1 de febrero de 2015

Escapando del miedo



Corría.
Solo oía sus pasos y su respiración agitada.
Corría.  
Mucho y muy rápido, apenas avanzaba, pero sabía que estaba corriendo a toda velocidad. 
Angustiada. Quería ir mucho más deprisa. ¿Qué les pasaba a sus piernas? ¿Por qué no iban más deprisa?

Mientras trotaba miraba a su alrededor y nada veía. Sentía un miedo intenso. Una presión en su estómago, avisándole que era necesario volar más y más aprisa. Estaba ahí. Algo o alguien la estaban mirando.

-         “Corre Emma, corre.”

No podía ni gritar, su voz se ahogaba al intentar entrar aire en sus pulmones. Se agitaba, boqueaba como un pececillo fuera del agua, le quemaba el cuello y le dolía el pecho.  

Corría.

Lo sentía. Cada vez más cerca. Estaba ahí. No sabía quién era ni cuántos eran, pero estaban ahí escondidos, esperando a que ella se descubriera o dejara de correr tan rápido. Tenía que seguir corriendo.




Y volvía a acelerar y no se movía. Su corazón latía tan fuerte que seguro iban a oírlo. Era como si llevara un altavoz que amplificaba sus latidos. Tenía que calmarlo. Le dolía el pecho de tanto ruido.
No veía nada. Tocó a su alrededor, sus manos palpaban con suavidad, sin ruido, controlando la ansiedad. Allí había algo. ¿Qué era? ¿Una manta? ¿Un trozo de tela? no lo sabía, pero serviría para esconderse. ¿No la verían? Seguro que no.

Dejó de correr mientras acallaba sus sollozos y su respiración angustiada. El aire le quemaba al entrar en sus pulmones. Hacía ruido y no quería hacerlo.
Escuchó. Los segundos eran eternos.  No se oía nada. ¿Se habrían marchado? ¿Los había despistado?

-           “Por favor, por favor, por favor”.

Repetía su súplica en silencio. No sabía qué pedía o qué había que pedir, mientras seguía repitiendo en silencio

-          “Por favor, por favor, por favor”.

Se tapó del todo y con el peso de la ropa, encima de su cuerpo, se convenció que todo iba a salir bien. Intentaba calmarse, no moverse. Incómoda pero daba lo mismo. La única cosa importante era que no la vieran.
Se ahogaba, la ropa pesaba mucho. Miedo. ¿No había nadie encima de la ropa? ¡Como pesaba! No podía moverse. Pero, su tacto era agradable, su olor le recordaba algo. Se sentía bien, allí estaba segura.

Nada. 
Hacía un rato que estaba escondida y no había oído nada. Sus manos trémulas no osaban moverse. Si no miraba, no lo sabría. Tenía que ser valiente, tenía que saber si seguían allí.
No podía, tenía mucho miedo. Se debatía entre moverse y no hacerlo. Si no lo hacía estaba segura, si se movía…Basta, tenía que averiguar si aún estaban.

Levantó una esquina y en ese momento la luz de la luna todo lo iluminaba.Temblaba. Allí estaban, eran dos y muy grandes. Cada vez estaban  más cerca de ella. No tenía escapatoria.
Ahogó un grito. 

¡No, no la habían visto y aunque estaban muy cerca seguían sin verla! 
Su corazón parecía de nuevo que iba a avisarles. Sollozaba sin hacer ruido. Grandes y gruesos lagrimones se deslizaban por sus mejillas. Se mordía el labio para acallar los gritos.
¿Qué querían de ella? Seguía espiando y  contemplaba sus movimientos agitados. Estaban desorientados. Iban y venían. Se hacían más grandes y más pequeños. Se entrechocaban. Parecían furiosos. Excitados.

-          “Shhh calla Emma, calla. No te han visto. Shhhh calla niña.”

Sus ojos lo vigilaban todo, sin perder detalle. En más de una ocasión sintió sus manos encima de ella.
¡Oh no, esa vez sí que la habían descubierto! Eran enormes, cada vez más cerca, más, más…
Su cuerpo se agitaba al saberse descubierta. Temblaba descontrolada. La boca seca, incapaz de emitir ningún sonido. Estaba todo perdido. Y no podía correr, ya la tenían. Ya…

-          “¡¡¡¡Mamá!!!. “¡¡¡¡¡Mamá!!!!”

Por fin pudo articular las palabras mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro.  Unos segundos que se hicieron eternos, mientras seguía chillando.

-          ¡¡¡Mamá!!!

La luz se encendió. La cara de mamá la abrazaba, mientras le susurraba que había tenido una pesadilla. La besaba. La acunaba y ella se tranquilizaba. Mamá repetía que no se preocupara, que ella estaba allí, que siempre estaría allí. No había nada de qué preocuparse.
Emma cerró los ojos mientras su mamá la relajaba. Su cuerpecito fue aquietándose bajo las caricias.

En la pared de la habitación infantil, dos inofensivos muñecos colgados enfrente de la cama. Ahora contemplan inexpresivos a la madre y a la niña. Antes, a oscuras balanceaban sus sombras, creando figuras grotescas y poblando de miedos los sueños infantiles.

¿De qué están hechos los sueños? ¿Por qué eran… sueños?
                                     
                                                                                                                                  Conxita
                                                                                                                                      Safe creative 1502013160751
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13 comentarios :

  1. Para soñar, los matices sobran. Y la niñez es el momento para ello. En la vida real ya no quedan héroes: son los monstruos quienes vencen.

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    1. Gracias por tu tiempo y comentario Alex. Me encanta saber vuestra opinión y ver vuestros comentarios. "Carícias para el alma".
      Estoy totalmente de acuerdo y me encanta ese "para soñar, los matices sobran", es tan cierto. Lo importante y que con frecuencia olvidamos, es no rendirnos, no dejar de soñar, perseguir nuestros sueños.
      Quiero creer que aún existe algún que otro héroe anónimo,por ejemplo esas mamás o papás que ahuyentan a los monstruos. ¡Y qué bonito es sentirse héroe en esos momentos!

      Desgraciadamente, en la vida real como tu dices, muchas veces...ganan los monstruos.Pero...afortunadamente, no siempre.

      Un saludito
      Conxita

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  2. La niñez lo magnifica todo de forma inconmensurable,la inocencia nos protege. Crecemos y tendemos a empequeñecer y a restar importancia a todo...y es entonces cuando lo siniestro y terrorífico nos atrapa: La pura, dura y cruda realidad de la que no hay escapatoria.
    Muy buena condensación en relato del miedo de los niños, me recuerda una escena de la película Monstruos S.A.
    Un abrazo grandote

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    1. Hola Francisco, gracias como siempre por tus palabras y por leerme.

      Que buena descripción y cuan cierto, ojalá viviéramos más como niños y conserváramos su inocencia. Un bebé es como una hoja en blanco, ¡ojalá solo la llenáramos de cosas buenas!

      No recordaba que hubiera una escena parecida en Monstruos S.A, En su momento cuando la vi, me pareció una película muy tierna. Igual se quedó algo grabado en mi inconsciente y ha salido ahora!!!

      Un abrazo muy fuerte
      Conxita

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  3. Ante todo debo reconocer que la descripción es tan palpable, al punto que en momentos tuve miedo a semejanza de la niña; pero rápidamente me dije.."estoy leyendo" y me tranquilicé.
    Mis felicitaciones por esta pequeña y cautivadora historia.
    Abrazotes
    Beto Brom
    Israel


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    Respuestas
    1. Muchas gracias Beto. Un placer leer tus comentarios. Me alegra que te haya gustado mi pequeño relato.
      El mundo de los sueños puede ser fantástico o una aterradora pesadilla. La noche, la oscuridad, todo lo magnifica y parece mucho más complicado. Cuando nos despertamos, cuando sale el sol...nos damos cuenta de que somos capaces de hacer todo lo que nos proponemos, ya no hay miedos y todo parece más fácil. Se trata de luchar por conseguir cumplir nuestros sueños, encontrar nuestra pasión y seguirla.
      Un saludo

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    2. Y muchas gracias por hacerte seguidor de Enredando con las letras. Me encantará saber tus opiniones.
      Un abrazo
      Conxita

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  4. Me ha parecido una historia preciosa. Ha conseguido que sintiera ese miedo a lo desconocido, sin saber que estaba pasando. Felicidades por el relato.

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  5. Muchas gracias por tu tiempo y por tu comentario. Es un gran placer saber vuestra opinión, lo que os despiertan o sugieren mis historias. Gracias por compartirlo conmigo.
    Feliz dia

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  6. Muy bonito y a la vez inquietante, todos hemos sentido lo mismo alguna vez. Muy bien reflejado .

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  7. Muchas gracias Yolanda.
    Los sueños son tan reales, a veces tan fantásticos y otras tan terroríficos. Los fantásticos se acaban enseguida y los que nos dan miedo, duran y duran y parece que no se acaba nunca. En la infancia están esos súper héroes que son los papás, cuando somos adultos...a veces nos iría bien algún héroe!!
    Saludos

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  8. Me ha gustado. Siempre han sido un elemento de terror esos muñecos en la oscuridad.

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    1. Muchas gracias Luciano por tu visita y por tu comentario.
      Personalmente a mi me parece que en la oscuridad y con esas caras pálidas e inexpresivas esos muñecos pueblan más de una pesadilla.

      Un saludo

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Mil gracias por tu comentario.
Conxita

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