Lo reconocía, algunos decían de
ellos que eran una extraña familia, rara muy rara, que se había ido componiendo
según los vaivenes de la vida. Para ella, eran los suyos, solo ellos, sabían lo que le daban y cómo cada uno, con esas cualidades que
admiraba, hacía que fueran felices.
Marisa miró a Víctor, su compañero,
sentado en el sofá. Sintió una ternura inmensa por ese hombre grande y cariñoso
que la había acompañado, sin ninguna vacilación, en cada momento de su vida.
Lo intentaron. ¡Dios sabe cómo lo intentaron!
Y siguieron sin perder la esperanza y sobre todo, sin llenarse de reproches, el uno a la otra y la otra al uno. Se querían y en esos momentos, duros, era cuando más se necesitaban y estuvieron, sin dudas ni vacilaciones. Si ella flaqueaba, él la animaba a seguir, si ella se rendía, él la apoyaba, si se hundía, él la besaba, mientras le insistía en cuanto se querían. Estuvo allí, en cada instante, tomando su mano, empujándola cuando era necesario, riñéndola cuando se derrumbaba, siempre estaba allí…
Y siguieron sin perder la esperanza y sobre todo, sin llenarse de reproches, el uno a la otra y la otra al uno. Se querían y en esos momentos, duros, era cuando más se necesitaban y estuvieron, sin dudas ni vacilaciones. Si ella flaqueaba, él la animaba a seguir, si ella se rendía, él la apoyaba, si se hundía, él la besaba, mientras le insistía en cuanto se querían. Estuvo allí, en cada instante, tomando su mano, empujándola cuando era necesario, riñéndola cuando se derrumbaba, siempre estaba allí…
Lo miró, amagando una sonrisa, Víctor,
su compañero, su amante, su amigo.
Ahora, sus ojos verdes se fijaron en
Bebé, Valiente, Blanquita, Perdido, Huraño, Mimosa, Temblores, Manchitas…Marisa sonrió.
Era ella quien escogió cada uno de
sus nombres, unas veces se relacionaba con su carácter,
otras por cómo habían aparecido…le gustaba ponerles apelativos, entonces sí que ya
eran uno más de su familia.
En esa casa, no habían puertas, ni
límites…o sí, solo uno, el de no molestar al otro. Podían entrar y salir cuando
quisieran, irse, volver…No había ni quejas ni recriminaciones, todos parecían
saberlo y todos lo aceptaban. Lo cierto, es que pocas veces sus ausencias iban
más allá de unos días de vagabundeo, excepto con Gris que se marchó y no había
vuelto.
Marisa creía que no había podido
volver, pero nada decía, se guardaba las penas. Hacía mucho que había decidido
que no la verían ni triste ni melancólica, acaso si alguna vez
lo estaba, esperaba a cuando no hubiera nadie, entonces se permitía ese momento
de debilidad. Ya había llorado bastante, no quería más lágrimas en su vida ni en la de ellos.
Recuerda sus frustraciones mes tras mes, aquellas esperas que se acababan
con unas menstruaciones que no quería, que se llevaban sus ilusiones.
Y volvían a intentarlo, esperando que la siguiente, fuera la definitiva.
Marisa cerró los ojos sintiendo las
mismas emociones, nada cambiaba, todo seguía ahí, esperando para aparecer, por eso…
ella intentaba mantenerlas a raya.
¡Su primer embarazo…!
Aún, ahora, la embargaba la emoción, la misma de cuando supo que, por fin,
iba a ser madre. Alborozados, Víctor y ella se habían abrazado imaginando esa
familia que ansiaban construir. No vivían con lujos, apenas lo necesario, pero
para ese niño todo sería posible. Jugaban a discutir si sería si el niño de los
ojitos de ella o la chiquilla de los de él, se reían, se besaban y se amaban,
esperando. Tantos sueños depositados en un pequeño ser que todo lo iba a
cambiar.
Adivinaban esos cambios que habían de llegar y que, no llegaron.
Fue muy duro ir al baño y ver sus pérdidas. Lloró, lloró mucho y mucho
rato, días. ¿Qué había ido mal?
No podía explicar cómo había pasado, pero sí
que, los vecinos de las casas cercanas, habían protestado ante la invasión que
ellos habían protagonizado. ¿Pero qué podían hacer? ¿Dejarlos abandonados? Ella
no podía, los acogían. Uno tras otro iban llegando, parecían saber que allí
estarían a salvo, que nadie les haría daño. Y ellos, los aceptaban.
Sarnosos, vagabundos, callejeros, enfermos…los vecinos estaban enfurecidos por esa colonia de gatos, pero Marisa, con sus pequeños gestos y su bondad innata, había ido, poco a poco, amainando las tormentas y ganándose el cariño de sus vecinos y ahora, convivían en paz.
Y es que “Mamá gata”, como ya la llamaban, era única, siempre se podía contar con ella para cualquier cosa. Su inmensa capacidad de amar no se limitaba solo a los animales, cada uno de sus vecinos era especial porque ella así se lo hacía sentir, cada persona era única y distinta. No había prisas, todo podía esperar excepto quién la necesitaba, se dedicaba de forma plena, le cogía una de sus manos y la miraba haciéndola sentir un ser singular. Había tanto amor en ella.
La segunda vez, esperó un poco más a decirlo. Víctor lo deseaba casi tanto
como ella. No deseaba hacerse ilusiones pero se las hizo, quería ser prudente
pero no podía, ¡tenía tantas ganas!
Cuando, al fin, fueron al médico, ella redujo sus actividades tanto como
pudo…todo, para cuidar a esa criatura que estaba en camino, pero…tampoco llegó.
De nuevo, sus sueños desaparecieron junto con su sangre. Cada derrota de su
cuerpo la hundía, seguía llorando intentando que Víctor no la viera. Sabía
cuánto lo deseaba él, cuanto lo deseaba ella.
Y lloraba.
Y lloraba.
Empezaron a peregrinar por hospitales intentando unos tratamientos que no
entendían. Su día a día se llenaron de palabras como ovocito, ovulación,
Hormona Foliculoestimulante (FSH), subfertilidad, disfunción ovulatoria,
espermatozoide, recuento, motilidad, morfología, viabilidad, oligoespermia,
aborto espontáneo, aborto recurrente espontáneo…esterilidad… se hicieron muy
habituales.
Se perdían en palabras y palabras, que los superaban. Tan pronto resultaba que
era él, como después, que el problema era de ella… el caso es, que sus sueños
se fueron apagando. Pero en ningún caso dejaron de apoyarse, por duro y por
agobiante que fuera el trayecto, se tenían el uno al otro.
Y había llegado Bebé. Así, de repente, lo encontraron en medio del campo,
malnutrido y herido. Era tan pequeño, tan chiquito, tan poca cosa, sus
quedos maullidos apenas se oían. Tuvieron que alimentarlo con biberón, Víctor y
ella se turnaron para salvarlo, quizá como con sus sueños. El pequeño gatito
consiguió sobrevivir, fue el primero de los que llegaron. Marisa recuerda con
una sonrisa como la miraba mientras le daba el biberón y sus pequeñas
zarpas, ¡le encantaba acariciarlo! Ahora, estaba muy viejito, pero siempre
ocuparía un lugar especial.
Después de su tercer aborto, ya no les quedaban ganas de seguir intentándolo. “Aborto recurrente espontáneo”. Les hablaron de métodos y clínicas de fecundidad, pero se habían perdido por el camino, no podían más, el trayecto había sido muy duro, desesperado, no les quedaban fuerzas ni intentos para fracasar, tampoco opciones pero, sobre todo ánimos. Aún recuerda cómo se miraron y decidieron que se había acabado, que no habrían más intentos, que lo que tenía que ser… sería, que se tenían el uno al otro y que iban a vivir para ellos.
Después de su tercer aborto, ya no les quedaban ganas de seguir intentándolo. “Aborto recurrente espontáneo”. Les hablaron de métodos y clínicas de fecundidad, pero se habían perdido por el camino, no podían más, el trayecto había sido muy duro, desesperado, no les quedaban fuerzas ni intentos para fracasar, tampoco opciones pero, sobre todo ánimos. Aún recuerda cómo se miraron y decidieron que se había acabado, que no habrían más intentos, que lo que tenía que ser… sería, que se tenían el uno al otro y que iban a vivir para ellos.
Mimosa vino a colmar sus ansias de
cariño. Le encantaba que la acariciaran, Marisa se pasaba horas peinando su
pelo blanco, una y otra vez la cepillaba hasta dejarla lustrosa, y la gata se
dejaba hacer, le iba delante y detrás y nunca la dejaba sola.
Después, llegaron Valiente y Manchitas.
Llegaron juntos, como la pareja que debían ser y los acogieron como hacían con
todos, todo su cariño presto para dar. A Marisa le gustaba mirar sus juegos de amor,
había vida, llegó la vida.
Y así, fueron construyendo esa
extraña familia que, no era la que imaginaron, pero que los hacía felices.
Se añadieron los niños del pueblo a
los que les gustaba ir a la casa de Mamá
gata, allí siempre había una sonrisa, tiempo para escuchar, para charlar, carcajadas,
pan con chocolate o una limonada fresquita y un montón de mininos para jugar.
Perdido, Huraño, Mimosa, Temblores, Peque, Manchitas…Marisa posó sus ojos verdes en
ellos…y sonrió, eran su familia, distinta quizás, pero su familia.
Este relato lo escribí pensando en una gran persona que no ha podido ser madre y que lo deseaba intensamente...y lo es, pero de otra manera.
ResponderEliminar¿Quién dice que solo se puede ser madre de una manera?
Y la foto me la ha prestado Guille, muchas gracias por tan preciosa imagen.
Espero que os guste
La familia no solo es la sanguínea y a veces hay que aceptar la vida como viene y saber redireccionar nuestros sueños y energías y también nuestro amor. Hay muchas formas de desarrollar el instinto maternal.
ResponderEliminarLa imagen, preciosa.
Besos
Gracias Lorena,
EliminarEstoy totaalmente de acuerdo que se trata de aceptar la vida como viene y que hay muchas maneras de querer y desarrollar ese instinto.
Lo importante es ser feliz aprovechando lo que la vida nos da.
La foto es muy bonita, estoy de acuerdo.
Un saludo guapa
Me ha emocionado muchísimo tu relato, Conxita, está escrito con mucha sensibilidad. Es verdad que hay diferentes formas de crear una familia, a veces no se necesita más que un animalito a quien entregar tu afecto.
ResponderEliminarUn beso enorme
Gracias Chari por esas bonitas palabras.
EliminarTotalmente de acuerdo contigo, solo se necesita ser sensible, tener el cariño y ser capaz de transmitirlo, eso es lo que importa y es lo que hace la protagonista amar intensamente y hacer felices a los que tiene a su alrededor.
Un beso también para ti.
Precioso relato lleno de esa sensibilidad que te caracteriza cuando escribes.
ResponderEliminarEl amor es algo tan ambiguo en su significado que invita a escribir sobre sus muchos apelativos y cualidades.
Entrega, sacrificio, respeto, tolerancia, cuidado, servicio, acogida.
Amar a los animales es algo muy común cuando estos se dejan querer y cuando las personas a las que amas te fallan y te dan la espalda.
En el caso que escribes son los sustitutos de los hijos que no vienen; nunca un gato podrá ser como un hijo, pero podrás depositar en ellos un amor que de otra manera no podríamos expresar ni donar. Yo hubiera sido partidario de la adopción o la acogida de otro ser humano.
Muchos besos Conxita.Y gracias por deleitarnos.
Muchísimas gracias Francisco, mira que una se ruboriza ante esas palabras.
EliminarCreo que el amor se tiene que compartir, la protagonista tiene mucho y lo da, se da. Y no sé si los sustituye o ese ansía estará, pero canaliza todo el amor que tiene y consigue vivir feliz y hacer feliz, no se rinde, ni se amarga y transmite felicidad.
Eso me parece que es lo precioso. Ellos escogen su familia, que no era la que esperaban seguramente pero que los hace felices.
Un beso y feliz domingo
Precioso relato, lleno de emociones, sentimientos, lleno de amor. Todo un placer leerte.
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias Margari, por leerlo y por lo que dices.
EliminarMe alegra haber podido transmitir un poco esos sentimientos de mis protas y de su extensa familia.
Me gusta la gente que sabe amar de forma desinteresada y es lo que hace mi protagonista.
Un saludo y buen domingo
Uno de los mas, sino el que mas, importante poeta cubano escribió:
ResponderEliminarHay personas que odian y destruyen
y hay personas que aman y construyen.
Tu personaje siempre construye.
Sin dejarse vencer.
Sin caer en un desanimo negativo.
Una bella historia contada bellamente.
Gracias Guille, que bonitas palabras las del poema y las tuyas.
EliminarMi prota es fantástica, esa capacidad de amar nunca la hace desfallecer, no se rinde y sigue dando más y más amor.
Admirable, esas personas que van por la vida regalando sonrisas y repartiendo optimismo. Es un lujo conocerlas.
Saluditos y feliz domingo
Con amor y cariño todo se puede... Un relato precioso, amiga
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Ildefonso por tus amables palabras.
EliminarEsa es la fuerza del amor y del cariño, que todo lo intenta, todo lo puede y sobre todo, no se rinde.
Desesperarse es fácil, seguir feliz cuesta más pero es mucho más provechoso.
Un saludo de domingo, que tengas un buen día.
Coincido con Ildefonso, es cuestión de querer. Emotivo relato. Un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Marybel, me alegra que te haya gustado.
EliminarEs eso cuestión de querer, de quererse uno mismo y querer a los otros, si uno no se quiere, se rinde y desespera pues difícilmente puede querer a los demás.
El amor empieza por uno mismo y entonces cada vez es más grande.
Un saludo y que tengas un buen domingo.
Cómo me has emocionado, Conxita. Me he sentido parcialmente identificada con Marisa. Yo he sentido el desgarro de perder un bebé en mi seno (odio la expresión "aborto espontáneo"), lo tuve que vivir dos veces. La pena y el desconsuelo de tus protagonistas las he experimentado yo también junto con mi pareja, es algo muy duro de sobrellevar.
ResponderEliminarMi identificación con Marisa es parcial porque finalmente sí conseguí ser madre.
Con qué delicadeza has tratado este tema ya de por sí delicado. Me has emocionado.
Gracias por tan lindo relato.
Un beso lleno de amor.
Gracias Kirke por tus palabras, por tu emoción y por compartirla.
EliminarMe alegra haber sido capaz de transmitir con mis palabras, un poquito solo un poquito de las dudas y los miedos que aparecen. Y sí, es odiosa ese frío aborto espontáneo con todas las ilusiones que lleva dentro. Es importante en esos momentos el apoyo total de la pareja y no rendirse.
Tu fuiste afortunada, mi protagonista no lo consiguió, pero sí saber disfrutar y compartir de su amor de otra manera. Eso es lo grande, a pesar de los pesares no rendirse, no perder la esencia y seguir transmitiendo todo su amor.
Un beso guapa, a mi me ha llegado tu emoción, gracias.
Bellísimo relato, Conxita, has descrito el dolor de las pérdidas de la mamá gata, pero !Mira, la vida le ha dado muchas alegrías a través de sus hijitos gato! Saludos
ResponderEliminarGracias MaríaÉ por tus palabras.
EliminarA veces no siempre se consigue aquello que tanto se quiere, pero lo importante es no dejarse vencer, no desfallecer y no renunciar a todo ese amor que lleva dentro la protagonista.
Su amor no se pierde, acoge y hace felices a otros y ella se siente bien.
Un saludo
Precioso el relato, muy sensitivo. El cariño brota donde se planta, no donde se pone el apellido
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias Mientras Leo, me alegra que te haya gustado.
EliminarToda la razón, no son los nombres los que nos hacen madres, padres o hijos sino el amor y el cariño que se da y cada cual lo da como puede, lo importante es saberlo dar, repartirlo y disfrutarlo.
Un saludo
La felicidad está donde cada uno la encuentra, no necesariamente donde todos dicen que está, y esto está muy bien reflejado en tu historia.
ResponderEliminarUn saludo :)
Gracias Ángeles.
EliminarLo importante como bien dices, es encontrar esa felicidad, aunque no sea como se espera, porque ni todos somos iguales ni a todos nos emocionan ni nos gustan las mismas cosas, lo importante es ser feliz tanto como se pueda y sacar partido a lo que la vida da en cada momento.
Un saludo
¡Qué tristeza querer ser padres y que la vida no te conceda ese deseo! Tu relato refleja a la perfección esa lucha, esa ilusión contra todo pronóstico, esos esfuerzos titánicos para no venirse abajo... Suerte que al menos contaban el uno con el apoyo del otro en la pareja y que ese pilar indestructible los ayudó a salir adelante.
ResponderEliminarMe parece muy tierno que ella se transformara en Mamá gata, es una forma de dar salida a todo ese amor y esos deseos de cuidar que albergaba dentro. Una auténtica válvula de escape :)
Un relato realmente precioso, Conxita. Me ha gustado muchísimo.
Un abrazo enorme y feliz 29 de febrero!!
P.D.: Siento no haber podido contestar al comentario que tan amablemente dejaste en mi blog. Al igual que ha pasado con otros apareció en los "avisos", pero fui al blog para responder, había desaparecido :(( A ver si Google lo arregla prontito.
Gracias Julia.
EliminarSí es muy triste renunciar a los sueños, a ese querer ser padres y que no sea posible, pero la protagonista no se derrumba y encuentra otras maneras de amar.
En estos procesos las parejas sufren, se desgastan mucho y afortunadas las que se tienen porque su apoyo es fundamental para poder superarlo y aprender a ser felices porque consiguen por fin ser padres o de otras maneras como mi Mamá gata.
No sabía que había un problema en Google con los comentarios, gracias por decirlo.
Un beso y sí feliz 29 de febrero, a mí me gusta esto de tener un día más.
Hola Conxita,
ResponderEliminarEs el primer relato tuyo que leo y me ha llegado al alma. Desprende tanta sensibilidad y consuelo.
Un fuerte abrazo ;)
Muchas gracias Angelica Autumn por pasarte y por esas preciosas palabras que me dices.
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato y me encantará volverte a ver pronto por aquí.
Un saludo guapa
Conxita, tu relato me ha emocionado y encantado, que bien describes el amor de una pareja que se tiene pese a la desgracia e impotencia de no poder concebir, y ese amor desinteresado que reparten con esos felinos tan amados y bien cuidados. Me sentí algo identificada, también de alguna forma mi familia incluye a una linda gatita que pronto os la presentaré, la otra, mi amada felina Dolça nos dejó hace nueve meses, por lo que sé, que el amor se puede ofrecer de muchas formas y a diferentes seres vivos.
ResponderEliminarUn placer leer este maravilloso y bien redactado relato.
¡Un fuerte abrazo!
Gracias Mila.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Los animales se convierten en parte de la familia, dan mucho cariño y cuando se pierden, duele, claro que sí y mucho.
Pues esperaremos a conocer a tu linda gatita y que penita lo de Dolça, qué nombre más dulce, seguro que lo era.
Un beso guapa
Madre mía, COnxita! Adoro a Van Hove, me encantan los gatos y tengo los ojos verdes. Solo con la imagen que has puesto y la primera frase ya me habías cautivado, jajaja.
ResponderEliminarEl relato me parece magistral, de verdad... Creo que de los que más me han gustado de los que te he leído (y suelen gustarme todos), pero este tiene algo especial.
Sin duda hay muchas formas de hacer una familia, de ser familia, y no necesariamente convencional. El amor, el respeto, el apoyo... tantas cosas... es lo que hace una familia, la componga quien la componga.
Un abrazo
Ana, ¡¡¡está visto que el relato te estaba llamando!!!
EliminarMe alegro que te haya gustado, gracias por esas palabras tan bonitas, las agradezco de corazón.
Creo que con frecuencia en nuestra sociedad poner etiquetas, los convencionalismos, el qué dirán...limitan, lo más importante es la sinceridad de los sentimientos, el amor, el respeto como tu dices, eso es fundamental y es lo que hace que uno sea una familia, sean quien sean sus miembros.
Mi protagonista tiene mucho amor por repartir y lo hace sin importarle nada, solo lo comparte y es feliz.
Un abrazo
Más que un testimonio de gratitud a esa gran persona que le dedicas tu relato, me ha resultado un buen ejemplo de quien sabe amar y respetar a nuestros hermanos animales, concretamente a los gatos en esta ocasión. Me has tocado el alma con tus letras, con todo lo que lleva impreso este mensaje de amor incondicional, tanto por parte de esta pareja eternamente enamorada uno del otro, como el que saben demostrar a sus fortuitos y afortunados "hijos" gatunos.
ResponderEliminarLas familias pueden ser múltiples y no necesariamente deben cumplir con el patrón preeestablecido por el sistema dominante y alienante. De modo que te aplaudo, Conxita, por haber roto también con ese obsoleto "molde".
Cordial saludo
Gracias Estrella por tus bonitas palabras.
EliminarSí mi relato está dedicado a una persona que es toda generosidad, que da amor siempre.
Las familias...pueden ser de toda clase y lo que importa es el corazón que tengan, como bien dices Estrella no todos hemos de pasar por los moldes del sistema, cada vez hay más familias distintas y el amor es la única condición que vale.
Un saludo
Esta historia me recuerda a una señora de mi niñez, no se me olvidará jamás. No había podido tener hijos y acogía a todos los niños de mi pequeña ciudad en su jardín y tenía gatos , muchos y nos daba la merienda a todos. Era maravillosa. Y seguro que a pesar de no poder tener hijos era feliz. A nosotros nos hizo muy feliz.
ResponderEliminarBuen relato, Conxita.
Besos
Muchas gracias Celia.
EliminarEs una manera de dar cariño, hay personas que necesitan darlo porque son todo amor. Esas personas hacen bueno el tiempo que se disfruta con ellas, se dan y son felices. Lo transmiten.
Tú los has dicho nos hizo muy felices y ella seguro que también lo fue, ¡¡precioso!!
Un beso guapa
Hola!!!!1
ResponderEliminarMe ha encantado el relato. Mi gato y todos mis animales son parte de mi familia, y todos los consideramos así. He intentado educar a mis hijos en el amor por los animales, y se pueden querer tanto...
Me ha encantado y lo has enfocado muy bien, progresivo y creíble.
Besos.
Muchas gracias Marigem.
EliminarLas familias los componen aquellos a los que amamos, y a los animales se los quiere mucho, son generosos y nobles, cualidades que muchas personas ya querrían para ellos.
Educar a los niños en el amor a los animales es ideal, una forma de que sean mejores personas, porque es que son parte de la familia como tu has dicho.
Un beso
Una maravilla.. nos siempre es padre- madre el que los pare... yo he acompañado muchos procesos infanto-juveniles que me han hecho suplir esa faceta antes de tenerlos... hay muchas formas de ser y sentirse padre¡¡ genial regalo... gracias¡¡¡
ResponderEliminarGracias Francis.
EliminarEs cierto y la vida nos enseña que no siempre son padres, los biológicos, que sobre todo importa el cariño y el amor y esos, se dan en muchas personas que acaban conformando una familia de adopción a veces más importante que la biológica.
Interesante tu experiencia previa antes de tener los propios.
Me alegra que te haya gustado.
Un saludo
Una hermosa y triste historia de amor, amor de pareja, de padres potenciales y de padres adoptivos gatunos. Pero amor a fin de cuentas.
ResponderEliminarTriste y duro debe ser querer tener un hijo y que la naturaleza te lo niegue una y otra vez.
En estos casos siempre pienso en la adopción pero cada uno piensa de un modo distinto y todas las ideas son respetables. El amor hacia los animales (gatos en esta tierna historia) es un modo de paliar el vacío de un nido preparado para una criatura. Son formas distintas de amar pero dar amor es lo principal.
Un abrazo.
Gracias Josep Ma.
EliminarEs duro cuando deseas algo intensamente y no puedes tenerlo, mis protagonistas optan por seguir siendo felices y buscar esa manera de repartir su amor.
Es cierto que está la adopción o procesos de acogida, pero tampoco es un proceso fácil.
Al final lo que importa es vivir la vida de la mejor manera, no amargarse y disfrutar, seguramente esos gatos y esos niños del pueblo ya les devuelven suficiente amor, aparte del que ellos se tienen como pareja.
Un saludo
Después de todos los comentarios poco me queda por decir. A mí también me ha emocionado esta preciosa historia, casi te diría que es el relato que mas me han gustado de los que te he leído. Tocas el tema de la maternidad frustrada con mucha sensibilidad y profundidad. Me ha encantado, Conxita. Un beso muy grande
ResponderEliminarGracias Ana, qué bonitas palabras.
EliminarMe alegra que te parezca que lo he tocado con delicadeza, para mí es un tema frágil porque hay muchas emociones en juego, muchos sueños por cumplir que se pierden, y muchas posibilidades de quedar dañados por la dureza de la pérdida.
Son situaciones muy extremas para las parejas y es necesario mucho amor para poder superarlo.
Me alegra haberlo podido transmitir.
Un beso también para ti.
Me ha atraído mucho la imagen que pones. Es preciosa.
ResponderEliminarLa historia la narras con esos dos tipos de letras, que ahorran palabras innecesarias. Al igual que el cuadro.
Besos.
Gracias Ignacio.
EliminarLa imagen me la proporcionó un amigo de otro blog Revelión http://caferevelion.blogspot.com.es que utiliza imágenes preciosas.
Yo no la conocía es una pintora francesa Francine Van hove que pinta mujeres muy bellas, muy delicadas.
Dejo un link a un blog Algargos, Arte e Historia que me ha gustado, que nos permite conocer un poco más a esta pintora.
http://algargosarte.blogspot.com.es/2014/09/francine-van-hove-pintora-de-mujeres.html
Tiene un vídeo que a mi me ha encantado que te añado también el enlace https://youtu.be/kabMnSfVzK4
Espero que te guste.
Saludos
¿Sabes? A mí me llaman mamá gato porque a mí pequeño Odín (que de pequeño nada, que pesa 7 kilos) lo recogimos de un parterre lleno de barro con sólo dos semans de vida. Y al día siguiente, ya limpiro y desparasitado, se empezó a acodar en la palma de mi mano, agarró mi dedo gordo y se puso a intententar mamar antes de echarse a dormir. Y ya van más de 3 años de gato mamándome del dedo gordo antes de irse a dormir XD
ResponderEliminarY a esto me ha recordado tu cuento, que por cierto está muy bien, claro.
Jajaja así que tienes a un pequeño Odín de ¡¡¡¡7 kg!!!!
EliminarQué bonita y tierna historia la que tienes con ese gatito entonces y gatazo ahora, con su "mamá gato".
Gracias por compartirlo.
Un abrazo y recuerdos a Odín.
Las cosas ocurren así, y la vida hay que tomarla con conformismo. El que dá amor siempre tiene premio y nunca se sabe que puede ser mejor. Nuestro tesoro son cuatro hijos maravillosos, a quienes nos hemos entregado plenamente. Conocemos de todo: matrimonios desconsolados que no han tenido prole a su pesar. Otros martirizados por sus hijos, Otros salvados con hijos adoptivos que han solventado su vejez, y otros que han volcado su odio a los mas cercanos por haber sido abandonados por sus madres naturales. Nada se puede predecir. Hay que darse y el furo nos dirá...
ResponderEliminarHola Marcos, muchas gracias por tu comentario.
EliminarEs cierto que el amor con amor se paga, o al menos es lo que dice la sabiduría popular y acostumbra a acertar.
Lo importante es dar cariño, saber amar y vivir la vida intensamente, aceptando las cosas como llegan, sin amargarse y sin caer en la desesperanza porque no se cumplen nuestros deseos, lo importante es no guardarse ese amor, siempre hay otros que pueden recibir ese amor.
Un saludo
Hola guapa qué bonito el relato y cuánta sensibilidad se desprenden de tus palabras la verdad que me parece que tiene mucho mérito saber escribir relatos cortos contando una historia a mí personalmente me encanta escribir 0 pero siempre pienso en relatos largos jaja un besito guapa y gracias por dejarnos disfrutar de tu talento
ResponderEliminarGracias Natalia por tan generosas palabras, te lo agradezco.
EliminarMe alegra que te haya gustado la historia.
Sobre los relatos cortos, yo hasta que empecé con el blog, escribía y no pensaba en si eran cortos o largos, así que si te gusta, te diría que lo hagas, que no te quedes con el gusanito dentro.
Feliz sábado.
En primer lugar quiero agradecerte tu visita y comentario en mi blog. Tambien quiero decirte que me identifico con el relato por que soy una amante de los gatos he tenido tres dos de ellos subidos a biberón y para mi han sido y son mis hijos, sufro igual que con mi hija humana y el cariño que ellos te entregan no hay nada que lo pueda igualar.
ResponderEliminarBesos
Gracias y bienvenida,
EliminarLos animales son muy sabios y nos dan lo mejor de ellos mismos, sin condiciones, de manera incondicional y forman parte de las familias por supuesto.
Tendríamos que aprender más de ellos.
Un saludo
Muy tierno, Conxita. Me alegro de haber venido.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, me alegra que te lo haya parecido y de tu visita.
EliminarEspero que te apetezca volver, me encantará saber tus opiniones. Siempre lo digo porque así lo siento.
¿Sabes? Mafalda siempre me ha encantado.
Un saludo
Cuando se abre la puerta a la ternura, el mundo cambia, no es lo que esperabas, pero no tiene porqué ser peor.
ResponderEliminarUn saludo
Bonitas palabras Pilar, gracias por tu visita.
EliminarEs cierto que la ternura y el amor hacen las cosas distintas. No es lo que los protagonistas hubieran deseado, pero son felices y hacen felices a muchos, al final de eso se trata, de vivir feliz e intensamente con aquello que te ha tocado. Las situaciones no se eligen, el cómo sentirse ante ellas, sí y eso hacen mis protas.
Un saludo
Hay tantos modelos de familia como modelos de personas. Lo importante es saber dar amor. Un besote!!!!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo Mi Alter Ego, lo que importa es saber dar amor y construir, no restar. aunque las cosas no sean como uno esperaba.
EliminarMuchas gracias por tu visita.
Saluditos
Un relato que despierta emociones y ternura. Hay maneras de canalizar la maternidad si no se tienen hijos/as, claro que sí.
ResponderEliminarAbrazos!!
Muchas gracias por tus palabras y por tu visita.
EliminarA veces la vida depara sorpresas que no eran las que uno tenía previstas, mis protagonistas hacen algo muy sano y es que en lugar de rendirse, la encaran de forma distinta y reparten ese amor que está disponible. Hacer sentir a otros bien, repartir amor, es una preciosa manera de vivir la vida y canalizar esas emociones de la maternidad.
Un saludo
Muy agradecida por tu visita . Y un placer llegar hasta aquí y disfrutar de un relato tan bello.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias Amalia,
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato, es un placer darte la bienvenida a mi blog y poder contar con tus comentarios, me encantan.
Un saludo
Qué lindo! Pues claro que se puede ser madre de otra manera! Me ha gustado mucho tu historia, 1beso!
ResponderEliminarGracias Tizire,
EliminarA veces la sociedad se empeña en hacernos creer que todas las familias son iguales, que sólo se puede ser madre si tienes hijos, y hay muchas maneras de amar, muchas familias y muchos modelos de madres.
Me alegra que te haya gustado.
Gracias por leerlo.
Un beso
Hola Conxita.
ResponderEliminarUn relato cautivador y escrito con mucho sentimiento.
Tengo una buena amiga en esa situación, lleva algunos años intentando ser madre con su pareja (su marido), haciéndose pruebas y no sé cuántas cosas más, pero nada. Es una situación complicada, con muchos altibajos, aunque ella parece llevarlo con bastante entereza.
Yo tengo una hija pequeña (cerca ya de cumplir 5 añitos) a la que adoro, pero después de pasar un rato tan agradable leyéndote, confieso que no me importaría adoptar a Perdido, Huraño, Mimosa, Temblores, Peque, Manchitas...
Un abrazo Conxita :)
Muchas gracias Paco por tus amables palabras y por compartir la experiencia de tu amiga.
EliminarEs muy duro para las parejas, las pruebas son pesadas, los tratamientos parecen no acabarse nunca, se generan, como bien dices, muchos altibajos emocionales y todo el proceso acaba siendo muy pesado, aunque si hay suerte al final consiguen ese hijo esperado.
Mis protagonistas deciden no seguir, por lo que sea, porque se cansan, porque no quieren derramar más lágrimas, porque se les ha gastado esa esperanza y encuentran otros a quien dar su amor, porque lo importante es dar amor e intentar ser felices con lo que la vida te ha dado.
Un beso para tu niña, cinco añitos son una preciosidad.
Gracias por pasarte.
Un saludo
Qué relato más tierno... me ha encantado Conxita. Has plasmado a la perfección la dureza de las pérdidas, la frustración, ese pasar lento de los años y ves que tu sueño no se cumple... Y mientras, como surgiendo de la nada, la otra familia, la paralela, la que se crea sin que a veces casi ni te des cuenta...
ResponderEliminarComo te digo está lleno de ternura, de ternura, belleza y cierta esperanza.
Un beso.
Gracias Eme, por tus bonitas palabras.
EliminarMe alegra haber sido capaz de transmitir esas esperanzas que no llegan a un buen final, todos esos sueños que no acaban como uno quiere aunque al final, se abren nuevas puertas, que aunque no eran las imaginadas, ayudan a disfrutar y a amar a aquellos que tenemos cerca.
Hay personas que son amor en estado puro y lo transmiten a su alrededor, mi protagonista es de este tipo de personas.
Un beso guapa
Qué maravilla de relato. Me ha encantado tu mamá gata. ;) Ahora que he adoptado un gatito puedo corroborar que en parte te conviertes en su mami, jeje
ResponderEliminarUn abrazo gatuno, guapa. =)
Hola Soledad,
EliminarGracias por tu visita, me alegra que te haya gustado el relato y sobre todo porque ahora eres un poquito mami gata, jajaja.
Se quiere un montón a los animales, no tienen ninguna malicia, son de sentimientos puros...¿cómo no los va a querer también mi mamá gata?
Un beso
Mamá gata es todo amor, imposible no quererla y sufrir con ella. Es un gran personaje. Además me encantan los gatitos, así que he disfrutado mucho.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Abril, qué bonito lo que dices.
EliminarHay personas que son tan grandes porque son amor en estado puro, todo lo que tocan y a los que tocan los dejan señalados con ese ángel que es el cariño de verdad y la estimación auténtica, la de verdad. Ojalá hubieran más mamás gata en el mundo.
Me alegra que te haya gustado.
Saluditos guapa
Un relato muy tierno.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias Alfred por tu visita y por tus palabras.
EliminarMe alegra que te lo haya parecido. El amor también es ternura.
Un saludo y espero que te apetezca volver pronto y compartir tus comentarios.
Cuenta con ello!
EliminarExcelente relato. Me parece increíble la parte de ayudar a quien sea que te encuentres en tu camino, al igual que Mamá gata me encanta hacerlo, tengo que reconocer que lo aprendí de mi abuelita, quien alimentaba perros de la calle y hacia mucho más por ellos, ya escribí algo de esto en mi blog. Es tan bonito hacer conciencia de que solo queriendo se pueden hacer muchas cosas, es solo cuestión de querer.
ResponderEliminarLes comparto este video de lo que hago, pues es importante escribir mi punto de vista, pero más aun llevarlo a cabo ... excelente día.
https://www.youtube.com/watch?v=OafSMW_P4o8
Qué bonito Josué, me parece precioso el vídeo y lo que haces.
Eliminar¡¡¡¡Bien por esa abuelita que te enseñó algo tan bonito como preocuparse por los otros!!!.
Es cierto que se trata solo de querer, solo con eso ya se empieza a hacer cosas, en lugar de decir lo que harías, ponerse a ello.
Muchas gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado el relato.
Feliz día también para ti.
Un saludo
la familia es algo mas que un lazo de sangre, yo creo que las mejores familias son aquellas que se crean de lazos de sentimiento , ternura y mucho amor .
ResponderEliminarun saludo
Muchas gracias Mery por tu comentario y bienvenida a mi blog.
EliminarEstoy muy de acuerdo contigo, no solo son los parentescos de sangre los que unen, que no se eligen, sino también aquellos con los que se decide estar por amor, por sentimientos, porque se quiere, son tanto o más fuertes que los sanguíneos. Lo importante es saber amar y transmitirlo a la gente a la que se quiere. Eso es lo bonito.
Un saludo