El teléfono la sobresaltó, se acercó a descolgarlo mientras se preguntaba
qué le venderían esta vez, últimamente todas sus llamadas eran para eso, a ver cuándo
recordaba dar de baja ese número fijo, total ya tenía el móvil.
—¿Marta Valero Cobos?
—¿Sí?—¿Marta Valero Cobos?
—Llamo de policía de fiscalía.
Todas sus alertas se pusieron en marcha, eso sonaba a oficial, ¿qué querían
de ella? Escuchó la voz del hombre presentarse y a continuación explicarle el
motivo de su llamada. Conforme el tipo hablaba, su cara iba adquiriendo una
expresión de incredulidad. Aquello tenía que ser una broma de mal gusto. Por si
acaso, apuntó los datos que le dio, después de decirle que por supuesto sí, que
claro que se presentaría en la comisaría, pero cada vez estaba más convencida
de que le estaba tomando el pelo.
¡Eso no pasaba! A ella nadie le había dicho
nada de eso.
«Jaime»
Salió de su casa para subir al piso de su vecino, era el único que podía entenderla.
Llamó y nadie le contestó. Frustrada se dijo que volvería más tarde, inquieta,
revisaba toda la conversación con el supuesto policía que la había llamado. No
podía ser, eso no podía ser.
Pensó en Claudio, su amigo era abogado y seguramente podría ayudarla.
Cogió el móvil y tampoco contestó. Le dejó un mensaje. Agobiada, se movía de un lado a otro, intentando controlar la impotencia.
Recordaba perfectamente el día, no podía ser, aquel descontrol en el que se
había sentido perdida, la había indignado y ahora…ahora se convertía en pesadilla.
Domingo 20 de diciembre tenía que presentarse a las ocho de la mañana. Se
sentía fatal, ya se tenía que tener mala suerte para estar en una mesa
electoral, ¡¡Un domingo!! Intentó ver el lado positivo, al menos era suplente segunda
y seria mucha casualidad que le tocara.
Estaba indignada. ¿Por qué tenía que perder un día de descanso en algo que
nada le interesaba? Los políticos y ella tenían una difícil relación, los
despreciaba y le sobraban y todo lo que fuera participar para que ellos
conservaran sus privilegios, lo llevaba fatal. No había opción, no tenía más
remedio que presentarse. ¿Por qué no se lo decían a gente que estuviera parada?
¿O a voluntarios animosos? Seguro que irían encantados. No, le tenían que
fastidiar ese domingo en el que había previsto…¡¡¡¡Dormir!!!!
El bullicio de personas
cuando llegó rozando las ocho era considerable. En las caras de muchos, el
mismo agobio que en la suya, sobre todo en las que ya sabían que se quedaban.
Los suplentes esperanzados. Aquello no se movía, no se oía nada…no tenía idea
si la llamarían o como se organizaba, pero el descontrol era considerable.
Entre esa gente localizó a Jaime. ¡Qué alegría! Agitó su mano para llamarlo y
él se acercó con una sonrisa.
—Vaya…tú también por aquí…
Ella sonrió.
—¡Qué remedio. No encontré ningún motivo que aceptaran que me permitiera no estar! Soy suplente, ¿y tú?
—Yo también…—Los dos sonrieron con la complicidad de saber que en una media hora o poco más seguramente se irían.
Empezaron
a charlar animados. La última reunión de la comunidad de vecinos había sido de
traca y se rieron hasta las lágrimas con las situaciones que allí se dieron. El
tiempo les pasó volando y de repente se dieron cuenta de que aquello parecía
mucho más despejado, la gente se empezaba a marchar. Preguntaron a una señora
con pinta de enteradilla que les dijo que ella era suplente y ya se podía ir.
Jaime
y ella se miraron, pues ellos también eran suplentes. Vieron que más gente se
marchaba.
—¿Y ya está? —le preguntó Jaime. La chica se encogió de hombros, ni idea, pero sí, parecía que la gente se marchaba. Ellos habían estado allí y ya estaba—. ¿Tú te has leído el libro ese que nos enviaron?
La
mujer negó con una sonrisa, estaba ella para esos tochos electorales.
—¿Te apetece un café Marta?
—Por supuesto, ya que nos hemos levantado pronto.
El
café duró unas cuantas horas en las que charlaron de todo y nada, al fin se
dispusieron a volver cada uno a su cotidianidad.
Eso era todo lo que había pasado aquel domingo y
ahora, ahora ese tipo que se hacía pasar por policía le decía que ella no se
había presentado. No podía ser. ¿Qué creía que estaba haciendo a las ocho de la
mañana en el colegio electoral? ¿De fiesta?
No había pasado ni media hora desde que recibió la llamada, y volvió a
subir a casa de Jaime, por fin estaba.
—¿Qué pasa con esa cara larga?
Marta lo miró, era evidente que no sabía nada porque no podía estar tan
tranquilo.
—¿Sabes…el día de las votaciones?
—Claro, me encantó encontrarte, estaba tan aburrido y lo pasamos muy bien tomando ese café y charlando media mañana…. ¿Cuándo repetimos?
—No te lo vas a creer.
Marta empezó a contarle su experiencia telefónica mientras la cara de su
vecino lo decía todo. El teléfono volvió a sorprenderlos a ambos. Jaime lo
cogió.
—Sí, soy yo.
Marta ahora vio en su cara, la misma sorpresa que antes mostró la suya.
Cuando Jaime colgó, repitió las mismas palabras que ella había escuchado hacía
una hora. Asombrados no podían dejar de mirarse.
—¿Cómo pueden decir esto?
—No lo sé Marta, pero desde luego no es ninguna broma si nos han llamado a los dos.
En la cara de ambos la incredulidad de sentirse en entredicho. Les acababan
de comunicar que iban a abrir diligencias contra ellos por no haberse
presentado a la constitución de las mesas electorales.
—Pero…si estuvimos…Marta repetía lo que Jaime ya sabía, pero solo era la palabra de uno y de la otra que certificaban que ambos habían estado y ninguno de los dos había registrado su paso por el colegio. Con agobio, Marta oyó las palabras que él repetía sobre el delito que habían cometido y que iban a tener que responder de ello, como mínimo con una multa. De momento les tocaba ir a prestar declaración como delincuentes.
La impotencia y la indignación hicieron mella en ellos. Furiosos, si aquel
acto tenía tantas consecuencias, lo mínimo que deberían hacer los responsables
es controlar el descontrol que había en el colegio electoral, nadie les había
dicho que no se fueran sin firmar, lo que fuera, que hiciera constar que
estaban allí. Ellos se pensaron que por estar, ya era suficiente.
Se equivocaron.
Me gusta la ironía que le has buscado a este relato, donde precisamente la buena fé y la confianza de unos ciudadanos al sistema de gobierno, les demuestra con creces su auténtica desvergüenza y osadía culpándoles encima de un delito que ese mismo sistema provoca y motiva. Naturalmente en una segunda lectura se lee fácilmente como el sistema corrupto imperante en los distintos organismos oficiales del estado, promueve la desidia y el rechazo frontal al mismo.
ResponderEliminarUn abrazo y que pases un feliz fin de semana!!
Gracias Estrella por tus palabras.
EliminarEs cierto que justo aquellos que por buena fe se olvidan, acaban pagando las consecuencias de un error, que aunque no grave, les va a dar muchos quebraderos de cabeza. Es un delito y seguramente los protagonistas deberán declarar y se abrirán diligencias contra ellos, que igual acaban en nada o en una multa, pero que les dará muchos dolores de cabeza, ¡¡Qué injusto...!!!
Tienes razón que la desidia en la organización, añadido al despiste de ellos, los acaba perjudicando.
Mucho tiempo para perseguir a los que nada hacen, y dejar que otros en sus poltronas sigan mal haciendo.
Feliz fin de semana
Muy bien escrita la historia.
ResponderEliminarQue es de esas que nos puede pasar a todos, que obramos de buena fe pero no sabemos exactamente los pasos a seguir.
Lo de firmar se lo podrían haber imaginado pero...entre ir a tomar un café con charla con una vecina (o una hermosa mujer que viva lejos, es lo mismo) y concentrarme en los pasos a dar para cumplir lo necesario en un día de madrugón seguro que yo focalizo en el café (o mejor dicho en ella).
Que bien cuentas las cuitas de la burocracia hasta cuando se cumple.
Una gozada leerte.
Muchas gracias Guille.
EliminarSi, es algo que nos puede pasar porque el descontrol en los colegios electorales antes de constituir las mesas, existe y que algo que puede convertirse en "grave" por las preocupaciones que te añade, no esté bien organizado...pues molesta.
También es cierto que entre estar en una mesa electoral y tomar un café con una chica guapa que encima es tu vecina...pues creo que no había color, jajaja pero como excusa tampoco vale.
Me alegra que te haya gustado.
Feliz fin de semana
Oye, nos dejas, a mí por lo menos, con un tremendo desasosiego...
ResponderEliminarMagnífico y desasosegante relato, amiga...
Un abrazo
Hola Ildefonso,
EliminarTienes razón que un poco preocupante si es, es cierto que tiene consecuencias que en el momento que vas alegremente (bueno bastante menos, vamos a decir forzadamente) a una mesa electoral es algo que deberías saber muy clarmaente, que debe quedar registrada tu presencia. Parece obvio, pero desde el momento en que hay muchos más casos de los que creemos es que no es tan obvio. Las personas a veces somos ingenuas y como los protas...ellos han estado...sí..pero es la palabra del uno y de la otra y ninguno firmó.
Muchas gracias por tus palabras.
Un saludo para tí
Es lo malo de no leerse las normas. Aunuqe muy concentrados los veía yo en su café, porque creo que por lo menos tendrían que haber preguntado...
ResponderEliminarUn abrazo.
Si tienes razón María, pero se entiende a Jaime y Marta, encima que les "quitan" un día libre, tienen que dedicarle tiempo a leer un tocho de libro electoral. Seria adecuado que hubieran preguntado y después de resolver, bien, sus asuntos se hubieran tomado ese café.
EliminarPecaron de ingenuos y de mal informados, como muchas veces pasa en estos asuntos con la administración.
Saludos y buen fin de semana
Pues eso Julio David, encima que tienes que ir a algo que no te apetece lo más mínimo, que no te dejan ninguna opción y encima...metes la pata porque no firmas.
ResponderEliminarAunque el café parece que fue fantástico, los quebraderos de cabeza posteriores no sé si lo compensan. Sobre todo por la impotencia de sentirte fatal por no haber recordado algo tan tonto como firmar, pero...si es algo grave, si constituye un delito...¿No se tendría que informar? ¿No sería adecuado que el procedimiento quedara más claro y que nadie tuviera dudas?
Un saludo y feliz finde
Me parece fatal que nos dejes sin saber cómo acabó la historia...
ResponderEliminarHola José María, ¡Cuanto tiempo sin recibir tu visita!
EliminarLa historia...pues con declaraciones en la comisaría y si las cosas van muy mal, que podría ser porque ninguno de los dos tiene como demostrar que estuvieron allí, con multa por un delito electoral con una pena de prisión de tres meses a un año o pena de multa de seis a veinticuatro meses según la gravedad...eso me dicen.
Con todos los delitos y delincuentes de guante blanco que corren y van a multar a los pardillos.
Un beso.
Con esta historia me has agobiado mucho porque yo me escabullí de un marrón como el que cuentas. En mi caso fue para las elecciones municipales, el cartero llegó a casa con la notificación pero yo estaba trabajando y le abrió la cuidadora de mi hija y al ofrecerse a recoger la carta en mi nombre el funcionario se delató al decir que era para formar parte de una mesa electoral y que sólo la podía recibir yo.
ResponderEliminarEn el momento que me enteré estuve sin atender el timbre de la puerta durante quince días y siempre que me acercaba al portal de mi casa miraba que no hubiera carteros en las inmediaciones.
Al igual que a tu protagonista el perder un día de asueto para favorecer los intereses de cuatro aprovechados me daba mucha rabia; sí que es una obligación ciudadana pero yo con pagar los impuestos ya me siento suficientemente ciudadana.
Seguro que si hubiera ido (no sé si mi notificación era para suplente o titular) me habría pasado como a Jaime y Marta porque de normas electorales no tengo ni idea.
Gracias por avisar.
Un beso.
Ui Kirke lo siento, pero es que es mucho más serio de lo que pensamos. Menos mal que se le escapó y no lo recogiste jajaja.
EliminarComo tú a mi me parece que tendría que ser voluntario o a gente que le viniera de gusto hacerlo, pero parece ser que entonces no se garantiza que sea totalmente transparente y hagan chanchullos...
Yo por si acaso...tengo muy claro que si tengo que estar, no me iré sin haber firmado o si es necesario haré fotos con el móvil para demostrar que he estado, que igual también serviría.
Un saludo y gracias a ti por leerlo y comentar tu experiencia.
Cualquier día pasa... Buena crítica a todo este sistema.
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias Margari, me alegra que te haya parecido bien.
EliminarSi los pobres protagonistas se encuentran con un buen jaleo por una mala organización y también por su despiste y desconocimiento.
Si es tan grave...digo yo que lo podrían explicar y organizar mejor.
Saludos guapa
Muy bueno jejeje. Yo estuve en dos ocasiones pero todo salió bien.
ResponderEliminarExcelente narración.
Un abrazo
Marybel,
EliminarLo habitual es que salga todo bien...por suerte, pero parece que hay más casos de los que nos pensamos que después de unas elecciones, tienen problemas con la justicia por cosas como las de los protas, aparentemente una tontería que resulta no serlo.
Mejor saber.
Gracias por leerlo.
Un saludito
Hola, Conxita. Creo que tus personajes han pecado un poco de ingenuos, yo no tengo ni idea de normas electorales (y seguro que tampoco me habría leído el "tocho") pero no me hubiera largado hasta quedarme convencida de que mi presencia quedaba registrada, con estas cosas mejor no jugar.
ResponderEliminarUn relato estupendo, me ha encantado. Mil besos
Chari, porque eres una mujer sabia, eso es lo que se tiene que hacer. Mis protas fueron unos ilusos, pensaron que como eran actores secundarios y habían estado pues ya estaba...y pobres lo han pagado porque el susto en el cuerpo que te digan que has cometido un delito, no se lo quita nadie.
EliminarSin registro, sin firma, no hay presencia. Tan fácil como eso, pero en el descontrol de un colegio electoral, pues...puede pasar. Creo que en el "tocho" no indicaba tampoco que se tenía que firmar, lo daban por sabido. Y va a ser que no todos pensamos igual.
Gracias por tus palabras.
Feliz sábado.
Un relato muy interesante y también muy aleccionador, Conxita. Yo también fui suplente primera en unas elecciones hace ya unos años. Recuerdo que tuve que interrumpir mis vacaciones y presentarme en el colegio electoral a las ocho de la mañana. Pasaron lista y como la titular se había personado, pude irme. Yo sí que me había leído el libro que me mandaron porque me correspndía ser la presidenta de la mesa y queria saber cómo se hacían las cosas. ¡Menudo agobio tenía! Siempre andamos a vueltas con los derechos, pero qué poco nos gustan las obligaciones :(
ResponderEliminarCreo que tus pobres protas tuvieron un cúmulo de circunstancias muy desafortunadas. Estaban distraídos cuando se pasó lista y no se enteraron de que debían quedarse. Por otro lado el hecho de que no les interesara "el asunto" les inclinó a pensar que no tenía importancia. Votar es un derecho del que no pueden privarnos, pero constituir la mesa electoral cuando te toca es una obligación y una responsabilidad muy seria. No todo el mundo lo sabe y luego pasan cosas como éstas, que espero que sean solo ficción.
Por otro lado me ha llamado la atención que Conchita pensara que las elecciones son "para que los políticos sigan conservando sus privilegios". Yo creo que las elecciones son para que los ciudadanos podamos expresarnos y ejercer un derecho que durante muchos años no tuvimos. Creo que hoy en día a nadie nos gustan los políticos, pero salvo que se prefiera la anarquía absoluta es mejor implicarse en elegir un gobernante. A la reunión de vecinos asistieron, con mucho más motivo a ésto.
Tu relato me da bastantes motivos para la reflexión, así que gracias!!
Un beso fuerte y feliz finde.
Hola Julia, gracias por tu comentario.
EliminarCreo que aciertas en que mis protagonistas estaban despistados y que lo que pasó es que no se enteraron de nada. Justo porque es un proceso serio, muy serio, que tiene implicaciones, no se puede llevar de la manera que se lleva en algunos colegios electorales, con mucho desorden y desorganización. Seguro que en otros muchos casos funciona bien, en el de Marta y Jaime, no.
Estoy de acuerdo contigo en que se trata de ejercer un derecho, pero mis protagonistas no saben nada de esto, solo escuchan y ven lo que se publica constantemente, ven a gentes sin escrúpulos que olvidan sus promesas con mucha facilidad, y sienten un divorcio total y absoluto con los políticos. Marta y Jaime expresan su rechazo a participar en un proceso que ellos creen que sólo sirve para que unos pocos mantengan puestos de privilegios, de esos que ayudan a que no se los juzgue igual que a cualquier ciudadano.
Me alegra que te haya dado motivos para reflexionar.
Saluditos y Feliz fin de semana también para ti.
Muy buen relato Contxita, me ha gustado el desasosiego que nos hes hecho pasar hasta saber que eran suplentes en las mesas electorales. Se fueron sin firmar aunque eran suplentes. Pero fue mejor aprovechar el café con la vecina. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias María del Carmen por la lectura y amable comentario.
EliminarEs cierto se fueron sin pensar que si no firmaban, no quedaba constancia de que habían estado, quizás porque no eran muy conscientes de que se trata de un tema serio, que tiene consecuencias.
El café lo aprovecharon, aunque los quebraderos de cabeza que han tenido después...no sé yo...si les han sabido a bien.
Un saludo
Bueno, pues no hay mal que por bien no venga. Por lo menos nos has instruido a los que somos neófitos en la materia. Si alguna vez me ocurre a mi -espero que no- ya tendré cuidado en cumplir con las reglas. Y es que ya se sabe: el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.
ResponderEliminarHay que decir, sin embargo, que los protagonistas se lo tomaron muy a la ligera, sin cerciorarse de que se podían marchar sin más. Yo creo, más bien, que tenían ganas de irse a tomar un café juntitos y se les fue el santo al cielo.
Un relato muy entretenido y, como he dicho, aleccionador.
Saludos.
Gràcies Josep Ma,
EliminarYo también desconocía las consecuencias y como tu dices no conocer una ley no exime de su cumplimiento y es exactamente como pasa en este caso.
Creo que los protagonistas pecaron de ingenuos y se lo tomaron a la ligera, exactamente, total ya habían estado...y tenían unas ganas bárbaras de largarse, pero antes hubieran podido asegurarse. Creo que eso no se les olvidará más.
Me alegro que te haya parecido bien el relato.
Feliz domingo
Bueno, lo interesante es, que nos has dejado una historia muy entretenida cargada de desasosiego por el que pasará. cierto que intuía otro final y me he quedado con ganas de segunda parte al menos.
ResponderEliminarEn estas últimas elecciones me tocó de suplente y lo cierto es que se dirimió sin mayor problema. Había personal que te informaba a parte del documento que te entrega la policía cuando te dan la notificación. se presentó el titular, firmé y a casita.
Claro está, yo me encontré también con un vecino que no vecina, de guapo nada y de agradable tampoco, con lo cual lo del café no surgió entre nosotros y no hubo ni prisas ni confusión a la hora de cumplir con una obligación no deseada por nadie por lo que implica con respecto a los sinvergüenzas que andan detrás de todo el tinglado siempre a costa nuestra.
¡Así ardan!
Conxita es un placer leerte. Contigo si me tomaría ese café muy a gusto.
Besos y feliz día amiga.
Francisco, yo soy de las que pienso que siempre es bueno que queden ganas de segundas partes, aunque no el desasosiego.
EliminarA mi también me tocó de suplente, pero sabía lo que mis protas no sabían y me cuidé muy mucho de firmar conforme había estado. A diferencia de ti, en mi colegio electoral había un considerable descontrol, nada era ordenado y un milagro que te enteraras de que te estaban llamando, pero siempre hay gente voluntariosa que suple a la desorganización oficial y se encarga de organizar como pasó en mi caso.
Lástima que tu café no surgiera, pero hay vecinos que mejor lejos.
Me apunto a ese café contigo, que seguro que sería muy agradable.
Feliz domingo y gracias por tus palabras.
Un beso
Un funcionario ha estado 6 años cobrando y sin ir a trabajar, a partir de ahí todo es posible. Muy buena crítica del sistema, Conxita.
ResponderEliminarBesos
Gracias Celia por leerlo.
Eliminar¿En serio? ¿6 años? Impresionante. No me he enterado de la noticia, pero sabes hay un punto en que ya no me sorprende, pasa cada cosa que si la viéramos en una película diríamos que los guionistas han exagerado.
Creo que cuando las consecuencias son importantes, como pasa con todo lo relacionado con las votaciones y el proceso electoral, sería adecuado que se informe y se organicen mejor las cosas, porque parece un puro trámite y realmente no lo es así.
Un saludo
Pues yo creo que tu historia es muy creíble. En un día que se repite solo cada cuatro años todos somos novatos y podemos caer en errores debido a despistes y a la ignorancia que pueden provocar situaciones como la de tu historia. Si a ello se une la falta de interés de los protagonistas no es extraño que se olviden de firmar. Un abrazo y mis felicitaciones
ResponderEliminarGracias Ana, mi historia tiene un punto de realidad y es que con frecuencia después de unas eleccciones hay un montón de personas, más de las que nos pensamos, que tienen algunos dolores de cabeza provocados por el desconocimiento de la ley.
EliminarEs cierto que los protagonistas no tenían ningún interés y eso les añade su parte de responsabilidad, que pobres ya están pagando porque no ha de ser nada grato que te digan que has cometido un delito cuando has estado.
Un saludo y gracias por leerlo.
Inmerso en la lectura, pensé que se trataba de un capítulo de "en los límites de la realidad" hasta averiguar que tan solo se trataba de que no firmaron su asistencia. Me he quedado boquiabierto, el relato te atrapa, te sumerge en el suspense y te libera en un santiamén. Una buena dosis de sensaciones. Si me toca un día ir a una mesa electoral, estudiaré todas las maneras posibles de eludir la cita.
ResponderEliminar¡Abrazo, Compañera! ;)
Edgar me has hecho reír con ese capítulo de en los límites de la realidad, después he pensado que era muy acertado...con frecuencia la administración se mueve en esos límites y llegan a pasar coses tan increïbles como un ciudadano despistado y sin conocimiento, tenga una cantidad impresionante de problemas.
EliminarSi te "toca" ir, major te asegures de firmar...lo de las maneres de eludir la cita, pues no es por desanimar, però creo que es casi una misión imposible.
Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo
Qué historia tan real y tan disparatada, a la vez. Para todo hay normas, instrucciones, letra pequeña...casi no puedes ir por la vida sin prestar atención a ellas. A mí me hubiera pasado idem, estoy segura (lo de irme sin firmar, claro, porque lo del café no sé después de dejar la "Secretaría" de mi comunidad como os conté...).
ResponderEliminarEscribes tan rematadamente bien, Conxita, que de lo real que me ha sonado iba subiendo mi nivel de ansiedad, ¡fantástico!
Te aviso, te mando un beso ;-)
Una vez escuché que los paises más corruptos son los que más normas tienen para todo...y creo que últimamente nos estamos superando en estos temes.
EliminarDepende de la organización de cada colegio electoral, si tienes la suerte de caer en uno, no hay problema....es un tema serio y por tanto creo que se debería organitzar major.
Creo que lo de las comunidades de vecinos merece un capítulo aparte jajaja
Me alegra que te haya gustado y gracias por esas preciosas palabras que me dedicas, eres un sol.
Un beso también para ti, feliz semana.
A mi este tipo de sucesos me molestan mucho. Llegará el día en que me toque estar sentado en una mesa, y me preguntaré lo mismo que la protagonista. ¿Tanta gente parada y me toca a mí? Solo de pensarlo me pongo de mala leche.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por leerlo Wolfdux.
EliminarNo sé qué posibilidades hay ni cómo se hace el sorteo, pero si que hay a algunos que les ha tocado más de dos y tres veces, es cuestión de suerte y si te toca...pues al mal tiempo, buena cara. Y si eres suplente, a firmar.
Un saludo
Se supone que no irá a más la cosa, aunque... según lo narras, el absurdo puede ir creciendo.
ResponderEliminarTengo suerte al estar empadronado en mi pueblo. Allí solo avisan a quienes viven todo el año.
Saludos.
Gracias Ignacio por pasarte.
EliminarPues ya tienes suerte, porque lo habitual es que todos entren en el bombo.
La cosa es tan absurda que pensar que se detendrá, es ser muy pero que muy optimista. Mucho me temo que igual hay para una segunda historia...
Saludos
Hola, Conxita. No es la primera vez que paso por aquí, pero hoy además me animo a dejarte un comentario.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo bien que has reflejado los nervios, la incertidumbe, el ir de aquí para allá sin saber qué hacer.
Hace unos años me tocó a mí presidir una mesa electoral. Al principio sentí lo mismo que tu personaje: que aquello era un fastidio y una pérdida de tiempo. Pero luego decidí tomármelo como una experiencia interesante y la verdad es que lo fue. Un día lleno de anécdotas, todas curiosas y hasta divertidas, ninguna desagradable; y un día de aprender cosas nuevas.
Pero es que yo tengo mucha suerte siempre :)
Saludos!
Gracias Ángeles por leerme y hoy comentar, un placer.
EliminarSi te toca y no hay más remedio que estar, pues tu actitud es la perfecta, mejor poner buena cara y aprovechar la experiencia, ¿A quién beneficia estar todo el día de morros? Ni te dejan salir antes ni te puedes ir, por lo tanto la única que se acaba fastidiando es una misma.
La suerte a veces se la busca una misma con una actitud tan positiva como la tuya. Felicidades por ser tan "suertuda".
Hasta otra y venga anímate más a dejar tus comentarios.
Y gracias por tus palabras.
Un saludo
Hola Conxita!
ResponderEliminarMe ha encantado el relato y la manera de narrarlo, tan real como la vida misma! En mi caso fui de segunda suplente y me tuve que quedar al final...me dieron las 23:30 de la noche!! Y el hastío de tener que estar allí, encima te amenazan si no vas!! A mi no me llamaron, la policía se presentó en mi casa para avisarme de que tenía que acudir, a lo mejor de la ilusión, en el casi de haberme librado...habría salido corriendo sin mirar atrás, pero mi marido que es consecuente me habría recordado dar de de que me había presentado, en fin no me enrollo más!!
Me ha encantado!
Un beso!
Isa
El desván de las delicias.
Gracias Isa,
EliminarPues también vaya susto para ti que se presente la policia, menudo. Es un tema que parece más ligero de lo que es, las consecuencias como mínimo te dan un montón de preocupaciones.
Pobrecita, aunque suplente te tuviste que quedar...si al menos, ya no te pudiera volver a tocar...pero no es así, no te sacan del "bombo".
Un beso y gracias por tus palabras.
Saluditos y feliz miércoles.
Has descrito de maravilla todo lo que ocurre cuando te toca estar en estas lindes y las consecuencias si por desgracia no han tomado nota de que has ido.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato.
Besos
Gracias Ilesin por tu comentario y bienvenido a mi blog
EliminarMe alegra que te haya gustado, creo que sí que es importante tomar nota de que con estas cosas mejor ir con cuidadito para no tener sorpresas como los protagonistas.
Un saludo y espero verte de nuevo de vuelta y leer tus opiniones.
Gracias por tu tiempo.
¡Qué putada! Espero que esto no tenga nada de autobiográfico, porque menuda faena... seguro que le ha pasado a más de uno.
ResponderEliminarEncima de que es un coñazo, claro. Yo espero que no me toque mesa nunca, por cierto :D
Gracias Holden por tus deseos, te tranquilizo que no es autobiográfico pero que me lo apunté para que no me pasara.
EliminarY sí te confirmo que les ha pasado a más de uno, por eso me preocupó porque no era consciente de que podía darte tantos problemas. Mejor asegurarse y firmar por lo que pueda pasar.
A mí me gustaría que me explicaran el proceso de selección porque a algunos no les toca nunca y otros repiten y repiten.
Un saludo
Me has recordado a un libro que leí hace tiempo en el que la desidia y dejadez de unos empleados acababa provocando una pequeña revolución por su falta de interés.
ResponderEliminarMuy bien, con un toque de crítica!
Besos
Muchas gracias Mientras Leo y te doy la bienvenida a mi blog.
EliminarEs cierto que la desidia de aquellos que deben hacer bien su trabajo, puede ocasionarnos muchos problemas e igual más de una revolución, pequeña o grande, iría bien algunas veces.
Me alegra que te haya gustado el relato y espero volver a recibirte pronto con tus comentarios.
Un saludo.
Me ha encantado porque eso lo he vivido, fui suplente segunda aunque en mi caso tuve que firmar antes de irme, y presentar mi DNI y comprobar que la persona a la que debía sustituir se había presentado.
ResponderEliminarLo del proceso de selección es un misterio, de mi familia casi todos hemos tenido que ir a mesa, mi marido, mi padre, yo, mi hermana, mi cuñada dos veces...no sé si meten unos apellidos y los sacan siempre, o un distrito o qué, pero siempre tengo un familiar en la mesa,jejejeje.
Besos.
Gracias Marigem por tu comentario.
ResponderEliminarCreo que la "desorganización" depende de cada colegio electoral, algunos funcionan muy bien y otros son un desastre, el problema es que las consecuencias de una mala actuación profesional derivan en problemas graves para los que "no se enteran" como mis protas.
Si consigues averiguar el proceso, te agradeceré lo compartas...algunos siempre están y a otros jamás les toca...Es curioso.
Un saludo guapa.
Se ve que el uno con el otro ya tenían bastante y ni se les pasó por la cabeza que había que dejar constancia de su presencia. Espero al menos que después del susto se tomaran otro café.
ResponderEliminarBesos
Gracias Lorena por tu comentario.
EliminarNo sé yo si tenían el cuerpo para otro café..
Lo que es cierto es que los buenos amigos ayudan a pasar mejor los sustos.
Un saludo
Muy bueno¡¡ siempre hay que leer la letra pequeña (sea en el formato que sea) y no hay que fiarse de nada ni nadie (sobre todo en cuanto a política se refiere... jajaja... una buena forma de hacer crítica social¡¡¡ gracias Conxita¡¡ un beso enorme¡¡
ResponderEliminarGracias Francis por tu visita,
EliminarTienes toda la razón, siempre, siempre hemos de estar informados y leerlo todo. Nosotros no podemos manifestar desconocimiento...
Ante la duda, la culpa es del ciudadano. Siempre.
Un saludo y feliz fin de semana
Has hecho un gran relato de una situación cotidiana, dosificando el misterio en su punto justo hasta el final. Y has jugado muy bien con el tema de esa burocracia que tantos quebraderos de cabeza nos da cuando nos toca. Lo cierto es que, como siempre, la ley se aplica a rajatabla sobre el acto final (supuestamente, no comparecer), pero nadie se preocupa de lo que hay antes: falta de información, caos, desidia.
ResponderEliminarHace poco, a mí me pusieron una multa en zona de "hora" por no tener la pertinente autorización, de 60 eurazos. No ocurrió que no hubiese sacado el correspondiente ticket, sino que, al introducir la matrícula de mi coche, el teclado repitió una de las letras. La máquina del controlador no reconoció la matrícula de mi coche y me cursó la denuncia. Por mucho que intenté explicarle al buen señor, que claramente se trataba de un error y que alguna manera habría de anular esa denuncia, el hombre se encogió de hombros y dijo que él no podía hacer nada... que todo estaba "informatizado"... En fin, a veces creo que estamos perdiendo el norte
Un abrazo Contxita
Gracias Isidoro por tu comentario,
EliminarMe ha gustado mucho el análisis tan acertado que nos proporcionas, es cierto que con frecuencia se acaba aplicando la ley a rajatabala y a pesar de que las dos personas fueron, ellos son los que se tienen que acabar justificando o pagando la multa correspondiente. Uno se queda con una sensación de impotencia.
Como el ejemplo que nos aportas, que se equivoca el señor que pone las multas y acabas pagando tú porque todo está informatizado, pues igual estaría bien menos informatización, cuando les interesa, y más escuchar a las personas.
Eso falta mucho en esta sociedad, escuchar con interés para intentar solucionar problemas que no son problemas, que los hacemos nosotros.
Un saludo
Saludos Conxita, aunque con unos meses de retraso sobre el post jeje, y tras una temporada sin leerte, hoy te tocó :P
ResponderEliminarBromas aparte, tu texto me hace pensar varias cosas. En primer lugar, y eso ha quedado remarcado en los comentarios, la realidad de la situación, ya que fácilmente pasará esta situación con cada elección donde se constituyan mesas electorales.
En segundo lugar, parte de esa historia me ocurrió, es decir, como le ha pasado a más personas aquí, yo también fui como suplente a una mesa electoral, aunque claro, me llegó la notificación porque me la entregaron en mano, pero de tocho o información nada de nada, tuve que buscarla yo por otros medios. Sí tuve más suerte a la hora de presentarnos todos en el colegio, porque se hicieron bien las cosas en ese aspecto.
Por último, y ya se ha mencionado también por aquí, no hay que simplificar el ser miembro de una mesa, con el hecho de servir a unos intereses de tal o cual persona o partido político. No sólo es una obligación ciudadana (ya cada persona lo verá como una putada o como algo anecdótico), sino el ejercicio de uno de nuestros derechos, y si 4 impresentables hacen que una persona renuncie a su derecho, estarán logrando su cometido. A fin de cuentas, en el peor de los casos, perdemos uno o dos días de toda una vida (en caso de que nos toque más de una vez esta tarea), lo cual no es una tragedia.
Y por último pero no menos importante, es cierto e injusto que a las conductas más leves se les asignan penas desproporcionadas, pero ya se sabe que la justicia y el derecho van por sendas contrapuestas la mayor parte del tiempo.
¡Un saludo compañera!
Gracias por la visita José Carlos, dice el refrán que nunca es tarde...
EliminarTienes razón que como bien comentas que ser miembro de una mesa no tiene nada que ver con servir a intereses de partidos, pero también lo es que cada vez hay más desapego y se confunde a esos políticos que poco nos representan con una dejación de nuestros derechos, así pasa también en ese no ir a votar porque total para quien sale. Equivocado pero sucede.
Y muy triste y cierta tu afirmación de que justicia y derecho van por sendas distintas.
Un saludo.
Un cuento que que mantiene un marcado suspenso para presentarnos una situación bien terrenal y reconocible para todo cristiano. A cualquiera le puede pasar.
ResponderEliminarBuscando blog de relatos, encontré el tuyo.
Saludos.
Muchas gracias Raúl por tu lectura y bienvenido al blog.
EliminarPues como dices a todos nos puede pasar, son esas situaciones cotidianas, a las que no se da mucha importancia y de repente, se convierten en un gran problema porque nadie te avisa de que la ley se te aplicará con todo rigor y no podrás esgrimir ese desconocimiento que últimamente a muchos les funciona.
Me alegra que hayas descubierto mi blog y me encantará saber tu opinión sobre otros relatos, verás que me gusta mucho saber vuestra opinión sobre lo que escribo.
Un saludo y feliz fin de semana.