los malos momentos aunque solo fuera por uno mismo no debería hacerse.
Los niños necesitan a sus padres y nunca una separación debería acabar con padres desaparecidos, bien porque no se les deja estar con los niños o porque ellos también se olvidan de sus responsabilidades que es otra cosa que me resulta difícil de entender.
Un abrazo también para ti.
Qué tensión, me venía a la mente mi hijo el pequeño, que es un trasto y casi me parecía estar viviéndolo. La vida puede cambiarte en un segundo. Y está el otro tema, el de las parejas separadas con hijos, así que el relato tiene como un doble fondo.
ResponderEliminarBuen inicio de semana.
Un abrazo.
Hola Gerardo
EliminarEs así como dices el doble fondo del relato, el accidente del pequeño me sirve para ilustrar como algo que puede pasar, aunque se esté vigilando a todas horas a los pequeños puede convertirse en un conflicto mucho peor cuando se usa de arma para lastimar a la pareja. Me produce tristeza ver lo qué se hace con los más inocentes, no creo que sea justo porque los niños necesitan a sus padres.
Y sí, tienes razón que con los niños nunca se está tranquilo, sobre todo cuando son más trastos y no paran quietos pero es que aunque se esté con mil ojos, en un segundo puede pasar.
Un abrazo
Mi querida Conxita:
ResponderEliminarBuena lección la que nos dejas la que me recuerda la importancia de no involucrar a los hijos dentro de las diferencias entre los padres.
Te dejo un abrazo con mucho aprecio.
Hola Ricardo
EliminarEs así tan bien como lo expresas en ese no involucrar a los hijos dentro de las diferencias de los padres, y ¿por qué será que con más frecuencia de la debida se hace? Produce mucha tristeza ver a esos niños perdidos que no entienden nada.
Muchas gracias por tu aprecio querido amigo.
Que tengas una gran semana
Un excelente relato, Conxita, como todos los que escribes que parecen sacados de la realidad misma. Es una lástima que haya parejas que al separarse no quede en ellos el recuerdo del amor que los unió, más bien queda por desgracia remordimientos y ese tira y afloja del que hablas en todos los asuntos que después, comparten.
ResponderEliminarCuando hay niños por medio, no tienen más remedio que adecuarse a unos acuerdos, y claro, siempre hay uno que sale más perjudicado. Carlos con su entorno no tiene ayuda positiva pero el que Gabriela hiciera un "cambio" es un gran paso, y creo, que bien puede entender el accidente, por suerte quedó en un susto y hay situaciones que ni piensas puedan llegar a pasar y que son incontrolables y le pueden pasar a cualquiera.
Me ha gustado mucho, y en tu estilo de siempre, bien narrado.
Un abrazo.
Qué bonitas palabras me dedicas querida Mila y las agradezco de corazón.
EliminarCreo que aquellos a los que nos gusta escribir somos grandes observadores y la vida tiene tanto por contar, solo se tiene que saber mirar ¿no te parece?
Es una auténtica lástima que las parejas no recuerden lo que en su día los unió y se queden con todo lo negativo de las últimas épocas, eso duele aún más si ni siquiera uno se puede agarrar a lo positivo que hubo, porque entonces ¿qué le queda a uno?
Con los niños nunca se está curado de espantos, vamos ni cuando son niños ni cuando crecen.
Muchas gracias por tus palabras.
Un beso querida Mila
Sinceramente compadezco al padre, por la infinidad de explicaciones fuera de lugar que tendrá que dar cuando nadie está libre de un incidente semejante. Nadie. Ni siquiera esa madre que no piensa realmente en la felicidad de su hijo atacando a su ex-marido... En fin, como suele decirse, que todo se quede en un susto como con la mano del pequeño y que sean capaces de arreglar su situación personal por el bien de su niño, ése sería el mejor final. Me ha gustado, Conxita, un saludo.
ResponderEliminarCierto Eva, ¡pobre padre! Al horror de pasar por ese terrible accidente, a los remordimientos y la culpa se le van a añadir esas infinitas explicaciones que por activa y por pasiva va a tener que dar, aunque como tú bien remarcas nadie está libre de accidentes aunque se esté vigilando constantemente. Lo más terrible es esa necesidad de dañar a la ex pareja con aquella personita que debería unirlos por encima de todas sus diferencias.
EliminarEspero que esta pareja y todas esas otras reales consigan superar sus diferencias por el bien de los niños.
Me alegra que te haya gustado, gracias por decírmelo.
Un saludo Eva y que tengas una buena semana
Me has tenido en ascuas desde el pequeño accidente, pero al fin se resolvió felizmente.
ResponderEliminarYo he criado a mis hijos y a mis nietos actualmente, y este tipo de percances, pasan, aunque se esté muy pendiente. Ese miedo que refleja el padre a contarlo a Gabriela, me da la impresión, que le tiene algo de pánico. Y el niño en estas situaciones, como siempre, en la cuerda floja. (Al menos es lo que yo pienso).
Muy bonito....Como siempre.
Besos.
Muchas gracias Manuel por tus palabras, siempre tan amable conmigo.
EliminarLos niños acostumbran a ser las víctimas inocentes, siempre en medio de los conflictos de sus padres y eso no es justo.
Un accidente es un accidente y nadie puede anticiparlo aunque se los vigile a todas horas, echarse la culpa uno a otro no soluciona nada ni rebaja el dolor que se siente cuando alguien a quien se quiere sufre. En esos momentos se necesita comprensión mutua porque lo primero siempre son los hijos y no descargar los miedos cargando en la falta de responsabilidad del otro.
Un beso y feliz jueves
Me ha encantado el relato Conxita! Pobre Carlos, se ha llevado un susto terrible que, sumado a la situación que tiene, puede dejarlo pendiendo de un par de puntos. Espero que Gabi sea comprensiva y lo entienda, porque si no el chico lo lleva claro. Creo por desgracia, en temas de divorcio el hecho de ser hombres nos repercute negativamente, o al menos eso sucede en muchas ocasiones. Y hablo de divorcios "normales" –como el que expones en el relato–, no de cosas sonadas. La mayoría de casos que conozco siempre ha sido el hombre el que ha acabado perjudicado, llegando a historias escalofriantes de gente que ha acabado viviendo durante una temporada en un hotel por no poder ni alquilar un piso, pagando la manutención de unos niños a los que apenas le dejaban ver y con la ex viviendo de la sopa boba, totalmente a su costa y en su casita. Por suerte hay de todo en ambos sexos y abunda la buena gente, jeje, o eso espero. Un abrazo! ; )
ResponderEliminarHola Ramón
EliminarMuchas gracias por decírmelo.
Cierto que el pobre hombre está realmente fastidiado, en su afán por complacer al niño dejándolo juguetar un poco a su aire acaba teniendo un percance, a la angustía, el dolor y los remordimientos de Carlos también se le suma el miedo por la reacción de Gabi y por si vuelve a empeorar su fragil relación, eso no es justo. Un accidente es algo imprevisible y nadie puede asegurar que a él no le pasaría.
Son muchos y muchas los que actúan de la peor manera posible cuando se acaba una relación, como bien dices hay muchos padres que acaban malviviendo y viendo muy poco a sus hijos, pero también hay muchas mujeres que tienen que mendigar pensiones alimentícias para los hijos, hay padres que se olvidan de que lo son y siempre son los niños los que lo pagan. Y también, afortunadamente, hay muchas parejas que, separadas, saben seguir siendo padres.
Es muy triste que no se sea capaz de entender esto por los hijos, que son los más débiles y perjudicados
Un abrazo y feliz fin de semana
Preciosa entrada Conxita, espero que Gabi lo comprenda. A veces algunas mujeres no se ponen en el lugar del otro para comprender que nos puede pasar a cualquiera pues los niños peqqueños en un momento que quitas los ojos de ellos están en peligro. Besos.
ResponderEliminarGracias Mara.
EliminarUn accidente es eso y con niños nunca hay suficientes ojos y un momento de despiste y ya pasa, es un segundo y sin poder evitar sucede, el problema es cuando se utiliza a los hijos para dañar al otro y algo que puede pasarle a ambos se usa para causar dolor.
Tienes razón que a veces hay madres que solo se creen ellas capacitadas para cuidar a los niños y aunque se esté pendiente a todas horas eso no garantiza que no pueda pasar, son niños.
Un beso y feliz semana
¡Bufff, qué relato más bonito! Me ha encantado, Conxita. Ese segundo..., lo es también dentro del mismo relato. Toda la vida de la pareja evocada junto a esa cinta y en un segundo...., zás, se desata lo irreparable. Bueno, lo de irreparable lo pensaba yo, luego, y eso me ha encantado de tu relato, haces un giro y todo vuelve a su ser. Quizás Gabriela (Gabi me parece afectuoso y me la imagino un poco, como decía una tía mía, de la "cáscara amarga") se ponga hecha un energúmeno. Pobre Carlos, ya me da penita.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Conxita.
Un beso
Muchas gracias Juan Carlos
Eliminar¡¡Qué buena esa expresión de la cáscara amarga!! No la había escuchado nunca pero me parece muy descriptiva, me ha encantado.
Como bien dices Gabi es un diminutivo cariñoso y parece que Carlos la quiere recordar afectuosa y pensarla así, intentando encontrar a la compañera que fue, no a la de los últimos tiempos. Eso es lo triste de muchos finales que no se recuerda lo bueno que unió a esas personas.
Es que a veces no nos damos cuenta que la vida en un segundo cambia, que todo puede cambiar, desaparecer y que aquello que parece tan importante no lo es, porque las cosas que importan nunca se compran con dinero y por eso es tan importante disfrutar de los momentos presentes y de aquellos a los que queremos.
Un beso y muchísimas gracias por tus palabras que agradezco de corazón.
Hola Conxita, noto de trasfondo un profundo mensaje de carpe diem..
ResponderEliminarGracias, bello relato, pasa buena noche, besos suculentos..
Bien visto ese trasfondo Don Vito Andolina, en un segundo todo puede cambiar así que carpe diem.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Saludos y que tengas un buen día
Te sigo, bonito blog. http://annasolerescritora.blogspot.com.es/2017/05/somos.html
ResponderEliminarHola Anna muchas gracias por tus palabras y por querer quedarte en este rinconcito de letras, siéntete muy bienvenida.
EliminarMe encantará saber tu opinión sobre los relatos o sobre aquello que quieras comentar, como puedes ver lo mejor de este blog son tantas personas fantásticas como me acompañan.
Me paso a conocer tu blog.
Un saludo
Alô, Conchita!
ResponderEliminarEstou visitando seu blog. Gostei e estou seguindo!
Quanto ao seu texto, ele é envolvente e passa para o leitor toda a atmosfera de preocupação sobre o que teria acontecido ao menino de rostinho sardento...seria algo grave? Fiquei preocupada, mas, graças a Deus, tudo ficou bem...rs! Gabi, com certeza, estará tão feliz ao abraçar o filhinho, Lucas, que não ficará brava com Carlos.
Um abraço daqui do Brasil!
Marcela muito obrigado e bem-vindo ao meu blog.
EliminarDesculpem-me por erros, porque eu uso o tradutor do Google.
As crianças sempre debem estar vigilando e apesar de estarem acordadas e não são duvidas sem culpa de ninguém. En el caso do relato é importante para os pais que são capazes de passar por um lado, não é oculto acidente para causar mais dor a la exmarido. Y sí espero que Gabi não se enfade con el pobre Carlos.
Me alegra saber que te ha gustado el relato.
Un saludo desde o Mediterrâneo