Víctor lo miró, con las dudas y las incertidumbres pintadas en su cara mientras se preguntaba; «¿Qué leches hago aquí?»
El otro impertérrito le devolvió la mirada.
—Dígame, ¿de qué quiere que hablemos?
—No lo sé, ese es el problema…
—¿Problema?
«Joder que tonto qué soy,
¿qué estoy haciendo aquí? Ya empezamos con las preguntas retóricas, estoy
agilipollado o qué, me largo ahora mismo.»
Sin casi darse cuenta, intentando desviar la presión de esas interpretaciones
molestas que suponía, empezó a hablar. Y las sensaciones volvieron a oprimir su estómago, a
escatimar el aire que necesitaba, a agobiarlo con aquellas palpitaciones que, por
un instante, le parecieron un amago de ataque al corazón, no le gustaba, nada
de nada y sobre todo, porque era tan absurdo sentirse así.
—Esta mañana en casa, mientras desayunábamos Ana, Ana es mi mujer—especificó—, me ha preguntado: ¿Tú crees que me he engordado? La he mirado, ese vestido que llevaba era horroroso y le sentaba muy mal, pero no he dudado ni un instante al responder que estaba guapísima como siempre.
El hombre observaba al otro que tenía enfrente.
— ¿De qué sirve contar la verdad? La verdad está sobrevalorada, ella sabe perfectamente que se ha engordado, no quiere que yo se lo diga y la haga sentir mal.
—¿A ella o a usted?
La mirada incrédula le dio la respuesta.
—¿Para qué herirla?
—¿Cómo sabe qué lo hará?
—Porque las mujeres odian que les digas la verdad, eso es entrar en discusiones que no se acaban nunca y te dejan fatal…
—¿Todas las mujeres?
De nuevo, las miradas se encontraron, ambos conscientes de que estaba generalizando y que le importaban bien poco todas
las mujeres.
El hombre esperaba en silencio, dándole tiempo.
Víctor volvió a esa mañana, a su mujer y a las imágenes que habían pasado por
su retina. También a lo que no había dicho ni diría, no hablaría de Claudia ni de su
exquisito gusto ni de ese cuerpo que lo volvía loco. De nuevo, aparecieron las
sensaciones de ahogo, notaba las palpitaciones intensas, aspiró aire e intentó controlarlas.
—¿Se siente bien?—Ambos sabían que no, pero él no quería reconocerlo, estar allí era un error pero no conseguía levantarse e irse.
Víctor siguió rumiando. No había querido compararlas nunca pero lo había hecho con
frecuencia, las había usado a ambas intentando sobrevivir a esa vida perfecta que
llevaba. Pensar en Claudia le permitía disfrutar también del sexo con Ana, los
juegos con Claudia, aguantar sus días con Ana. Eso lo hacía sentirse vivo, el resto del
tiempo sobrevivía como el zombi en el que se había convertido pero esa vida atareada era la quería llevar ¿y
por qué ahora se sentía así?
«Decir la verdad, ¿para
qué…? Solo genera problemas.». Víctor pensó en Ana y en cómo se hubiera
puesto esa mañana si le respondía lo que estaba pensando. ¿Aportaba algo? Ella ya sabía que se había engordado unos kilos,
¿para qué castigarla?
Y Claudia… Siempre quería más y él no pensaba cambiar nada de su vida. Decírselo había sido un error, mejor hubiera sido
dejarla pensando lo que ella quería… ¿Y
qué si se engañaba? Todo el mundo lo hacía. ¿Por qué no podía aceptarlo? ¿Por qué
lo tenía que complicar todo?»
El terapeuta lo miraba, siguió sin decir ni una palabra.
Víctor volvía a sentir la insatisfacción, el agobio, la terrible soledad
que algunas veces lo acompañaba, ese demostrar a todas horas que podía con todo, que
en él no había vacilaciones ni miedos ni dudas. Todos dependían de él, pero con
Claudia no necesitaba ser un superhombre, no lo juzgaba, ni se angustiaba por si
la fuente de ingresos se tambaleaba, con ella podía relajarse.
«¿Por qué no lo entiendes?»
La tensión se le agarrotaba en las cervicales, intentaba tranquilizarse. Hacía unos meses, por primera vez en treinta años faltó al trabajo: estuvo dos días, encerrado
en su habitación, a oscuras, vomitando, con vértigos que hacían que su mundo
girara sin parar. «Estrés», pero ya pasó, no le podía volver a ocurrir, ¡¡a él
no!! «Eso es lo que debía resolver y es
con medicación, no estando allí sentado, esa visita era absurda.»
Su voz dolida escupió:
—Siempre quieren más.
En sus pensamientos resonaba esa última conversación con Claudia, sus
palabras llenas de saña, buscando herirlo, devolverle el dolor que le causaba
con su negativa. « Y la muy cabrona lo había
conseguido. ¡Cómo le habían dolido algunas de sus palabras!»
—¿Quién concretamente quiere más ?
Víctor no lo escuchaba. No, no pensaba renunciar a su vida caótica, esa que
tanto le aportaba. Se sentía tan bien admirado, envidiado por todos… ¿Y qué si no
tenía tiempo libre? Otra cosa que estaba sobrevalorada. ¿Para qué? ¿Para dormir más? ¿Para estar con los
amigos? ¿Con su mujer? ¿Con sus hijos? A ellos ya les dedicaba el domingo, ese
día era sagrado. Pero, a él lo ocupaba su trabajo, su pasión, eso es lo que realmente
lo llenaba. Ser el mejor, lo había conseguido pero ya no había bastante, nunca era suficiente,
quería más, mucho más. Lo sabía, se había hecho adicto a esas
sensaciones.
Él no sentía como Claudia, sus emociones eran más simples, sus deseos más
primarios, quería el reconocimiento que ya tenía, la familia que también tenía y a ella que lo complementaba. No, no iba a añadir una separación a su vida, su
vida estaba bien tal y como estaba, si ella quería más, él no podía dárselo y sí no
lo entendía, peor para ella.
Víctor suspiró. Hacía tiempo que Claudia estaba muy pesada con eso de
haberse enamorado y pedirle tiempo. Él se sentía feliz tal y como estaba.
Miró al terapeuta, al que le había recomendado ir su médico de cabecera, mientras se
levantaba.
—Esto ha sido un error. Estoy bien. ¿Qué le debo?
La mirada tranquila del hombre pareció evaluarlo.
—Si usted lo siente así, cuando quiera hablar de lo que le está molestando puede volver a pedir cita. En recepción le cobrarán, que tenga un buen día.
Víctor se sintió bien había decidido, no necesitaba que nadie le dijera nada,
él había escogido, su vida era perfecta.
El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando, en realidad, desea únicamente lo que se supone (socialmente) ha de desear. Saber lo que uno quiere no es cosa tan fácil como algunos creen, sino que representa uno de los problemas más complejos que enfrenta al ser humano.
ResponderEliminarCon esta cita de Erich Fromm inspiro esa búsqueda del protagonista del relato que intenta resolver y que resuelve a su manera.
Saber lo que uno quiere, puede ser una tarea fácil o muy difícil, lo importante es conocerse, ser honesto con uno mismo y saber qué nos hace ser felices.
Espero que os guste.
Me imagino que al hombre de tu cuento (y a muchas otras personas) le será difícil elegir entre el amor ya instalado en la rutina (pero amor, apego y afecto, aunque sosegado y seguro por la confianza de años, a pesar de que esté carente de la emoción del principio) y la pasión arrebatadora del enamoramiento nuevo que le coge una nueva medida al hombre. Me pongo en su lugar (como escritora de relatos creo que tengo el deber de entender) y comprendo su indecisión y el deseo de que su vida sea igual. También comprendo el derecho de las otras personas a tomar también sus propias decisiones y tener sus exigencias. Muy buen relato. Me gusta cómo lo has contado y el tratamiento que le has dado. Un beso.
ResponderEliminarGracias Ángeles Impíos por tu comentario y la lectura del relato.
EliminarEl hombre de mi relato, de acuerdo con Fromm, vive pensando que tiene todo lo que ha de desear aunque parece que tampoco le es suficiente y eso le genera insatisfacción, él quiere más, lo quiere todo y eso siempre es complicado sobre todo cuando no se es honesto con otros.
Me alegra que te haya gustado la manera de contarlo a partir de ea sesión del protagonista con el terapeuta y la paralela que a él le sirve para reflexionar sobre qué quiere hacer con su vida.
Saludos
Difícil saber lo que uno quiero, pero lo mejor es ser honesto con uno mismo y con los que les rodea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo Maria es difícil saber lo que uno quiere, pero desde luego siempre es más fácil hacerlo desde la honestidad con uno mismo y con las personas que rodean al protagonista y en eso el prota acierta poco. Aunque al menos la sesión paralela que establece con el terapeuta le permite al menos saber qué es lo que le hace feliz, el resto depende de la escala de valores de cada uno.
EliminarGracias por pasarte y por tu comentario.
Un saludo
A veces estamos entre dudas de lo que queremos y lo que deseamos. Nos dejamos llevar por la apatía y cada cual sabe lo que necesita realmente. Un abrazo
ResponderEliminarCierto Maria del Carmen, ese dudar entre lo que se quiere y lo que se desea, aunque quizás lo malo es justo ese no decidir, dejarse llevar por la costumbre o por la apatía o quizás por el mismo miedo a decidir porque cuando uno decide, elige y se descartan opciones y eso es lo bueno de tener opciones, que se puede elegir.
EliminarGracias por comentar.
Un saludo de domingo
Qué complicado cuando lo queremos todo!!!!! Me ha gustado mucho el ritmo de la historia, es muy original que cuentes una buena parte mediante los pensamientos de él.
ResponderEliminarUn besito, feliz finde y una gran historia.
Tu lo has dicho, cuando lo queremos todo, es muy complicado tenerlo. En este caso, aún más porque afecta a otras personas con las que no se está siendo honesto. No se puede tener todo.
EliminarMe alegra que te haya parecido original la manera de contarla. Gracias.
Feliz domingo, un beso
Me gusta el enfoque del relato, al intercalar pensamientos, recuerdos y diálogos. Captas muy bien el desasosiego del protagonista. Creo que las encrucijadas amorosas son las peores porque se trata de gestionar no solo sentimientos propios, sino ajenos y valorar su impacto.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Gerardo por tus palabras y por leerlo.
EliminarEl protagonista como dices está agobiado, desosegado, estresado, no está bien y su cuerpo "se lo dice" con esos vértigos que parecen querer darle un toque de atención y esas sensaciones que lo agobian cuando se permite sentir algo, pero él no se escucha, no quiere renunciar a nada de lo que tiene, sigue en ese desear únicamente lo que se supone (socialmente) ha de desear.
Un saludo y feliz domingo
Me ha gustado muchisimo tu relato porque has interpretado muy bien el pensamiento del macho alfa. Si se dan las circunstancias apropiadas es muy facil poder caer en esa dualidad de pareja, posiblermente totalmente innecesaria, si hay una verdadera conexión con tu pareja, dialogo, dialogo y dialogo. La canción de Machin explicando como se pueden tener dos amores a la vez y no estar loco, no es auténtica verdad.
ResponderEliminarGracias Marcos por tu comentario.
EliminarMe has hecho sonreír con lo del macho alfa, pero si, realmente le cuadra el adjetivo aunque quizás el protagonista lo lleva al extremo porque parece obsesionado con ese ser un líder, el mejor y eso puede acabar confundiéndolo, queriendo quedar siempre por encima de los demás, sin pensar en las necesidades de nadie más que las suyas.
Víctor parece creer que lo puede tener todo y en lugar de reflexionar sobre qué le pasa, qué le está faltando, sigue en una espiral de hacer, hacer y hacer y pensar poco.
No conozco esa canción de Machin, la buscaré.
Un saludo
La canción es algo asi. Como se pueden tener dos amores a la vez, y no estar loco. Me encanta la letra.
EliminarVacío interior es lo que creo que siente el protagonista de tu historia, esa angustia vital que te hace suponer que tienes todo lo necesario para ser feliz y aún así, comprobar que te falta algo, y que esa parte faltan-te es la más necesaria.
ResponderEliminarcuando buscamos nuestra propia satisfacción nunca hayamos la suficiente, siempre anhelamos las cosas que nos faltan y olvidamos las que anteriormente habíamos perseguido en nuestro deseo.Creo que correr en pos de la felicidad, cuando esta está al alcance de la mano, es de estúpidos.
yo aplicaría la frase de: No es más rico el que tiene mucho sino el que menos necesita. Y me acordaría del hombre feliz porque no tenía ni camisa ni preocupaciones.
Creo que hay que valorar las cosas en su justa medida y no pretender perseguir esa efímera satisfacción a la que llamamos felicidad.
Besos Conxita.
Estoy contigo Francisco, sí un vacío interior que es incapaz de reconocer y que aun teniendo todo lo que aparentemente puede hacerlo feliz, no lo es y sigue queriendo acumular, lo que sea, porque él lo quiere todo.
EliminarEse hombre se ha olvidado de que las cosas sencillas tienen mucho valor, que eso que él desprecia porque no le aporta nada en su vida ocupada como el ocio, compartir con los amigos, con los hijos... da muchas satisfacciones pero se tiene que saber vivir.
Víctor solo vive para seguir siendo el mejor, lo es y tampoco es bastante, uno podría preguntarse qué le falta que nunca tiene bastante, ¿por qué sigue buscando? ¿por qué no sabe disfrutar? ¿Es feliz? Dudo que lo sea ni que encuentre respuestas porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Muchas gracias por leerlo.
Un abrazo y feliz tarde de domingo aquí ahora lluviosa.
¡¡Qué agobio he sentido!! Pobre hombre. Y se cree que está bien. He sentido un horrible cansancio vicario del que él no siente. Puede que la verdad esté sobrevalorada, pero el tiempo libre nunca. Nunca se valorará bastante el tiempo libre.
ResponderEliminarLo malo del personaje no es la vida que lleva. Puede ser feliz con su mujer y su amante, sin necesitar más. Lo malo, tal y como yo lo percibo, es que no es nada feliz, está estresado y agobiado y no se ha dado cuenta. Pero tú has sabido transmitir todo ese estrés y ese agobio hasta hacérmelo sentir a mí.
Es muy difícil llevar a gusto una situación semejante y gestionar, como dice Gerardo, sentimientos propios y ajenos.
Me ha gustado mucho tu relato.Un beso.
Jajaja Rosa, de acuerdo contigo "se cree que está bien", es un pobre hombre que se cree su propia espiral de mentiras.
EliminarSe podría preguntar el ¿por qué no valora el tiempo libre? ¿por qué parece que le asusta tanto pasar tiempo con los suyos? ¿Por qué solo sabe volcarse en el trabajo? ¿Qué le está faltando o qué le está sobrando? A veces cuando las personas solo saben trabajar, uno debe pensar qué está pasando ahí, que cubre ese trabajar a todas horas. Pero el protagonista se engaña pensando que es feliz y de ahí su agobio y esos avisos de su cuerpo, pero no aprende porque la culpa es de los otros, no de él.
Me alegra que te haya gustado, gracias por compartirlo.
Feliz semana
Has descrito genial una realidad más común de lo que parece. La psicología de Víctor muy bien lograda, así como los sentimientos y desazón que los triángulos amorosos causan.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Besos
Gracias Celia, me alegra que te haya gustado.
EliminarEs cierto que es una realidad mucho más habitual de lo que pensamos, de hecho cuando lo titulé dudaba entre ese "Seguir igual" o el de "Máscaras cotidianas" y de ahí, la fotografía que acompaña el relato porque el protagonista (como muchos otros) lleva muchas máscaras para poder vivir su día a día.
Víctor se agobia porque las otras integrantes del triángulo también tienen necesidades y eso a él, egoísta y egocéntrico, le sorprende y justifica sus propias mentiras por el bien de las otras.
Feliz tarde de domingo y buena semana
Si se tienen las cosas que se desean no deberíamos darle más vueltas al asunto. Pero si nos parece que, al tenerlas, no estamos conformes con nosotros mismos, entonces quizás debiéramos abandonar alguna de las cosas que nos sobran. Tal vez, como en los viajes, llevemos exceso de equipaje.
ResponderEliminarSaludos, Conxita.
Soros,
EliminarMe da a mi que el protagonista del relato igual si lleva un exceso de equipaje, quizá sería bueno que disfrutara de lo que tiene, como mínimo que aprendiera a valorar pero él sigue buscando más y más, ¿quién sabe qué le falta o qué le sobra?
En cualquier caso, desde luego ni siquiera sabe qué es lo que quiere a pesar de que se repite que tiene la vida que le gusta y lo hace feliz.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo
En muchos sentidos me sentí identificado. Yo sé qué es lo que quiero, pero no lo aplico a mi vida. Todo me resulta difícil y termino aceptando lo que hay. Digamos que yo también paso de terapeutas.
ResponderEliminarReflexivo tu escrito.
Saludos.
Gracias Raúl,
EliminarA veces uno se pregunta cuando lo tenemos tan claro por qué nos cuesta hacer realidad eso que queremos, por qué nos acabamos desviando de nuestros deseos y nos plegamos a los de otros, quizás a veces sería mejor hacer más y aparcar esas reflexiones que nos alejan de aquello que queremos.
Un saludo
Quizás piense que tiene una vida perfecta, pero se autoengaña, las mentidas acaban saliendo a la luz, y si en vez de llevar doble vida hubiera tenido la fortaleza de hacer frente a los problemas con la verdad todo hubiera sido diferente y no estaría en esta situación.
ResponderEliminarBesos
Gracias Ilesin por leerlo y comentar.
EliminarSaber lo que se quiere no siempre es fácil, pero desde luego aún es más difícil cuando uno ni siquiera se es honesto con uno mismo ni con los que le rodean, quizás, solo quizás, si su vida fuera perfecta estaría satisfecho y no parece estarlo a pesar de sus palabras, sus acciones las desmienten.
Un abrazo
Qué buen retrato has hecho de algunos hombres y algunas vidas, Conxita. Conozco a muchos hombres así, exactamente así, con sus vidas ajetreadas en las que no tienen tiempo ni lo quieren, casados pero poco comprometidos, con amantes que a la larga, efectivamente, quieren más, con complejas angustias, carencias, conflictos, sentimientos de culpa... pero que a todos les parecen triunfadores en la vida. Incluso a ellos mismos.
ResponderEliminarCreo que tu prota quiere tener todo lo que socialmente está bien considerado y al mismo tiempo otras cosas que quizás no se atreve a formular con claridad. Yo no creo que esté bien y si fuera él, pediría muchas más citas con el terapeuta :D
Un placer leer algo tan bueno, ¡gracias!.
Un beso y feliz comienzo de semana.
Gracias Julia por tus palabras, lo que es un placer es leer vuestros comentarios y opiniones siempre tan acertadas.
EliminarCreo como tu que hay muchos hombres y vidas disfrazados de triunfadores, de acuerdo con lo que la sociedad actual considera un triunfo, pero en realidad viven vidas frustrantes intentando aparentar lo que no son, siempre preocupados por quedar bien y esconder esas pesadas cargas de insatisfacción que llevan a cuesta. Y lo peor es que muchos quieren ser como ellos.
Creo que el terapeuta ya se percató que al pobre Víctor le iría muy bien unas cuantas sesiones para clarificar ese lío en el que vive y atreverse a reconocer lo que ni siquiera se atreve a formular, pero es más fácil autoengañarse, la verdad él dirá que está sobrevalorada aunque quizás es que le da mucho miedo.
Un saludo y feliz semana también para ti.
Muy interesante, Conxita. Has retratado muy bien a un hombre egoísta que sólo piensa en sus necesidades y sus deseos, y que los satisface a costa de la insatisfacción o la frustración de otras dos personas a las que además se supone que quiere.
ResponderEliminarSe cree un triunfador (muy simbólico el nombre de Víctor) pero tiene mala conciencia y se está poniendo enfermo de ansiedad, por eso a mí me inspira compasión más que otra cosa.
Saludos.
Muchas gracias Ángeles.
EliminarSí, estoy de acuerdo contigo es un hombre egoísta, preocupado solo de sus necesidades que se cree el ombligo del mundo, y justifica todas sus actuaciones porque él es el único que importa.
Y sí, al victorioso Víctor (excelente tu percepción) parece que se le rebela el cuerpo, como bien dices su conciencia dice basta y no puede ni controlarlo ni engañarlo.
Un saludo
Víctor no necesita un terapeuta, necesita una buena dosis de humildad.
ResponderEliminarQuizás tenga razón al quejarse de que 'los otros' siempre quieren más, pero él no se da cuenta de que él lo quiere 'todo'. A veces hay que elegir y priorizar.
Quizás debería replantearse qué es exactamente tener éxito; no siempre es sinónimo de dinero y posesiones materiales.
Buen relato, Conxita, me ha gustado mucho.
Un beso para ti, a Víctor que le den pomada.
Gracias Kirke, me alegra que te haya gustado.
EliminarVíctor es un egoísta preocupado solo de él mismo, acostumbrado a que todo gire alrededor de él y encima pensando que es el único en posesión de esa verdad que tanto critica, lo quiere todo sin importarle nadie.
Es cierto que el éxito no siempre es dinero ni posesiones materiales justo lo que el protagonista cree que es lo único válido, le iría bien empezar a valorar todo aquello que desprecia porque no da dinero.
Jajaja me has hecho reír con esa pomada para Víctor.
Un beso y feliz semana
Reflejas muy bien la dificultad que tenemos las personas para ser honradas con nosotras mismas. No ocultar lo que sentimos, lo que buscamos o deseamos es mucho más difícil de lo que parece. Claro que después está la simple cobardía o falsedad, ese personaje que has creado me parece que tiene algo de eso ¿no?
ResponderEliminarAbrazos!!
Gracias U-topia
EliminarA veces es complicado saber lo que uno quiere, es importante sobre todo ser honesto consigo mismo, y el protagonista del relato ni es honesto con él mismo ni con aquellos a los que, supuestamente, quiere.
Tienes razón en que hay mucho de cobardía y de falsedad en mi protagonista.
Un abrazo
Quizas haya que limitarse a vivir de acuerdo con los dictados del corazon, vivir en paz con uno mismo... Y no comerse el coco demasiado
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Eso sería ser honesto con uno mismo, ¿no te parece Ildefonso?
EliminarCon frecuencia nos creamos un montón de necesidades que aparentemente necesitamos que lo único que nos dan son preocupaciones, no necesitamos muchas de las cosas por las que nos dejamos la vida. Cuando pasan los años y se mira atrás, es mejor que esté llena de cosas que no se ven pero se sienten.
Muchas gracias por leer mi relato y por tu comentario.
Un saludo y feliz martes.
Realmente, Conxita, la cita que eliges es para quitarse el sombrero. Y el relato es estremecedor. ¿Cómo podemos negarnos tanto que renunciamos a los más elemental, a la vida?
ResponderEliminar¡Qué importantes son las personas con las que podemos tener confianza! Si tuviéramos tiempo de cultivarlas, nos ayudarían a enfrentar con sinceridad estas situaciones.
Un fuerte abrazo.
Gracias Ignacio, la cita de Fromm es muy certera y creí que le iba muy bien al relato. Nos preocupamos tanto por aquello que parece que deseamos que nos olvidamos de lo importante que es vivir, disfrutar de los que nos quieren y a los que queremos, disfrutar de la vida, de esos pequeños detalles que nos perdemos en la búsqueda del reconocimiento, del estatus, del poder...
EliminarEs importante ser honesto con uno mismo y con los que nos rodean, saber querer. Hay un dicho popular que dice muy sabiamente "El amor con amor se paga", a mi me parece que acierta bastante.
Un abrazo y feliz semana
Hola Conxita:
ResponderEliminarTu relato me ha gustado mucho. Lo he leído varias veces porque todo en él está tan bien que no he querido perderme nada. Desde luego este Víctor es un pobre -¡y muy egoísta!- hombre que sólo piensa en él: su trabajo que le llena completamente, su mujer Ana y los hijos que le ocupan los domingos, y su amante Claudia que le compensa con sexo de las insatisfacciones que lo anterior (mujer, hijos y trabajo) pueda darle. La situación es perfecta, para qué cambiarla.
Coincido con Gerardo en que este hombre lo que quiere es gestionar no sólo sus sentimientos, que ya es difícil, sino los de los demás. Al final Claudia se me hace simpática por la personalidad que manifiesta en su solicitud de más dedicación, aunque también veo que ella sabía dónde se metía. Ahora, al enamorarse, han cambiado las cosas, ¿qué hacer?
El final del relato deja abierto la solución. Yo creo -no sé tú- que Claudia se marchará, Víctor no se lo impedirá, reforzará momentanemente su vículo con Ana y, en breve, buscará otra Claudia que le desestrese nuevamente. Y así siempre.
Un abrazo Conxita
Gracias Juan Carlos por tus palabras, me alegra que te haya gustado.
EliminarEstoy contigo en que ese hombre poco victorioso seguirá pensando solo en él. esa Claudia se irá pero habrán muchas otras que le ayuden a sobrellevar su satisfactoria vida con Ana y se seguirá engañando o como dice Erich Fromm viviendo bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando, en realidad, desea únicamente lo que se supone (socialmente) ha de desear.
Está claro que el tipo es un egoísta que se cree el centro del mundo y que todo gira a su alrededor, por desgracia hay muchos Víctor a los que se tilda de exitosos y hombres de bien.
Un abrazo y hasta pronto.
Me gustó mucho tu relato, refleja una realidad cotidiana entre lo que uno desea realmente y lo que tiene que soportar. Me encantó la forma de narrarlo, por que hace que sientas el estrés del protagonista. Yo creo que en esta vida lo importante a veces no es saber lo que quieres sino tener claro lo que no quieres.
ResponderEliminarUn saludo Conxita.
Muchas gracias Mariola.
EliminarVivir con esa dualidad entre lo que se tiene y lo que se desea es complicado y esos pequeños síntomas que da el cuerpo son los que avisan que algo no se está haciendo bien, pero el protagonista ni siquiera se da cuenta.
Has descrito perfectamente la manera de saber lo qué queremos, hay personas a las que les funciona motivarse visualizando sus objetivos, lo qué quieren conseguir, disfrutando y en cambio, hay otras que lo hacen alejándose de lo que no quieren. Ambas formas funcionan si se sabe lo que se quiere.
Me alegra mucho que te haya gustado y haber sido capaz de transmitir ese estrés y desasosiego del protagonista. Aunque ¿Tú crees que él lo ve?
Un abrazo
Fenomenal Conxita. Me ha gustado mucho como has desarrollado la historia. Magistral. Ese hombre que tiene todo lo que puede desear (al menos todo lo que el considera que debe desear), incluso aunque no sean más que conceptos vacíos: una familia que no ve más que un día a la semana, una mujer florero de la que no está enamorado (aunque él lo crea), una amante que le da el morbo que necesita, un éxito engañoso que le hace creer que ése es su "live motive"... Pero curiosamente, se siente vacío. Por eso acude al terapeuta, aunque su orgullo le impida continuar. El terapeuta sabe que la curación sólo podrá ser efectiva cuando él admita su problema. Cómo decía aquél, "no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita"... o algo así. Muchas veces, la dicotomía entre lo que se tiene y lo que se quiere tener, es complicada de salvar.
ResponderEliminarGran trabajo, Conxita
Besos
Excelente tu análisis Isidoro.
EliminarRealmente haces una descripción de Víctor muy certera, viviendo en una engañosa vida que, cuando es sincero con él mismo (no creo que lo haga mucho), la percibe vacía, quizás persigue con tanta desesperación ese reconocimiento para olvidar todo lo que le falta a pesar de llamar a su vida perfecta.
El terapeuta sabe que cuando alguien quiere seguir engañado es mejor no insistir, ya volverá cuando realmente quiera hacer cambios o seguirá mitigando sus frustraciones a través de mentiras.
Muchas gracias por tus palabras.
Un abrazo
Victor es un cretino egoísta que no valora a quienes le rodean.
ResponderEliminar¿Que es eso de las mujeres no quieren que les digas la verdad? Solo una generalización inaceptable.
Todo el mundo -en algún momento, no siempre- llevamos una mascara. Mostramos lo que creemos que es mejor para el momento y lugar. Pero no se puede vestir mascara para lo esencial y para las personas que importan.
Equivocarse al elegir lo que se desea es lanzarse sin red a una existencia insatisfactoria.
Muy buen cuento. Yo conozco bastantes Victor, algunas Ana y una que otra Claudia. Has sabido describir personas reales.
Gracias Guille por tu comentario y tus palabras.
EliminarMira que cretino es una palabra muy rotunda, pero tienes razón el pobre Víctor es un cretino egoísta.
Sí, esa frase de que las mujeres no quieren que se les diga la verdad define al personaje, no a las mujeres. Es él el que se engaña en una vida de mentiras.
Es cierto que todos en algún momento llevamos máscaras pero hacerlo con los que se quiere es muy patético, se supone que se los quiere o quizás es que no se los quiere realmente. A mi me da que Víctor solo se quiere a él mismo.
Un abrazo y feliz miércoles.
Es cierto Julio David, parece que le da estabilidad y quizás una falsa sensación de control de ese caos, vivir en medio de un torbellino de actividad constante y de emociones no le permite tener tiempo para pensar entre lo que tiene y lo que se quiere tener, porque entonces igual podría ver que su vida ni es perfecta ni tampoco es la que le gusta pero es la que toca y es la que elige.
ResponderEliminar¿Realmente es libre? ¿Sabe lo qué quiere o está atrapado por todo eso que la sociedad le hace desear? Pobre egoísta.
Muchas gracias por tu comentario.
Un saludo
Que chulo el relato guapa siempre me consigues enganachar con tus historias. Muy buenos los diálogos. Yo creo que en muchos momentos en la vida nos podemos sentir así es tan difícil decidir. Un besazo preciosa.
ResponderEliminarGracias Natalia por ese comentario tan amable, me alegra mucho que te gusten mis relatos, gracias por ese tiempo.
EliminarSaber lo qué queremos es complicado pero como he comentado es muy importante ser honesto con uno mismo y con los que te rodean y a los que dices querer, si se va a "utilizar" a alguien, como hace el protagonista para hacer su vida menos aburrida, es importante recordar que los otros tienen sentimientos, enamorar a alguien a quien no se quiere querer, es una bajeza muy ruin que define a ese personaje, exitoso para el mundo mundial, que es Víctor.
Un saludo
Qué bien planteado y qué bien descrito, Conxita. Me ha encantado.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias Macondo,
EliminarMe alegra que te haya gustado, quería reflejar esas dualidades que se dan en aquellos que dicen quererlo todo y no saben disfrutar de nada, presente en muchos hombres y mujeres a los que se llama "exitosos","triunfadores", que se montan vidas paralelas y que dicen vivir felices en su caos de más, más y mucho más y van dejando infelicidad allá dónde se acercan.
Un saludo
A mí me ha gustado, desde luego, aunque no he logrado identificarme. Lo he visto todo desde fuera... quizá porque no concibo no tener claro lo que me hace feliz, o lo que me gusta, o cargarle a los demás con mis historias personales. No lo tengo claro :D
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado Holden el relato y que no te identifiques para nada con el personaje, que es un tipo egoísta y poco recomendable, aunque uno casi se compadece de él: estar en sus zapatos ha de ser horroroso.
EliminarMe gustaría felicitarte por ese tener claro lo que te hace feliz y te gusta, eso es fantástico. Ojalá aprendiéramos eso que se dice rápido y cuesta tanto de hacer, distinguir lo que nos hace felices y hacerlo.
Y sobre todo algo que tu dices es muy importante no cargar a los demás con nuestros embrollos, ese romper la monotonía, hacer menos sosa esa vida que lleva el protagonista es cargar a los otros con historias que no les corresponden, es ser un egoísta y merece ser tan poco feliz como parece aunque él no lo sabe. Triste.
Gracias por leerlo y comentar.
Un abrazo
¡No me des las gracias por hacer algo que es un verdadero placer para mí! :D
EliminarMe alegra Holden, pero voy a tener que darte las gracias por esas bonitas palabras.
EliminarUn saludo
has elaborado un texto con un tema recurrente y muy bien escrito. Me has sorprendido gratamente.
ResponderEliminarsaludos
Muchas gracias Karin y bienvenido a mi blog, me alegra saber que te ha parecido bien llevado el tema.
EliminarTienes razón que se trata de un tema muy conocido, recurrente, del que se ha escrito mucho y desde todas las opciones.
A mi me ha gustado contarlo desde esa sesión de terapia paralela que el protagonista hace al margen del terapeuta, a pesar de sus engaños se da cuenta de que quiere seguir igual, ese caos en el que vive no lo deja pensar y eso, quizás, es lo que él quiere.
Un saludo y feliz sábado
Estamos tan condicionados por lo que se espera de nosotros. Pareciera que existiese un único patrón para ser feliz y que este se fuese heredando de generación en generación y no hubiese forma de escapar de él. Es fácil detectar la incoherencia en los demás, como el hombre de tu relato, pero difícil enfrentarnos con la propia.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes razón Lorena se acostumbra a ver fácilmente en los demás pero cuando nos toca a nosotros se prefiere autoengañarse o mirar hacía otro lado.
EliminarMi protagonista a pesar de repetirse que es feliz, no parece serlo y su cuerpo se lo recuerda, esos vértigos, esa ansiedad, ese agobio que a veces le llega, pero él prefiere seguir como si fuera feliz, buscando en la fama y el reconocimiento lo que le falta, persiguiendo con el trabajo llenar esos huecos que le faltan, que lo sabe pero que no reconoce porque él tiene todo lo que se tiene que tener.
La sociedad con frecuencia nos dicta aquello que se debe poseer para ser feliz, el protagonista de mi relato lo tiene todo y si se le pregunta dirá que lo es y ¿Entonces por qué sigue buscando? ¿Por qué no le llena? ¿Por qué solo quiere pasar el domingo con los suyos, solo un día? ¿Por qué busca fuera hacer más emocionante su vida? ¿Por qué se engaña?
Muchas gracias por leerlo.
Feliz finde
Hola Conxita,
ResponderEliminarHoy tu entrada se inspira en una idea o más bien reflexión muy interesante: vivir pensando que se tiene todo lo deseable aunque nunca nos conformemos con ello, por lo que nos genera insatisfacción, de acuerdo a lo que nos explica la psicología de Erich Fromm.
También estoy de acuerdo que este protagonista masculino es el típico chulito de turno que se considera apetecible para todas las mujeres, aunque después no es capaz de saber lo que quiere y se pierde en deseos hacia otras mujeres fuera de la pareja, cuando tiene al lado a la mujer que le ama, pero es incapaz de amarla.
El final es tremendo por el realismo de esta habitual conducta, tanto en hombres como en mujeres, porque desgraciadamente este tipo de incoherencias existen en ambos sexos.
Un saludo ;)
Estoy de acuerdo contigo Estrella que este tipo de conductas se dan tanto en hombres como en mujeres, no es algo único de un sexo.
EliminarMi protagonista es uno de esos supuestos personajes exitosos que corren por el mundo, egoísta, egocéntrico y cobarde, que cree que lo puede tener todo y todo el mundo ha de girar en torno a él.
No sabe amar a nadie, ni siquiera a él mismo, pero se engaña con un control de su vida que no tiene, con una satisfacción que no obtiene y con falsos oropeles que son los que "el mundo" le aplaude que parecen calmarle, a ratos, las ansías.
A pesar de eso, sigue insatisfecho porque no tiene lo que realmente quiere, aunque sigue sin descubrirlo y seguramente, este tipo de personas son bastante vacías y se engañan casi siempre, no lo sabrá nunca.
De tanto en tanto, su cuerpo le recordará que no es feliz, eso sí seguirá siendo el más exitoso del mundo para todos y jugará a mantener una hipócrita vida plena y perfecta.
Muchas gracias por tu comentario.
Un saludo
Yo creo que lo que de verdad se esconde detrás de Víctor es el miedo a la soledad. Por eso no manifiesta sus propios deseos sino aquello que piensa que es deseable socialmente, por eso miente a todo el mundo, a él el primero. Quiere convencerse a sí mismo de que, como lo tiene todo, es feliz y le da miedo que, si profundiza con el psicólogo, salga a la luz todo lo que le hace daño. Por eso huye, no del terapeuta sino de sí mismo. Felicidades, Conxita. Me ha gustado much. Un besito
ResponderEliminarGracias Ana por tus palabras.
EliminarTienes razón que Víctor huye sobre todo de sí mismo, no quiere profundizar ni verse con todas esas carencias que los demás si vemos, él prefiere no pensar, no ver ni tampoco cambiar. Le gusta su vida tal y como está, no la quiere cambiar. ¿Para qué? Se sostiene en precario equilibrio en una vida convulsa sin tiempo para nada pero que a él le parece que le está bien, si se ocupa, si trabaja a todas horas, no tiene tiempo para pensar.
No dicen que no hay más ciego que quien no quiere ver...
Un saludo
Me has recordado una frase que he leído hoy de Woody Allen, que decía: "Mi forma de bromear es decir la verdad. Es la broma más divertida". Divertida tengo mis dudas que lo sea, ya que una verdad dicha de forma que bromeas, como un "ahí queda eso", es una verdad descafeinada, entiendo, aunque pueda sacar de apuros a veces.
ResponderEliminarPero bueno, a lo que voy, a tu relato. Me ha parecido magnífico, Conxita, magnífico. Haciendo un ejercicio de imaginación puedo entender a ese hombre, Víctor, y empatizar con Ana y con Claudia. Y llego a la conclusión de que él jamás será feliz, porque su felicidad depende de que las 'piezas' que componen el puzzle que es su vida, estén colocadas perfectamente en su sitio y como él quiera en todo momento, y cuando nos relacionamos tambaleamos las piezas de los demás, aún sin querer.
Aunque la vida (y las relaciones de pareja en concreto) no son un menú de una carta (algunos así lo creen) estoy de acuerdo en que lo fundamental sí es saber decidir.
Y también creo que hay muchas cosas que hoy en día están sobrevaloradas, entre ellas las que tú has mencionado.
Me ha gustado muchísimo el post, Conxita, real como la vida misma y muy bien contado.
¡Un beso!
Chelo, estoy contigo que no sé si me convence esa frase de Woody Allen, aunque la quiero tomar en el sentido de que se tiene que bromear con todo, también con aquello que es serio porque a veces nos tomamos la vida demasiado a la tremenda y las cosas con una sonrisa parecen menos graves.
EliminarVíctor no sabe lo qué quiere, como muchos otros, pero él tampoco no quiere ver. Es alguien egoísta que utiliza a todos los que tiene a su alrededor sin pensar que los otros tienen sentimientos, todo sirve para conseguir esa vida perfecta que tampoco lo llena.
No quiere hacer cambios, no quiere pensar, no sabe lo qué quiere aunque se jacta de saberlo.
De acuerdo con lo que tú dices Chelo, cuando nos relacionamos con otros y los otros, nos importan, todas las piezas se mueven, interelacionan, se modifican y a veces salen cosas mejores o peores, pero desde luego nada se queda igual, pero para eso es necesario valorar a los otros, querer a los que están en tu vida y no usarlos como si fueran cromos que se pudieran intercambiar y eso es lo que hace Víctor, usar a las personas que tienen la mala suerte de quererlo.
Gracias por tu comentario y tus bonitas palabras.
Un beso
Hola Conxita.
ResponderEliminarCelebro que menciones a Erich Fromm, pues uno de sus ensayos, "Del tener al ser" fue una buena compañía en mis años jóvenes.
Me acuerdo de otro genio y figura, John Lennon, quien decía que la vida era aquello que te ocurría mientras estabas ocupado en otros asuntos. En definitiva , la vida es tan compleja, o tan secilla, como uno mismo.
Cuídate amiga, un placer leerte.
Gracias Paco,
EliminarMe alegra que te guste la cita de Erich Fromm, que comparto del todo y que fuera una buena compañía en un momento.
Respecto a tu otra cita que me encanta es así, nos preocupamos tanto de planearlo todo hasta el más mínimo detalle que nos olvidamos de vivir, eso es lo que le pasa al protagonista tan empeñado en demostrar que es un superhombre que se olvida que los placeres de la vida están en muchas veces en cosas sencillas y en disfrutarlas.
La sabiduría popular acaba diciendo que de qué sirve ser el más rico del cementerio, quizás cuando ya de mayor, mire atrás, verá con tristeza todo lo que ha perdido por el camino por no saber valorar lo que realmente importa, pero él es un hombre exitoso, así lo considera él mismo y la sociedad que sólo valora falsos oropeles.
Pobre Víctor y todos aquellos que tienen la mala fortuna de relacionarse con él, porque hay personas que solo aportan sombras.
Un saludo y que tengas un feliz día
Qué quiero qué deseo y qué tengo... una lucha interna que puede hacernos vivir de forma acomodada, arriesgada o fallida... qué dificil es equilibrarlo todo¡¡¡¡
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato porque siempre me hace reflexionar¡¡¡ un besazo enorme¡¡ genial semana¡¡¡
Hola Francis,
EliminarBienvenido de tus vacaciones blogeras.
Me alegra que te haya gustado el relato, a veces resulta complicado saber qué es lo que se quiere, lo que se desea, lo que se tiene...totalmente de acuerdo. Aunque algunas personas, como el personaje, se olvidan de que no siempre se puede tener todo porque hay otros a los que se daña.
Gracias por leerlo.
Feliz semana también para ti.
Un abrazo
Hola, cuando puedas pasa por mi blog, hay un regalo para ti.
ResponderEliminarBesos.
Muchas felicidades Mariola y muchísimas gracias por pensar en Enredando con las letras para ese regalo.
EliminarUn saludo
Has hecho un texto admirable introduciendo al lector en el nudo central de la angustia de este hombre que va a terapia sin convencimiento. En esa sesión con el terapeuta desenvuelves la madeja de sus pensamientos más íntimos y logras mostrarnos el deseo que tiene de no modificar su vida. Salen a la luz uno a uno los escollos que se le presentan y que esquiva con mentiras, sus deseos de triunfo que son más fuertes que su capacidad de tolerar las presiones. Y los engaños a su mujer y a su amante que utiliza para no hacerles daño dice, pero tú nos muestras, con tu habilidad de narradora, que en realidad es para mantener su situación de privilegio, la cual no quiere perder, porque lo quiere todo, al menos eso es lo que cree. Excelente relato. Un gran saludo.
ResponderEliminarAriel
Hola Ariel, gracias por tu lectura y por el análisis tan minucioso y certero que haces del relato.
EliminarEs tal y como cuentas, Víctor va a terapia sin querer ir, porque debe hacer algo con esa angustia que no controla, con ese estrés que lo desborda pero realmente no quiere analizar nada, no quieres saber nada, quiere que todo siga igual pero controlado por él.
Es un tipo que lo quiere todo y que todo esté bajo su control, sin tener en cuenta los sentimientos de nadie más que él, porque en realidad es un hombre que sólo se ama a sí mismo.
El terapeuta detecta claramente que él no quiere modificar nada y que por tanto es una pérdida de tiempo que esté allí.
Víctor es uno de esos aparentes triunfadores, que lo tienen todo pero que siguen persiguiendo incansablemente la búsqueda de más para cubrir las insatisfacciones que saben que sienten y no quieren reconocer, trabajan y trabajan para no ver que no tienen nada más que eso, porque si se paran y piensan se daran cuenta de que estan insatisfechos, que les falta algo y eso no quieren hacerlo, quieren seguir jugando a ser perfectos.
Víctor es un claro ejemplo de las contradicciones de esos personajes a los que el mundo admira, exitoso, triunfador, que lo consigue todo y en el fondo es un pobre diablo, incapaz de ser feliz ni siquiera de saber qué es eso de ser feliz, por eso se refugia en su trabajo, ese lo entiende.
Un saludo
The best things about Clixsense's Get Paid To Program:
ResponderEliminar1. SURVEYS: 50+ 5-40 minute surveys paying out $0.5-$2.5 each.
2. 12 Offer Walls - Get $0.5-$20 per offer.
3. MICRO TASKS - Complete 1,000's of small tasks from many companies.