Por fin estaban en la casa nueva Ricardo no podía ocultar el orgullo que sentía mientras miraba a su alrededor.
«Es la casa que nos merecemos».
Lucía se lo repetía una y otra vez, estaban entusiasmados.
«La gente te valora por lo que ven» y él estaba de acuerdo, estatus y comodidad, lujo y poder.
Lucía se lo repetía una y otra vez, estaban entusiasmados.
«La gente te valora por lo que ven» y él estaba de acuerdo, estatus y comodidad, lujo y poder.
Atrás todos sus disgustos con la maldita obra que ahora habían
llegado a su fin, meses de retrasos, gastos y preocupaciones. Lucía dirigía a los de la mudanza que iban acomodando los
muebles en su sitio, su voz parecía un poco más aguda que de costumbre. Ricardo
pensó en aquello del estrés y las mudanzas y si a eso le añadías hacer obras, entendía su histerismo.
—Papi, ¿salimos a jugar al jardín?
Ricardo lo miró con satisfacción, eso era lo que él
quería. Lucía y él se habían enamorado de la imponente casa, destacaba entre
todas las otras y la habían conseguido a un buen precio, valía la pena el
esfuerzo y el tiempo invertido. Le gustaba su mausoleo como
él lo llamaba.
Doggi se movía arriba y abajo, ladraba y gruñía parecía
no estar muy contento con los tipos de la mudanza aunque lo cierto es que ese
perro era bastante tonto. Su hijo le reñía diciéndole que no lo quería y quizás
tuviera razón, siempre le habían disgustado los perros falderos.
En el jardín Nacho ya daba botes en el cemento.
—Gana el primero que llegue a veintiuno.
Las risas de su hijo eran el mejor indicativo que esa
casa sería perfecta para ellos. Las fintas de Nacho lo hacían sonreír mientras
que una tras otra sus canastas iban aumentando la distancia entre ellos.
—Papi, te voy a ganar.
—Eso ni te lo pienses —le robó la pelota en un descuido.
De fondo escuchaba las voces de su mujer discutiendo con el tipo de la mudanza
y como iban aumentando de intensidad, Ricardo sabía que, aunque odiaba intervenir, tenía
que interrumpir su partida.
—Enseguida vuelvo —. Le guiñó un ojo mientras le sonreía
atajando la protesta del niño.
Efectivamente la discusión había subido de tono y el de
la mudanza, rojo de indignación, parecía a punto de largarse.
Lucía le habló airada.
—Han golpeado el secreter contra una de las paredes, han
dañado el mueble y han dejado un desconchón en la pintura. No tienen ningún
cuidado.
Estaba fuera de sí, a Ricardo también le molestó pero perder
los nervios no arreglaba nada. Acordó con el hombre que pasarían la factura a
la compañía y que siguiera con la mudanza. Aquello pareció apaciguar a Lucía,
él le sonrió y salió de nuevo al exterior para continuar la partida pero Nacho
ya no estaba interesado e investigaba en otra zona de la nueva casa.
Así que volvió al interior, era agobiante y sabía que Lucía
tenía razón cuando lo acusaba continuamente de inhibirse en todos los temas de
la casa nueva, esas cosas no le gustaban nada.
Los de la mudanza habían asegurado que al finalizar el
día estaría todo colocado, «eso esperaba, aquello era un campo de batalla y él
era un pacifista». Se dedicó a recorrer las enormes estancias con satisfacción,
amplitud y lujo por doquier, no faltaba ni un detalle. Aquella casa reflejaba
su éxito, todo lo que el chico de barrio había conseguido, no le habían
regalado nada.
Y aunque parecía imposible, por fin los extraños se
fueron retirando y la casa quedó para ellos. Habían encargado comida preparada
para su primera cena pero el perro no pensaba colaborar en la celebración,
estaba especialmente molesto, a Nacho le había costado un gran esfuerzo hacerlo
entrar y el perro seguía gimoteando pegado a las enormes cristaleras de salida
al exterior ensuciándolas con su vaho.
—¿Qué te pasa Doggui no te gusta la casa nueva? —El
pequeño acariciaba al animal y este se movía inquieto de un lado para otro —.
¿Echas de menos a tus amigos? Pero tendrás mucho sitio para correr.
Ricardo se hartó de los gimoteos del chucho y lo dejó
salir al jardín para cenar con tranquilidad.
El nuevo día lo encontró despierto, dormía muy poco,
había demasiado por hacer. Se encerró en su estudio para trabajar un par de
horas y acabó perdiendo la noción del tiempo. La voz de Lucía y los gemidos de
Nacho lo desconcentraron devolviéndolo a una realidad que no le gustaba. Bajó las
escaleras mientras los escuchaba discutir.
—Eres malo Doggi, eres un perro muy malo.
—Mami no, no es malo, no lo riñas por favor no ves que se
pone triste. ¡Mami! La mujer no atendía a razones ni escuchaba al niño que
lloriqueaba abrazado al perro.
—¿Qué ha pasado? —La voz de Ricardo los sorprendió a
ambos. No soportaba las discusiones ni que se levantara el tono de voz, él
jamás lo hacía y exigía que los demás hicieran lo mismo.
—Mamá…
—El perro…
Las dos caras se volvieron hacía él, una enfurecida y la otra,
apenada. Doggi había rascado La pared junto a la puerta de salida al jardín de manera que hacía necesario volver a pintarla. Y era evidente que el perro
había sufrido la ira de su mujer porque ahora los miraba, agazapado, desde debajo
de la mesa. Nacho lloraba porque mamá le había pegado.
—A ver, vamos a calmarnos… —Estaba desolado viendo las
lágrimas del niño, sorprendido con el animal y con la falta de paciencia de su
mujer.
—El puñetero perro ha destrozado la pared.
—Mami no es un puñetero perro—. Las lágrimas del niño
brillaban en sus ojos.
—Lucía, cálmate.
La mujer le devolvió una mirada iracunda, Ricardo se la sostuvo
¿qué le pasaba? El animal gemía lastimosamente y su hijo lloraba, la escena era
terrible. Odiaba todo eso, él solo quería tranquilidad. Abrió la puerta del jardín, el perro huyó despavorido y
Nacho detrás.
Miró a Lucía.
Miró a Lucía.
—Solo es una pared…
La desaprobación en su voz la desarmó y sus ojos se
llenaron esta vez de lágrimas.
—Estoy muy nerviosa Ricardo, esta mudanza me ha superado —.
El hombre pensó que era cierto, estaba entre histérica y deprimida y sin ningún
motivo aparente pero la abrazó.
—Venga ya está, se ha acabado, todo irá bien.
—Lo siento, cuando he visto lo que ha hecho…
—Shhhh ya basta.
A pesar de sus palabras, ella no conseguía calmar la ira
que sentía, le dolía la cabeza cada vez más y el olor del perro la mareaba e
irritaba a partes iguales. Intentó respirar pausada, tranquilizarse pero le salía
la rabia. «¿Por qué siempre se ponía de parte de Nacho?» Estaba harta de que
siempre el niño ganara en todo, su padre lo malcriaba. Disimuló su enfado, a él
no le gustaba y ella quería complacerlo.
Ricardo salió a buscar al niño y pasaron mucho rato en el
jardín. Lucía, cansada de estar sola y ya más tranquila los llamó pero el perro
no consintió en entrar. Nacho estaba caprichoso y rebelde, todo lo discutía
sobre todo con su madre, andaban a la gresca por cualquier cosa. Ricardo de nuevo, sentía
los nervios a punto de explotar ¿por qué no estaban contentos?
Finalmente, salieron a pasear y a comer
fuera. Fue una buena elección, tranquilos y relajados hasta el perro estaba juguetón
como siempre. Pero al volver a casa, se reiniciaron los lamentos de Doggi y el mal
humor de Lucía. Ricardo huyó a su despacho, estaba cansado de escuchar
discusiones, de reñir al perro y de las quejas.
—Papi, papi…—La voz del niño lo desconcentró — A Doggi le pasa algo.
—¿Qué le va a pasar? No conoce la casa y se encuentra
raro.
—No papi, solo gruñe y me quiere morder.
—¿Qué le has hecho?
—Nada, quiero que entre y se enfada.
—Pues déjalo fuera.
—No papi, tiene que dormir en casa.
Ricardo suspiró mientras cerraba la puerta del estudio,
salieron al jardín a buscar al perro pero por más que lo intentaron no
consiguieron que entrara, el perro estaba muy agresivo y de nuevo intentó morderlos.
Ricardo pensó que al día siguiente lo llevarían al veterinario. «Estaba harto
de ese perro caprichoso».
Lucía estaba viendo una serie de televisión y añadió más
tensión al decir con indiferencia «dejarlo fuera, total es un perro». Nacho
cogió una llantina y se encerró en su habitación.
Ricardo estaba superado. ¿Qué les pasaba?
Ricardo estaba superado. ¿Qué les pasaba?
Al día siguiente, al salir del garaje rascó todo el
lateral del coche, era la primera vez en años que hacía un desaguisado de esa
magnitud. Salió hacía el despacho pensando que ese fin de semana había sido una
auténtica pesadilla. Fue un descanso ver que en el trabajo todo estaba
controlado pero había cantado victoria demasiado pronto y horas más tarde llegó la
llamada de Lucía para informarle que Doggi se había escapado de casa.
—Lucía, ¿qué quieres que haga? Encárgate tú con María, no
puede estar muy lejos, es una zona residencial y es un perro faldero.
Acabaron medio enfadados, le parecía mentira que
ella no se diera cuenta que tenía asuntos más importantes que resolver. Aún y
así esperaba que el maldito chucho encontrara el camino de vuelta a casa porque
tendrían un problema grave cuando Nacho llegara del cole.
Encontraron al perro pero aquel fue el primero de una
serie de problemas que parecían acumularse. Las reparaciones de la casa se
sucedían, tan pronto era la parte eléctrica como la fontanería las que decidían
dar incidencias. La piscina estuvo una semana con el motor averiado y el agua
se estropeó. El aire acondicionado funcionaba a ratos menos cuando más calor
hacía. Tuvo que lidiar con unos vecinos enfurecidos que amenazan con
denunciarlos por una tubería que desaguaba donde no tocaba.
La irritación de Lucía no tenía límites, discutía a todas
horas con el niño y hasta con él, la asistenta amenazó con despedirse y ese
ambiente empezó a afectarlo en su trabajo, llegaba cada día más tensionado,
cada vez dormía menos y ahora, cada dos por tres tenía que aguantar lágrimas de
Lucía o del niño.
Nacho se le pegaba a todas horas cuando él estaba en casa, empezó a tener pesadillas y a querer dormir con ellos. Lucía se negaba y él lo dejaba y acababa en un problema. Doggi seguía sin querer entrar en la casa, le habían hecho una caseta en el jardín después de que hubiera mordido a la asistenta por obligarlo a entrar.
Nacho se le pegaba a todas horas cuando él estaba en casa, empezó a tener pesadillas y a querer dormir con ellos. Lucía se negaba y él lo dejaba y acababa en un problema. Doggi seguía sin querer entrar en la casa, le habían hecho una caseta en el jardín después de que hubiera mordido a la asistenta por obligarlo a entrar.
Nacho había tenido problemas en el colegio, no llevaba
los deberes y había suspendido varios exámenes. «Papi no me puedo concentrar».
La reunión con la tutora del niño había sido frustrante ni el colegio ni ellos entendían ese cambio. El niño
estaba con frecuencia irritable y cada vez más callado, no ayudaba que el perro
ya no quería estar en la casa con él. «Ya no me quiere papi, ¿tú me quieres?».
«No te vayas papi», esa frase lo acompañaba cada vez más en sus frecuentes
viajes y se marchaba con el corazón encogido.
Estaban viviendo una pesadilla, él cada vez tenía dolores
de cabeza más frecuentes y estuvo un par de días encerrado en casa vomitando y
con vértigos. Jamás en su vida laboral había dejado de ir al despacho y esa vez
no conseguía levantarse de la cama. Todo lo superaba.
El día del fin fue al llegar a casa y encontrar a Nacho llorando en su habitación. El niño no quería
hablar y cuando por fin calmó sus sollozos le dijo que no le gustaba vivir en
esa casa y a Doggi tampoco. Con dolor se dio cuenta que lo entendía, estaba empezando
a odiar cada pared de aquella maldita casa. Intentó tranquilizar al niño
pero sus ojitos llorosos le hacían sentir muy mal.
—Tenemos que adaptarnos todos, Doggi también. Estaremos
bien, vienen tus amigos y podéis jugar en el jardín.
Cuando acabó de hablar vio como de nuevo su hijo lloraba.
—Nadie quiere venir a jugar conmigo.
Ricardo lo abrazó, más tarde, cuando el niño
dormía habló con Lucía pero ella se negó a contemplar ni siquiera la posibilidad de mudarse, esa casa era perfecta: «lo mimas demasiado».
¨¨¨¨
Meses más tarde, Ricardo observaba con tristeza la gran mansión mientras su hijo, silencioso, miraba hacía otro lado.
—Papi ¿por qué ya no vives con mami y conmigo?
El hombre cerró los ojos entristecido reviviendo la
pesadilla de aquel último año. Aún recordaba su obsesión con la maldita casa y el convencimiento de que había algo en ella que los afectaba. Habló con la inmobiliaria, con los vecinos y descubrió que el
anterior propietario estaba desesperado por vender, de ahí la ganga. El tipo se
desquició y los vecinos estaban hartos de avisar a la policía, le explicaron
que con frecuencia gritaba que allí había algo. Más tarde
descubrió que la anterior propietaria se había suicidado en la misma habitación
en la que ellos dormían.
Investigó, de todo, olvidó sus creencias y buscó respuestas en el Feng Shui, en hechizos y hasta santones… y llegó a un experto en
bioconstrucción que le habló de casas enfermas, de radiaciones naturales y
artificiales, de corrientes de aguas subterráneas, de contaminación electromagnética de baja y de alta intensidad...
Él nunca había creído en lo que no se podía ver pero era evidente que esa casa les estaba afectando la salud y no quería esperar más, tenían que salir de allí. Lo intentó de todas las maneras pero Lucía no atendía a razones, era incapaz de ver que todo se deterioraba, especialmente su relación y al final, la única opción que le quedó fue marcharse y pelear por la custodia del niño que era en lo que seguía estando, mientras ella se aferraba a la maldita casa.
Él nunca había creído en lo que no se podía ver pero era evidente que esa casa les estaba afectando la salud y no quería esperar más, tenían que salir de allí. Lo intentó de todas las maneras pero Lucía no atendía a razones, era incapaz de ver que todo se deterioraba, especialmente su relación y al final, la única opción que le quedó fue marcharse y pelear por la custodia del niño que era en lo que seguía estando, mientras ella se aferraba a la maldita casa.
Ricardo miró con tristeza a su mausoleo, vaya nombre
estúpido y premonitorio, qué pedante fue por creer que las cosas son las que dan la
felicidad.
Pd. Mausoleo; 1. m. Sepulcro magnífico y suntuoso.
Conxita
Pd. Mausoleo; 1. m. Sepulcro magnífico y suntuoso.
Conxita
A veces no nos damos cuenta del poder de las palabras, ¿casualidad? ¿Premonición?
ResponderEliminarSea lo que sea ni las cosas son importantes ni dan la felicidad, se trata de valora lo que vale la pena, que casi nunca se puede comprar con dinero.
Espero que os guste el relato y como siempre me encantará saber vuestra opinión.
Un relato con gran trasfondo, Conxita. En el plano literario la posibilidad de que la casa encerrara algún misterio que afectara al carácter de sus propietarios, suscita curiosidad; en un plano más realista no podemos dejar de meditar sobre la excesiva importancia que le damos a los logros materiales. A buen seguro que esa familia hubiera sido mucho más feliz en su antigua vivienda, aunque fuera más modesta.
ResponderEliminarMuy bien descrita la tensión creciente, los continuos roces. Casi me pongo de los nervios yo también :)) ¡Muy bueno!
Un abrazo enorme y feliz finde.
Hola Julia
EliminarEl relato me hizo reflexionar sobre esta necesidad de poseer como si eso nos diera la felicidad, es como tú dices le damos una excesiva importancia a todo lo material y a veces, algunos tarde y otros nunca, nos damos cuenta de que las cosas que importan nunca se pueden comprar con dinero.
Hay lugares que no sé si tienen maldiciones, fantasmas o sacan lo peor de cada uno pero en los que no se está a gusto y aquí el único que se daba cuenta era el perro. Seguramente la mudanza solo ayudó a sacar algo que estaba allí en la familia.
Gracias por tus generosas palabras.
Un beso y feliz domingo
Todo lo que se compra con dinero siempre es barato aunque a posteriori , como en éste caso, nos pueda resultar muy caro. Una historia muy entretenida.
ResponderEliminarBesos
Me alegra que te lo haya parecido Ambar.
EliminarLas cosas buenas o las que importan en la vida nunca se compran con dinero y la experiencia nos dice que las gangas no existen como después y tarde Ricardo descubre. Pretender que con la casa su hijo ya será feliz es bastante absurdo y egoísta, lo que el niño probablemente necesita son unos padres que se preocupen y jueguen mucho más con él, de ahí la necesidad del crío de pegarse a ese padre demasiado ausente.
Un beso y feliz domingo
Una mudanza estresante puede poner a prueba la fortaleza del cariño en un pareja. Que la casa encerrara algo misterioso le da otra dimensión al relato. El estrés y la tensión que aumenta están bien logrados. Se lee con mucho interés para ver qué ocurrirá. Un beso, Conxita.
ResponderEliminarHola Ángeles
EliminarEs cierto que una mudanza es un hecho que puede resultar muy estresante y sí como es el caso hay complicaciones que se alargan en el tiempo, aunque en este caso es excesivo e implica otras situaciones que quizás estaban ahí escondidas y que el traslado solo realza.
Me alegra haber sido capaz de transmitir esos nervios que van en aumento, esas sensaciones que en lugar de disminuir van aumentando y convirtiéndose en quejas y más quejas.
Lo cierto es que la casa actúa como una caja de resonancia de aspectos que hay en ellos muy poco claros, como esa preocupación por aparentar y creer que las cosas son las que nos hacen importantes y dedicar poco tiempo a ese niño que los necesita más de lo que ellos perciben.
Un beso y feliz domingo
Lucía, en su afán de "lucir" la mansión, las cosas materiales, no se da cuenta del clima de irritabilidad y energía negativa que emana la casa. Esto es muy frecuente en quien pone todo en lo exterior y descuida el adentro.
ResponderEliminarUn relato con intriga, muy bien llevado.
Besos, Conxita.
Muy bien visto Mirella, Lucía y también Ricardo, están más preocupados por todo lo que es lucir que por las cosas que realmente importan, preocupados solo del qué pensarán otros, de lo que se merecen, de su estatus o de aparentar o demostrar lo importantes que son, y descuidan aspectos fundamentales que nunca se compran con dinero.
EliminarHay quien cree que por tener un jardín o una gran habitación ya cubre las necesidades básicas de amor y apego que tenemos las personas. Es eso que a veces aún se oye se lo he dado todo, ¿todo? ¿Todo es solo lo material?
Me alegra haber sido capaz de mantener la intriga.
Besos y que tengas un gran día y mejor semana
El perro sería tonto, pero fue el primero en darse cuenta de que esa casa no molaba.
ResponderEliminarBromas aparte, queda muy bien reflejado en el relato, de manera implícita, el instinto que tienen los animales para percibir los problemas antes de que se manifiesten. Y el pobre perro no sabía cómo hacerles ver a los humanos que la casa no era buena para ellos.
Saludos!
Hola Ángeles
EliminarSe ha escrito mucho sobre el instinto de los animales y parece que está bastante demostrado que son más sabios que muchos humanos. Justo ahora estoy leyendo La gaviota de Marai y me sorprendió cuando apareció un fragmento en que habla de que los perros perciben los peligros mucho antes que las personas y añade que también las arañas, eso no lo sabía.
Está visto que los animales son mucho más sabios que muchos humanos que ni siquiera se dan cuenta de que algo no se sostiene como le pasa a esa pareja más centrada en las apariencias que en lo que de verdad importa.
El pobre perro no podía hacer nada más y encima recibía.
Un abrazo
Un relato que apresa, Conxita. Una situación cotidiana que se carga de tintes misteriosos conforme avanzas. Muy bien desarrollado.
ResponderEliminarDesde el punto de vista del contenido, dejas muy clara la idea de que lo único importante es la armonía, por encima de la suntuosidad y el lujo.
Un abrazo
Muchas gracias Isabel
EliminarEs que con frecuencia parece que algunos creen que poseer es garantía de felicidad, las cosas pocas veces dan la felicidad, te hacen la vida más cómoda pero nunca deben esclavizar y si uno no está bien, no recuerda que son las cosas sencillas las que nos hacen disfrutar de la vida entonces no hay mansión ni lujo más lujoso que consiga que esa vida valga la pena.
Un abrazo y feliz domingo
Un relato que atrapa de la primera a la última palabra... excelente como siempre Conxita!
ResponderEliminarUn beso y el mejor fin de semana para vos.
Muchas gracias Alma
EliminarComo siempre tan generosa conmigo, te lo agradezco.
Me alegra haber sido capaz de mantener la tensión porque me quedó un relato un poco más largo de lo que acostumbro.
Un beso y feliz domingo y mejor semana.
Una gran historia que da para varias interpretaciones. O bien la casa estaba infestada, o la relación de esa pareja terminó contaminada por ese carácter especial de la mujer.
ResponderEliminarMisterio y drama bien mezclados.
Saludos.
Hola Raúl
EliminarPues un poco de las dos cosas, la casa tenía algo y esa pareja no eran tan armónicos como parecían. Desde luego ella se hace bastante irritante solo preocupada por lo material.
Me alegra que te haya parecido interesante esta mezcla de misterio y drama como la vida misma.
Un saludo y feliz semana
El relato es muy bueno.
ResponderEliminarMe ha generado inquietud y desasosiego...
Si tuviera que comprarme una casa hoy te aseguro que no lo haría.
Quizá la casa está maldita....
Jo...
Saludos.
Jajaja Toro tengo que reconocerte que desde que vi hace muchísimos años Poltergeist, hay casas y casas, no sé yo si alguna me la compraría ni la habitaría ni regalada.
EliminarMe alegra haber sido capaz de transmitir esa inquietud que sentían en esa casa infectada o ¿era la pareja? la que lo estaba.
Un beso y que tengas un gran domingo y mejor semana.
Hola Conxita. Quizá siempre intentamos encontrar en circunstancias ajenas la explicación a problemas o situaciones que no sabemos gestionar. Pero simplemente el hecho de cambiar de casa para aumentar el "status", puede generar tal ansiedad y estrés y llevarnos perfectamente a esa angustia y malestar (que hasta los animales lo notan) como has reflejado muy bien en el relato. El suspense creciente y sobre todo la tensión que va aumentando están perfectamente logrados. E incluso nos queda la duda de si todo será por algo misterioso que contenga la casa..., aunque yo me queda con la primera reflexión.
ResponderEliminarEstupendo relato, Conxita, enhorabuena.
Un abrazo muy fuerte.
Cierto Ziortza
EliminarEs más fácil buscar fuera de nosotros las causas a lo que nos pasa que mirarnos un poquito por dentro. Evidentemente un cambio de vivienda es estresante pero en este caso se supone que es para mejorar, por tanto la actitud de ella ya es indicativo de qué quizás algo está fallando, también esa excesiva preocupación por aparentar, por lucir para que otros los admiren, las cosas son cosas, se pueden sustituir y cambiar, los sentimientos, las cosas que importan no, ni se compran ni se venden ni se pueden sustituir.
Cuando escribía el relato me documenté un poco sobre casas enfermas y de ahí un poco también la sintomatología que muestran los personajes. Me sorprendió descubrir algo que seguramente de forma inconsciente hemos notado, que hay lugares en los que no se está a gusto, no se saber por qué pero pasa y ahora algunos lo explican con esas contaminaciones electromagnéticas que el protagonista del relato apunta.
Me alegra que te haya gustado. Gracias por tus palabras.
Un abrazo y que pases un fantástico día.
Me he puesto de los nervios... Muy bien relatado.
ResponderEliminarEn mi piso de Viena nunca estuve a gusto... yo creo en lo de las malas energías...
Besos y feliz finde.
Hola Celia
EliminarTú misma lo has dicho hay lugares en los que no se está nunca a gusto, no se sabe por qué pero hay algo que no te gusta, que te inquieta o que no te hace estar bien.
Como le comentaba a Ziortza cuando escribía el relato busqué información sobre casas encantadas y casas enfermas y descubrí que hay una sintomatología asociada a las casas o edificios enfermos, otra cosa es que aparte mis protagonistas tenían otros problemas que la tensión de un traslado puso de manifiesto más que la casa que sacó lo peor de ellos mismos.
Un beso y que pases unas buenas fallas.
Caramba, Conxita, a medida que avanzaba en la lectura me iba impregnando de esas turbulencias anímicas, casi me he sentido tan estresado como los personajes. Le has dado al relato un ritmo y una intensidad que contagian al lector.
ResponderEliminarMuchas veces, cuando nos obsesionamos por poseer algo, no somos capaces de reconocer sus inconvenientes, solo nos aferramos a las ventajas, que solemos exagerar para auto-complacernos. Claro que una mansión que ha costado un dineral no es algo que puedas desechar de la noche a la mañana porque las cosas hayan empezado con mal pie. En todo tipo de cambios necesitamos un periodo de adaptación, incluso en un cambio de vivienda por muy lujosa y confortable que pueda ser.
El perro era la clave de todo lo malo que se avecinada. Su instinto le decía que allí había algo oscuro. Es una lástima que la incapacidad o la falta de voluntad para replantearse una situación acabe con la unión de una familia feliz.
La casa que tenía que unirlos, los acabó separando.
Una narración muy fluida que hace mantener el interés por la historia de principio a fin.
Un abrazo.
Gracias Josep Mª me alegra haber sido capaz de transmitir esas sensaciones que estaban sintiendo los protagonistas.
EliminarEs tal y como dices, cuando nos obsesionamos por poseer aunque veamos que no, seguimos emperrados en convencernos de las bondades de lo que queríamos y nos cuesta reconocer que igual eso no era lo que se necesitaba aunque es verdad que todo tiene su tiempo de adaptación.
Los protagonistas creen que esa casa va a ser fantástica, van a lucir más y se los valorará más por lo que tienen (aunque sea dicho de paso, hay gente que solo parece fijarse en eso), tendrán mucho espacio y podrán estar todos contentos, pero lo importante no es poseer es dedicar tiempo a aquellos a los que se dice querer como ese niño reclama de padre y madre.
Y sí, el perro con esa sensibilidad que tienen los animales es el primero que se da cuenta de que las cosas no son lo que parecen pero ninguno le hace mucho caso, quizás porque a veces no vemos aquello que no queremos ver y menos si viene de un animal que hasta la fecha se había comportado muy bien y había dado cariño a ese niño solitario.
Feliz domingo.
Un abrazo
Por cierto, muchas felicidades.
EliminarMuy bueno, Conxita. Creo que es la segunda vez en esta semana que en un comentario me refiero a esa idea que dice que hay que tener cuidado con lo que se desea porque podría conseguirse. Tú la plasmas a la perfección. Además esa idea de la posibilidad de algo oculto que trastorna a los habitantes de la casa, le da un punto de incógnita muy bueno.
ResponderEliminarCuando yo me mudé al chalet en el que vivimos (nada de lujo, fue la alternativa barata a los precios exorbitantes que tenían los pisos en Santander), estaba muy ilusionada pues me hacía mucha ilusión el jardín, las escaleras para subir a la habitación, etc. La primera semana, creí que jamás me acostumbraría a vivir fuera de una ciudad, que es donde he vivido siempre. Ahora, casi veinte años después, estoy acostumbrada y a gusto, pero muchas veces echo de menos la ciudad, al jardín no salgo nunca y pienso que si me hiciera una casa a mi gusto, no tendría ni una escalera. Y encima, no tengo fantasma.
Un beso.
Hola Rosa
Eliminar¿No era Midas el que todo lo que tocaba se convertía en oro y acabó convirtiéndose en un problema? Estoy de acuerdo contigo en que a veces se tiene que tener cuidado con esos deseos que se nos vuelven en contra como les pasa a los protagonistas de ese Mausoleo, que de hecho su propietario ya tuvo la poca gracia de llamar así a su casa, igual el hombre ya predecía en qué acabaría toda esa suntuosidad.
Jajaja ¿Y no tienes un fantasma? mira que hay algunos que son mucho más divertidos que los de la mansión de Lucía y Ricardo.
Es verdad que a veces nos obstinamos en que las cosas sean de una manera y después resulta que aquello que tanto creíamos que nos gustaría acaba siendo lo que menos valoramos, como tú dices o no salimos casi nunca al jardín o el subir y bajar escaleras nos acaba resultando un poco incordio, será que las personas somos un poco contradictorias, lo importante es saber encontrar las ventajas y estar bien.
Me alegra haber sido capaz de transmitir esas sensaciones.
Un beso y que tengas un fantástico domingo y una mejor semana.
Yo siempre he pensado que las mudanzas no son buenas para la salud. Yo he vivido tres y siempre me han quedado secuelas. Cabría pensar que el estrés de los protagonistas les pasó factura y la casa fue el vehículo de tanta tensión. Esa sería la explicación razonable.
ResponderEliminarPero también me fío mucho del instinto animal de los perros, si Doggi no quería entrar en esa casa... malo, malo.
Me ha encantado el relato, con esas descripciones de escenas cotidianas pero con cierto halo de misterio.
Enhorabuena. Un besote grande, Conxita.
P.D. ¿Bioconstrucción? ¿Te lo has inventado o ese concepto existe de verdad?
Hola Kirke
Eliminar¿Tres mundanzas? Bufff, son muy estresantes. Secuelas no lo sé pero cajas por abrir meses y meses en algún caso que conozco, sí.
El instinto de los animales está mucho más desarrollado que el de los humanos, que somos capaces de saber y seguir cayendo, desde luego al perro le tenían que haber hecho más caso.
Bioconstrucción, jajaja ¿inventarlo? No, existe el término y la disciplina. Cuando escribí el relato tenía claro que la casa quería que tuviera un papel más y busqué información sobre edificios que enferman, y es cuando encontré que existe una corriente la bioconstrucción donde se estudian las relaciones integrales del ser humano con su entorno edificado y se recomienda el uso de unos materiales determinados y se hacen incluso auditorias de edificios para "sanarlos".
Un beso guapísima y feliz semana
En las convivencias yodo el mundo tiene que poner de su parte, y en esta familia no se da el caso.
ResponderEliminarHas mostrado muy bien la tensión que va creciendo...en realidad por cosas nimias.
El perro a dormir fuera y todo arreglado. Y pueden ser un poco cabroncetes y ponerle la comida dentro de la casa (jijijiji).
Para las rozaduras en la pared, unas iguales en el otro lado y la modernez total.
Como bien muestras las cosas que parecen ir bien pero no, se desmoronan estrepitosamente por cualquier motivo.
Hola Guille,
EliminarCierto lo que dices sobre la aportación de cada uno en la convivencia y que en esta familia no parece darse, más preocupados por tonterías que por las cosas que important.
¿Rascado el mueble o la pared? Se arreglan, las cosas se arreglan, lo que es realmente importante ni se compra ni se vende ni se arregla y es lo que estos protagonistas no tienen en cuenta.
Pobre perro es el único que sabe y realmente es mucho más feliz fuera de la casa que dentro. Los animales son muy sabios y notan las tensiones y las cosas que no funcionan antes que las personas. El perro ya sabía que esta familia tenía muchas grietas a pesar de la casa nueva.
Esta familia aparenta que todo le va bien y cuando algo los saca de sus parámetros habituales entran en crisis y son incapaces de solucionarlo y es lo que pasa cuando alguien solo vive mirando al exterior sin querer darse cuenta de qué falta en su interior.
Un beso y que tengas un buen día.
Menudo sueño destruido por una casa con grandes secretos dentro. Y es que los animales siempre son los primeros en notar que algo va mal.
ResponderEliminarGenial relato.
Un besillo.
Gracias Maria, la casa pone en evidencia que no había en ellos cimientos sólidos, más preocupados por lo qué dirán otros que por lo que realmente necesitan. Alguien que es capaz de saltar por nimiedades cuando debería estar contenta por el cambio (que se supone que es para mejor) ya te indica de qué material está hecha.
EliminarY sí, los animales son muy sensitivos y perciben cosas que los humanos somos incapaces de ver hasta que no nos pilla el problema. Se habla mucho de esa sensibilidad que tienen y que han ayudado a prevenir a veces accidentes.
Me alegra que te haya gustado.
Un beso
Magistral cómo has mostrado la tensión, la histeria, los nervios...
ResponderEliminarVeo que en el relato hay dos vertientes que se enlazan. Una, es la crítica social, o más concretamente la crítica a la banalidad del materialismo, y otra, muy a lo Iker Jiménez, es la "demostración" de que una casa "encantada" puede arruinarte la vida. Has "cosido" los dos conceptos de maravilla, de verdad. Enhorabuena.
Besos.
Hola Sara
EliminarMuchas gracias por tus generosas palabras con mis letras.
Muy acertado tu análisis, es cierto que he intentado retratar esa banalización de los protagonistas con su lucimiento y la importancia que dan a todo lo material, ese aparentar y perseguir las cosas como si estas dieran la felicidad. Es como aquellos que trabajan a todas horas para tener todo lo mejor y dejan de tener tiempo para disfrutarlo o es más aunque tuvieran tiempo libre no saben utilizarlo para disfrutar. Es ese ansia de demostrar a otros lo bien que les van la vida llenándola de cosas.
Y sí, hay momentos en que una casa puede destrozar una vida, por las ansias, por las malas vibraciones o por lo que sea.
Cuando escribía el relato no tenía claro si serían fuerzas oscuras o una casa enferma pero sí que la casa tenía un papel muy importante en la historia, quizá aunque solo fuera porque servía para poner de manifiesto que en esta familia había muchas cosas y situaciones que ya no iban o que eran una pura apariencia.
Muchas gracias por volver.
Un beso
Me ha hecho meterme en la historia y estoy estresada. Cuando un animal reacciona así algo pasa que no va bien. La casa estaba embrujada y afectaba a todos los que vivían en ella. Hasta destruyó el matrimonio. Por algo se titula el mausoleo, casi cavan su tumba. Muy buen relato Contxita. Un abrazo
ResponderEliminarJajaja Maria del Carmen perdona pero me alegra haberte estresado con mis letras, gracias por decírmelo.
Eliminar¿A quién se le ocurre llamar a la casa en la que va a vivir, a su casa, mausoleo? Un mausoleo es un monumento funerario, magnífico y suntuoso sí pero un lugar donde se entierra a los muertos. Ricardo no está demasiado acertado llamando a esa casa que tanto parecía querer con ese nombre, es pretencioso y poco acertado y al final parece convertirse en un augurio de lo que le pasará a su familia. Y es que a veces no nos damos cuenta del gran poder que tienen las palabras, capaces de lo mejor y también de lo peor.
Un abrazo y feliz semana
Qué buen relato. El perro tenía razón, ellos siempre la tiene, Lucía debería haberle hecho caso.
ResponderEliminarMe ha gustado porque tiene misterio y a la vez es una especie de "castigo" a la avaricia o a los aires de grandeza, que no hay que confundir con ganas de mejorar y prosperar, claro.
Besos y muy feliz finde.
Es eso que dices Marigem los animales acostumbran a tener la razón aunque los humanos nos empeñemos a veces en no hacerles caso. En pobre perro ya sabía que en ese casa no se estaba nada bien, pero los otros empeñados en mostrar al mundo lo bien que les iban las cosas se olvidaban de hacer caso de los detalles, es el perro pero también es ese pobre niño, que intenta aferrarse a unos padres muy ocupados.
EliminarEs bueno querer prosperar siempre que uno no se olvide de vivir ni de saber que las cosas buenas, las que realmente importan, no tienen precio y no se pueden ni comprar ni vender.
Un beso y que tengas una gran semana.
La costumbre de poseer más de lo que se necesita, siempre da problemas.
ResponderEliminarCuando no va en la naturaleza de las personas, la sociedad incentiva, con sus valores efímeros y vanidosos, ese afán por poseer. Y, buscando lo mejor, no encontramos lo bueno, sino lo malo. Tal vez por eso se diga que lo bueno es enemigo de lo mejor.
Saludos.
Cierto Soros, aunque vivimos en una sociedad que solo incentiva ese poseer, más y más y acaba convirtiendo la voracidad en éxito. Tenemos múltiples ejemplos en personas que solo saben acumular pero se olvidan de vivir.
EliminarIgual que el hecho de aparentar, de tener para que otros envidien y sepan que se ha triunfado como creen los protagonistas.
No conocía ese dicho lo bueno es enemigo de lo mejor, me parece muy acertado, gracias por compartirlo.
Un abrazo
Ante algunos proyectos buenos y viables, habrás observado que hay muchas personas que, para no hacerlos para no comprometerse, fingen encontrarlos imperfectos y dicen que les faltan muchas cosas que, en la práctica son inalcanzables. De este modo acaban, arteramente, con muchos proyectos. A veces por pura vagancia. A esas personas que se creen tan inteligentes hay que decirles que "lo bueno es enemigo de lo mejor". Porque lo bueno siempre es posible y, lo mejor, muchas veces no lo es.
EliminarUn abrazo.
Cierto Soros, me he encontrado con esas situaciones y con esas personas a las que les encanta encontrar problemas donde no los hay y como bien dices acabar con la paciencia del más paciente o hasta con el proyecto.
EliminarMe lo apunto y si llegara el caso lo utilizaré, porque es muy cierto, muchas gracias por darme la explicación, me ha encantado, eres muy didáctico.
Un abrazo
Hola Julio David
ResponderEliminarEspero que Ricardo hay aprendido que las apariencias no dan la felicidad y que lo que importa es dedicarle tiempo y energías a aquellos a los que se quiere, aunque estoy contigo en que sí creía que la casa tenía algo perjudicial, dejar a su hijo allí no parece una gran opción.
Hay muchos que se obstinan en las posesiones como si eso fuera lo que los va a hacer felices. ¿Cuantas personas trabajan 25 horas al día para tener lo que no pueden disfrutar?
Parece que estamos en una cultura del ansia por poseer y darse cuenta de que esos instantes pasados con aquellos que quieres, sea tu hijo, tu pareja o tus amigos, que se van no volverán nunca y por tanto vale la pena disfrutarlos intensamente, eso no tiene precio y espero que los protagonistas aprendan a valorarlo.
Más saludos también para ti.
Hola Conxita,
ResponderEliminar¡vaya relato! No me extraña que el perro no quisiera entrar en la casa o que hiciera trastadas. Percibía las malas vibraciones del mausoleo (menudo nombre para una casa).
Todas las mudanzas son estresantes, pero esta superó a los protagonistas de la historia.
Besos
Hola Erika
EliminarDesde luego el perro era el más listo de la familia, esa casa era un auténtico horror y los animales son mucho más sensibles que las personas.
Estoy contigo que el protagonista tenía un sentido del humor un tanto peculiar porque nombrar como mausoleo a su casa, aparte de pretencioso le salió de lo más premonitorio.
Las mudanzas son una gran fuente de estrés, pero en esta aparte se añadieron otros aspectos que ya los llevaban los protagonistas y la casa que quiso participar a su manera peculiar.
Un beso guapa
-Casi me pongo de los nervios yo también :))
ResponderEliminar-El estrés y la tensión que aumenta están bien logrados.
-Misterio y drama bien mezclados.
-Me ha generado inquietud y desasosiego...
-Me he puesto de los nervios…
-...casi me he sentido tan estresado como los personajes.
-Has mostrado muy bien la tensión que va creciendo..
-Magistral cómo has mostrado la tensión, la histeria, los nervios...
-Me ha hecho meterme en la historia y estoy estresada.
Un relato muy bien construido y con escenas cotidianas. El denominador común de la mayoría de los comentarios va en el sentido de “Casi me pongo de los nervios yo también :))”. Y ello es atribuible a la maestría con que has ido hilando la trama.
Abrazos, Conxita.
Muchas gracias Ernesto por tus generosas palabras con mis letras.
EliminarEn este caso poner de los nervios a las pacientes personas que me leéis es muy positivo porque de acuerdo a lo que me habéis comentado he conseguido transmitir esa emoción con mis letras y en este caso me alegra mucho.
Es cierto que las mudanzas pueden llegar a ser muy estresantes y quería mostrar esos roces continuados, que en este caso se agudizan seguramente porque hay temas poco resueltos, al final la casa solo hace de caja de resonancia de situaciones de los protagonistas más preocupados por el exterior que por su interior.
Un saludo y que tengas una gran semana.
Está cantado que el ser humano con eso de ser tan racional es un animal complicado. los primitivos tenían problemas más acuciantes de los que preocuparse y eso les libraba del estrés cotidiano, y si se ponían nerviosos se iban a pegarse con los mamuts y los tigres de diente de sable.
ResponderEliminarLa sociedad es muy banal y aparentosa y eso perjudica seriamente la salud de las neuronas ¿Por qué a la mayoría nos agrada y relaja el campo, la playa o la montaña? Pues por la sencilla razón que tenemos sensación de libertad. Una casa es simplemente eso. Una construcción hecha con los materiales que se encuentran en el entorno que sirve como refugio y cobijo de los elementos. ese concepto se ha perdido y el cemento, el acero y el plástico ya no son elementos naturales, de ahí muchas enfermedades sensoriales y nerviosas que padecemos actualmente.
También he oído muy a menudo que en las casas donde se han desarrollado conflictos familiares o sucesos luctuosos como muertes violentas, hay un no se qué flotando en el ambiente que conforma eso que llamamos fantasmas y que no dejan de ser las estelas conflictivas con las que se van impregnando las estancias, las paredes, los objetos.
Personalmente y sin ser perro ni araña; suelo notar esas energías negativas que influyen tanto y tan malamente en los seres con capacidad sensitiva.
Bueno con esta cantidad de letras te darás cuenta que tu relato me ha impactado gratamente en cuanto a la historia narrada y tu forma de hacerlo. coincido con otros seguidores que has sabido marcar un ritmo gradual y acompasado en la trasmisión de esa inquietud presentida por el perro y reflejada en todos los miembros de la familia.
El más intuitivo el animal, el más confundido el niño, el más listo el padre que es capaz de huir de ese ambiente agobiante. Y la más equivocada la mujer que con sus ínfulas de poderío y falsa apariencia, es capaz de sufrir todas las consecuencias hasta el final. Y no le preveo un final feliz ni mucho menos.
Como siempre un relato que se hace esperar muchos días pero que después me deja muy satisfecho.
Besos amiga. Y perdona por el rollo macabeo que me he marcado.
Hola Francisco yo no he visto ningún rollo, me ha gustado saber tu opinión y lo sabes.
EliminarMe encanta esta posibilidad de saber qué sugieren los relatos y que podamos intercambiar opiniones.
Es cierto que a veces da la sensación de que se vive de espaldas a la naturaleza, nos olvidamos de las cosas simples y lo complicamos todo muchísimo, quizás porque estamos en una sociedad dónde parece que lo que importa es aparentar y vivir de cara a la galería y eso lo vemos en los protagonistas que necesitan mostrar su triunfo con una casa más grande, más lujosa, dónde todos tengan mucho espacio cuando al final eso es lo que menos importa, lo que es necesario es el cariño, esos juegos, las risas, la presencia de aquellos a los que queremos y no todos esos lujos que se pagan con la ausencia del padre o de la madre. Seguramente ese niño sería mucho más feliz en una casa menos lujosa con unos padres presentes, pero eso no es lo que se lleva y ese niño aprenderá que lo que importa es trabajar muchas horas para pagar unos lujos que todos envidien, absurdo.
Sobre esas capacidades sensitivas es cierto que hay personas mucho más sensibles que otras que perciben lo que otros no ven, ¿qué es? ni idea, pero no siempre se puede encontrar explicación a todo.
Para escribir el relato mientras decidía el papel que tendría la casa me documenté un poco y encontré que existen esas casas capaces de enfermar, y está muy relacionado con radiaciones terrestres intensas, alteraciones telúricas o vetas de agua subterránea en el subsuelo de la vivienda, así como las zonas ruidosas o con elevada contaminación acústica, campos electromagnéticos generados por electrodomésticos... Tanto que ya existen profesionales que han visto la oportunidad y se dedican a asesorar para sanar esas casas.
En todo caso, en mi relato la casa era una protagonista más que poco hubiera podido hacer si esta familia estuviera preocupada por las cosas que de verdad importan, menos aparentar y más vivir.
Y como siempre los animales son mucho más inteligentes que muchos humanos, el perro ya sabía que aquella casa no le gustaba nada.
Un beso y disculpa porque no he podido contestarte antes.
Supongo que el matrimonio, sobre todo Lucía, se quedó sin un horizonte una vez que alcanzaron su sueño, conseguir la casa por la que suspiraban. Se habla de factores externos como las malas energías o el suicidio de su anterior propietaria, pero al margen de esto me parece que gran parte del problema está en el interior de los protagonistas, que han equivocado la diana a la que apuntar para encontrar la felicidad. UN relato para la reflexión. Un abrazo Conxita.
ResponderEliminarCierto Jorge el problema está en el interior de ellos, se han perdido en sus priorizaciones y eso no quiere decir que no se deba aspirar a mejorar pero me parece que aquí ellos se olvidan de lo que es realmente importante y no es la casa, es más bien ese niño que se siente solo con unos padres que le están dando todos los lujos excepto el más importante: su presencia y su compañía.
EliminarEs lo que tiene una sociedad tan competitiva, en la que solo parece servir el acumular y desaparece el tiempo para disfrutar y vivir, eso es un bastante triste.
Un abrazo y feliz semana
¿Será posible que haya casas enfermas? No sé qué pensar, desde luego hay muchas películas que así lo afirman, en todo caso el relato está bien construido y logra transmitir la inquietud de sus protagonistas.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Hola Laura, tal y como comentaba para escribir el relato me documenté un poco y descubrí que existen, que parece que hay una combinación de materiales, de fuerzas electromagnéticas y cosas que no vemos que consiguen que sean edificios que enferman a las personas que los habitan.
EliminarNo sé qué validez científica tienen estas teorías pero sí que hay profesionales que se dedican a sanar estas casas.
Lo cierto es que a mi me ha servido para mostrar una familia que preocupada por el exterior había descuidado las cosas que de verdad importan, que normalmente ni se compran ni se venden.
Me alegra haber sido capaz de transmitir esa inquietud.
Un abrazo
Muy buen relato, Conxita. No creo en fenómenos paranormales, pero si en la estupidez humana. Esa que te lleva a cambiar la casa donde ya eres feliz, donde Ricardo y el perro se sienten a gusto, donde desarrollan su día a día sin preocupaciones. Y todo por la apariencia, por el "todos los de nuestra posición viven en casas lujosas" sin que, a lo mejor, eso sea lo que ellos quieran en el fondo. La codicia, la envidia, el aparentar creo que esos si que son fenómenos paranormales. Excelente desarrollo de la tensión hasta llegar a ese final. ¡Saludos!
ResponderEliminarJajaja David la estupidez humana es un fenómeno más normal de lo que debería y desde luego la codicia y la envidia y el aparentar también y mis protas son un reflejo de una búsqueda equivocada.
EliminarAunque lo cierto es que vivimos en una sociedad dónde se premia el escaparate, se vive de cara la galería, al qué dirán, y tenemos esas familias perfectas que de puertas para adentro se ningunean o mienten, los padres y madres perfectos y exitosos que no ven jamás a sus hijos, las canguros o niñeras que sustituyen la presencia de aquellos que están ganando mucho dinero para mantener ese escaparate, el éxito reflejado en un coche o en una casa o en un viaje... en fin, un mundo de apariencias y muy superficial.
Muchas gracias por tus palabras, me alegra haber sido capaz de mantener la tensión del relato.
Un saludo
Ahora hay en Burgos una exposición de eso del cuarto milenio (creo que son 14 euros lo que cuesta la entrada). Ademas, han dado una charla y han llenado el Fórum (1.400 butacas a precios entre 40 y 36 euros).
ResponderEliminarA ver si va a ser cierto, Conxita, lo de tu relato.
Saludos.
Jajaja Ignacio igual.
EliminarSorprende y no, aunque 1400 butacas son muchas butacas y esos precios no son baratos y han llenado, será que aquello que no se entiende provoca mucha curiosidad.
Para escribir un relato siempre investigo un poquito y cuando escribí el de la falsa pitonisa me sorprendió enterarme que en tiempos de crisis los negocios que más habían proliferado eran los de adivinación, de hecho uno solo tiene que cambiar de canales en la televisión para ver un montón de chiringuitos con personas que dicen predecir el futuro y lo único que hacen es jugar con la ingenuidad y la desesperación de las personas, pero hay gente para todo.
La historia de mis protas es más sencilla, se equivocan en su enfoque de las cosas que valen la pena.
Un saludo y que tengas una buena semana
El perrito es el que sabe que hay algo raro. Pobrecito!!.
ResponderEliminarNo por tener más lujos eres más feliz. Lo sencillo es lo mejor.
Un gran relato que mantiene el interés y, como siempre, muy bien desarrollado y escrito.
Un beso.
Hola Amalia, es que los animales son muy sensitivos y perciben las cosas mucho antes que los humanos, algunos dirán más simples pero saben perfectamente las cosas que les gustan y las que no y desde luego esa casa no entraba en la categoría de cosas que gustan.
EliminarCierto que los lujos no hacen más felices a las personas, ¿de qué sirve una casa magnífica si nunca tienes tiempo para disfrutarla? ¿De qué sirve una casa muy lujosa si tienes que tenerla llena de alarmas y de rejas y te conviertes en un prisionero en tu propia casa? ¿De qué sirve aparentar? ¿Para qué? ¿Ese niño solitario es feliz en una casa en la que está solo con el perro? ¿Lucía y Ricardo son felices aparentando?
Lo importante es saber disfrutar de la vida y del tiempo que pasa que si no se ha vivido no se recupera nunca, un día uno se despierta y se da cuenta que ha perdido los mejores años de su vida persiguiendo una casa espléndida. ¿Vale la pena? Allá cada cual con lo que desea y para lo qué vive, yo me quedo con el tiempo y las ganas de disfrutar.
Gracias por tus palabras.
Un beso
La casa estaría más o menos maldita, pero en esa familia el único que parece medianamente normal es el perro.
ResponderEliminarMuy buen relato, Conxita. Atrapa de principio a fin.
Saludos.
Hola Macondo, es cierto que en ese família el único que parece darse cuenta de las cosas es el perro, así que ya pueden llamarlo perro tonto y creerse que ellos son mucho más listos. Los animales parecen detectar mucho antes que las personas aquellas situaciones de peligro o incómodas como hace este perro.
EliminarMe alegra haber sido capaz de atraparte como lector.
Un abrazo
“Mausoleo”… Pues al final, resulta ser un magnífico nombre… para tu relato. Me recuerda el dicho ese de “el más rico del cementerio”, ja, ja. Te felicito Conxita. Te ha salido un relato trepidante, que se engulle desde el principio con avidez, y eso que es más largo que la media. Creas una sensación de suspense “in crescendo” con las discusiones en aumento, la negativa del perro a entrar en la casa. Me ha gustado sobre todo el principio de la narración, en el que nos haces ver las motivaciones de la pareja, que ven la casa como una imagen de su status social y, al tiempo, como el seno perfecto para su perfecta vida familiar… Y mira por donde, es precisamente la casa, el objeto, medio y fin de su sueño, la que cobra personalidad propia para hacerles la vida imposible. Dentro de ese género de relatos de “casas encantadas” que tanto les gustan a los norteamericanos, éste cobra valor añadido por ese mensaje tan claro sobre el materialismo, sobre esa felicidad buscada cuyo soporte, más que la unión entre los miembros de la familia, es todo lo que conlleva la vida en la super-mansión.
ResponderEliminarMe parece un gran trabajo, Conxita, tanto en forma como en contenido, con un trasfondo que da para pensar… y mucho. De nuevo te felicito. Muchos besos
Cierto Isidoro que el nombre mal escogido de la mansión lujosa que se merecen para que todos sepan lo bien que les van las cosas es de lo más inoportuno, primero porque por su significado es lo último que podríamos desear para una casa en la que se quiere que haya mucha vida y después porque parece convertirse en profética ya que acaba con esa familia supuestamente feliz.
EliminarAl final la casa lo único que hace es amplificar las incongruencias, hacernos ver esas situaciones de familias aparentemente muy felices, que están preocupadas por aparentar, por poseer más y más y que resulta que lo único que de verdad desean es trabajar a todas horas para triunfar, para ser los mejores o quizás para no tener tiempo libre y no estar con aquellos a los que dicen querer y por los que trabajan tantas horas, hipocresías detrás de fachadas perfectas que muchas veces no se quieren reconocer.
Tengo que reconocer que cuando lo escribía no sabía si decantarme por una casa embrujada o por una casa enferma y finalmente me incliné por esta opción y es que todos sabemos que a veces hay lugares y personas con los que no nos sentimos a gusto, igual es que algo habrá.
Me alegra que te haya gustado, muchas gracias por decírmelo.
Un beso
Las casas son para vivir en ellas y no para hacer ostentación. Creo que fueron ellos quienes llevaron la energía negativa a la casa y no al revés. Y, como los animales son muy intuitivos, el perro lógicamente (y después el niño) fue el primero en darse cuenta.
ResponderEliminarBesos
Cierto Lorena, pero vivimos en una sociedad en la que se valora a las personas por lo que se tiene y así se entra en competiciones absurdas de casas hechas para impresionar y no para vivir.
EliminarInteresante esa visión de que fueron los protagonistas los que llevaban las malas energías, estoy de acuerdo contigo en que la casa por sí sola no hubiera desencadenado nada, pero sí les sirve de amplificador de esa vida falsa en la que viven sumidos y se desmorona todo porque sus cimientos, los de ellos como familia, estaban construidos sobre falsedades.
Y también creo que los animales son mucho más intuitivos, hay múltiples ejemplos de catástrofes naturales donde han sido los animales los primeros que lo han percibido, igual porque los seres humanos hemos perdido muchas de nuestras capacidades, somos mucho más dispersos y dependientes de las tecnologías como para darse cuenta de que un perro que no daba problemas y ahora sí es que le pasa algo.
Gracias por tu comentario.
Un beso
Me ha impresionado el relato. A veces, las cosas parecen cobrar vida para influir en la nuestra. Ricardo nunca debería haber elegido ese nombre para la casa. ¿El destino? Abrazos.
ResponderEliminarEs verdad Marisa, estoy de acuerdo contigo en que a veces con nuestras palabras o actos provocamos quizás a ¿ese destino? y no lo sabemos, igual hubiera pasado igual pero ¿a quién se le ocurre bautizar a su casa con ese nombre? Sin ser demasiado supersticiosa eso solo puede traer malos augurios y al final se confirma, es el Sepulcro magnífico y suntuoso de su familia.
EliminarMe alegra haberte impresionado.
Un abrazo
Un relato que refleja desgraciadamente los valores de hoy en día :(. La trama de misterio me ha gustado mucho siempre me resulta inquietante jeje. Un besito guapa, me encanta leerte. Muaks
ResponderEliminarSí Natalia los valores de hoy en día o la falta de valores. Es triste pero estamos en una sociedad que pretende medir a las personas por la fachada, por lo que nos muestran y lo que importa ni se ve, ni se compra ni se vende, se vive.
EliminarMe alegra que te haya gustado esta casa que se ha empeñado en amargar la vida a esa familia.
Gracias por ser tan encantadora siempre conmigo, un beso enorme.
Como siempre es un placer pasar por aquí y como aficionada también a los relatos incluso a escribirlos, me gusta pasar por tu espacio ;)
EliminarYa sabes que a mi me encanta compartir estos ratitos contigo aparte de mis letras, a ver si te animas y vemos esos relatos que escribes.
EliminarUn beso guapa
Un relato realmente bueno, la imagen preciosa tambien, encantado de llegar a tu blog,saldos y feliz semana.
ResponderEliminarMuchas gracias Jesús y bienvenido a Enredando con las letras.
EliminarMe alegra que hayas llegado a mi blog y que te haya gustado el relato.
Si te apetece me encantará volver a recibir tu visita y tus comentarios.
Un saludo y feliz fin de semana también para ti.
Buen relato, amigo... Me encanta la tensión que va impregnando a tus palabras... Ese desasosiego que vas creando...
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Ildefonso
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Quería transmitir esa tensión que van sintiendo los protagonistas, verlos con esa insatisfacción que no entendían, con la crispación de lo que no se entiende y ver sí se daban cuenta, pero allí el único sensible era el perrito y no le hacían ningún caso.
Un abrazo y que tengas un buen fin de semana.
Es un relato muy bueno la verdad. así estan las cosas con los valores y eso.. acabo de descubrir tu blog^^
ResponderEliminarsaludos
Muchas gracias Kristalle por tu visita a Enredando con las letras.
EliminarCierto que los valores que ahora se llevan con más frecuencia de lo que sería deseable son ese mostrar lo que tenemos como si eso fuera el elemento importante, las cosas son cosas, las casas son cosas y lo importante es aquello que no se ve ni se compra ni se vende, pero esta familia no parece tenerlo muy claro.
Si te apetece, te invito a leer algunos de los relatos que tengo publicados y comentar, me gustará saber tu opinión.
Estaré encantada de recibirte de vuelta en el blog.
Saludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUn relato muy bien llevado, con la intriga de saber que va a ocurrir al final. Con un mensaje claro, de que las cosas no son lo importante de la vida, y hay que saber priorizar lo que realmente vale la pena.
EliminarUn beso.
Cierto Maripaz las cosas nunca son importantes en la vida, el problema es que muchos se pasan la vida persiguiendo cosas cuando lo que nos hace felices ni se compra ni se vende. Como tú dices en la vida hay que saber priorizar lo que realmente vale la pena, excelente manera de resumir la esencia de lo importante.
EliminarMe alegra haber sido capaz de mantener la intriga por el qué pasará en el relato.
Un beso
Desde luego nervios e inquietud hasta el final de tu relato. Lucía ha de empezar a pensar en "Cuarto Milenio" je, je. Es verdad que a veces damos demasiada importancia a las cosas. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mara
EliminarYo no sé si en cuarto milenio pero a veces, hay lugares en los que uno no se acaba de encontrar nunca del todo a gusto y no sabes el motivo pero sí que deseas salir corriendo. El perro es el único que parece darse cuenta y nadie le hace caso, quizás porque todos están empeñados en que esa casa maravillosa va a conseguir que sean felices, cuando quizás la felicidad se conformaría con menos lujos y más tiempo para disfrutar de las cosas que sí valen la pena.
Hay muchos que siguen persiguiendo con ansia todo lo material, ser los más ricos, los que más tengan, que los admiren, que los envidien, dejar huella y no se dan cuenta de que se han convertido en unos esclavos del dinero, dejan de tener tiempo para las cosas que importan.¿De qué sirve entonces el dinero?
Un abrazo
¡Qué gran relato! Te felicito. Acabo de descubrir tu blog, y está hermoso así que me quedo a seguirte. Nos leemos♥
ResponderEliminarHola Soñaba pianos blancos muchas gracias por tu comentario y bienvenida a Enredando con las letras.
EliminarMe alegra que te guste mi espacio, te lo agradezco, a mi me encanta intercambiar opiniones con las personas que me visitáis, así que siéntete muy a gusto de comentar todo aquello que te apetezca.
Me paso a conocer tu blog.
Un saludo y feliz domingo
Felicitaciones, Conxita, por este relato tan bien llevado. Muestras con talento la creciente tensión entre los protagonistas apoyándote en las voces de los mismos, ya sea mediante diálogos o mediante inserciones en la voz del narrador. De ese modo desarrollas en un argumento lineal una "idea fuerza" que te permite desarrollar el tema de tu historia, lo que más interesa: lo que les sucede a algunas personas que se vuelcan a la posesión material como única meta para lograr la felicidad. Y en el devenir de tu relato vas agregando a la trama datos reales acerca de los sucesos que se suscitan en las "casas enfermas". Dejas de ese modo la puerta abierta para el debate acerca de las explicaciones que se dan a estos misterios.
ResponderEliminarExcelente relato, Conxita, enhorabuena.
Ariel
Muchas gracias Ariel por tu certero análisis del relato.
ResponderEliminarCierto que esa tensión en aumento de los protagonistas quería que se confundiera entre la derivada de una mudanza (está considerado objetivamente una situación con un alto nivel de estrés) o de ese ambiente opresivo que genera la casa enferma. Al final es la casa la que consigue hacerse con el poder, de forma silenciosa y nadie, excepto el perro, es capaz de reconocer que allí pasan cosas y no lo ven porque no lo quieren ver, demasiado preocupados por su mundo de apariencias, en las que esa mansión solo puede ser perfecta aunque es evidente que no lo es.
Ese hecho me hace reflexionar como bien dices, sobre ese mundo de apariencias en el que se vive actualmente, dónde importa más figurar que vivir y en el que los protagonistas se embarrancan pensando que la felicidad radica en las cosas.
Me alegra que te haya gustado.
Un saludo y feliz semana
Hola Conxita.
ResponderEliminarCoincido con otros, una tensión in crescendo muy bien sostenida, unos personajes que se contrapesan con mucha habilidad, tan creíbles por cercanos... Y esa desazón que me ha provocado la actitud desamparada del niño ha sido impresionante. Magnífico amiga :)
Hola Paco
EliminarGracias por tus palabras.
El niño da penita ¿verdad? Lo imaginaba así como tú dices desamparado, aferrándose a lo poco que le dan sus padres, pidiendo sin que los otros sean capaces de darse cuenta, pobre niñito, con tantas cosas y tan solo, reclama sin decir la atención y solo la recibe plena de su perro.
Me preocupan estos niños que son las víctimas de personajes como los protagonistas de la historia, más preocupados por ansias de reconocimientos, por satisfacer sus egos y mostrar unas fachadas perfectas a otros superficiales que admiran lo mismo que ellos que por sus hijos, aunque seguro que el padre o la madre cuando vuelven lo llenan de regalos y presumen de dar tiempo de calidadcomo si aquello que se pierde, también se comprara, eso ni se llena ni recupera con mansiones ni con regalos, solo con atención y amor desinteresado.
Creo que la casa solo actúa de caja de resonancia de una familia instalada en lo superficial, que ha perdido de vista los auténticos valores.
Un abrazo
El consumismo tiene mucho que ver, todavía hay muchos que piensas que "tanto tienes, tanto vales". Y lo material, ni valores ni felicidad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Conxita.
Hola Manuel,
EliminarMis protagonistas están convencidos y viven para eso, para demostrar a los demás que son unos triunfadores, persiguiendo la fama y el dinero dejando de lado que lo que realmente importa no se puede comprar ni vender y que seguramente van camino de criar a un hijo tan superficial como ellos mismos, con muchísimos bienes materiales pero con carencias muy esenciales y con las dudas sobre la disponibilidad de los padres y la prioridad que él ocupa en la vida de ellos.
Espero que Ricardo abra los ojos y vea lo que necesita su hijo, que no es ni una casa más grande ni más lujos, sino tiempo y dedicación.
Un abrazo también para ti, feliz miércoles.
Es cierto que hay casas que, con sólo verlas te quitan las ganas de entrar. Pero no creo que porque alguien se suicide en una casa, ésta quede maldita, aunque me parece aceptable como efecto literario.
ResponderEliminarEn todas las casa ha habido algún drama, así que de existir tales influencias, estaríamos todos de los nervios.
Por lo demás, un relato excelente, desarrollado con un ritmo perfecto.
Saludos.
Hola *entangled* un placer recibirte en Enredando con las letras, bienvenido a este espacio.
EliminarTal y como dices esas maldiciones son más un efecto que una realidad demostrable pero lo que sí pasa es que hay lugares en los que uno no se encuentra a gusto y no sabe el motivo pero no está bien en ellos. Los motivos pueden ser conocidos o no, cuando investigué un poco me sorprendió encontrar esas casas enfermas por el tipo de materiales que utilizan, por corrientes electromagnéticas y un montón de influencias que ahora algunos han descubierto y se dedican al negocio de sanarlas.
Estoy contigo en que si las casas contaran las historias que han vivido y eso nos afectara a todos con intensidad, creo que los psicólogos tendríamos aún mucho más trabajo. Simplemente lo apunto y dejo que la casa juegue un papel en la historia, allá cada cual con lo que se sienta más cómodo de pensar.
Muchísimas gracias por tus palabras y si te apetece, me encantará volver a verte de nuevo por este espacio comentando los relatos o aquello que te apetezca.
Un saludo
Me alegra visitarte de nuevo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola Ricardo
EliminarMuchas gracias por tu visita, siéntete siempre muy bienvenido en Enredando con las letras.
Un saludo y que tengas una buena semana
Una historia maravillosa, Conxita. Me ha recordado un poco a las de Stephen King, ¿sabes? Tiene un aire. Por lo misterioso, lo inquietante y lo sobrenatural, claro. Me alegro de que el malo no haya sido la caldera como en 'El resplandor', ¡qué manera tan lamentable de acabar un libro!
ResponderEliminarHola Holden
EliminarMenuda comparativa que me halaga desde la inmensidad de distancia, eres muy amable con mis letras, ya sabes que te lo agradezco de corazón y me encanta que pases un buen rato leyéndolo.
Cierto que mientras lo escribía me salió un relato un tanto misterioso en el que lo hiciera como lo hiciera la casa había decidido tomar un protagonismo, quizás para demostrar que lo superficial no aguanta ningún vaivén y que esa familia tan preocupada por aparentar estaba rota antes de empezar porque habían perdido los valores que realmente importan, en su lucha por el éxito.
No recordaba el detalle de la caldera en El resplandor pero sí el terror que esa novela/película me provocó (igual que otras de King), cuando lo has mencionado es verdad que no era el mejor final aunque igual le servía para dejar abierta la incerteza.
Un beso y que pases una buena semana.
¡Qué bueno el relato, Conxita! Se me han puesto los pelos de punta (literalmente) cuando, al final, se descubre que la casa tenía esas características casi sobrenaturales. Y la actitud de Lucía me ha recordado ligeramente a cuando en “El Resplandor”, el hotel Overlook posee al personaje que interpreta Jack Nicholson (él pierde muchísimo la cabeza, cosa que no le pasa a Lucía, pero sí he visto en común que los dos se dejan atrapar por toda la negatividad del lugar). ¡Bufff! Escalofriante… Aunque, creo que lo que más me ha gustado es cómo has tratado el tema de que lo material no nos aporta más felicidad. El hecho de comprarte un casoplo para mostrar tu estatus social y tu poder me genera una repulsión tremenda y, de alguna manera, casi me he alegrado cuando les ha salido el tiro por la culata (para que veas mi altura moral, jajaja). ¡Muchas gracias por publicar algo tan sugerente! Un abrazo.
ResponderEliminarHola Desbordamientos puntuales, qué curioso que vuelva a salir El resplandor y ese Hotel Overlook, también lo mencionó Holden más arriba. Hasta que no lo habéis comentado no he visto las similitudes entre ese hotel y el mausoleo y cierto es que ambos parecen tener vida propia y una influencia muy negativa en las vidas de los protagonistas.
EliminarCuando escribía el relato sabía que la casa era una protagonista más del relato aunque yo le daba más ese papel de caja de resonancia como he comentado, donde su papel era amplificar la vida vacía de sus protagonistas, apegados a figurar y a las apariencias.
Me alegra que te haya gustado el relato y sí justo lo que tú destacas es la esencia del relato. De hecho el juego con el nombre de Lucía y eso en lo que han convertido sus vidas. Son una de esas familias "exitosas" que han olvidado por el camino los valores y se han dejado atrapar por vidas de lujos, fingimiento y apariencias y en medio ese niño solitario con ese perro que es el único sensible que se percata de lo qué pasa en esa familia.
Gracias a ti por tu lectura y comentario.
Un abrazo
Por cierto, sí he provocado esas sensaciones con mis letras para provocarte esa alegría estoy encantada porque sí, se hacen un poco antipáticos con tanto lucimiento y ostentación.
EliminarAbrazos
Angustioso relato, parece la casa maldita
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Marijose
EliminarMuchas gracias por tu visita y siéntete muy bienvenida a Enredando con las letras.
Cuando lo escribía no sabía si decantarlo más por esa maldición de la casa o por la propia que llevaban ellos y me decanté por esto último porque al final el cómo tomemos las cosas depende de nosotros. En el caso de esta familia, parece que su problema es que habían equivocado el rumbo y solo se fijaban en las cosas (el dinero, el poder, el lujo, la ostentación...) en lugar de en las personas (ese niño solitario que reclama a sus padres) y la casa solo pone de manifiesto lo que ellos ya llevaban dentro.
Lo dicho muchas gracias por tu visita y si te volver y leer otros relatos me encantará saber tu opinión.
Un saludo
Un relato que hace ver que el poseer no da la felicidad. El querer aparentar sobre todo a la mujer se convierte en una enfermedad donde los nervios se disparan llevándoles a romper su matrimonio. Nunca se puede asegurar si ese estado de nervios y la excesiva manera de querer aparentar, o de la casa que podía estar enferma, difícil de asumir, albergaba algo que les hacia cambiar sus sentimientos.
ResponderEliminarMe ha encantado Conxita.
Un cálido abrazo de fin de semana.
Muchas gracias Sneyder por tus palabras.
EliminarIgual no es solo el estrés por el cambio de casa, ni siquiera el hecho de que la casa pudiera estar enferma y enfermara a sus ocupantes (porque no es solo ella la que tiene síntomas) es quizás que ese edificio es como si prendiera la mecha para hacer explotar algo que no funcionaba porque sus cimientos no eran tan sólidos como querían mostrar y solo preocupados por aparentar y que los otros vieran su éxito.
En el fondo esta familia era esclava del dinero, no eran capaces de usarlo para disfrutar solo sabían acumular, trabajar a todas horas para mantener una mansión que no les hacía falta o quizás para no estar juntos porque no se soportaban. A veces esas adicciones al trabajo esconden aparte de un ego enorme, una incapacidad para disfrutar del tiempo libre y de aquellos que le acompañan en ese tiempo y a los que se supone que se quiere, eso sí de ellos algunos dicen que son personas exitosas. ¿Lo son?
Un saludo y muy feliz fin de semana
Hola Conxita. Siempre me han gustado las pelis de las casas embrujadas donde ocurren cosas inexplicables… en este relato tuyo me gustan varios cosas, en primer lugar el in crescendo, la tensión que va aumentando sin saber bien el motivo, el perro ha sido un vehículo fantástico para mantener el ritmo tenso (los perros suelen ser reflejos de los dueños, a dueños nerviosos, perros ansiosos)
ResponderEliminarMe ha gustado también que no aprietas demasiado el misterio o la tragedia… la dejas sin resolver del todo, dando lugar a que tus lectores, al menos a mí me pasó, barajen varias posibilidades.
Yo creo que no toda la culpa es de la casa, tenemos a dos personas egoístas que no se implican la una con la otra desde el inicio del relato, la casa solo ha incrementado sus problemas. Él un tipo ególatra, pedante, ansioso de lujo y poder, y ella ansiosa e infeliz sin un mínimo de ternura ni siquiera por el niño. Tal como dices en el primer párrafo, tan acertadamente, tienen la casa que se merecen, y aunque no estuviera “embrujada” fijo que mala energía la llevaban puesta.
Encantada de haber venido a leerte Conxita, ya veo que tienes un montón de seguidores, por algo será :)
Hola Tara muchísimas gracias por tu visita y siéntete muy bienvenida a este rincón de palabras.
EliminarAntes de nada muchas felicidades por tu novela, un año y medio de trabajo es mucha constancia e ilusión, muchos éxitos.
Sobre el relato como bien dices, la casa no es la única culpable, sea por lo que sea (y te doy la razón, no he querido cerrar el tema para que cada cual busque el motivo que más le convenza, a mi como lectora me gusta hacerlo), los protagonistas a los que describes perfectamente son más responsables que la mansión, ella solo pone de manifiesto lo que ellos son y ellos se encargan de confirmarlo.
Sobre el perro tonto como él lo llama, es el más sensitivo y desde luego resulta el más listo de todos.
Estoy contigo en que a veces los animales se parecen a sus dueños, es muy divertido observar por la calle a esas parejas de perro y dueño y ver sus parecidos.
Muchas gracias por tus palabras Tara y si te apetece me encantará recibirte de nuevo y saber tu opinión sobre los relatos o sobre lo que te apetezca, charlar e intercambiar opiniones es algo que me encanta.
Feliz domingo
Gracias Conxita por tus buenos deseos, esto de concursar y publicar lo tenemos muy dificil los meros aficionados, las editoriales no apuestan por nosotros.
EliminarClaro que seguiré leyéndote. Hasta pronto compañera.
No concurso mucho quizás porque no creo demasiado y me parecen muy complicados. No hace mucho me enteré que bastantes de los grandes premios estaban "arreglados", se invitaba a "los ganadores" que ¡oh sorpresa! ganaban y se trata de escritores reconocidos. Creo que eso es muy desalentador para todas aquellas personas que escribimos y tenemos sueños, pero se tiene que seguir intentando y no rendirse. Así que eso mucha suerte.
EliminarGracias por quedarte y seguimos en contacto.
Feliz semana
Hola Conxita, has logrado trasladarme la tensión y el malestar,... casi acabo de los nervios,... Bueno, qué decir?, estupendo relato! cargado de tensión que has llevado hasta el límite. Y su final,... ciertamente de lo más desconcertante, ... en un primer momento pensé en un desenlace diferente pero después de leerlo me parece lógico. Sabes?, yo tengo una máxima que trato de poner en práctica siempre que puedo,... hay que disfrutar de las cosas buenas de la vida sin la esclavitud de la propiedad. Feliz semana!
ResponderEliminarHola Norte
EliminarEn este caso me alegra haber sido capaz de transmitir esa tensión, en otros casos fuera del relato, para nada, gracias por decirlo.
Si te apetece compartirlo conmigo, tengo curiosidad por saber qué desenlace pensaste.
Lo cierto es que tal y como he comentado la casa solo servía de escaparate de unos problemas que esa familia ya arrastraba, que en otras circunstancias hubiera quedado en nada pero en su caso con unos cimientos muy poco sólidos acaba explotando.
Tu máxima me parece fantástica, el dinero, el poder, la fama,... nunca ha de hacerte su esclavo, las cosas son cosas y han de servir para estar mejor no obligarnos a trabajar para ellas.
Los protagonistas viven para eso, se olvidan de las cosas importantes y viven para acumular más; desgraciadamente hay tantas personas que viven así, buscando siempre más e incapaces de disfrutar de lo que tienen. Es como una voracidad en la que entran sin darse cuenta de que ni siquiera saben disfrutar de lo que tienen. Triste pero existe y se llaman exitosos.
Feliz semana también para ti.
Totalmente de acurdo contigo. Con relación al final, en efecto pensé que en la casa había malas vibraciones, pero es en el desenlace cuando me sorprendiste. Has propuesto un final natural, obvio diría yo. Sin embargo yo pensaba en algo más dramático, algo que bordeara lo sobrenatural,... por otra parte muy manido por la industria cinematográfica. Feliz semana!
EliminarGracias Norte por satisfacer mi curiosidad.
EliminarA mi me ha sorprendido las referencias que habéis hecho varias personas a películas y es cierto que el cine nos has dado muchos ejemplos de casas malditas, El resplandor que citaron algunos compañeros o en mi caso recuerdo con auténtico terror Poltergeist y esa niña mirando la televisión aún me provoca escalofríos, jajaja.
Como dices, opté por algo más cotidiano y que a mi parecer era mucho peor que la peor de las pesadillas, aunque era algo anunciado en esa pareja.
Feliz semana también para ti.
Soy la última de la fila, Conxita. Te leí ayer pero no te pude comentar. Me quedé fascinada por la forma en que transmitiste todo: la emoción de la nueva casa, la tensión que genera una mudanza, la rabia que genera un desperfecto en una cosa nueva, la pena de un niño por su mascota, la paciencia a prueba de bomba de ese marido (hasta que no tiene más remedio que elegir). No sé si te lo habrán dicho ya pero me pareció estar viendo una película, tal cual.
ResponderEliminarRealmente no sé si las casas son capaces de transmitir energía negativa o malas vibraciones a sus habitantes (caso de que en ellas sucedan hechos anormales), pero creo que no cabe la mínima duda al respecto en lo que se supone que ha de ser el hogar familiar. Así que creo que él tomó la decisión conveniente. Lástima que para ella fuera más importante la casa que Ricardo...
Como siempre, fabuloso tu post, ¡m´ha encantat, Conxita!
Un beso muy fuerte
Hola Chelo, bienvenida de las Highlands.
EliminarAhora hace un ratito le comentaba a Norte que habéis sido varios los que me habéis comentado que os sugería una película, me alegra haber hecho que se pudiera visualizar esa tensión que iba en aumento y como algo que debía ser una alegría, un traslado a una casa nueva y mejor, acaba siendo una pesadilla.
No sé si son malas vibraciones, malos espíritus o casas enfermas pero sí que hay lugares en los que, a veces y sin razón, uno no se siente cómoda y los animales siempre suelen ser más sensibles a percepciones que las personas ni vemos ni oímos y ese perro tenía clarísimo que en la casa no entraba, aunque la casa era la excusa para poner de manifiesto a una pareja que habían equivocado los valores de vida y que priorizaban cosas y apariencias en lugar de personas y relaciones y es que hay mucho exitoso por el mundo que se cree que lo que importa son las posesiones, el dinero, la fama, que otros te admiren y las cosas que realmente importan ni se compran ni se venden.
Muchas gracias por tus preciosas palabras conmigo.
Ja saps guapissima que aquí mai s'arriba tard, es ve quan es pot i jo encantada de llegir-te, per mi és un plaer tenir-te com seguidora i conèixer la teva opinió.
Un petonàs