El crujido de las ramas ensordecedor, las piñas encendidas saltan de un
lado a otro del bosque prendiendo nuevos sectores. Las llamas anaranjadas bailotean
dibujando grotescas figuras al tiempo que todo lo iluminan. Vislumbres de siluetas
de animales que corren despavoridos. De fondo, ruidos, quizá disparos. Terror y
enloquecida desbandada.
Unos
ojitos asustados…
El cervatillo corre acompañando a su madre, demasiado aterrorizado para
fijarse en nada. No sabe qué pasa, simplemente corre. Olfatea el miedo, el pavor
que todo lo impregna. Corre.
El horror había empezado horas antes. El bosque se había llenado de
estruendos y estallidos, su mundo había empezado a correr. Se añadió el olor
del fuego y el bosque había enloquecido. Todos huían. El joven ciervo y su
madre vuelan veloces, sus elegantes figuras buscan salidas. Sin aliento, parados
en un claro del monte, la cierva olfatea el aire intentado seguir la pista
correcta, temblorosa pero al tiempo decidida. El aire lleva briznas de ceniza y
desesperación.
-
“Mamá, tengo miedo”.
La cierva sigue olisqueando el viento, intentando decidir por dónde hay menos peligro. Dos olores se entrecruzan, ninguno es bueno, la destrucción por doquier del fuego y el horror de los humanos.
Su figura destaca en medio de la oscuridad, de pronto cae fulminada. En el suelo,
mira sin entender de dónde ha venido
aquello que tanto le duele. Se ahoga, pierde las fuerzas, intuye su muerte. El
cervatillo acerca su testa apremiándola a levantarse. ¡No puede! El joven
remolonea a su alrededor como cuando juegan, urgiendo a que se mueva. La
cierva apenas respira, sacando fuerzas de su maternidad imprime urgencia con su
mirada al joven. “Corre”. Sus ojos fijos. “Vete. Vuela”. El pequeño sigue moviéndose
a su alrededor, desconcertado sin saber qué debe hacer. Va y viene en pocos
metros, inquieto, asustado, se revuelve e insiste en que se levante. En el
cuerpo yaciente una mancha roja se va abriendo camino entre el pelaje.
Unas lágrimas...
El cervatillo olfatea asustado, corcovea alrededor de su madre, presiona su
cabecita intentando levantarla. Nada. La cierva resopla enfadada. Cerca el
fuego pavoroso, más próximos aún los cazadores que la han abatido. “Huye”. El joven,
sigue sin entender el peligro, se desplaza unos metros más allá, inseguro, con
miedo a dejarla. “Corre pequeño”. Sombras de perros que olfatean a su presa. El
cervatillo duda. “Corre pequeño, corre”. Ahora, un par de cazadores irrumpen en el
claro y un nuevo disparo remata al animal herido. Eso, por fin, parece
decidirlo.
Temor. Dolor. Inicia una salvaje carrera, desorientado, aterrorizado. Directo
al precipicio.
-
Nooo, te equivocas…
El pequeño se para, olfateando el aire, vidriosos los ojos de dolor, tembloroso,
sin entender y sintiéndose por primera vez muy solo.
-
“Mamá…”
La vocecita infantil, entrecortada, quiebra el silencio del cine.
-
“No me gusta esta película, odio a los
hombres malos”.
Unos sollozos agudos siguen a las palabras. La niña siente el desconsuelo
del pequeño ciervo, “su dolor, es su dolor”. Su madre la acuna intentando calmarla, conmovida
por su congoja. Imposible tranquilizarla. Se levantan y abandonan la sala.
Marta revive aquella tarde de cine, mientras ojea cuentos infantiles para
leer con su hijo. En sus manos “Bambi y sus amigos”. La imagen del cervatillo devuelve todo el dolor de la niña que fue. Vuelven
el desconsuelo, el dolor y la tristeza inmensa que sintió, el despertar a la
crueldad del ser humano, a la decepción, la incomprensión y a las pérdidas.
Lentamente deja el libro en la estantería y se dice que jamás leerá ese
cuento a su hijo.
Este relato está escrito para el
concurso de El círculo de escritores,
sobre "La cara b de los cuentos clásicos"
Código: 1504063783577
Código: 1504063783577
Gran cuento CARA B, me ha parecido una sensacional experiencia narrativa, el fulminante ritmo y puesta en escena, la muerte de la madre y el dolor del hijo, un desenlace enorme con excelente conclusión final. Realmente, como padre he alucinado con muchos de los cuentos populares de nuestra infancia, por su crueldad y lacrimógeno cometido. Me ha encantado tu relato Conxita!
ResponderEliminarUn abrazo, compañera!
Preciosa y original historia basada en un cuento que todos conocemos. Tú has ido más allá, sacando una moraleja importante que todos deberíamos aprender y transmitir a nuestros niños: el rechazo a los aspectos más crueles y destructivos del ser humano. Me encantó tu historia dentro de otra historia, Contxita :)
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el concurso!!
Muchas gracias Julia por tus palabras. Siempre es un placer leer tus comentarios.
EliminarTal y como dices, quería contar una historia dentro de otra y explicar cómo ese cuento que todos conocemos tiene otras lecturas. Supongo que la niña de la historia sabe lo que es la empatía.
Justo ahora leía una reflexión sobre una frase que me ha encantado y sobre el ponerse en el lugar del otro y sentir lo que el otro siente.
“Déjame entrar, déjame ver algún día como me ven tus ojos.” Frase de “Rayuela”, obra de Julio Cortazar.
Un abrazo
Muchas gracias Edgar por tus palabras.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, cuando leía cuentos con mis hijos me asombraba la barbaridad, la crueldad, los mensajes...de muchos de los cuentos destinados justamente al público infantil. Si te parabas a pensar...envenenamientos, asesinatos, envidias, raptos, pérdidas...bufff,,,
Bruno Bettelheim, un conocido psicólogo infantil, estudió la influencia que podían ejercer los cuentos de hadas en los niños, llegando a la conclusión que eran muy importantes para la formación moral e intelectual de los niños.
Seguramente podríamos decir mucho al respecto y habrán opiniones a favor y en contra.
¿Contamos solo "el lado bueno" para evitar sufrimientos o preocupaciones tempranas? ¿Los ayudan a enfrentarse a las dificultades de la vida? ¿aprenden a enfrentar aquello inesperado e injusto?
Parece claro que, a priori, tienen una función moralizante. Los personajes son buenos o malos, no hay ambivalencia. Acostumbran a perder los malos,aunque no sé yo si la madre de Bambi era de los malos y bien que perdió...
El tema seguro que daría para charlar largo y tendido y encontraríamos opiniones a favor y en contra de los cuentos clásicos.
Como casi todo en esta vida...es cuestión de aplicar el sentido común, ¿no crees? Cada cual que lea aquello con lo que se sienta más cómodo y feliz, mientras lea...
Yo lo único que sé, es que cuando le leo un cuento a mi hijo de seis años y no le gusta por donde van las cosas, al acabar me dice cosas como... ¿Y así acaba? ¡Pues vaya mierda!...
EliminarCreo que si los educamos con la clara intención de que piensen y opinen por sí mismos, ellos deciden lo que les gusta y lo que no, lo que les parece correcto e incorrecto, con sus propios valores y juicios, un abrazo amiga!
Totalmente de acuerdo Edgar. Ayudar a los niños a pensar por si mismos y a opinar de lo que les gusta y lo que no. No hay crítico más sincero que un niño!!!!
EliminarSaluditos
Me ha encantado tu cuento, No hay mucho más que aportar a lo dicho por Edgar, Julia y tú.
ResponderEliminarCon los cuentos clásicos reproducimos conductas, percepciones, conclusiones, creamos conciencia, la destruimos..?
Soy partidaria de darle a los niños con los cuentos un mundo de luz, color e instantáneas felices. La vida se encarga de mostrarles la cara dura y de irse por desgracia, habituándose a ella.
un abrazo
Muchas gracias Clara por leerlo y por tu amable comentario.
EliminarEs evidente la función que tienen los cuentos y seguro que cuando fueron escritos eran conductas, iba a decir mucho más habituales...pero muchas de las conductas desgraciadamente siguen siendo habituales y muy vigentes. Los cuentos realmente son atemporales y acaban recreando arquetipos y enfatizando lo bueno y lo malo de los personajes.
A mi también me gusta mostrar la cara más amable porque tiempo de encontrar la otra siempre tendrán. Pero, también sé que los niños son mucho más sabios de lo que a veces creemos, y saben perfectamente qué deben y no deben hacer.
Y lo que es cierto, es que cuando yo era pequeña, sólo existían esos cuentos, los leí y no me traumatizaron. Creo que en algún caso pusieron las bases para que empezara a escribir y cambiara la historia cuando no me gustaba!!
Hasta pronto.
Los cuentos, cuentos son. ¿Qué libros hemos leído últimamente en los que no aparezcan miserias humanas? Los niños son hombres y mujeres en formación intensiva. Las historias narradas por abuelos y escritores de renombre mezclaban fantasía exacerbada y cruda realidad. Es inevitable proteger a nuestros pequeños de lo que la vida es en realidad.
ResponderEliminarCierto que la medicina es amarga, pero nos cura muchas veces de las enfermedades mortales.Así actúan a mi entender los cuentos, como vacunas contra el miedo, el dolor, la pérdida y los varapalos variados que la perra existencia nos va a ir dando.
Un cuento clásico posee todos los ingredientes necesarios y enseñanzas para prepararnos a la cruda verdad en nuestras futuras etapas de vida.
Prefiero estos a esos teletubbies y esas princesas encantadas o las muñecas monster o el famosísimo bob esponja que a ver que valores enseñan a los pequeños.
¿Que hay que cuidar de los pequeños? ¡Naturalmente! pero vayamos preparándolos para lo que se les viene encima, y a pequeñas dosis para no hacerles daño de sopetón.
Para ello se escriben los cuentos, para mostrarnos los derroteros de la mísera condición humana: Cal y arena. Miel y angostura.
Por otro lado después de mi discursito, mi felicitación por ese cuento cara B. Le has sacado partido a ese clásico de Disney.
Francisco, tienes razón "los cuentos, cuentos son"
EliminarAl leer tu comentario he pensado que igual queremos proteger en exceso a los niños de todas las miserias que acabaran encontrando. Tampoco pasa nada por mantenerlos un poquito más en la inocencia, tampoco perjudica,
Yo soy de las que he leído esos cuentos cuando era pequeña y me parece que no me han traumatizado en exceso. Como he comentado me han servido para escribir y aprender a cambiar las historias que no me gustaban, sin perder de vista que en la vida hay cosas que nos gustan y otras que no, pero se trata de aprender a afrontarlas.
Reconozco que me he dado cuenta de su carga de violencia cuando era yo la que los leía a mis hijos.
Quizá antes no se miraban las cosas con una lupa de tanto aumento de súper protección, lo que importaba era el momento de estar con tus padres leyendo un cuento y transmitiéndote su amor y sus valores.
Al final, para mi eso es lo que cuenta, el amor y la dedicación de los padres que leen con sus hijos.
Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras, Siempre es un placer leer tus opiniones.
Totalmente de acuerdo con esa madre. Bambi es uno de los cuentos más tristes que he visto y leído. Creo que evitare durante mucho tiempo ese cuento a mis hijas. Por otro lado muy bien narrado casi podía estar dentro de la película reviviendo ese m,omento trágico que hemos tenido más de uno. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias María.
EliminarTe agradezco tus palabras.
Quería reflejar ese momento tan doloroso visto desde los ojos de una niña, que empatiza totalmente con el cervatillo y se pone en su piel. Esa mirada inocente de los niños que tienen claro lo que está bien y lo que no lo está.
Realmente, los niños son muy sabios y acaban decidiendo lo qué quieren ver, lo que les gusta y lo que no. Se trata de ayudarlos a pensar y decidir por ellos mismos.
Saludos y feliz dia
Bueno, bueno... Una experiencia fascinante, Conxita. He volado por tus fluidas letras. Una narración magnífica, trepidante. Te envuelve en la atmósfera hasta tal punto que te sumerges en el bosque, oliendo el fuego, sintiendo el miedo, acelerando el corazón.
ResponderEliminarLa parte de la madre muriendo y los cazadores acercándose está muy, pero muy conseguida. Logras que nos pongamos de los nervios y casi de pie y decirle al cervatillo que corra, como la niña del cine, con esa forma de narrar la escena que me encantó.
Maravilloso y conmovedor relato.
Saludos.
Muchisimas gracias por tu comentario Ricardo.
EliminarAgradezco enormemente tus palabras.
Me alegra leer en tus palabras que he conseguido transmitir esa urgencia que todos veíamos excepto el pequeño ciervo, porque quería reflejar justo eso, tal y como lo has descrito, esa sensación de impotencia, de ponerte de los nervios y ver que el otro no se da cuenta de que tiene que huir y todo eso, visto desde los ojos de la niñita asustada,
Tengo que reconocer que no sabia cómo saldría esto de escribir una historia dentro de otra historia y ser capaz de describirla bien, que se entendiera.
Seguimos en contacto.
Un abrazo
Hola, Conxita, tu relato describe muy bien el cuento y la película. Es como si la estuviese viendo sentada delante de la tele, imagen por imagen. Me parece muy bien la decisión de la madre de no leerle ese cuento a sus hijos, yo tampoco se lo he leído a los míos ni a mis nietos. Ya la vida les dará motivos para llorar. Besitos
ResponderEliminarMuchas gracias Mercedes.
EliminarA mi me parece un cuento muy triste o una película muy triste. También es cierto que como he comentado, los cuentos tienen una función y preparan de una manera más amena a los niños para los qué pueden encontrarse en la vida, aunque... para qué correr...
Al final, son los niños con su actitud, con sus comentarios y con sus opiniones los que acaban decidiendo qué libros y películas les gustan.
Un saludo
Feliz fin de semana
Jamás me ha gustado Bambi, a pesar de que nunca se lo he censurado a mis hijos.
ResponderEliminarTu cuento plasma a la perfección, la angustia, la pena y el desagrado que puede provocar en una mente infantil.
Un abrazo.
Gracias María por leerlo y por tu comentario.
EliminarHe leído que Walt Disney parece que cambiaba el final de los cuentos, los suavizaba respecto a los originales. No sé cómo debían ser los originales...
Tienes razón que censurar no lleva a nada, son ellos los que deben decidir si les gusta o no, al final se trata de educarlos para hacer personitas responsables que decidan y opinen sobre lo que les gusta y lo que no.
Saluditos y que tengas un feliz fin de semana
Ese cuento me hizo siempre llorar mucho. Es muy cruel. Es así, la caza existe (incluso se llama deporte) pero has demostrado que un niño no lo siente así. Ha sido bonita esa parte. Muy bueno Conxita :) Un abrazo
ResponderEliminarGracias Ana por tus palabras y por dedicar un ratito a leerlo.
EliminarHay "deportes" que cuesta entenderlos...
A mi me parece que los niños con su absoluta inocencia y sinceridad hablan con el corazón, dicen lo qué sienten sin preocuparse de si es correcto o no, cuando algo les llega, les toca...lo dicen. Es lo que hace la niña de cuento, empatizar con Bambi , sentir lo que siente él y decir qué eso no le gusta nada. ¡¡¡Bien por los niños!!!
Un abrazo
Me gusta la forma de insertar una historia dentro de un cuento clásico. ¿Tal vez hay algo de autobiográfico?
ResponderEliminarPersonalmente estoy de acuerdo con los que han dicho que, los cuentos, cuentos son. Bambi me impresionó en su momento, posicionándome en contra de los cazadores en general, y en particular de los que gustan de enredar con armas.
Compré la peli para mis hij@s y la vieron hasta más allá de hartarse.
Hoy les he preguntado qué recuerdan de Bambi:
Dos han citado a Tambor y una me ha dicho que recuerda que matan a la madre, pero que no sintió pena por ello.
Gracias José María, me alegro que te haya gustado la historia explicada dentro de otra historia.
EliminarLos niños son muy sabios y a veces quizás pecamos de un exceso de sobre protección. Tal como han dicho otros compañeros y tu mismo, "los cuentos, cuentos son".
A partir de ahí cada uno debe buscar aquello con lo que se sienta más cómodo, porque en el fondo lo que importa son los sentimientos, las sensaciones de estar con tus hij@s leyendo un cuento o viendo una película o explicando una situación cotidiana o simplemente escuchándolos hablar y reír.
De hecho los niños, como demuestran los comentarios de tus hij@s, se quedan con mil cosas y a veces, afortunadamente, muy distintas de las que pensamos los adultos. Inocencia, eso que perdemos cuando vamos acumulando años.
Un beso y hasta muy prontito.
Hola!!!! Pues ya has visto mi opinión en mi post. Yo creo que a la larga los niños deben conocer los cuentos clásicos ya que al fin y al cabo es cultura pero mientras son pequeños mejor les proponemos otras opciones, cuentos didácticos, alegres. Yo a mis hijos les he proporcionado cuentos preciosos y muy alegres, y que les sirvieron para aprender las horas, los colores, las estaciones, las partes de un río...y les ha llenado la infancia de recuerdos bonitos.
ResponderEliminarUn beso.
Buena opción, tal y como acabamos resumiendo lo más importante es estar con ellos, dedicarles tiempo y amor...ese es el cuento más precioso del mundo y el que recuerdas siempre.
EliminarUn placer haber leído tu opinión y el debate generado.
Saludos
La verdad que el cuento de Bambi era muy triste, No recuerdo que se lo leyera amis hijos. En cada etapa infantil de los niños hay muchos cuentos que les hacen pensar , divertirse y preguntar. Y ah estamos los padres para resolver sus dudas. Los cuentos clásicos casi todos tienen algo de tristeza y fantasía. Me ha encantado leer algo de ti
ResponderEliminarMuchas gracias María del Carmen.
EliminarLos cuentos nos ayudan a explicar situaciones pero es cierto que los más clásicos siempre tienen un punto triste que a veces no te apetece contra a los niños, pero los niños siempre son mucho más sabios que los adultos y siempre nos acaban sorprendiendo viendo las cosas como son.
Un saludo y me alegro que te haya gustado.