—¿Qué le puedo decir Doctor…?
Cerré los ojos mientras recordaba…
Aún recuerdo cuando la abuelita nos la dejaba probar. Paseábamos arriba y
abajo por el estrecho pasillo arrastrando unos zapatos de tacón, cinco o seis
tallas más grandes y nos contorneábamos como modelos de pasarela. Nos encantaba
y en algunos de esos movimientos exagerados Fer y yo acabamos en el suelo,
riéndonos a carcajadas mientras la yaya se exclamaba por la boa, luego se le
llenaba toda la cara de arruguitas y se reía con nosotros.
Después venía nuestro momento ummmm. Nos preparaba un tazón de cacao. Nos gustaba mirarla mientras
llenaba «el culito del vaso» como ella decía con una cucharada de cacao. «¡La
mía muy llena!» le pedía yo. «¡Por favor!» añadía a toda prisa después de
ver su mirada. Ella vertía la leche poco a poco y removía para que no salieran
grumos. Fer y yo apenas conteníamos la impaciencia. Luego rellenaba el vaso
hasta arriba y removía hasta lograr esa espumita que nos pintaba bigotes de chocolate. A continuación con un poco de teatro sacaba las rosquillas y nos decía «no le digáis a mamá que me las
he comido». Los tres nos prometíamos silencio entre risas y sabores de cacao con
la boca bien llena.
En aquellos momentos no éramos conscientes de nada de lo que pasaba en
casa. La abuela decía de papá que «se adornaba con plumas ajenas» y mamá le
contestaba que «hacía lo que podía» pero lo cierto es que papá y mamá discutían
mucho. Parece que papá era «muy amigo de negocios impropios y de muchas leyes para
los otros» como le susurraba mamá cuando creía que no estábamos cerca. Papá
había dejado su último trabajo «porque lo explotaban» y tenía sus negocios o al
menos eso le decía a mamá. Mamá soltaba un chasquido y se enfurruñaba.
A Fer y a mí nos daba mucha risa imaginar a papá con las plumillas
amarillas de Campeón o las marrones y
grises de Pichón o las parduzcas de César. Eso sí, lo hacíamos cuando papá
no estaba cerca porque él no era de muchas risas sobre todo las de Fer. Odiaba
cuando le decía que «no se riera como una mariquita».
A mí sus pájaros me parecían odiosos. Eran unos consentidos y unos
cochinos. ¡Eso es lo que eran! El mejor grano, la jaula más bonita, una funda
nueva… Cuando estaban en casa no dejaban de cantar y a mí no me gustaba nada. Lo cierto es que solo le gustaban a papá.
«Y si éramos pocos parió la burra» dijo la yaya Antonia el día que papá
apareció con Napoleón. Papá lo trajo
envuelto en mucho misterio y ¡Cómo cantaba el bicho! Cuando papá se iba con Pichón o Campeón a la placita porque «Napoleón aún no estaba entrenado», a la
abuela y a mamá les faltaba tiempo para cubrir la jaula. «¡Calla ya condenado! Un día de estos nos perfora los tímpanos».
Cuanto más cantaba más eufórico estaba papa. Se pasaba horas mirando y
adecentando las jaulas de esos cochinos. Les hacía carantoñas y les hablaba con un mimo que nosotros no teníamos.
Fer escuchó que Napoleón lo ganaba todo y que papá iba cargado de duros. Mamá y él cada vez iban más a la greña
porque no llegábamos. Entonces no entendía a dónde se suponía que iríamos porque
con papá no hacíamos ni nada divertido ni nos llevaba a ninguna parte.
Aquella tarde Fer y yo jugábamos con la boa. Mamá estaba en casa de la
abuela. Ahora pienso que igual de eso y también de otras cosas salió la pluma de
Fer porque pelearnos por llevar los zapatos de mamá era un clásico y
pintarrajearnos los morros con el carmín también pero ni a mamá ni a la yaya les
importaba.
Habíamos pasado un buen rato con el maquillaje. Yo llevaba unos labios de
un rojo intenso y Fer de un brillante rosa palo. A mí me tocó un vestido
granate de mamá y a Fer el de seda azul intenso. Yo los zapatos de salón
color plata y Fer los de charol negro.
Papá entró chillando con Napoleón en las manos. ¡Nunca lo había visto así!
Lloraba y gritaba, soltó tantas palabrotas y tan variadas que no podía dejar de
mirarlo embobada, paseaba de un lado a otro con el jilguero en las manos. Más
tarde supimos que en medio de la competición cuando las apuestas eran más altas
e iba ganando Napoleón se había desplomado. «Un ataque de corazón fulminante».
Un conocido de papá nos dijo que «no encontraba a su hembra y se quedó tieso y a
pesar de que le echaron agua como otras veces, ese día no despertó».
Y allí estaba
en las manos de mi padre rígido como un palo. Supongo que no nos esperaba. No lo sé. Sus lágrimas cambiaron a rabia, una
furia intensa y descontrolada que arremetió contra Fer. Le soltó una bofetada, le arrancó la boa y desgarró el vestido. Yo grité viendo volar pequeñas plumillas
violetas. Papá se giró furioso, me cogió del pelo frotándome con rabia la boca.
Me insultaba. Todo se me volvió muy rojo y con un olor asqueroso a pájaro
muerto. Fer se le tiró encima y papá volvió a golpearlo con inquina. Insultos. Golpes y lloros. Gritos y más golpes. Dolor y mucha impotencia.
Cuando llegaron mamá y la abuela, Fer y yo estábamos en el baño. Yo intentaba
curarle las heridas. Mamá se puso histérica al ver el ojo medio cerrado y la nariz hinchada con un profundo corte de Fer mientras la yaya Antonia escupía que «era un mal bicho».
«¡Los he soltado mamá!»
Y mientras lo decía Fer sonreía orgulloso sabiéndose vencedor de una batalla
desigual. En el comedor, la ventana abierta, las jaulas vacías y en el suelo,
Napoleón tieso.
Mi hermano Fernando se recuperó, de hecho todos lo hicimos. Ni siquiera nos
asustamos cuando vinieron a por papá por unas deudas. La yaya Antonia y mamá
los despacharon con su «allí no había ni pájaros ni cuartos para pagar cuentas
pendientes y si los habían timado a otra parte a buscar al que les debía».
Se llevaron su coche. No volvieron.
Al cabo de un tiempo, la yaya Antonia se nos puso muy pachucha y en un
suspiro se fue. Fue entonces cuando mamá nos pidió que guardáramos la boa y yo aún lo hago. Mi
hermano Fer sigue siendo delicado y tierno. Siempre ha sido así y ¿Qué? No le gustaba
ser un machote como papá quería ¿y qué? No puede evitar tener pluma.
En aquella época me empezaron los picores, los ahogos y lagrimeos. Aprendí a evitar todo lo que tuviera plumas. Ni almohadas ni edredones ni plumones ni ningún animal que las llevara y lo he controlado bastante bien hasta la última crisis. Estaba leyendo una revista y apareció un reportaje de
canarios cantores y un Napoleón III.
Así sin más empecé a ahogarme, el corazón a mil por hora, lagrimeaba y me llené de ronchones que de tanto rascar me hicieron heridas. No podía parar y me asusté. Empecé a hiperventilar. Me desmayé.
Así sin más empecé a ahogarme, el corazón a mil por hora, lagrimeaba y me llené de ronchones que de tanto rascar me hicieron heridas. No podía parar y me asusté. Empecé a hiperventilar. Me desmayé.
En el centro de salud el listillo que me atendió, como tantas otras veces, me dijo que lo
mío era más de psicólogo que de antihistamínicos. «Yo no estoy loca» le dije al tipo pero ni caso…
—Y aquí me tiene…¿Qué le puedo decir Doctor…? Supongo que la mía siempre ha sido una familia
de muchas plumas…
Hay veces, situaciones, circunstancias, que no logramos elaborar; las creemos olvidadas, o hasta superadas, pero llega un momento que todo sale a flote, y si no nos cuidamos, nos hundimos.
ResponderEliminarExcelente relato, pero eso ya lo sabes, porque es a lo que nos tienes acostumbrados a tus lectores... :))
Besotes Conxita y muy buen fin de semana!!
Hola Almaes así como dices, es tan curioso ver como de repente aquello que creemos superado, olvidado aparece creando un gran desorden y desconcierto y es necesario recolocar poco a poco en su lugar.
EliminarMuchas gracias por tus generosas palabras conmigo y con mis letras, me alegra un montón que así te lo parezca, hace mucha ilusión.
Besos también para ti y que tengas un magnífico finde
Me ha encantado, Conxita. Buenísimo.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Chema me alegra que te haya gustado este relato con tanta pluma.
EliminarBesos y feliz fin de semana
Muy interesante, Conxita, y muy bonito, y con un toque de estilo algo diferente, me parece; aunque sin duda tiene tu sello, claro.
ResponderEliminarGracias Ángeles sí que es algo distinto de lo que escribo pero salió así. A veces me parece que son los propios protagonistas los que deciden cuándo toca salir y da la sensación que lo escribo casi al dictado. De hecho este relato apareció después de ver en una revista durante un vuelo que proponían escribir un relato a partir de una frase sobre un loro que se escapó y el loro se convirtió en canarios cantores y en una frase recurrente sobre la que lo escribí hay quién se va a por tabaco y no vuelve y otros tras un pájaro.
EliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo
Lo que queda de la niñez muchas veces
ResponderEliminarpor el tiempo de los años....
Los ataques de pánio que el xanax quita por momentos
Entendí el texto me llevó a un lugar en un recuerdo..:)
el de Nosotras en el tiempo
Que tu fin de semana tenga "La luz que siempre das"
A veces de repente aparecen esos recuerdos que se creían olvidados y vuelven con toda su dureza y mucho dolor, pueden como bien dices provocar terribles ataques de pánico y crisis de ansiedad. Los fármacos los calman pero no desaparecen hasta que se verbalizan.
EliminarQué bonitas palabras Recomenzar, viniendo de una persona tan positiva y vitalista como tú eres, es un doble regalo. Muchas gracias.
Feliz fin de semana
He visualizado ese tazón de cacao y con ello lo he saboreado tanto como el recuerdo de una infancia que a veces se recuerda por sabores, olores o canciones. Con ello, nos has trasportado a ese mundo donde a veces no entendemos ciertas situaciones hasta que no somos adultos. Ese dolor que narras de la furia del padre contra los pequeños, me ha recordado a una preciosa canción de Rozalén llamada La puerta violeta. Excelente relato Conxita, besos y buen fin de semana.
ResponderEliminarHay olores y sabores que nos llevan directos a la infancia o a un suceso que ha quedado anclado en nuestra memoria y del que a veces no somos ni conscientes. Son sentidos muy precisos en almacenar esos recuerdos y llevarnos directamente a esa situación y lo que sentíamos en ese momento.
EliminarNo conocía esa canción, la he buscado y sí hay un monstruo gris en la cocina que lo rompe todo y produce nudos pero que bien que dibujó una puerta violeta en la pared para poder escapar. Muy acertada la canción, sí podría ser la banda sonora del relato. Gracias por hacérmela conocer.
Muchas gracias por tus palabras.
Muy feliz fin de semana
La puerta violeta
EliminarLa Puerta violeta de Rozalen
Me ha encantado el relato. Cuánta pluma en todos los sentidos. A mí nunca me han gustado los pájaros en jaulas. Como mascotas, me resultan siniestros. Los refiero en el monte cantando y huyendo del objetivo de los prismáticos.
ResponderEliminarTampoco entiendo por qué de ciertos hombres se dice que tienen pluma. Suelen ser, como Fer, tiernos, delicados y sensibles; nada que ver con esos bichos que pían sin piedad con gran escándalo y te atacan con el pico abierto a poco que te descuides.
Yo creo que ya va siendo hora de que la protagonista se deshaga de la boa de la bella Clarita, porque "mustia, descolorida y con olor a polvo", es posible que tenga que ver en su previsible alergia tanto como los recuerdos y traumas infantiles.
Un beso.
Hola Rosa a mi tampoco me gustan mucho los pájaros enjaulados, en cambio me gusta mucho mirarlos libres en cualquier rincón, de producen ternura y risas cuando los veo juguetones pero en las jaulas no.
EliminarRespecto a esa expresión despectiva respecto a tener pluma busqué el origen y hay varias teorías al respecto, no sé si son mucho o poco científicas pero te adjunto un fragmento que encontré_
El término tener pluma está asociado a la aparición de rasgos femeninos o ademanes exagerados en los hombres, que, desde un punto de vista social, no se dan en ellos.
Existen varias teorías de su origen. La primera está relacionada con las plumas de las vedettes que se vestían utilizando plumas. Otra de ellas viene de la Guerra Civil española, donde los soldados italianos fascistas que ayudaron a Franco usaban plumas en el casco, estos, utilizaban perfume y se les empezó a mirar como afeminados. Y la última se asocia a comportarse de una manera extravagante y delicada.
Como siempre el miedo a lo distinto está detrás de muchas conductas y expresiones intolerantes, que buscan ridiculizar.
A ver si la protagonista te hace caso.
Un beso enorme querida Rosa.
La hipótesis de las vedettes y sus plumas como explicación a su uso para definir a hombres delicados y sensibles (mal llamados afeminados), es la que me parece más razonable, aunque vete tú a saber.
EliminarGracias por la información.
Un beso.
Sí, a mi también me pareció que la de las vedettes y sus plumas era la más convincente pero no lo tengo muy claro porque no acabo de ver la relación, pero como dices vete tú a saber a la hora de buscar prejuicios y usar el lenguaje para humillar y ridiculizar.
EliminarUn beso enorme
Que relato más bien hilvanado.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias Alfred, me alegra que te lo haya parecido.
EliminarUn beso y espero estés disfrutando de un muy feliz fin de semana, al menos hoy por aquí con solecito aunque a ratos mustio.
He pasado de la sonrisa, a la tristeza, después me han venido recuerdos... y más emociones.
ResponderEliminarMe gusta como escribes.
Despiertas sentimientos siempre.
Besos.
Muchas gracias Xavi, te agradezco mucho que me lo digas porque justo es ese sentir y emocionar lo que siento cuando escribo y si consigo transmitirlo me hace feliz.
EliminarLe decía antes a Ángeles que a veces las historias parece que se escriben porque los protagonistas quieren contar y casi diría que puedo escucharlos en este caso primero con sus risas arriba y abajo con la boa esperando ese tazón de colacao de la abuela y después esas lágrimas mientras van contando su historia.
Besos y que tengas un buen fin de semana.
Es impresionante cómo nos marcan las vivencias de nuestra infancia para el resto de nuestras vidas. Hay momentos, etapas, situaciones que nos acompañan para siempre y llegan incluso a condicionar nuestro carácter, nuestra forma de ser y nuestros pensamientos. Y lo que para otros es "un suceso" o "un momento más", para uno puede ser un importante hito vital.
ResponderEliminarMe ha encantado la forma de narrar porque he podido situarme perfectamente en la escena.
Un beso Conxita
Hola Macarena Muchas de nuestras creencias se fijan en nuestra infancia, así que sí es un momento que nos deja marcas y como bien dices configuran nuestra manera de ser aunque a veces no seamos del todo conscientes. Eso no significa que no se puedan cambiar si nos están perjudicando pero están ahí y es necesario identificarlas para poder modificarlas si limitan.
EliminarMe parece muy interesante esa diferencia que haces entre lo que para unos es un momento más y para otros se convierte en un hecho fundamental que puede llegar a condicionar su vida y mientras está pasando ni siquiera podemos darnos cuenta.
Me alegra que te haya gustado y que hayas visto la escena.
Besos
Aunque quien lo cuenta es una adulta, me gustó que hayas adoptado el tono y la óptica de una niña, lo vuelve cercano y me mandó directo a mi infancia y a mis aventuras con los pájaros.
ResponderEliminarMuy bien narrado, fresco y con tanta ternura hacia la yaya.
Besos, Conxita.
Hola Mirella a veces una palabra, un olor, un lugar nos lleva directo al momento en que algo pasó, mi protagonista lo narra desde el momento en qué pasó y como ella lo vivió, no importan los años pasados sigue siendo la misma niña que fue entonces.
EliminarMe gustaría conocer esas aventuras con pájaros Mirella, a mi me gusta mirarlos en el campo, volando libres.
Me alegra haber transmitido esa ternura hacía esa yaya que conseguía poner risas y ternura en esos niños.
Besos
A cada uno nos es difícil entender a los demás cuando son diferentes, en algún sentido. Los políticos, por ejemplo, continuamente se torturan unos a otros exagerando o caricaturizando esas diferencias. Pero cuando las diferencias son en lo que se refiere a tendencias sexuales que vienen dadas por la naturaleza y que, por tanto, no son voluntarias, lejos de volvernos más comprensivos hacia la naturaleza de los demás tendemos a reprimirles con el ridículo y la violencia. ¿Cuál es la razón? ¿Por qué esa intolerancia? ¿Si toleramos conductas deleznables que podrían evitarse por qué no consentimos tendencias que son irreprimibles? ¿Quién o quiénes nos han inculcado esos modelos de superioridad a lo largo de la historia?
ResponderEliminarVaya ejemplo Soros, tengo que reconocerte que los políticos y el nivel (bajo, inexistente, penoso) de los políticos es algo que me asquea con demasiada frecuencia. Me parecen tan irresponsables los comentarios tanto los que se dirigen entre ellos como aquellos que solo buscan provocar enfrentamientos, odios y divisiones entre la gente y lo peor es que todo eso parece que funciona y más intenciones de votos. Terrible.
EliminarComparto esas preguntas y añadiría otras muchas ¿por qué nos asustan tanto los que son diferentes? ¿Por qué no nos aplicamos lo de vive y deja vivir? ¿Por qué no nos preocupamos por las personas sin tener en cuenta su raza, su religión, su orientación sexual...?
Un abrazo
Me ha encantado. Nos llevas por un hilo de letras bien tramadas, que pasea por la infancia, por las peleas de gallos, imagino, o pudiera ser concursos de cantos. Canto a las plumas, eso seguro. Donde dos hermanos asisten a un mundo que ya no pueden retornar.
ResponderEliminarMuy bien descrito, perfecto relato. Un abrazo
Hola Albada Dos me alegra que te haya gustado. Gracias por decírmelo.
EliminarEl padre de los niños protagonistas parece que no le hacía ascos a nada, por ahí deja que tiene sus negocios pero se interesaba por las apuestas con pájaros cantores y el mercadeo que hay con estos animales y sus cantos. Hay un auténtico negocio de apuestas, robos y tráfico de canarios o jilgueros cantores.
Un abrazo
Imaginé, pero me parecía excesivo, aunque si como dices, hay tanto negocio con esas aves canoras, ya cuadra todo. Yo de pequeña tenía un canario, muy cantarín. Duró hasta mi comunión, a los siete años, y le eché de menos hasta que mi madre trajo otro pájaro, pero un jilguero, al que llamamos colorín. Ya ves la vida
EliminarUn abrazo
A mi me ha sorprendido el negocio que hay alrededor de estos pájaros, incluso se "dopa" a los animales para que canten más, uno pone una búsqueda y salen todo tipo de sustancias para que canten más y sí los animales pueden acabar teniendo ataques de corazón, otras veces se roban los ejemplares que mejor cantan... Me dejó impresionada.
EliminarY vaya recuerdos más tiernos Albada Dos con esos pajaritos, el primero no dices el nombre pero el de Colorín es muy lindo.
Besos
A mi me parece que el listillo del centro médico no andaba muy errado por lo menos en la cuestión de histmínicos,... pero así es, las experiencias vividas marcan,... y mucho más si estas se producen en una etapa de nuestra vida tan importante como la infancia. Como siempre estupendo relato!
ResponderEliminarJajaja Norte estoy contigo que el listillo iba bien encaminado pero mi protagonista prefería la alergia a reconocer que había temas sin resolver y que seguían doliendo.
EliminarJosé María Ruiz Vargas catedrático de Psicología de la Memoria en la Universidad Autónoma de Madrid, cree que, la memoria es como un cesto de cerezas; nos esforzamos un poco, y ahí está la memoria enviándonos postales, casi siempre de la infancia porque a esa edad estamos abiertos a todo tipo de estímulos; somos esponjas, inmaduros, y guardaremos esas memorias hasta que nos muramos.
Me alegra que te haya gustado.
Besos
Eso sí que es una buena alergia. Un beso
ResponderEliminarGracias Susana, me parece que mi protagonista prefería que fuera una alergia, que con un antihistamínico y en muchos casos con una vacuna se puede solucionar, más que enfrentarse a lo que realmente le dolía.
EliminarGracias por tu comentario.
Besos
Esa inclusión de los pajarillos cantores, jilgueros, canarios, en sus jaulitas, que el padre considera como un objeto más preciado que su propia familia, me ha parecido genial, un elemento que los divide y que forma una estampa singular y, a la vez, realista.
ResponderEliminarYo recuerdo esos balcones de mi infancia por donde se escapaban los cantos de jilgueros, canarios, verderones, etc... una estampa que retrataba, como otras, una época, afortunadamente ya está en declive esa moda, me deprime contemplar un pájaro enjaulado.
Un magnífico relato sobre la intransigencia, dentro de la propia familia, la más dañina sin duda alguna, y que ha de hacernos reflexionar.
Un abrazo!!
Gracias Paco y es que para ese padre esos pájaros cantores parecían más preciados que sus propios hijos.
EliminarEstoy contigo que esos balcones llenos de pájaros traen recuerdos de infancia y ahora, al menos en mi ciudad, no se ven pero sí en otros lugares se siguen reuniendo personas como el padre de mis protagonistas haciendo competiciones de canto, hay un importante mercado de canarios y jilgueros y de todo tipo de sustancias para hacer que canten más. De hecho el ataque de corazón del canario del padre es algo que se da por el sobreesfuerzo que se pide a esos animales. Impresionante. A mi no me gustan nada de nada los pájaros en las jaulas.
¡Cómo duele esa intransigencia y rechazo!
Gracias por tus palabras.
Un abrazo y que tengas una gran semana
Cómo se nota que eres psicóloga, además de excelente escritora. Esos momentos de la infancia que parecen marcar nuestro destino, como se ve en las reacciones que acaban provocado las plumas en la protagonista. Y me ha puesto muy triste pensar cómo un juego inocente puede provocar tanto dolor debido a los prejuicios en este caso del padre.
ResponderEliminarComo siempre, un placer leerte. Besos
Hola Ana la intransigencia, el miedo a lo diferente, el rechazo,... Todo eso está en ese padre incapaz.
EliminarSabes tan bien como yo misma cuánto dolor provocan esos rechazos y ese tipo de prejuicios que aún son demasiado frecuentes. Y ese dolor está ahí, esperando para salir cuando menos se lo espera, porque no se ha resuelto.
Gracias a ti por tu comentario y por tus palabras siempre fantásticas conmigo.
Besos
Un relato con mucha ternura por parte de la yaya, y el otro lleno de dureza, por el maltrato físico y psicológico del padre d ambas. Muchos de nuestros recuerdos como niños es la experiencia completa de ser parte de una familia, que por desgracia le tocó a la protagonista de la boa de plumas. Encantador relato, Conxita.
ResponderEliminarAbrazo!
Hola Yessy Kan a través de ese juego inocente de disfrazarse, de jugar con la boa y con las pinturas de mamá esos niños van construyendo su identidad pero eso al padre no lo tolera.
EliminarEsa niña recuerda a través de las sensaciones gustativa de ese tazón de cacao que le hablan de la pertenencia a la familia, a lo que ella sentía en aquel momento, a esa infancia perdida y a ese padre intransigente, maltratador, incapaz de respetar la diferencia.
Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo
Ole por la pluma que falta, la literaria. Me ha encantado el texto. La concatenación de este plumerío familiar te ha quedado sobresaliente. Precioso, tierno, comprometido… Una delicia.
ResponderEliminarBesos, Conxita.
Jajaja Sara gracias por esas palabras tan generosas.
EliminarSí había mucha pluma en la familia pero el único que no las llevaba bien era ese padre incapaz de entender a sus hijos.
Me molesta mucho cuando se usa el lenguaje para humillar, para denostar al que es diferente y en este caso era mostrarlo con ese tener mucha pluma como forma de burlarse de la sexualidad diferente de Fer y quería que a través del lenguaje de la hermana se eliminaran todas esas connotaciones negativas, la protagonista lo narra con absoluta naturalidad como tiene que ser.
Besos y muy feliz semana
Excelente relato muy bien atado:) un placer siempre pasar por tu espacio. Un beso.
ResponderEliminarMuchas gracias Natalia es un placer tenerte por aquí.
EliminarMe alegra que te haya parecido bien atado.
Un beso enorme
Una sorpresa. Empezó el relato de una forma y acabó de otra muy diferente. Me ha gustado mucho, pero lo que me ha atrapado es la frase: "La yaya Antonia trabajó durante años en el mundo del espectáculo hasta que una crisis galopante cerró el teatro de varietés en el que ella limpiaba, ni el destape ni unos precios de saldo consiguieron mantener el interés de los parroquianos".
ResponderEliminar¡Qué bueno! Pero yo ya me iba por un camino que no era... Fíjate que me ha dado lástima que la yaya Antonia trabajara limpiando y no fuera una estrella de las varietés. Pero muy bien, Fer se vengó donde más dolía, igual que los golpes que le dio su padre... Qué si el muchacho tiene pluma, pues pluma, que en sus pájaros bien que no le importaba...
Bueno MJ quién sabe si algún día la yaya Antonia nos contara sus sueños de vedette, todo aquello que pensaba o soñaba mientras entre bambolinas veía la actuación de la Bella Clarita entre plumas, música y suspiros propios y de los espectadores.
EliminarDesde luego que sí que Fer a su manera se vengó de ese padre incapaz de dar amor a sus hijos.
Un beso enorme
Para "plumas" y colorido, Conxi, tu interesante relato. Muy bien narrado. Hay detalles con gran maestría...
ResponderEliminarUn placer.
Fuerte abrazo.
Hola Ernesto me alegra que te haya parecido interesante este baile de plumas y es que hay plumas bien vistas y otras que se siguen llevando muy mal.
EliminarUn abrazo
Una reacción psicosomática que nada tiene de extraña y que ese listillo de doctor del centro de salud no supo ver. Qué mal está la Seguridad Social ;)
ResponderEliminarSe te da muy bien contar los hechos cotidianos desde el punto de vista de un niño. Me ha encantado la manera tan sencilla y tan inocente de relatar la situación familiar de la protagonista. Además, utilizar las plumas como hilo conductor y con esa doble acepción de la palabra me ha resultado fantástico.
Enhorabuena, Conxita, es un texto precioso. Y bien por Fer, esa venganza liberando los pájaros ha sido estupenda.
Un beso grande.
Jajaja Paloma entre los minutos por visita y paciente y la informática es casi un milagro que puedan acertar tanto como lo hacen. Me has hecho pensar en una anécdota sobre una paciente que harta de que su médico no la mirara cuando le preguntó el nombre le dijo Windows y así consiguió sorprenderlo y que la mirara, bromas al margen sí creo que la sanidad está bastante mal con tanto recorte y desvío pero eso es otro tema.
EliminarMe alegra que te haya gustado, muchas gracias. Me parecía que la historia quedaría bien narrada con esa mirada de niña y en el origen de esa alergia que no es y que ella se empeña en querer que fuera antes que buscar por qué le duele.
A mi me encantó que Fer soltara los pájaros. Bien por él como tú dices.
Besos
Hola Conxita, los recuerdos del olvido siempre avivan nuestra memoria...
ResponderEliminarGracias por esta joya, buen día, besos relativos.
El recuerdo está ahí y un sabor, un olor, un lugar...nos lleva directo a las sensaciones que se tuvieron en ese momento.
EliminarMuchas gracias Don Vito por tus bonitas palabras.
Besos y feliz semana
Hola Conxita.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como has recreado esa infancia de risas y también de pesadillas. Las plumas te han servido muy bien para dar un nexo a toda la historia. Un mundo de colores y pero también de un oscuro siniestro que se representa en el padre y sus aves enjauladas y sus "negocios".
Un besazo, guapa.
Hola Ziortza como bien dices risas y lágrimas, luces y sombras. Al lado de momentos entrañables con las risas de los hermanos y la abuela aparecen las sombras de lo que se reprime, de lo que duele y no se quiere pero que está ahí sin resolver.
EliminarMe alegra que te hay gustado la manera de plantear el relato.
Un beso enorme
Tu relato me ha encantado.
ResponderEliminarMuy dulce tu forma de escribir.
Recuerdos de la infancia que has sabido plasmar de forma excelente.
Un beso.
Gracias Amalia sí quería que fuera esa niña la que nos explicara sus risas y sus lágrimas a través de lo que recuerda y lo que no quiere recordar porque duele demasiado.
EliminarUn beso enorme y muy feliz semana
Estupendo relato, Conxita. Perfectamente construido.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos
Muchas gracias Ambar me alegra que te haya gustado.
EliminarMira que curiosas son las coincidencias, hoy justo he visto a un hombrecillo cargado con dos jaulas de pájaros cantores con unas fundas de lo más chillonas. Hacía años que no veía a nadie y hoy justo en medio de la ciudad estaba el hombrecillo adecentando las jaulas, eso ya me ha parecido excesivo.
Lástima que no sé subir las fotos porque hasta le he hecho fotos.
Espero que este hombre sea mejor que el del mi relato.
Besos
Drama, humor y comedia con mucha pluma de por medio.
ResponderEliminarCreo que de alguna manera has cambiado con este, el registro de tus relatos, no sé, ¿Un toque de locura quizás fuera de lo normal? ¿Un argumento original y diferente?¿La manera de narrar los acontecimientos?
El caso es que hasta el final no sabía como terminaría todo, y eso siempre crea una expectación interesante.
Besos.
Ya queda menos para el sábado.
Hola Francisco es cierto que es un relato un poco distinto, no acostumbro a escribir en primera persona pero esta historia creo que me lo pedía, era esa mujer que se recordaba en la niña que fue con sus risas y sus lágrimas y ese tiovivo emocional que sentía, debatiéndose entre lo que sentía y lo que quería sentir y que solo su supuesta alergia contaba y era ese dolor que estaba ahí, reprimido pero no superado.
EliminarMe alegra haber tenido intrigado al rey de la intriga jajaja
Y sí muy cerquita del sábado, esperando con muchas ganas querido amigo.
Besos virtuales ;)
Las plumas pueden generar reacciones muy dispares, según de qué tipo de pluma se trate. Hay quien las adora y hay quien las aborrece. En este último grupo, salvo una reacción alérgica real, el rechazo, más que orgánicos, es psicológicos, cuyo origen es la intolerancia y los prejuicios.
ResponderEliminarEs este un relato tierno y encantador por cuanto describe la vida y el comportamiento inocente de dos criaturas libres de todo convencionalismo, y en un entorno familiar un tanto peculiar, propio de una época pasada. Solo el recuerdo de la yaya y de su boa ayuda a la protagonista-narradora a saborear con nostalgia tiempos pasados felices.
La escena de las jaulas destrozadas y los pájaros libres me ha recordado a la de la película "Pa negre", en la que el niño, bajo el efecto de una rabia descontrolada contra su padre (por causas muy distintas) arremete contra los pájaros que aquel con tanto esmero cuida.
Es de esperar que, con el tiempo, esa alergia a las plumas desaparezca, tanto en la protagonista de tu historia como en todo hijo de vecino.
Un abrazo y hasta muy pronto,
Hola Josep Ma tengo que reconocer que ni he leído ni he visto la película de Pa negre, el tema me parecía muy duro y no he encontrado el momento de hacerlo. Por lo que cuentas sí la reacción es la misma que la de Fer, es atacar aquello que siente más querido, es el dolor por el rechazo, por la intransigencia y por la falta de amor de ese padre.
EliminarAlgunas veces pasa que se buscan explicaciones médicas antes que las psicológicas, mi protagonista no quería investigar sobre esas plumas y las reacciones que le provocaban, era demasiado doloroso y mejor una alergia y alejarse de aquello que lo provoca, pero estaba ahí sin resolver.
A través de esos recuerdos de risas y lágrimas de la protagonista, se va describiendo una familia un tanto peculiar pero que excepto el padre eran capaces de aceptarse como eran.
Espero que mi protagonista no lo siga considerando una alergia y lo trate, seguro que se sentirá mejor.
Besos y sí hasta muy pronto.;D
Un trauma que se le desencadena cada vez que está cerca de las plumas, hasta que no supere ese momento de su vida, lo arrastrará por siempre.
ResponderEliminarMuy buen relato Conxita, la visión de un niño siempre muestra más, porque nada esconde y en este caso, se ve perfectamente cual es su problema.
Si estuviera su yaya no lo tendría o no sería tan grave.
Un beso.
Es así Irene, ella evita pero la causa no son las plumas ni la alergia sino todo aquello que está sin resolver y sigue doliendo.
EliminarNo acostumbro a usar la primera persona en los relatos pero en este caso creía que era la mujer en su voz de niña que recordaba las risas y los llantos y el origen de esa alergia.
Ay esas grandes ¡¡yayas!! Cuánto amor, comprensión y aceptación desbordan, al menos la yaya Antonia era así.
Un beso enorme Irene
Me atrae la literatura así, sin conclusiones. Narrar lo que sucede. Bastante tenemos con ir solucionando lo que se nos presenta en el día a día, como para tener que estar pretendiendo que los asuntos -los argumentos, en este caso- sean redondos.
ResponderEliminarAbrazos.
Me alegra que te haya gustado Ignacio.
EliminarEs que a mi me parece que la vida es así, sin conclusiones. Hay tantísimas veces, la gran mayoría, en que no sabemos ni el por qué ni el cómo ni lo qué pasará, simplemente vamos viviendo. Y de eso se trata que ya es mucho, de disfrutar de cada minuto vivido y no porque otros lo digan sino porque es nuestra vida y nadie la va a vivir por nosotros.
Un abrazo
Un relato magnífico, Conxita. Con tu estilo propio pero con algo renovado. Me has llevado en volandas a ese mundo infantil donde se guardan los miedos y las cosas que nos marcan para siempre, fruto de las primeras vivencias. Un relato ágil, bello, duro...
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Gracias Maripaz.
EliminarEscribir es algo mágico. De repente necesitas escribir porque llevas días dando vueltas a una idea, y tomas notas y lo dejas reposar y de repente parece que se escribe solo.
En este caso el relato apareció durante un viaje mientras me distraía leyendo una revista en un avión al ver una propuesta de una revista sobre escribir un micro relato con una frase de un loro y a partir de ahí aparecieron la yaya Antonia, Fer, los canarios y la protagonista que lo contaba todo. Así surgió este Plumas.
Muchas gracias por tus palabras.
Un beso enorme
Me encanta ese tono casi tanto como la venganza de Fer. En la infancia nos suceden cosas que pueden marcarnos de por vida aunque no nos demos cuenta. Tener una infancia como la de tus protas tiene que ser complicado a pesar de que al final, cada uno es como es.
ResponderEliminarMe gusto tu relato, niña chica!!!!
Petonets
Me alegra que te gustara David, gracias.
EliminarCuando empecé a escribir el relato encontré que la primera persona era ideal para transmitir aquello que sentía la protagonista, era esa niña chica como tú dices, esas risas mezcladas con lágrimas que nos hablaban de un dolor no superado ni admitido. Y que desde luego por más antihistamínicos y evitación que hiciera acababan apareciendo.
Petonets
Y cuánto dolor hay en Fer y en esa venganza contra el padre. A mi también me encantó que lo hiciera, no me gustan mucho los pájaros en jaulas.
EliminarBesos
A mi no me gustan las jaulas, en general!!! Sin embargo si que me encanta leer y escribir en primera persona, no sé, me ayuda a meterme en la historia, supongo.
EliminarSeguramente es como tú dices David y al final se trata de elegir el narrador que te permita expresar más. es cierto que hay veces que el relato te lleva al narrador, en este caso esa protagonista necesitaba su voz, la actual y la de la niña que fue que explica su fobia.
EliminarEstoy contigo que ni las jaulas de oro son atractivas, por mucho que algunos y algunas las adornen con todo detalle pero falta lo importante.
Petonets
Ese padre -por llamarlo de alguna forma-, intransigente y desconsiderado con su familia, realmente lo que era, un pájaro de mal agüero, que desde que lo citas por primera vez, ya no presagiaba nada bueno.
ResponderEliminarMe ha encantado, Conxita y es un tema que da para mucho.
Un abrazo.
Jajaja ves Manuel esa acepción se me ha pasado utilizarla pero sí que era un pájaro de mal agüero aparte de un mal bicho desconsiderado y lleno de perjuicios.
EliminarA veces sorprende personajes como el padre de esta historia, desconsiderados y intransigentes como bien dices, después los ves tratando con una dulzura, un cariño y un mimo que parece fuera de lugar hacía sus animales, una se pregunta ¿Y sus hijos? ¿Y su mujer?
Me alegra que te haya gustado Manuel.
Un beso enorme.
Que relato tan bien construido y cómo logras despertar emociones y recuerdos propios.
ResponderEliminarBesos.
¡Cómo me alegro que me lo digas Laura!
EliminarMuchas gracias y es en despertar esas emociones y recuerdos dónde está la magia de la escritura, ¿no te parece? Y eso no lo entienden aquellos que no leen, no saben lo que se pierden.
Un beso enorme
Creo Conxita, que de lo que recuerde haberte, es el más original de tus relatos.
ResponderEliminarOriginal es el soliloquio seguidito de la mujer recordando los episodios “plumíferos” de su infancia que le afectan en su alergia del presente. El ayer y el hoy mezclados con agilidad narrativa.
Lo es la manera de fusionar episodios divertidos con los dramas familiares.
Se ve con toda claridad a los dos niños probándose zapatos y pinturas, con el bigotillo de espuma de cacao (colacao seguro), la ternura de la abuela, el violento carácter del padre, “la pajarería” del interior de la casa, el hecho libertario de Fer soltando los pájaros, la evidente “pluma” del niño, la alergia psíquica de la niña... todo hilvanado con inteligencia, sencillez, visualidad y buen hacer.
¡Pluma la tuya compañera y de las buenas!, como ves, Conxita, me ha en-can-ta-do.
Un beso.
Quise decir... de lo que recuerdo haberte leído. Que escribo muuuy deprisa ;)
EliminarQué bonito Isabel lo que me dices, gracias de corazón.
EliminarCuando empecé a escribirlo la narradora tenía que ser esa mujer que a través de sus ojos de niña de entonces lo contaba, y quería que fuera tal y como has dicho, con risas y lagrimas porque así lo había vivido.
Me alegra haber sido capaz de dibujar esos trocitos de infancia feliz de esa familia, con todas sus luces y sombras.
Me preocupaba no saber reflejar esos vaivenes de ida y vuelta de la mujer a la niña y a los otros protagonistas y por eso opté por ponerlo en cursiva que no sé si era lo más correcto pero que me parecía que visualmente podía quedar más claro. Me preocupaba que hubiera mucho batiburrillo y que fuera confuso, así que no sabes lo tranquila que me dejas con tu comentario que agradezco un montón.
Y sí era colacao jajaja, cuántas anécdotas hay alrededor del colacao, al menos yo recuerdo momentos muy bonitos.
Un beso enorme
Lo entendí Isabel, ¡¡¡¡el tiempo!!!!
EliminarY la de acepciones que me he dejado de las plumas, como ese pájaro de mal agüero que citaba Manuel y es que las plumas dan para muchas risas y también para muchas lágrimas.
Besos y a seguir disfrutando de la semana
Lo de la cursiva, a mi parecer, no lo veo necesario. Se distingue con toda claridad las voces y los tiempos.
EliminarPerfecto, así ya lo sé para otras veces. Se trata de ir aprendiendo, gracias.
EliminarUn beso
Muy inteligente el doble juego lingüístico de las plumas. Además, me ha gustado mucho el contenido metafórico de las mismas, pues tanto para él como para ella, las plumas significaban algún tipo de dolor (la alergia y el hecho de que el padre no aceptase la condición de su hijo).
ResponderEliminarFantástico este relato, y como te han dicho por ahí, yo también creo que es uno de los más originales que has escrito.
Un besazo.
Gracias Sofia, sí todo ese juego con las plumas y el dolor y las plumas y las risas estaba ahí. Desde la no aceptación de la identidad por parte de uno, cargado de prejuicios, y del rechazo y evitación de esa supuesta alergia por parte de la otra. Rechazo y negación y todo el dolor que eso conlleva.
EliminarMira que me alegra que me lo comentes porque no sabía si lo habría resuelto bien todas esas idas y venidas de la protagonista de adulta a niña y de poner en su voz la voz de otros protagonistas. No tenía muy claro cómo resolverlo y parece que lo he conseguido y me alegra un montón porque es un registro que no uso mucho. Gracias por decírmelo.
Un beso enorme
Hola, Conxita. Me ha parecido un relato magnífico, muy bien hilvanado. Me ha encantado la descripción del tazón de chocolate que les prepara la abuela, tan lleno de ternura, que me ha devuelto a mi propia infancia. Y también esa rebelión de Fer, que pese a su carácter sensible decide vengarse de su padre poniendo en libertad a los pájaros.
ResponderEliminarMe ha encantado de principio a fin, este relato circular te ha quedado "redondo".
Un beso enorme
Gracias Chari me alegra muchísimo que te haya gustado.
EliminarEs en esos hechos verdad que acabamos viendo el amor, las abuelas parece que todo lo solucionan preparando un buen chocolate o una buena comida llena de amor.
Y a mi también me encantó que Fer se atreviera y soltara a todos esos pájaros, seguro que eso fue lo que más le dolió a ese padre incapaz y que tuviera que salir a por ellos, seguro que no pilló a ninguno. Me pareció una buena manera de vengar todas esas afrentas que el chiquillo había recibido.
Un beso enorme y feliz semana
Muchas gracias Julio David pero eso os lo tendría que preguntar a los que publicáis tanto, ¿cómo lo hacéis? ¿De dónde sale el tiempo y la imaginación?
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Un relato, sobre todo, humano. Esa escena deliciosa con la abuela, con pinceladas que nos hacen intuir la tensión con los padres. Las plumas alegres de la abuela se transforman en ese episodio de violencia del padre en símbolo de lo más terrible que le puede suceder a un niño, como es la agresión paterna.
ResponderEliminarUn relato fantástico que tu cuidado para con los detalles lo hace maravillosamente visual. Un fuerte abrazo!!
¡Qué generoso eres David, gracias de corazón por tus palabras.
EliminarLo peor como bien dices es esa no aceptación y rechazo del padre a su hijo, esa falta de amor es compensada por las figuras de la abuela y la madre que intentan llevar risas a esa dura convivencia. Y es que hay personas que cuando se van resultan un alivio, aunque en este caso sigue quedando el dolor ante el rechazo y la incomprensión que se expresa en esa alergía de la protagonista, que seguramente superará sin muchas dificultades cuando lo verbalice y lo cure en lugar de evitarlo y tratarlo con antihistamínicos.
Besos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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ResponderEliminarMe ha parecido un relato muy curioso y me ha gustado bastante. Toca un montón de palos, pues resulta tierno, dramático, costumbrista, simbólico. Con el denominador común de las plumas, pasando como de soslayo gracias a la visión de una niña hablas de incomprensión, obsesión, a la vez que de cariño, familia, para terminar con el trauma no superado y que se refleja en esa alergia ¿psicosomática? (no sé, yo no soy un entendido). Las plumas de la boa, de los pájaros y de Fernando. Supongo que la palabra pluma es la que te ha dado la idea para el hilo conductor, y te ha quedado genial. Todo ello, por supuesto, con tu marca de estilo en los cuidados detalles.
ResponderEliminarAh, las primeras frases que dice la madre sobre el padre, que están en cursiva, al principio no las entendí, pero luego deduje su significado a lo largo del texto. Como tiene que ser, claro.
Besos, compañera
Pd: Perdón por los comentarios eliminados, no sé que la pasaba al móvil que escribía lo que quería y no estoy acostumbrado a una pantalla tan pequeña, ja ja
Hola Isidoro el relato apareció por casualidad, estaba mirando una de esas revistas que ponen en los aviones y en una de las páginas se sugería a los viajeros construir una historia a partir de una frase sobre un loro que salió volando. No lo escribí en aquel momento pero se quedó ahí la idea solo que el loro se convirtió en pájaros cantores y en el origen de esa alergía que creía tener la protagonista.
EliminarEn el relato quería combinar las risas y las lágrimas, la ternura con la dureza más despiadada, la alegría y la tristeza y el dolor por aquello que no se entiende. Y todo eso que se evita, que no se habla y sigue ahí provocando síntomas que no son ninguna alergia como todos vemos excepto ella, síntomas que esconden ese dolor por el rechazo, por la falta de amor, por la incomprensión y que la protagonista necesita tratar como le dice el médico listillo.
Esa madre intenta disculpar aunque no le gusta, como tantas veces hacen los padres hasta que ese padre supera todas las barreras con la agresión a su hijo.
Un beso enorme
Pd No te preocupes por los comentarios, lo de los móviles y tabletas es un horror para escribir. Yo no los borro porque una vez al hacerlo eliminé los comentarios.
Hola Conxita!! había leído tu relato muy aprisita y lo dejé en la "despensa" para leerlo más tranquilamente, creo que no te dejé comentario entonces ¿o sí? bueno, el relato es genial con esa narradora contando su historia para descubrir su trauma de niña con las plumas. Plumas de todas, de todo hay pluma. Cómo estructuras una historia triste, incluso dramática (aunque la muerte es la del pobre pajarillo) que sea leído con alegría, quiero decir me quedo con la imagen de los niños y sus boas de colores, el cacao, los zapatos de tacón. Pena que estas historias tienen su realidad, la niñez marca muchísimo, todo lo acontecido queda grabado en nuestro cerebro y existen hechos que desencadenan crisis de alergia o dolor; en otros casos de histeria. Una enfermedad creada, como muchas, pero con signos de intermitencia, tomar conciencia es el primer paso, querer curarte el segundo, poner los medios,... Acabo de darme cuenta que le he quitado el puesto de psicóloga a alguien...Tu relato tiene miga, es muy interesante. Un beso y feliz finde!!
ResponderEliminarHola Emerencia este es el primer comentario que he visto tuyo ya sabes que blogger, Google+ y los comentarios con frecuencia hacen cosas raras, así que muchas gracias por volver a dejarlo.
EliminarMe alegra que te hay gustado, es cierto que es un relato con risas y lagrimas y puestos a preferir a mi me gusta quedarme más con las risas de esos niños calzados con zapatos grandes, con las plumas de la abuela y con esos momentos de ternura.
Mi protagonista prefiere pensar en alergias que en aquello que aún le duele, quizás porque no se resolvió bien para ellos y es que a veces aunque queramos evitar y negar, aquello que nos lastimó sigue allí esperando a que lo solucionemos. Y sí como dices primero toca reconocer que algo no está bien y después ya llegan las soluciones pero hasta querer darse cuenta se prueba con otras posibles soluciones.
Un beso y muy feliz semana
Imagínate, soltarlos. "a volar pajarillos" Jajaja. cuando eran los proveedores de esa casa. He vivido esa tunda del padre al seguir la historia y creo que voy al terapeuta también.
ResponderEliminarTe felicito.
Un beso.
Son aquellos que tienen la atención y aparentemente el amor de ese padre y es su mejor venganza.
EliminarTambién es la propia liberación de esas mujeres y esos niños, con el volar de los pajarillos y del mal agüero, también empiezan a volar ellos.
Me alegra que te haya gustado Sara.
Un beso y una muy feliz semana
Lindo texto lleno de plumas......saludos
ResponderEliminarMe alegra que te lo haya parecido Sandra, desde luego sí que había mucha pluma.
EliminarSaludos y una muy feliz semana
Hola Conxita, me he encantado tu relato, la escena de la abuela preparando el cola cao es de lo más tierna, así como la de Fer dejando los pájaros en libertad, si Fer tenía plumas ¡que importancia tiene! Lo que cuenta es ser una buena persona como así era.
ResponderEliminarUn abrazo de Espíritu sin Nombre.
Lo que importa es ser buena persona, cuánta razón tienes Conchi pero por desgracia aún siguen pesando mucho los prejuicios y el qué dirán en lugar de querer a las personas por cómonson, con independencia de su orientación sexual.
EliminarMe alegra que te haya gustado y es que en esa familia había risas, ternura y a veces dolor y lágrimas.
Un beso
hola! plumas!!! plumas??? que relato diferente y original, gracias, muy bien elaborado, gracias, saludosbuhos con Plumas!!!!!!
ResponderEliminarMe alegra que este relato de plumas os haya gustado, a vosotras que sabéis mucho de esas.
EliminarBesos Buho evanescente
Un relato de recuerdos de la infancia, que como siempre se rememoran con cariño y nostalgia aun cuando no siempre todos son agradables. Hay cierta introspección en la protagonista, traumatizada por el recuerdo de las plumas que asocia a sus peores momentos. Y sobre todo hay vivencias contadas de una forma original y divertida. Plumas y más plumas, y en el medio la tuya Conxita. Besos.
ResponderEliminarGracias Jorge por tu bonito comentario, es cierto que hay risas y lágrimas y recuerdos dolorosos reprimidos que evocan esas plumas y es que aunque se huya esos recuerdos siguen ahí, hasta que se reconezcan y dejen de doler.
EliminarBesos y feliz semana
tus plumas me hacen cosquillas en la nariz
ResponderEliminarabrazos :)
Mejor siempre la risa Recomenzar y buscar sonrisas, aunque en este caso había sonrisas y lagrimas pero me gusta quedarme con esas cosquillas y esas risas.
ResponderEliminarBesos
La huellas de la infancia...muy bueno. Un besote!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado Rocio, sí las huellas de la infancia.
EliminarBesos y muy feliz semana
Pues sí, mucha pluma en tu relato y en esa familia. Al final es cierto que el origen de la alergia de la narradora es más psicológico que otra cosa. Glorioso momento es en el que Fer deja escapar a los pájaros. Me ha gustado mucho tu historia, Conxita.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias Lorena.
EliminarA veces hay personas que se empeñan en negar sus síntomas, a mi protagonista le era más fácil culpar a la alergia que indagar en ese pasado que tanto le dolía. Si se admite que duele se puede superar, sino sigue ahí.
Besos
Un buen relato, Conxita. Se pasa de la sonrisa y la ternura a la tristez y el dolor, a la sorpresa. Muchas emociones contadas con brevedad como acostumbras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Laura.
EliminarY es que la vida combina luces y sombras, risas y lagrimas, tristeza y alegría y con las cartas que la vida reparte a cada uno se trata de intentar sacarle el mejor partido y saber ser feliz.
Besos y feliz semana
Muy original..espero que pases muy buen verano...un saludo desde Murcia...
ResponderEliminarMe alegra que te lo haya parecido Alp.
EliminarTe deseo también un muy feliz verano.
Un abrazo
Que original :). Es una mezcla de sentimientos. Todavia hay gente que sigue con la frase hecha que pluma tiene, que tonteria deberia estar mas que superado no es nada importante . Me encanto que dejara los pajaros en libertad.un besazo.
ResponderEliminarMe alegra que te lo haya parecido Natalia. Es cierto que hay una mezcla de sentimientos como los que viven en esa casa y en esa familia.
EliminarY sí estoy de acuerdo contigo que aún hay muchos que siguen utilizando esas frases ofensivas y que tan poco aportan, aún hay demasiada incomprensión y muchos prejuicios.
A mi también me gustó la venganza de Fer, a ese padre le dio donde más le dolía.
Un beso enorme
Boa tarde, a história que bem escreveu, tem a virtude de contribuir para um sorriso, mas também, contribuiu para a emoção, é uma bela historia com recordações.
ResponderEliminarContinuação de feliz semana,
AG
Gracias Existe Sempre Um lugar.
EliminarEn esos recuerdos de la protagonista hay mucha emoción, muchas risas mezcladas con muchas lágrimas ante la incomprensión, ante la actitud de ese padre que no acepta a su hijo y al que parece molestarle todo lo que no sean sus pájaros cantores.
Feliz semana también para ti
Los fantasmas siempre estan ahí, muy cerca de nosotros, esperando cualquier oportunidad...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
A veces se cree que hay situaciones que se han superado y no, están ahí, demasiado cerca Ildefonso y es importante no dejarles morar a sus anchas.
EliminarUn abrazo