Dedicatorias

Han pasado ya algunos días desde que se supo que la gran escritora Almudena Grandes había muerto a los 61 años. 

En un precioso homenaje muchos lectores la acompañaron en el cementerio civil de la Almudena con uno de sus libros en la mano. Una grande que se ha ido demasiado pronto y muchas historias, de esas que se cocinan lentas, se han quedado huérfanas.

Estos días se han sucedido palabras de reconocimiento, de agradecimiento y uno de los últimos que he conocido ha sido el del gremio de Librerías de Madrid que ha creado un premio en homenaje y que reconocerá la primera novela de un autor o autora novel, así que a animarse.

Desde Enredando con las letras no podía dejar de hacerle mi pequeño homenaje. He disfrutado tanto de sus letras, de esas historias que se te iban metiendo poco a poco y muy dentro, de sus protagonistas que acababan siendo un poco de la familia y esa sensación extraña, de vacío, cuando acababas una de sus novelas. Así que solo puedo agradecer a Almudena Grandes esas maravillosas historias que ha escrito, he podido disfrutar de sus letras y ellas siempre seguirán vivas y formando parte de cada uno de sus lectores.

 

La vislumbré de pasada en una feria del libro en Madrid hace unos cuantos años, no soy muy mitómana y no hice la larga cola para la dedicatoria de uno de sus libros. Después he sabido que le encantaba ese contacto con sus lectores y que hasta el final estuvo queriendo ir a esa última feria.

Me gusta leer las dedicatorias de los libros, me gusta imaginar las historias que hay detrás de esas palabras. A través de las dedicatorias de Almudena a Luís y de García a Grandes puedes entrever su amor, su respeto, su admiración.

Atlas de geografía humana fue el primer libro que leí de Almudena y fue el primero que le dedicó a García: 

“A Luis, que entró en mi vida y cambió el argumento de esta novela. Y el argumento de mi vida”. 

Y ya no hubo ningún otro título que no dejara de dedicarle. 

“A Luis. Otra vez, y nunca serán bastantes”. 

Y su Luis García le dedicó a ella todos los poemarios desde aquel Completamente viernes:

“A Almudena, también en la luz de los inviernos”; 

“A Almudena. Como siempre he vivido con los pies en las nubes, necesito el amor para poner las manos en la tierra”; 

“A Almudena, la única patria del peregrino”; 

“A Almudena, junto al árbol, porque en el momento de abrir los ojos vimos el mundo desnudo”; 

“A Almudena, que me abriga con una mirada de mis silencios y me defiende con una sonrisa de mis palabras…”.

El poeta ha dicho a través de su cuenta de Twitter: 

Supongo que estar hundido es un modo de seguir enamorado y de empezar una nueva vida con el amor de siempre".

Nunca es fácil cuando aquellos a los que se quiere se van. 

Benjamín Prado, otro de mis favoritos, en su columna de opinión del 28 de noviembre decía: 

Hay personas a las que sólo quedándote sin palabras les puedes explicar cuánto las quieres. 

Con esta frase tan rotundamente auténtica empezaba su columna de opinión en homenaje a su amiga.

Yo solo puedo agradecer todo lo que he disfrutado y seguiré disfrutando con las lecturas y relecturas de su obra. Gracias Almudena Grandes.