—¡Mamá están sin hacer!
Marta sonrió mientras se recordaba diciendo lo mismo.
Mientras papá sacaba la
bujía y la limpiaba, mamá esperaba cogiendo un puñadito de almendras verdes. «Es
que hacía la perla cada poco y a mí no me importaba esperar». Se sentaba en el
bordillo de la carretera y lo miraba refunfuñar porque nunca había sido muy
hábil para las reparaciones pero lo intentaba y eso a ella le gustaba. Ahí le
había cogido el gusto a las almendras tiernas.
Años más tarde cuando ellas
eran pequeñas, mamá le pedía a papá que detuviera el coche cerca de algún campo
y que cogiera unas pocas almendras que luego repartía con las niñas.
—¡Están sin hacer mami!
—¡Tienen agua!
—Eso es que son
tiernecitas, así también son buenas.
Y mientras mamá las
disfrutaba, ellas intentaban complacerla. «No tengas miedo a probar, a cambiar,
a equivocarte y ¿qué?» les decía mama y luego con una sonrisa añadía «quién
tiene boca se equivoca y es mucho peor no hacer nada».
Mamá y papá siempre habían
estado ahí aunque no todo fue perfecto. Con mamá habían tenido épocas en las
que discutían con frecuencia, se empeñaba en decirle todo aquello que ella no quería
escuchar. Y aunque jamás le dijo un «ya te dije», escocía ver que siempre tenía
razón. Su madre nunca quiso ser su amiga porque «amigos ya tenía», necesitaba
unos padres que le dijeran también aquello que no le gustaba escuchar. «Porque
te quiero te digo que no» era una de las frases de mamá y aunque ella protestaba
y se enfadaba, mamá no daba su brazo a torcer. Y si la cosa subía de tono añadía
«cuando venga tu padre se lo cuento» que la desarmaba a ella y a su hermana. Una mirada de su padre era suficiente para avisarlas que por ese camino no
iban bien. O cuando alguna de ellas probaba a sacarle un sí y papá salía con
aquello de «lo que diga mamá» y ellas ya sabían que mamá diría que no por eso
antes lo habían intentado con él.
Les gustaba acompañar a papá a la pastelería y allí volverse locas mirando aquellos
enormes frascos llenos de golosinas de distintos colores y formas. Le
tironeaban de la chaqueta mientras le pedían cada una un caramelo distinto. Recordaban el día que les dijo «podéis coger todo lo que os apetezca». Aún
hoy papá lo recuerda riéndose porque salieron con un solo caramelo cada una.
Ahora sabían que algunos límites
eran buenos para crecer y también la complicidad de sus padres. A veces las
sorprendían y parecían intercambiar los papeles pero si algo tenían claro es
que para papá y mamá su familia siempre fue lo primero aunque eso nunca
significó que aceptaran todas las peticiones o caprichos sino ayudarles a crecer
sin miedos, seguras de ser queridas y de saber querer, de aprender de los
errores y no sentir vergüenza por pedir perdón o decir lo siento.
Con una sonrisa Marta cree
que si preguntara a papá le diría que lo peor fue «la edad del pavo» como la
llamaba él, «lo suelta una y lo coge la otra». Era su manera de quejarse de
esas relaciones complicadas de la adolescencia en la que aquellos héroes que
todo lo sabían eran sustituidos por las amigas que entendían la terrible
dictadura que ejercían los padres. Con paciencia, diálogo y mucho amor lo
superaron.
Marta ahora sabía lo
difícil que era ser padres, algo que venía sin manuales de instrucciones ni
garantías. Se hacía lo que se podía y lo que importaba era la intención de
hacerlo lo mejor posible aunque no siempre salía bien como le pasó a la tía
Luisa que no se hablaba con su hija Sara.
Cuando llegó su hija, con
su bebita en brazos, supo de ese amor inmenso y el miedo a fallar. ¡Madre! En ese momento supo que quería ser como la
suya y que su niña fuera feliz, protegerla aun sabiendo que no siempre podría
ni debería. Sostenerla cuando la dañaran o decepcionaran y sabía que ni el
dolor ni la decepción la harían más fuerte sino que le dolería pero también que
ella le enseñaría a aceptarse como era y a indicar la puerta a aquellos a los que no les les gustara porque «no se puede gustar a todos, lo que importa es gustarse a uno mismo». Y le iría bien aunque alguno se
aprovechara de su ingenuidad o de ir con la verdad por delante pero peor para
ellos porque seguro que no tuvieron unos padres
que les enseñaron a «no hacer a otros lo que no te gustaría que te hicieran a
ti».
Repetirá ese
principio con su hija. A ellos les fue, a ellas les va bien y espera que a su
hija también le vaya bien.
—Eso es que están
tiernecitas cariño.
Sí, ahora es de nuevo tiempo
de almendras verdes.
A mis padres que me han enseñado lo que importa.
Conxita, si hay una frase que para mí cobre ahora todo el sentido, de las muchas que nos dejas para rememorar tiempos vividos, es:
ResponderEliminar"Marta ahora sabía lo difícil que era ser padres (...)"
Ahora que soy padre de dos niñas... uff, cuántas cosas empiezo a entender de mi madre y mi padre, tanto en sus aciertos como en sus errores, siempre tengo ese conflicto interno por saber que debería mejorar determinadas facetas en la educación de mis hijas, siempre pienso que podría hacerlo mejor de lo que lo hago... en fin, eso también es ser padre, supongo.
Un abrazo!!
Es así Paco creo que cuando entendemos de verdad a nuestros padres es cuando nosotros mismos nos enfrentamos a ese mismo rol.
EliminarY esas ganas de hacerlo no solo bien, sino lo mejor posible son compartidas con nuestros progenitores que también buscaban lo mismo. Con nuestros errores y con nuestros aciertos a mi me parece que lo importante es quererlos y que ellos sepan que pueden contar con nuestro amor y apoyo, no creo que se trate de ser el mejor padre o madre del mundo sino ser el que nuestros hijos necesitan.
Siempre nos gustaría hacerlo mejor y sí de eso va lo de ser padres.
Un beso enorme
Esa es la buena educación Conxita, así se evitan cosas que no nos gusta ver, como la de mi última entrada del blog.
ResponderEliminarComo me suena eso..."Lo que diga mama" Mis hijos también probaban sacar a veces un sí, y hoy no me arrepiento de haber discutido con ellos para que comprendieran que no todo vale. Y que cierto es que, lo suelta uno y lo coge el otro 😀 Quizás somos padres más antiguos y responsables que algunos de los de ahora, que todo les está permitido a los niños para no se traumaticen... menos traumas y un poquino más educación.
Me gusta el relato y las almendras hechas 😉
Buena noche.
Besos.
Jajaja Laura ese probar con papá o mamá según la respuesta que deamos creo que lo hemos probado como hijos y también como padres. Los niños siempre prueban y son mucho más listos que los adultos.
EliminarCon la educación y los límites dicen los expertos que hay mucha confusión. Hay que poner límites, los niños los necesitan, no se les puede dar todo para evitar frustrarlos porque es necesario que aprendan a tolerar la frustracion, a saber hacerle frente porque en sus vidas, como en la de todos, hay circunstancias que no salen de la manera que nos gustaría y se tienen que desarrollar estrategias. Es un aprendizaje que es necesario hacer.
Y sí la adolescencia o la edad del pavo como dicen mis protagonistas es complicada para las famílias, pero con paciencia, amor y diálogo se supera jajaja.
Muchas gracias por tus palabras, me alegra que te gustara el relato.
A mi también me gustan hechas.
Besos y feliz semana
Un precioso relato, Conxita. Cuando se tienen hijos es cuando se llega a entender a los padres y a transmitir a los hij@s lo aprendido de ellos. Las palabras y los hechos se hacen más patentes que nunca.
ResponderEliminarFelicidades por tan bonito texto.
Besos todos y que tengas una muy bonita noche.🌹🌹🌹❤😘
Muchas gracias querida Marina, es como dices de repente cuando tienes hijos los entiendes y hasta reproduces palabras y acciones casi sin darte cuenta. Aquello que ha quedado en nosotros.
EliminarHe escuchado en muchas ocasiones a personas que insistían en ser muy distintas a sus padres que al tener hijos se han dado cuenta que más de una vez reproducen acciones o palabras que hacían sus padres.
Me alegra que te haya gustado.
Con retraso, espero que tengas una fantástica semana.
Besos
Teniendo hijos se entiende perfecto y supongo que sin, también.
ResponderEliminarBesos.
Me alegra que se entienda, también creo que tanto si tienes hijos como si no los tienes, con el paso del tiempo se comprende mucho mejor aquello que hacían los padres,se ven esos aciertos y errores que en muchas ocasiones se hacen desde el querer lo mejor para los hijos y también lo es que cuando se es padre o madre entiendes a los propios y aún los valoras más.
EliminarBesos y feliz semana
Un relato lleno de sensibilidad y amor, que llega al corazón. Al ser padres, comprendemos y agradecemos a los nuestros con mayor profundidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Sara
EliminarComo decía Alfred tanto si se es padres como si no, es conforme avanzamos en edad que entendemos muchas conductas pero cuando tenemos hijos entonces realmente sientes y comprendes muchas cosas de tus propios padres.
Los padres nos enseñan a su vez a ser padres, desde el querer ser como ellos o el diferenciarnos de ellos, se quiera o no son esos modelos que vemos en nuestra infancia.
Un abrazo
"A mis padres que me han enseñado lo que importa".
ResponderEliminarEsa frase que escribes chiquitita al final del texto recoge la mejor herencia que podemos recibir de ellos, bien a través de sus palabras o de su ejemplo.
Besos.
Es así Chema, lo has dicho perfectamente es la mejor herencia y sabes, creo que sabemos que somos afortunados por haberlos tenido y en mi caso tenerlos.
EliminarQuería dedicarles el relato porque soy como soy gracias a ellos y a todo lo que me han dado y las cosas importantes ni se compran ni se venden, ¿no crees? Y no podía escribir un relato de PADRES sin pensar en ellos.
Besos
La magia de la paternidad responsable, muy bien descrita, y que se hereda, para reproducir luego hasta frases idénticas. El amor no dejar que hagan todo lo que quieren, sino enseñar que hay límites, por su propia seguridad.
ResponderEliminarUn texto con el que me identifico mucho. Me sorprendo con frases y hasta movimientos idénticos a los mi madre, yo, que siempre quise No ser como mi madre. Me ha encantado, que hasta esa almendras verdes se perpetúen. Un abrazo grande
Me alegra que te haya gustado Albada Dos y ese sorprenderse repitiendo gestos y palabras idénticos es de lo más habitual y justo con esa misma explicación de intentar ser distinta. Queremos lo mejor para los nuestros y con esas ganas de hacerlo lo mejor posible cuando se tienen hijos se entiende que ellos también tenían esa misma intención.
EliminarLos límites son necesarios aunque no parecen estar de moda, pero los niños necesitan tenerlos para desarrollarse, para aprender, no darles todo lo que quieren para evitar frustrarlos no parece una gran lección, tienen que aprender a sobrellevar también aquello que no les gusta, aprender a superarlo.
Un abrazo y muy feliz semana
Ser padres es complejo, los hijos no vienen con manual de instrucciones, y se ha de aprender todo por experiencias. El problema, según creo, es que en ocasiones lo que se desea es ser amigos de los hijos, cosa carente de sentido común.
ResponderEliminarSalut
Y tanto que no vienen con manual de instrucciones Miquel y más de una vez se aprende por ensayo y error y usando mucho la intuición y sobre todo esa buena intención de buscar lo mejor posible para aquellos a los que queremos.
EliminarSobre el ser amigos de los hijos aún hoy algunos siguen insistiendo en eso, personalmente creo que los hijos ya tienen muchos amigos, y a los padres nos toca ser padres pero eso es solo una opinión.
Salut
¡Qué preciosidad de relato, Conxita! Con cuánta ternura has expresado la compleja tarea de ser padres; esa que tantas veces no entienden los hijos y los hace ser injustos. Pero, ¿sabes? Por muchos desencuentros que haya entre padres e hijos, siempre queda su fruto en el corazón: el de unas almendras siempre tiernas.
ResponderEliminarUn besazo
Muchísimas gracias Ana ser padres es de las tareas más difíciles y complejas y también de las más gratificantes.
EliminarA veces tienes razón que los hijos no entienden las razones de los padres, hay desencuentros y hasta problemas, y ni unos ni otros acaban de estar muy convencidos pero me gusta pensar que sí, que recordaran esas almendras tiernas y que las diferencias como mínimo se hablaran y se encontrará esa intención positiva que hay detrás de muchas conductas paternas que no se entienden, con sus aciertos y errores, se busca lo mejor para los suyos.
Besos y muy feliz semana
Qué profundas las enseñanzas que nos dejan nuestros padres. Que hermosas palabras las que nos dejan como herencia. Cuantas lecciones aprendidas y que gracias a ellos podemos aplicar con nuestros hijos.
ResponderEliminarNo se ha de conceder todo. Hay que saber renunciar y sacrificarse. Lo que mas cuesta es lo más valorado. Sin esfuerzo no se consigue nada en la vida. Lo más importante es la familia.
No solo hay tiempo para almendras dulces, también las amargas tienen su sabor especial que te hace apreciar tu legado.
Preciosa historia la que nos dejas.
Un beso.
Muchas gracias Francisco, ayyy esas enseñanzas y ese amor de nuestros padres, y sí de ellos aprendemos y más de una vez vivimos situaciones similares y entonces los entendemos tan bien.
EliminarNos han dejado lo mejor, aquello que no se puede comprar ni vender, lo que realmente importa y eso nos hace ser afortunados, ¿no te parece?
Los niños deben aprender que no siempre lo pueden tener todo. Hace unos días leía un artículo que te dejo aquí)en el que justo se comentaba que enseñar a un niño a frustrarse requiere más esfuerzo que dárselo todo, no queremos más a un hijo por no ponerle límites ni no darlo todo. Sostener este tipo de conductas no ayuda a los niños y después tenemos críos que son unos auténticos tiranos con sus padres y con el resto de la sociedad.
Me alegra que te haya gustado.
Un beso enorme
Esa es la rueda de la vida: la historia, aunque con alguna que otra variación, se repite de generación en generación. Solo cuando uno es padre, o madre, comprende mucho mejor a sus progenitores, y muchas veces repite las mismas frases a la hora de las enseñanzas, regañinas o reporches. Ser padres es una tarea aprendida sobre la marcha y podemos estar satisfechos si nos ha salido "medianamente" bien.
ResponderEliminarEste relato describe a la perfección las vivencias de una hija que recueda a sus padres y que ya ha pasado el testigo a su hija. Las almendras verdes son un nexo de unión mental y sentimental, como aquellos tomates verdes fritos, jeje.
He disfrutado de la lectura de este bello relato.
Un beso.
Hola Josep Ma
EliminarRecuerdo aquellos tomates fritos y su simbología y sí quizás mis almendras verdes cierran ese círculo entre padres e hijos y estos con los suyos propios, aquellas conductas, palabras, tradiciones que vamos incorporando a veces sin darnos cuenta y de repente nos sorprendemos repitiendo con nuestros hijos.
Ser padres es muy difícil, muy exigente, no entiende de jornadas y también que es de lo más gratificante cuando como dices las cosas salen bien, se aprende a veces con ensayo y error, otras utilizando más la intuición y la experiencia pero sobre todo siempre nos guía el cariño por los nuestros.
Me alegra que te haya gustado.
Un beso y muy feliz semana
A mis padres siempre les estaré agradecida por darme una educación basada en valores, respeto y comprensión. Creo que es fundamental para que, si el día de mañana decido tener hijos, yo tenga como madre un mapa, una guía con la cual dirigir a mis hijos.
ResponderEliminarLas almendras verdes son una metáfora representativa de este poder que tienen las enseñanzas de nuestros padres. Ojalá más hijos recibiesen almendras verdes durante su infancia y adolescencia.
Un abrazo.
¡Qué importantes son los valores! Estoy de acuerdo contigo Mrs.Sofia, nos guían en nuestra vida.
EliminarHace unos días una persona me comentaba que esta crisis atroz que hemos vivido (parece que los expertos dicen que se ha superado, yo no lo creo tanto) no ha sido tanto un fracaso del capitalismo, que también, como de una crisis de valores. Parece que el término valor suena a demodé cuando es fundamental y muchas de las situaciones que por desgracia vivimos en el día a día se deben a esa falta absoluta de valores.
Es bonito pensar en ese que más hijos recibiesen almendras verdes, porque todo eso es lo que los padres dan, esas enseñanzas que no se pueden comprar ni vender pero que nos acompañan a lo largo de nuestras vidas.
Un abrazo
Me has gustado en este escrito pleno de verdor...
ResponderEliminarEs como casi...
"Vivir sin darse cuenta"
La mejor manera de vivir en el planeta
Always
Mucha
Recomenzar Esta bien vivir pero vivir en todo su sentido, en mayúscula, no pasar de puntillas por el mundo, sin ni siquiera ser la protagonista de la propia vida, dedicando tiempo y esfuerzos a cosas que al final poco importan.
EliminarDan pena aquellos que a todas horas trabajan, que su tiempo se escurre entre sus manos solo trabajando para ser los más poderosos, los más ricos, los más sabios mientras han ido dejando por el camino las cosas que importan y eso no se recupera.
Disfrutar y agradecer el tiempo vivido y las pequeñas cosas que nos hacen felices.
Abrazos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarRecomenzar no sé qué pasa con tus comentarios que aparecen como eliminados.
EliminarAbrazos
A través de las metáforas y entrelazándolas con historias reales (dentro del relato), las composiciones quedan preciosas y en en el caso de tu texto, deja un sabor muy dulce con sabor a paternidad/maternidad disfrutada en ambos vértices y direcciones de cuando somos padres o hijos. Muy bien redactado Conxita, es un gusto leerte.
ResponderEliminarBesos y buena semana.
Muchísimas gracias por tus generosos comentarios Miguel y si el relato ha dejado un sabor muy dulce me alegro pero yo diría que no son solo las letras sino la sensibilidad de aquellos que las leen, ¿no te parece?
EliminarMe parecía bonito homenajear la labor callada de los padres, ese lidiar con los límites a veces tan complicados, esa sensibilidad para saber hasta dónde llegar, la intuición buscando lo mejor para los nuestros, el ensayo y el error que a veces también guían la actuación de los padres y todo eso ¡¡¡sin manuales de instrucciones!!!
Besos
Jo Conxita, me he identificado tanto con tu relato, que casi me asusta. Y, como soy muy cabezota para muchas cosas , a lo mejor es que estoy ya "de modé", creo que lo que cuentas son como deben ser las cosas: los límites, los no, los no ser amiga de tus hijos,... Aunque no hay manuales para ser padres, la lógica y el sentido común deberían imperar para no ser testigos del desmadre al que asistimos actualmente.
ResponderEliminarAún así, la frase que más me ha gustado de todo el texto ha sido «No tengas miedo a probar, a cambiar, a equivocarte y ¿qué?». Supongo que es la base de una experiencia vital satisfactoria y, por mucho miedo que nos produzca, no hay más satisfacción para una madre que la de ver que sus hijos viven.
Un besote Conxita
A ver si ponemos de moda lo demodé Macarena jajaja
EliminarComentaba con Mrs.Sofía que justo estaba semana hablaba con una persona que trabaja temas de valores que me decía que la crisis que hemos vivido no solo ha sido del capitalismo, sino que el trasfondo más importante es la crisis de valores que estamos viviendo y eso nos afecta y mucho como sociedad. Así que no estaría nada mal recuperar esos límites, lo que está bien y lo que no lo está, en definitiva ser padres.
Te dejo un enlace a un artículo que me pareció interesante en el que el autor decía enseñar a un niño a frustrarse requiere más esfuerzo que dárselo todo.
Tenemos que darnos permiso para fallar, para equivocarnos y dejar de creer que es un problema, dejar de verlo en negativo. Equivocarse lo único que indica es que debemos mejorar, aprender de esos errores para hacerlo la siguiente vez mucho mejor y a mi me parece una buena manera de aprender y de crecer. El que no hace desde luego no se equivoca.
Un beso enorme
El artículo me interesa muchísimo. Gracias Conxita
EliminarMe pareció que lo explicaba muy bien.
EliminarBesos Macarena
Las enseñanzas recibidas en la niñez marcan y se recuerdan para toda la vida. Los padres no son los "amigos" de los hijos, son los que conducen con los límites necesarios para que ellos sepan que no siempre van a poder tener todo lo que quieren. Y las pequeñas frustraciones ayudan a soportar las grandes.
ResponderEliminarUn hermoso relato, una forma de transmitir a la hija el tesoro de conocimientos que le legaron sus padres.
Un gran abrazo, Conxita.
Hola Mirella muchas de las creencias que tenemos las personas tienen su origen en la infancia pero son nuestra manera de ver la vida, a veces basadas en opiniones, experiencias y puntos de vista de nuestros padres que no tienen por qué ser verdaderas pero que nos hacen mirar la vida de una manera determinada. Y parece importante que en esa mirada se descubran posibilidades, que nos permitan alcanzar metas, sueños, que no nos limiten pero eso no significa que se les deba dar todo a los hijos. Los chicos tienen que aprender que no lo pueden tener todo ni en el momento en que lo piden y eso no siempre es fácil pero esa es la tarea de los padres y el educar porque como dices las pequeñas frustraciones ayudan a soportar las grandes.
EliminarMe alegra que te haya gustado, gracias por tus palabras.
Besos
Creo que no empezamos a comprender a nuestros padres hasta que nosotros mismos lo somos.
ResponderEliminarUna historia muy bonita, sin grandes sucesos, pero tierna y real.
Un beso.
Hola Rosa conforme pasan los años vamos entendiendo cosas que cuando eramos niños no entendíamos y al ser padres, sí, los entendemos más. Somos conscientes de la grandísima responsabilidad que es tener y educar a un hijo.
EliminarMuchas gracias, me alegra que te haya gustado.
Me apetecía contar una historia sencilla, de esas relaciones entre padres e hijos, que se acaban repitiendo con los años y que sean de las que se leen con una sonrisa, la misma que tenemos cuando pensamos en aquellos a los que queremos y todo lo que nos han dado.
Besos
Sin duda, un entorno amable y firme ayuda a crecer. Aunque, eso sí, no garantiza del todo el resultado. Hijos de hijas salen a su aire. Madres y padres, a pesar de su intención, pueden actuar de modo contraproducente, sin enterarse demasiado de que tienen delante a otras personas.
ResponderEliminar(Creo que ese "ayudarlas" tendría que ser "ayudarles"; con cariño).
Abrazos.
Tienes toda la razón Ignacio, ayuda pero no garantiza el resultado como bien apuntas. Hay muchos estilos de familias igual que muchos tipos de padres y aún con la mejor intención no siempre tienen resultados positivos.
EliminarDejarlos crecer y darles la libertad justa, ni mucha ni poca, la que necesitan para crecer y que para cada persona es distinta no siempre resulta fácil ni todos saben hacerlo. Y es que ser padres no es una labor sencilla, de hecho las relaciones humanas no son tan simples como hacer una suma, influyen tantos factores y no siempre se toman las decisiones adecuadas.
Gracias por la corrección, rectificado y por supuesto sé que la intención es la mejor y lo haces con todo el cariño. Gracias por decírmelo.
Besos
Almendrucos, en Palma de Mallorca... Y sí, también me has hecho recordar lo de "perlarse" la bujía. ¿Dónde tenías guardado el término? No es de ayer.
ResponderEliminarEl texto, un repaso o recordatorio de unas vivencias familiares, naturales, que, en este caso, supusieron la base de un aprendizaje a transmitir.
Y entre medias, una excelente convivencia!
Abrazos Conxita.
Síiiii almendrucos y ese paseo con perla incluida mira tú que lo situé en Palma de Mallorca. Hacer la perla es una expresión que he escuchado con frecuencia y siempre me parecía de lo más curiosa así que colocarla en un relato me ha encantado, ya ves Ernesto sorpresas que una tiene guardadas.
EliminarCon el relato quise hacer mi particular homenaje a todos esos aprendizajes sencillos pero imprescindibles que se hacen en las familias y que determinan muchas veces nuestra manera de ser, quería reflexionar sobre eso que se aprende de manera consciente o inconsciente y que después reproducimos.
Un abrazo
Qué historia tan tierna(como las almendras) y bonita.
ResponderEliminarYo empecé a valorar de verdad todo lo que mis padres hicieron por nosotras cuando yo lo fui.
Y al pasar el tiempo los valoro más porque al fn y al cabo las primeras etepas no son tan complicadas; son duras por la falta de sueño y la dependencia del bebé pero lo duro llega en la adolescencia, los males de amores, las compañías, las dificultades con los estudios...y ahí sí que supe lo apoyada que yo había estado.
Me ha encanatdo.
Muy feliz martes.
Hola Gema creo que la edad nos ayuda a ver las cosas con otra perspectiva, cuando uno es joven se tiene prisa por aprovechar la vida y no es hasta más adelante cuando empiezas a valorar lo que te han dado y sobre todo cuando eres padre o madre es cuando realmente valoras de verdad como tú dices.
EliminarLas primeras etapas son físicas, de agotamiento físico, después llegan otro tipo de preocupaciones que preocupan más mentalmente, esas que comentas la adolescencia, las compañías, los amores, los estudios, la búsqueda de empleo, etc. Vamos que uno empieza a preocuparse cuando nacen y no deja de hacerlo nunca, ¿no te parece?
Muchísimas gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado.
Besotes
Un título muy acertado qie resume muy bien lo que se quiere transmitir a traves del texto. Increíble relato como siempre. Besos
ResponderEliminarGracias Natalia esas almendras verdes para mí tienen el valor de esos aprendizajes que nos llevamos de nuestros padres y que a su vez transmitimos de manera consciente o inconsciente a nuestros hijos.
EliminarSiempre tan amable con mis letras, gracias, me alegra mucho que las disfrutes y que me lo digas.
Besos y feliz fin de semana
Como se ve, la historia se repite y me parece precioso tomar de ejemplo a los padres porque llega una edad en la que aprecias que hicieron lo correcto o lo mejor que pudieron según las circunstancias.
ResponderEliminarMe has recordado a mi hermana, a una prima hermana (cuyo padre murió joven) y a mí, cuando éramos las tres pequeñas y mi padre nos llevaba a una papelería (cuando nos daban las notas) y nos decía "escoged los cuentos que queráis", y salíamos con uno cada una. Ahora lo hago yo con mi sobri Patri ;-)
Tu historia esta tan bien narrada que me ha parecido "visualizar" toda la secuencia.
¡Un beset molt fort, Conxita!
Hola Chelo es muy frecuente escuchar eso es lo mismo que hacía mi madre o mi padre conmigo o dije que nunca lo haría y ahora hasta calco las palabras y gestos y es que eso que hemos vivido está mucho más enraizado de lo que a veces pensamos y en situaciones similares tendemos a hacer aquello que hemos aprendido aunque no seamos del todo conscientes.
EliminarCreo que es bueno reconocer aquello que los nuestros han hecho porque es su manera de querernos con independencia de si nos parecía bien, regular o mal, llevaba la mejor intención del mundo.
Ainsss qué bonita es esa anécdota de los cuentos, seguro que cuando la recuerdas se te pinta una sonrisa, a mi me ha hecho sonreír con muchísima ternura imaginándola. Qué bonito y qué afortunados hemos sido, seguro que a tu Patri la llenas de esos bonitos recuerdos, eso siempre lo llevará.
Me alegra que te haya gustado, muchísimas gracias por decírmelo.
Un petonàs i molt bon cap de setmana guapísima
Un cuento muy emotivo, lleno de reflexiones ¡Qué buenos padres los de la historia y qué cariño el de las hijas!
ResponderEliminarSí, hay que ponerles límite a los niños, enseñarles que no todo vale, y un no a tiempo tiene gran valor (aunque quisieras darle todo). Eso de ser héroe cuando son pequeños y pasar a ser tirano cuando son adolescentes debe ser duro.
Creo que esta historia viene muy a cuento porque hoy en día se les da todo a los niños, no se les dice que no a nada. No me gusta ver como tienen algo aún antes de pedirlo, y que cada cosa que hacen, como estudiar (que es su única obligación), hay que premiarla. Detesto ver como les ponen el móvil con dibujos animados delante de los ojos para que coman mirando la pantalla o para que los dejen en paz cuando son pequeños, detesto ver como le regalan a un niño de 10 años un móvil último modelo (de esos que valen 1000 euros cuando los padres se quedan con uno viejo y roto). Creen que les están haciendo un favor, pero es al contrario. Creerán que tienen derecho a solo pedir para que se les de y no tolerarán la frustración cuando sean mayores... No sé qué pasará con esas generaciones... pero sé que los que vinieron antes también pensaban que se nos daba demasiado y se preguntaban que sería de nosotros...
Muchas gracias MJ, creo que para los protagonistas son los mejores porque si algo saben es que siempre han querido lo mejor para ellas.
EliminarLo de los límites y los niños es de lo más complicado. De hecho en este artículo artículo el autor dice enseñar a un niño a frustrarse requiere más esfuerzo que dárselo todo y es que mantener un no cuesta más que dar al niño lo que quiere, pero ¿eso es educativo?
Como comentas MJ con ese no decir no hace unos días me explicaban el caso de una pareja que no usaban el no con su hijo. Poner límites, decir no a tus hijos no significa que no se los quiera. Los niños necesitan adultos que les indiquen los límites, estos dan seguridad, los ayudan a guiarse. Decir no a los hijos no es hacerles daño, es marcar un límite y una oportunidad de que los chicos aprendan lo que está bien y lo que está mal.
Bueno lo de los móviles es algo que parece que se nos ha ido de las manos, ayer justo leía un artículo en la prensa que decía que los chicos lo que más temen es ¡perder el móvil!
Besos y muy feliz fin de semana
Un relato que tiene la enorme virtud de que consigue que el lector se identifique con él, hasta el punto de que mientras lee vaya recordando esos momentos de nuestra niñez. Ese juego de poli bueno, poli malo que tanto utilizaban nuestros padres; esas miradas que por sí solas nos penetraban muy hondo y nos hacían comprender cuándo habíamos metido la pata... Un estupendo relato, Conxita. Un abrazo!!
ResponderEliminarGracias David.
Eliminar¡Qué curioso David! Mientras escribía el relato estuvo escrito así como tú lo has expresado como ese poli bueno, poli malo y esos papeles que intercambiaban los padres pero después cuando lo publiqué opté por eliminarlo, supongo que me pudo la corrección intentando no caer en estereotipos.
Me gusta pensar que al leerlo cada uno hemos ido a buscar nuestros momentos y nos ha hecho sonreír con dulzura.
Un abrazo y feliz fin de semana
Y de nuevo el círculo se cierra y comeinza una nueva andadura. Me ha encantado Conxita!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado El baile de Norte y sí es ese círculo que como tan bien dices cierra y comienza una nueva andadura.
EliminarEsos comentarios que más de una vez hemos escuchado sobre repetir conductas o expresiones que hacían nuestros padres nos hacen parar atención en que aquello aprendido o vivido en la infancia nos deja más huella de las que pensamos, eso sí siempre que sean positivas, todo aquello que nos frene o limite es bueno superarlo.
Besos y feliz finde
Ay, la crianza de los hijos... Casi nada... Nos traen la vida renovada, pero siempre hay dificultades, sin duda
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Cierto Ildefonso no es nada fácil porque nos genera muchas dudas, ¿lo estaremos haciendo bien? Pero mientras nos guíe lo mejor para los nuestros, con un poco de intuición y muchas ganas se va haciendo camino como padres.
EliminarUn abrazo
Alguna vez les hemos dicho, que: algún día serás padres y nos entenderás, y ellos nos responden con razón y si ustedes habéis sido hijo ¿como no me entendéis a mi.....Pasan lo años y la historia se repite....se repite....
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
¡¡¡Cierto!!!! Jajaja Manuel Tengo que reconocer que la respuesta de los hijos también es genial. Sí, todos hemos sido primero hijos pero las cosas se ven de forma muy distinta cuando nos toca ejercer de padres e imagino que cuando llegas a abuelos también.
EliminarSí, pasan los años y la historia se repite, bonita manera de resumirlo y la satisfacción de poder verlo.
Besos
Yo estoy muy agradecida a mis padres.
ResponderEliminarY tu relato me ha encantado. Está lleno de ternura.
Bellísima historia.
Un beso. Como siempre, lindo leerte.
Qué bonito Amalia, ese saberlo y sentirse agradecida por todo ese amor. Seguro que ellos también lo sabían, creo que es importante decirle a aquellos a los que queremos, cuánto los queremos. Con frecuencia somos más proclives a decir lo que está mal, que a dar las gracias por todo lo que está bien.
EliminarLa ternura también está en los ojos de las personas que lo leéis, me alegra mucho que te haya gustado.
Gracias a ti por tus bonitas palabras siempre.
Besos y muy feliz fin de semana
Qué bien has sabido reproducir ese ciclo que es la vida cuando una hija se convierte en madre y recurre a las herramientas que sus progenitores utilizaron con ella cuando el resultado ha sido positivo.
ResponderEliminarAdemás, uno no entiende ciertas posturas de los padres hasta que no tiene hijos. Y eso también lo has plasmado muy bien.
Ahora que ya tengo una hija mayor de edad hay cosas que solo le puedo explicar con la frase 'cuando tengas hijos lo entenderás' y es que el ciclo de la vida, al que he aludido al principio, es así. Cada etapa de la vida tiene sus enseñanzas y cosas que sin darnos cuenta aprendimos de niños nos son útiles al ser mayores.
Un relato entrañable y un canto a la familia y sus valores como base para cimentar lo que seremos.
Un besote.
P.D. Es curioso, pero mañana publicaré una reseña donde se hace alusión a la impronta que dejan los padres en nuestra infancia para conformar lo que seremos de adultos. Casualidades de la vida.
Me alegra que te haya gustado Paloma, sí me gustó escribir este particular homenaje a todos esos padres que tanto dan y tanto han dado.
EliminarCreo como tú que se entiende un poco más a los padres cuando se tienen hijos, una se siente más cercana a ellos y más agradecida porque es cuando nos damos cuenta de la enorme dificultad y dudas que genera la maternidad. Los padres nos enseñan a ser personas y también a ser padres.
Jajaja Paloma esa frase creo que todos la hemos utilizado alguna vez, yo a los míos también se lo digo y estoy segura que se acordaran cuando tengan hijos.
La impronta de los padres, los aprendizajes y vivencias de nuestra infancia condicionan, moldean, ayudan a nuestra manera de ser y es bueno que aquello que nos sirve lo mantengamos y aquello que limita o nos frena lo dejemos ir. No siempre se acierta y hay padres que creyendo hacer lo mejor (o no) acaban dañando a los suyos y es cuestión de supervivencia, debemos cuidarnos y que se guarde en nosotros lo que valga la pena, no lo que dañe, eso es importante trabajarlo y que deje de doler.
Besos y muy feliz fin de semana
Pd por cierto no te comenté nada de las fotos de tu entrada y me parecieron fantásticas.
Tienes toda la razón Julio David, hay ocasiones en que ves padres que tienen hijos que son terroríficos y otras, a hijos magníficos que tienen padres terribles y es que como en todo, las relaciones humanas no son nunca de blanco o negro, intervienen multitud de matices, de personalidades, de modelos familiares, de culturas, de valores...
ResponderEliminarY sí reconocer y decirles a los padres lo mucho que valen y lo mucho que se les quiere me parece una manera excelente de agradecerles lo que han hecho, ¿no te parece?
Ojalá agradeciéramos mucho más y sobre todo aprendiéramos a decirlo, no dar por supuesto que lo saben, decir muchos más te quieros a aquellos que queremos.
Otro abrazo para ti
Qué bonito relato-homenaje has hecho Conxita, a todos los padres que aunque a veces la tarea se la hemos hecho complicada, siempre han sido buenos y comprensivos con nosotros.
ResponderEliminarAl crecer es cuando uno se da cuenta de todo lo que sus padres hicieron por uno, yo siempre les estaré agradecida porque me enseñaron lo que significaba el amor. Soy muy afortunada por haberlos tenido a ambos conmigo, y aunque siempre fui una niña pausada, miro atrás y me da un poco de pena algunos comportamientos que fueron bastante egoístas, como has dicho: la edad del pavo, qué edad más terrible.
Pero la base con la que uno crece, esa te la dan ellos; y más tarde sus comportamientos o hechos serán parte de los nuestros.
Un beso enorme.
Sí, querida Irene ha sido mi particular homenaje a los padres y a esas relaciones familiares que nos ayudan a ser en la vida.
EliminarCuando se es niño o muy joven se vive en la inmediatez y en que uno todo lo vale, con ese egoísmo que va un poco en la misma etapa, es conforme vamos creciendo que nos damos cuenta de todo lo que nos han enseñado y el amor que nos han dado de forma desinteresada.
Jajaja la edad del pavo o esa adolescencia en la que se cuestiona todo y los padres pasan a ser casi el enemigo, es una etapa dura para las familias.
Creo que es muy bonito ese ser agradecida Irene, saberlo y decirlo a aquellos que te han enseñado lo que es querer de forma totalmente desinteresada, me parece bueno dar las gracias, agradecer aquello que tenemos y a los que nos lo han dado.
Besos y muy feliz fin de semana
Conxita, el relato es muy tierno, sentimental y realista, como siempre, pero a mí lo que más me ha gustado es la dedicatoria que has puesto al final. Hay que estar agradecidos a nuestros padres por lo que nos enseñaron, que es tan importante como su amor y consecuencia de ello.
ResponderEliminarY es muy cierto que cuanto mayores somos más apreciamos a nuestros padres, todo lo que han hecho por darnos una vida feliz y verdadera, con lo que de verdad importa.
Seguro que tus padres están muy orgullosos de su hija.
Muchísimas gracias Ángeles por fijarte en esa dedicatoria, no podía escribir un relato sobre familias sin dedicarles mi más sincera admiración y cariño a los míos.
EliminarComo dices es conforme nos hacemos mayores que nos vamos dando cuenta de todo lo que han hecho nuestros padres por nosotros para darnos esa vida feliz, y tanto que es así, es gracias a ellos que hemos aprendido a ser. Creo que es importante dar las gracias, es bueno agradecer a aquellos que tanto han dado por nosotros.
Y sí estoy segura que mis padres están orgullosos de mi :D
Te aseguro que yo sí lo estoy de ellos y he sido muy afortunada por tener los padres que he tenido.
Besos y muy feliz fin de semana
Un relato muy en tu linea lleno de detalles preciosos que solo tú sabes mostrar como nadie.
ResponderEliminarNo cabe duda de que la infancia nos marca para bien o para mal. Lo que se cuece en la familia se queda garbado a fuego para siempre. Vivimos tiempos en que ha cambiado el modelo familiar de siempre, y la muy denostada "familia" a veces parece que va a claudicar. Pero no es así. Se mantiene en pie y nos mantiene. En el núcleo familiar se cuecen los mejores y peores avatares de la vida. El único rincón donde nos mostramos tal cual y donde nos aceptan tal cual somos.
Abrazos querida amiga.
Ainsss qué bonito Maripaz, muchísimas gracias por tus palabras.
EliminarEstoy contigo que la infancia nos marca, y sí puede ser para bien como pasa en este relato pero en otros casos no es así. Entonce se requiere mucho esfuerzo y a veces de ayuda externa para superar infancias de lo más traumáticas y conseguir que no limiten también la edad adulta.
La familia es fundamental, para bien y para mal como tú tan bien expresas. A mi me parece que más que desaparecer lo que ha hecho la familia es evolucionar y cada vez asistimos a más modelos de familias, ni mejores ni peores, sino distintos. Lo que sí parece que está en peligro de extinción son los valores, por desgracia parece que asistimos a una crisis de valores inmensa y eso nos está condicionando como sociedad.
Abrazos querida Maripaz.
"Grabado" quería decir.
ResponderEliminarLo entendí, no te preocupes.
EliminarBesos
Hola Conxita!! Adoro tus relatos, genial escritos y este deja caer verdades como puños. ¡Genial relato! Besos!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Ana, te agradezco de corazón esas palabras.
EliminarMe alegra mucho que te gusten mis relatos, a mi me encanta tenerte por aquí y conocer tu opinión.
Si he conseguido que sonrieras con ternura, estoy de lo más satisfecha porque cuando escribes lo que quieres es hacer sentir.
Besos y muy feliz fin de semana
Lo has escrito muy bien :)
ResponderEliminarMuchas gracias Kinga K. por tus palabras y tu visita.
EliminarSaludos y hasta pronto si te apetece volver por Enredando con las letras
Bonito y real relato Conxita. Mis hermanos y yo siempre íbamos primero a mi madre para obtener algo de mi padre, ella decía. "A Jesús por María" y yo se lo digo a mis hijos que hacen lo mismo. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias Mara, no había escuchado nunca esa expresión pero lo de ir primero al padre que se preveía más asequible para nuestros intereses eso es un clásico y ellos lo sabían perfectamente jajaja
EliminarHace sonreír como se repiten esas mismas situaciones y expresiones.
Besos
A medida que me he ido haciendo mayor he comprendido cosas sobre mis padres que cuando yo era joven no entendía.
ResponderEliminarAhora las entiendo pero me temo que ya es tarde...
Y sí, no hacer a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti... con esa norma el mundo sería un lugar mucho mejor.
Besos.
Hola Xavi, sí creo como tú que con la edad vamos entendiendo más a los nuestros y es una lástima que sea tarde.
EliminarEsa norma no parece demasiado difícil de entender, lo que no te guste a ti no lo hagas a los otros y seguro como dices que el mundo sería mucho mejor pero la pena es que aplicamos reglas muy distintas cuando nos afectan a nosotros y cuando le tocan al resto del mundo y así nos va...
Besos y feliz semana
Es de una sencillez, contiene tanta verdad y está tan bien escrito tu relato, Conxita, que me ha encantado leerlo. La adolescencia, el desapego necesario de los hijos hacia los padres y el reencuentro de nuevo con ellos en la edad adulta cuando la vida los convierte a su vez en progenitores es la Vida con mayúscula. Como creo que dice Paloma en su comentario descubrimos a los padres cuando tenemos hijos. ¡Qué verdad!
ResponderEliminarSer padres y no engañarnos y declinar de responsabilidades tras la máscara de "yo soy muy amigo de mis hijos". Cuando sean adultos, vale; aunque siempre es necesario que alguien nos pueda decir las verdades que aunque duelan nos harán bien.
Un beso
Muchas gracias Juan Carlos por tus palabras.
EliminarEs cierto que la adolescencia es una etapa dura para los padres y necesaria para los hijos, los padres dejan de ser el centro y aquellos seres poderosos que todo lo pueden. Ese tránsito no es fácil para los padres y tampoco para los hijos pero con paciencia y mucho diálogo se supera aunque hay adolescencias que parece se alargan en exceso. Y sí con el paso del tiempo se entiende mucho de lo que hacían los padres y cuando uno es padre entonces aún los entiendes más, muy cierto.
El ser amigo de los hijos es algo que aún algunos siguen practicando, lo que necesitan los chicos son padres, los amigos ya se los buscan ellos. Los críos necesitan límites y que les digan que no aunque no les guste, hay normas que se tienen que cumplir, algunas son unilaterales y otras ya se negociaran pero parece que decir no a un hijo es como si no lo quisieras, y lo que no les ayuda es decirles sí a todo, porque eso no lo van a encontrar cuando salgan de casa y acabaremos teniendo niños tiranos, incapaces de manejar sus frustraciones y eso seguro que no es lo que se quiere como padres.
Besos y muy feliz semana
El ciclo de la vida, cuánta ternura en este relato. Un besote!
ResponderEliminarMe alegra que te lo haya parecido Rocío.
EliminarEsa manera de entender la vida que se transmite de forma consciente unas veces e inconsciente otras, de padres a hijos.
Un beso y muy feliz semana
Una manual resumido de la labor de ser padres es lo que nos traes aquí, una labor compleja sin duda, aunque es cierto que hay padres que se la toman más en serio que otros. Estoy de acuerdo en que a los niños hay que ponerles límites y hay padres que no son capaces de hacerlo, a los hijos a veces hay que hacerlos sufrir en ese sentido. Por supuesto también han de sentirse queridos y respetados en las decisiones que van asumiendo según van creciendo. Buen relato Conxita. besos.
ResponderEliminarHola Jorge muchas gracias por tus palabras.
EliminarParafraseando a los protagonistas del relato porque te quiero te digo no y en ese no enseñamos a los niños que no pueden tenerlo todo, el no se tiene que utilizar de forma positiva aunque parezca una contradicción, no por darlo todo somos mejores padres, ¿no crees? Aceptar el no es complicado para nuestros hijos pero les ayudará cuando sean adultos a tolerar mejor la frustración y a comprender que todo en la vida funciona con reglas.
Actualmente hay un exceso de sobreprotección y con eso no ayudamos a los chicos.
Eso sí siempre sin abusar ni de las normas ni del no porque al final si se utiliza en exceso tampoco acaba educando.
Besos
Precioso relato, Contxita. Así es la vida y así se repite. Y qué bonito que se pueda repetir con los hijos las cosas que antes vivimos con nuestros padres. Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias Marisa me alegra que te haya gustado.
EliminarY sí la vida se repite aunque no siempre se es del todo consciente de esos comportamientos o frases copiados que antes hemos escuchado en nuestros padres.
Muchas de nuestras creencias se instauran en la infancia, aprovechemos aquellas que son positivas y desechemos las que nos limitan y no nos sirven para ser felices.
Abrazos y muy feliz semana
Os dejo un interesante vídeo en el que se habla de cómo educar a nuestros hijos.
ResponderEliminarel desarrollo del niño
Espero que os parezca interesante.
No hay padres perfectos, cada uno lo hace lo mejor que sabe o puede. Porque además cada hijo es distinto y necesita distintas cosas y sus circunstancias también son diferentes. Cuando somos niños pequeños los padres son el centro de nuestra vida. Luego son casi el enemigo, nos sentimos incomprendidos por ellos e incluso les echamos la culpa de todas nuestras insatisfacciones. Es cuando somos adultos que los vemos realmente, y no solo en su faceta de padres, y creo que es cuando nos damos cuenta de eso que se puede constatar nuestra adultez. Valoramos entonces todo lo que nos han dado, lo que han hecho por nosotros, su sacrificio. Y sus pequeñas imperfecciones las vemos entonces con cariño, pues todos las tenemos y, al fin y al cabo, es lo que los hace únicos. Y aunque los hijos luego no sean padres, igualmente son capaces de reconocer, agradecer y valorar a los suyos.
ResponderEliminarBesos
Es que a mi me parece que la perfección no existe Lorena y se trata de ser el mejor para los tuyos, con sus aciertos y con sus fallos porque de todo se aprende.
EliminarEstoy contigo que al llegar a adultos es cuando por fin somos capaces de comprender la enorme magnitud de la educación y que todo aquello que nos han dado ha sido hecho desde la mejor intención. Y sí estoy de acuerdo con tu apreciación que es posible reconocer y agradecer todo eso a nuestros padres a pesar de no tener hijos, aunque también es cierto que al tenerlos te sientes aún más identificado con el rol de padre de tus propios padres.
Besos
Estupendo cuento como todos los tuyos. Que acertado ese sentimiento de comprender a nuestros padres cuando somos nosotras madres y tenemos que poner límites a nuestros hijos/as.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Laura.
EliminarLa edad nos hace más sabios y entendemos aquello que la juventud no siempre nos deja apreciar. Ser padres no es fácil y sí con los años los entendemos y cuando se es a su vez padre es cuando aún valoras más lo difícil que es educar.
Y el tema de los límites en una época en la que no nos gusta que nos limiten es complejo, pero los niños necesitan entender que no todo se puede hacer, ni todo vale y eso nos toca a los padres.
Un abrazo y que tengas una muy buena semana
hola! todo un lujao leerte y llenarnos de emocion pura y genuina solo una sensibilidad como la tuya la logra con tan pocas palabras.abrazosbuhos
ResponderEliminarMuchas gracias Buhitos, creo que la sensibilidad y el emocionarse también está en la mirada sensible de aquellos que me leéis, ¿no te parece?
EliminarMe alegra que os guste y muchas gracias por vuestra visita.
Abrazosbuhos
Precioso relato que nos traes. Los padres no tenemos un libro que nos dirija sobre la educación de los hijos. Cada uno actúa según lo que les queremos transmitir. Educarles en la abundancia y accediendo a todo lo que se les antoja no es buen camino. Lo importante es educarles para la vida y que encuentren trabas y sepan saber que hay dificultades y que las sepan resolver. No todo vale, no es bueno en consentir. Un tema que en pocas palabras dices mucho. Un place volver a leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Mamen.
EliminarEstoy contigo que los niños ni vienen con un pan bajo el brazo ni con un manual de instrucciones y se trata de aplicar la intuición, el ensayo y el error y sobre todo mucho amor. No se trata de buscar la perfección que personalmente no me la creo sino de ser el mejor padre o madre para nuestros hijos.
Es como dices educarles para la vida para saber hacer frente a lo que se encontraran, dotarlos de recursos para que sean adultos seguros emocionalmente capaces de encontrar sus soluciones y su propio camino.
Hay algunos padres que creen que dando todo al niño lo quieren más, no es así, se trata de educar y no de consentir.
Me alegra tenerte por aquí, siempre eres muy bienvenida.
Un abrazo
Genial este relato Conxita, es cierto que hasta que no somos mayores y tenemos hijos, no comprendemos a nuestros padres.
ResponderEliminarUn placer venir, vengo del blog de Ester.
Un beso y feliz domingo
Bienvenida Carmen Silza a este espacio de letras.
EliminarMe alegra que te haya gustado este relato de almendras tiernas.
Como dices hasta que no tenemos una edad en la que nos ayuda la experiencia del propio vivir no acabamos de entender del todo a nuestros padres, entonces valoramos más la educación que nos dieron, con sus aciertos y sus errores y entendemos que la tarea de educar a un hijo es muy difícil y que seguro que quisieron hacerlo lo mejor posible igual que nosotros lo intentamos con los nuestros.
Si te apetece volver estaré encantada de recibirte en este rinconcito de letras.
Feliz domingo
PD No sé cuál es el blog de Ester, si me dejas un enlace me acercaré. Besos
Me equivoque Conxita, no era del blog de Ester, era el de Tracy...
ResponderEliminarPero si quieres visitar el de Ester este es el enlace
Autodidacta.
https://presentaciones-ester.blogspot.com/
Feliz domingo.
Un beso
Gracias Carmen descubrí más tarde que Tracy muy generosamente nos había dedicado un espacio. No conocía el blog de Ester y por eso te pregunté ya que hacías referencia a ella, igualmente le echaré una ojeada.
EliminarGracias por la aclaración.
Besos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Conxita,
ResponderEliminar!Que maravilla de texto!
Un hermoso texto donde expone que, es muy valioso ese sagrado enseñar a los hijos, pues es el fundamento para las nuevas generaciones. Disfrute la lectura, me hizo recordar mi adorada niñez.
Abrazo!
Hola Yessy Kan me alegra que te haya gustado, gracias por decírmelo y sí he sido capaz de hacer que lo leyeras y sonrieras al pensar en tu niñez me siento muy satisfecha.
EliminarEsos recuerdos que nos han hecho como somos y en los que nuestros padres han tenido una gran influencia.
Un abrazo
No puedo opinar sobre lo de tener hijos, pero reconozco que he tenido una suerte enorme con mis padres. Un relato lleno de ternura.
ResponderEliminarPetonets!
Creo que cuando tienes hijos te sientes aún más identificado David pero comprenderlos y saber lo afortunados que hemos sido por ser queridos es algo que lo sabemos sin necesidad de ser padres como tú bien dices.
EliminarMe alegra que te haya parecido tierno, la ternura y la sensibilidad también está en los que lo habéis leído.
Petonets!