Claudia mira el lápiz. Lo coge dándole vueltas entre sus dedos mientras una
sonrisa vuelve a sus labios.
«Si pudiera hablar… todo lo que contaría». Aliado fiel a lo largo de muchos
años y un puntal imprescindible para su seguridad, aún ahora la acompaña en el
bolso.
«Mamá»
La echa de menos, sus abrazos cálidos, los besos de mariposa que la hacían
reír y esas cosquillas que tanto la molestaban pero que ahora evoca con
nostalgia.
Aún puede recordar el día que le dio ese regalo. Todo lo que mamá hacía
siempre estaba envuelto en un no sé qué de misterio, en una delicadeza y en un
gusto exquisito. De hecho era casi tan precioso el envoltorio en el que lo
escondía, como lo que había en su interior, ¡daba pena deshacerlo! Así fue con
aquel paquetito, envuelto en un atractivo papel de resplandecientes reflejos
acharolados, de un color dorado y cruzado con un lazo de diminutas estrellas,
«tan bonitas como tú» le había dicho en el momento de entregárselo.
Ella lo abrió con cuidado y allí estaba, una cajita con un simple lápiz,
eso sí de un flamante color verde brillante.
Claudia recuerda que miró a mamá boquiabierta, ella le guiñó un ojo al
tiempo que le susurraba:
— Es mágico…
Acababa de llegar de uno de sus viajes y le explicó que le habían asegurado
que era capaz de hacer cumplir los sueños. Le había sonreído al tiempo que le
daba un beso.
Ella sólo lo podía mirar, ¡era tan bonito! Lo acariciaba con la punta de los
dedos casi sin atreverse a tocarlo. Ese color tan brillante, puro, de líneas
armónicas y con unas inscripciones que, según mamá, decían «no hay límite para
tus sueños».
Claudia acaricia su lápiz mágico.
Había empezado ese mismo día a escribir sus cuentos. Era como si el lápiz
la empujara y las palabras brotaran solas, deseosas de explicar historias. Una
tras otra construían mundos, personajes, relatos imaginativos que la hacían
sonreír, llorar pero siempre disfrutar. No volvió a sentirse sola, se había
despertado un universo que la llenaba de satisfacción.
El lápiz se convirtió en algo imprescindible. La acompañaba a la escuela, en
sus primeros pinitos como escritora, en sus exámenes, en su primer
premio…Claudia sonríe al recordarlo, mamá la inmortalizó recogiéndolo, el lápiz
mágico en su bolsillo. La foto ocupó un lugar destacado en su habitación.
También puede recordar la desolación que sintió cuando creyó que lo había extraviado,
como se desmoronó pensando que estaba perdida, que nada le saldría bien… pero
de nuevo mamá acudió, con su sabiduría infinita, explicándole que el poder del
lapicero estaba en su interior, que era una parte de ella y que, nada ni nadie,
la podría distraer de sus objetivos, que ya no necesitaba apoyarse en nada
externo porque toda la fuerza le salía de dentro.
Aún puede verla mirándola con sus ojos verdes.
— Mi amor, toda la magia está en ti, tu eres todo lo que quieras ser. El lápiz ya te lo transmitió junto con la importancia de creer en ti misma. Lo has visto, puedes conseguir lo que quieras, solo tienes que creer y hacer. No hay límite para tus sueños.
A pesar de no estar muy convencida, superó con una nota excelente sus
exámenes y siguió recogiendo galardones en su incipiente carrera de escritora.
Mamá nunca le decía « ¿lo ves? Es como yo te decía», pero era evidente que,
ahora, ella también era mágica.
Mucho más tarde, pasados unos largos meses quizás hasta un par de años,
apareció el lápiz de nuevo. Siempre había estado en su habitación aunque
parecía haberse escondido, quizás para ponerla a prueba.
Satisfecha una Claudia ya adulta lo mira, mientras sigue acariciando las
inscripciones…
«No hay límite para tus sueños».
Sonríe, ahora sabe que no pone eso
en la inscripción, que era algo que mamá había inventado para ayudarla a
superar sus miedos, a que confiara en sus recursos y sobre todo, en ella misma.
El lápiz había venido de un lugar especial, de Catemaco, en Veracruz. Un
lugar donde se decía que lo que no es mágico, embruja. La capital de los brujos
más famosos del planeta, al menos eso es lo que explicaba la propaganda
turística, y para ella, ese regalo de mamá había sido algo muy especial en su
vida, y aún lo seguía siendo, le había ayudado a superar cada una de las
pruebas que la vida le había puesto.
La inocencia es capaz de creer en la magia y conseguir realizar sus sueños con ella, como la niña de tu bonito relato. Esa inocencia que no conviene perder del todo cuando nos hacemos adultos.
ResponderEliminarHermoso tu relato Conxita, a la vez que reflexivo.
Un abrazo.
Gracias por tu visita y tus bonitas palabras, un placer Mila.
EliminarOjalá, como tú dices. no perdiéramos nunca la inocencia y ese mirar de cuando somos niños, sería todo mucho más puro y más fácil.
Los imposibles, muchas veces los ponemos nosotros mismos...si creemos en nosotros, todo es posible.Y a veces necesitamos ese empujón que dan los que nos quieren y nos ven capaces de todo, es ese efecto Pigmalión que nos ayuda tanto cuando dudamos.
Un abrazo.
Qué historia tan bonita y tan aleccionadora, Conxita. La magia de llegar a ser todo lo que podemos está en nosotros, si tenemos confianza y creemos en nuestras posibilidades.
ResponderEliminarMe parece súper tierna e inspirada la forma en que la madre logró transmitirle a su hija seguridad en sí misma. La sabiduría no tiene límites cuando está guiada por el amor. Me ha encantado!!
Un beso grande y feliz finde :)
Julia es justo eso, tal y como tú lo dices... todo está en nosotros, en creer y luchar por nuestros sueños.
EliminarY a veces necesitamos ese empujoncito que nos dan los que nos quieren y que nos ven con todas nuestras posibilidades al máximo.
Como siempre, nuestro peor crítico somos nosotros mismos, se trata de darle la vuelta y hacernos nuestro mejor aliado. En lugar de criticarnos, decirnos lo maravillosos que somos...eso seguro que ayuda.
Me alegra que te haya gustado y muchísimas gracias por tus encantadoras palabras. Es un placer recibirte y leerte, lo sabes.
Un abrazo y eso, a disfrutar el finde!!!
Tu lápiz mágico me ha recordado cuando los niños quieren dar sus primeros pasos y necesitan un apoyo para no caerse. De repente un día sueltan las manos de la silla o la mesa que les servía de sostén y se dan cuenta de que pueden hacerlo solos. El lápiz es ese apoyo que precisaba la protagonista para adquirir confianza en sí misma y que desapareció cuando ya no lo necesitaba.
ResponderEliminarUn besazo, Conxita y felicidades por tu cuento
Hola Ana,
EliminarTotalmente de acuerdo con tus palabras.
Hay veces en que necesitamos una ayudita externa para poder volar solos. Esa es la función del lápiz que tu ilustras fantásticamente con el ejemplo del niño que empieza a andar. Es exactamente eso.
Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias por tus palabras y dedicar un tiempo a leerlo.
Un beso y feliz de semana.
Para mi lo mágico fue la confianza que depositó la madre en la niña animándola a cumplir sus sueños con el esfuerzo y la dedicación. Para mi los mágicos son esos maestros que te inspiran con sus enseñanzas y te empujan a querer saber más. Y también esos objetos únicos, que nos muestran el mundo y los lugares fantásticos a los que nunca iremos y que despiertan la imaginación y la creatividad del ser humano: Los libros.
ResponderEliminarY mágicos son los niños que con su inocencia son capaces de llenarlo todo de sonrisas y de juegos, de inocentes preguntas y reveladoras respuestas.
Mágicas son las letras que escribes y que al leerlas te hacen perder la noción del tiempo y te trasladan al mundo ideal de lo fabuloso.
Un beso y gracias por llevarnos de la mano.
Qué bonitas palabras Francisco, muchas gracias aunque creo que me subestimas, es fantástico tener un compañero tan entusiasta que me anima a seguir escribiendo, gracias de verdad por siempre estar apoyándome.
EliminarEl amor resulta mágico porque se cree, se apoya, se anima y casi lleva en volandas a conseguir lo que se quiere.
Es despertar en los niños y también en ese niño que no deberíamos olvidar de adultos, todas las posibilidades, hacerle creer en sus sueños y ponerse a hacer, si puedes hacerlo aún ir un poco más allá, cuidarlos, mimarlos y seguir con ellos siempre.
Y totalmente de acuerdo contigo, esos libros...que nos llevan como decían en una película que veían mis hijos de niños..."hasta el infinito y más allá", así nos llevan los libros y los buenos relatos, forman parte de nuestra vida.
Un beso y gracias por tu tiempo.
Una historia tierna y preciosa, felicidades.
ResponderEliminarBienvenida Pilar y muchas gracias por tus palabras.
EliminarEspero que te gusten mis relatos para seguir disfrutando de tu presencia en el blog y de tus comentarios.
Un saludo y feliz domingo
Gracias por hacerme recordarepisodios olvidados de la infancia y, sobre todo, la figura de la madre inventándose el significado de algo para animarnos a salir adelante.
ResponderEliminarGracias a ti por tu tiempo para leerme y comentar.
Eliminar¿Qué no hace el amor para dar confianza y respaldar a los que se quieren? el amor lo hace todo posible. Cuantas historias hay en nuestros recuerdos de niños donde esos héroes que son los padres luchan contra miles de monstruos, construyen castillos y nos hacen capaces de todo...muchísimos.
Me alegra que mi cuento te haya recordado esos preciosos momentos de la infancia.
Un beso y feliz domingo
La magia está en aprender que ella, la magia, está dentro. Y qué importante es que haya personas (en este caso una madre) que sea como una roca sólida a la que siempre te puedes sujetar porque no falla nunca. Incondicional.
ResponderEliminarUn abrazo
Bonitas palabras las tuyas, ese amor incondicional que nunca falla, ese que cuando flaqueamos siempre está para que no dejemos de creer en nosotros mismos, para seguir y conseguir aquello que nos hace felices.
EliminarMuchas gracias Ana por tu comentario.
Un saludo y feliz tarde de domingo
Qué importante es tener a alguien que sepa infundirte confianza en ti mismo y motivarte para alcanzar tus metas a pesar de las dificultades. Aunque sea con el sencillo gesto de regalar un simple lápiz. La magia está en los pequeños momentos y es saber mirar donde nadie más lo hace.
ResponderEliminarBesos!!
Cuanta razón tienes en tu comentario, los pequeños detalles llenos de amor, esos son los que marcan la diferencia.
EliminarAl final cuando hay esa estima incondicional, todo parece más fácil.
Muchas gracias por tu comentario y tiempo.
Un abrazo y feliz semana
Un relato muy hermoso Conxita, que transmite a las mil maravillas ese papel de la madre, representado quizás en el lápiz mágico que aparece y desaparece según sea necesario. Como en aquella bici azul, veo de nuevo la importancia del objeto en tu relato, como soporte visual de ese mensaje profundo que nos transmites. Un placer leerte
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Isidoro por tus palabras.
EliminarEs cierto que el objeto es la excusa que utiliza la madre para infundir seguridad y mejorar la auotestima de la niña, a veces necesitamos un pequeño empujoncito que viene de la mano de un lápiz, de una bicicleta como bien dices o de una sonrisa y un "tú puedes".
Bien visto, el uso que de nuevo he hecho de algo que nos ayuda a recordar lo qué queremos y por lo que queremos luchar.
Es que el día a día con frecuencia nos confunde y hace que nos olvidemos que las cosas realmente importantes, son dedicar tiempo a quien te quiere, una sonrisa, una palabra amable, un gracias...pequeños detalles que son muy importantes y que con frecuencia en la vorágine se olvidan. Esta mamá no se olvida de estar ahí apoyando los sueños de su pequeña.
Un abrazo
Las mamás de ahora viajan y traen regalos con misterio. Es algo que no se me alcanza a sentir. Aunque no deja de ser un regalo de la vida para las criaturas.
ResponderEliminarExcelente recurso el extravío del lápiz.
Abrazos.
Muchas gracias Ignacio por tu comentario.
EliminarHoy las mamás y los papás tienen que hacer de todo y compaginar como pueden estas vida de ajetreos que todos acabamos llevando.
Pero lo que nunca falla es ese amor que hace que todo sea posible.
Un saludo
Pero que relato tan bonito Conxita, me he emocionado porque mi madre me regaló hace años un lápiz precioso en un momento especial y siempre lo usaba para cosas también especiales.
ResponderEliminarUn besito y me ha encantado.
Gracias Marigem, ¡¡¡esas mamás que siempre saben qué es lo que se tiene que regalar!!!
EliminarMe alegra haber contribuido a emocionarte recordando esos preciosos momentos que nos regalan los que nos quieren.
Disfrutemos de la vida y de aquellos a los que queremos y nos quieren.
Un abrazo de fin de semana
Si los lápices hablaran... Bonito relato, me ha gustado mucho. 1beso!
ResponderEliminarGracias Tizire.
EliminarEs cierto que si los objetos hablaran...a veces piensas en un objeto y si imaginas todo lo que ha visto, lo que han sentido las personas que lo han tocado, lo que han vivido...seguro que serían historias que nos sorprenderían porque la realidad siempre supera a la ficción.
A veces me ha hecho sonreír ..."esto que cuentas en este relato, no puede pasar en la vida real...y claro que pasa." La realidad supera con mucho a cualquier intento de imaginar, siempre nos supera.
Un beso
Nada nos frena mas que las auto limitaciones que nos ponemos.
ResponderEliminar"Mama" tenía razón tanto cuando le dijo "que no había limite para sus sueños" como cuando le desvelo que la fuerza y la magia la llevamos de serie, solo hay que atreverse a utilizarla.
Un lindo cuento que causa placer leer.
Un buen recordatorio de que solo si luchamos por lo que nos gusta llegaremos a tenerlo.
Gracias Guille por tus bonitas palabras.
EliminarEs cierto que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, todos aquellos frenos y miedos que nos bloquean y nos impiden ser felices.
De acuerdo con la mamá y contigo, no hay límite para nuestros sueños. Persigamos, luchemos, y no dejemos que nada ni nadie nos limite, ni siquiera nosotros mismos.
Aunque parezca imposible, puede ser...no hay nada que lo sea.Si creemos en ello, llegará.
Hola compañera, al leer el texto no he podido evitar recordar que durante todo mi período universitario, conservé un mismo bolígrafo que, pese a ser normal y corriente, de esos fácilmente prescindibles, me prestó un gran servicio hasta el final. Es cierto que el poder lo tenemos nosotros, y que en ocasiones y por otras razones lo canalizamos a través de objetos o guiándonos por consejos de la gente que nos quiere, pero sin duda es bonito mirar cualquier objeto que nos ha sido de ayuda en algún período de nuestra vida, y que mientras para otra persona pueda ser normal y corriente, para nosotros es especial.
ResponderEliminar¡Buen texto compañera! ¡Un abrazo!
Pues tu lo has descrito perfectamente José Carlos, a veces necesitamos una ayudita para descubrir toda la magia que hay en nuestro interior, eso y el amor de la gente que nos quiere y aprecia hace que todo sea posible y que nada esté lejos de nuestro alcance...al menos de intentarlo.
EliminarUn saludo y gracias por tus palabras.
A veces necesitamos creer en la magia de algo, con lo fácil que sería que creer en nosotros mismos. Es precioso, Conxita.
ResponderEliminarUn abrazo. =)
Gracias Soledad por tus palabras y visita.
EliminarEs fácil verlo pero difícil hacerlo, hay una tendencia a castigarnos, a pensar lo peor de nosotros, cuando en realidad somos capaces de superar cualquier barrera e impedimento cuando nos lo proponemos, y a veces necesitamos algo externo que nos ayude a confiar y a recuperar esa seguridad que olvidamos. Confiar más en nosotros.
Ojalá nos quisiéramos más a nosotros mismos y a nuestros sueños.
Un saludo
Bonito y cargado de esperanza. Los matices melancólicos contribuyen a crear un entorno mágico. Sigue por ese camino, vas bien ;)
ResponderEliminarGracias Pilar, me alegra que te haya gustado.
EliminarSe trata de recuperar esa magia que llevamos dentro, creer en nosotros mismos y ser menos jueces de nuestras vidas. Es lo que hace la mamá del relato, dando un empujoncito a la autoestima de la niña para que después pueda volar más alto y sin ayudas.
Un saludo