De repente Malena deja la escoba, cansada y un poco temblorosa, se toca el pelo.
Sus manos intentan domar los cabellos que, electrizados por la humedad, escapan
como un acto de rebeldía hacía esa cinta estrecha que los encorseta. Un gesto repetitivo, sin mucho sentido. Se siente
extremadamente frágil, conmovida y no sabe el por qué. Sus ojos se humedecen y
siente las lágrimas bailotear en sus pestañas.
A su alrededor todo parece igual. La ventana con sus flores, quizá ahora un
poco mustias. ¡Toca regarlas! A su lado, el sillón algo raído y vacío. ¡Vacío! Una pequeña mesita con un vaso solitario. Un
poco más alejada, la vitrina con todas sus fotos. Sus hijas, sus nietos, su
tesoro. El silencio. ¡Cuánto silencio!
Oye los ruidos del vecindario, gritos de niños, coches que pasan, alguna
moto estrepitosa, charlas en la calle.
Silencio en su casa.
De repente se da cuenta, es eso…todo parece igual, pero nada lo es. En cada
esquina algo demuestra que nada sigue igual.
Escucha a lo lejos una emisora de radio, el locutor presenta con voz suave
una canción y de repente, la música lo invade todo.
“Toda una vida me estaría contigo, no me importa en qué forma, ni cómo ni dónde pero junto a ti…”
Cierra los ojos y sonríe, la emoción la inunda. Siente como conforta su
corazón. Malena se deja llevar, danzando por el salón de la casa lenta y
cansina. Una inmensa soledad y dolor. Llora sin darse cuenta y las lágrimas van
dejando un rastro húmedo en su cara redonda. Sigue cantando mientras se desliza
por la casa, arriba y abajo. A ratos oye mejor la música y otros solo se oye
ella tarareando la canción.
“No me cansaría de decirte siempre, pero siempre, siempre que eres en mi vida, ansiedad, angustia y desesperación.
Sonríe mientras mira al cielo. Se ahoga con las toses que entorpecen su
canto y deja de bailar. A duras penas se dirige al sillón vacío y con un
suspiro que le sale del alma se deja caer, bebe un trago de agua mientras sigue
musitando la letra de la canción. No puede dejar de cantar. No quiere dejar de
cantar.
“No me importa en qué forma, ni cómo, ni dónde, pero junto a ti”.
La mujer sonríe mientras canta cerrando los ojos agotada. A lo lejos, la
música. Malena ya no la oye, parece dormida.
El estruendo de un timbre telefónico rompe la quietud. Sobresalta a Malena
que abre los ojos. Sabe sin descolgarlo que es una de sus hijas, están
preocupadas por ella. Insisten en que, al
menos por un tiempo se vaya a vivir con alguna de ellas.
“Mamá, hasta que la soledad sea menos dura”.
Ella se niega. Allí en la casa, en su casa, se siente más cerca de Manuel. ¿Cómo
explicarles que esa soledad no dejará nunca de ser dura? No se puede resumir toda
una vida juntos en dos palabras. No entenderían que un pedacito de su alma se
ha ido con él y que no habrá cambios por más tiempo que transcurra. ¿Cómo
explicarles a sus hijas que ya no quiere nada y que ya ha hecho su camino?
Quizá está siendo egoísta, pero no entiende qué hace ella allí cuando él ya se
ha ido.
Toda una vida te estaría mimando, te estaría cuidando, cómo cuido mi vida que la vivo por ti.
Un nuevo ataque de tos la deja desfallecida y sin fuerzas. Ya no puede ni
tan solo alcanzar el vaso de agua.
El teléfono vuelve a sonar. Malena siente la angustia de su hija pero no
puede moverse y al final la tos la deja medio inconsciente.
El teléfono sigue sonando. Malena apenas se mueve, quiere descolgar pero no
lo consigue. En su cabeza sigue sonando la música, su música. A Manuel le encantaba
Machín y con frecuencia le cantaba esa canción mientras danzaban por la casa.
Toda una vida…
Malena ya no escucha el teléfono, ya no sufre, ya no duele. Sonríe, dulce y confiada. Ahora él la
llama…
Conxita
Código safe creative 1504063783591
Código safe creative 1504063783591
Este relato está escrito para participar en el Taller de escritura núm. 24 "Móntame una escena" de Literautas.
ResponderEliminarUna gran experiencia aprender de otras personas y con otras personas.
Fantástico.
Bonito y conmovedor relato de pérdida y de amor.
ResponderEliminarEn estos tiempos donde la fidelidad es vilipendiada y el sexo es el amo absoluto en vez de el amor incondicional; da gusto leer una historia de entrega y añoranza de la presencia del compañero de "Toda una vida". Y es que esa vida cuando ha sido compartida de forma tan completa con otro, pierde su sentido de ser cuando ese otro se va para siempre.
Me ha encantado tu historia por lo tierna y sentida.
Un abrazo mi amiga.
Como siempre muchísimas gracias por tus palabras Francisco.
EliminarEse bolero me trae recuerdos de amores profundos, donde todo se comparte, lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor.
Como bien dices, se trata de un amor cada vez más raro y desusado, quizás un poco antiguo y también seguramente desfasado, poco acorde con una sociedad que valora la inmediatez y la novedad, y donde toda una vida es casi una utopía.
No sé si por el camino del todo "rápido y veloz", a veces no nos habremos perdido algunos valores de nuestros mayores y sacrificado en aras de la modernidad, sentimientos que habremos de recuperar porque estamos hechos para amar y amar no sólo es sexo, ni usar y tirar..
Es mi particular homenaje a todas esas personas que se siguen queriendo toda una vida y que comparten vidas plenas.
Feliz día.
Un abrazo
La edad nos lleva a espacios que solo conoce cada cual. Pero nuestra autonomía nos traiciona. Nos hace depender de otras personas, aunque queridas, con su propia vida y sus espacios, que no disponen de tiempo para entretenerse.
ResponderEliminarUn abrazo.
La edad nos conduce a espacios desconocidos para el resto de personas, aunque sean queridas, las cuales no disponen de tiempo para mirar a otras realidades que las suyas. Cuando la autonomía nos traiciona y tenemos que depender de ellas, comienza nuestra muerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buen relato.
ResponderEliminarConmovedor y real. Una puede verse reflejada en el espejo de esa mujer y, aunque lo veas aún lejano, asusta un poco, te deja algo de amargor en el corazón.
Muchas gracias Paola por tu tiempo y tus palabras.
EliminarLa muerte, ese no saber, el miedo a lo desconocido...asusta.
Quizá se trate de disfrutar del aquí y del ahora, vivamos, porque el mañana queda a veces demasiado lejos.
Un saludo,
Gracias por tus comentarios lavelablanca,
ResponderEliminar¡Qué importante es poder valerse de uno mismo!
Depender de nada ni de nadie no es algo que se elija, simplemente pasa y no se puede hacer nada, no te parece que igual la actitud que tengamos, como todo en esta vida, nos puede ayudar a pasarlo menos mal.
Esta vida tan acelerada que todos llevamos puede hacer difícil, pararse y mirar a nuestro alrededor, ponernos en el lugar de otros e intentar comprender qué "cosas" son realmente importantes.
Saludos.
Es un relato desde una óptica de resignación ante la muerte de alguien que fue tu otro yo. Resignación y dejarse llevar porque, si él no está, ¿qué pinta ella aquí?
ResponderEliminarMe dan ganas de hablar con Malena para decirle que lleva mucho tiempo renunciando a sus seres queridos, pero no se da cuenta que sólo se van definitivamente aquellos que olvidamos, y nunca se irán de nuestro lado mientras estemos nosotros para recordarles.
Hola Jose Maria,
EliminarEstoy totalmente de acuerdo con tu comentario, nadie se irá nunca de nuestro corazón, de nuestra vida mientras estemos para recordarlos.Mientras te recuerden, sigues viviendo.
Quizá, son opiniones, al final es mucho más duro para los que se quedan, Malena siente que no quiere seguir y entonces...cuándo no se quiere seguir,¿qué se hace? ¿cuándo se pierden las ganas de luchar, dejarse llevar o resistir una vida que ya no interesa?
Besos y encantada de reencontrar tus comentarios