—¡Lerdo, borracho! ¿Dónde ves tú el morao? ¿Te crees que te pago por verte tu jodida cara?—Le arrancó la bandera y se la pegó a los ojos—¿A ver dónde lo ves viejo cabrón? ¿Dónde? ¡Serás inútil! Ni esto sabes hacer. ¿Esto es una bandera?—Con rabia la tiró al suelo y la pisó—¡Esto una mierda!
Lucho intentó apartarse. Le ofendía el aliento a podrido del Adrián y la rabia que supuraban sus gotas de saliva. Sí que ahora que la veía en las manos del Adrián parecía distinta pero era otro trapo más que le conseguía algún vino y hoy lo había perdido. Se dirigió hacía la calle.
—¿A dónde te crees que vas?
Frenó en seco al escucharlo. Adrián se acercó en dos zancadas y le estiró la bolsa del viejo carrito que arrastraba.
—¿Qué más tienes?
Adrián contó hasta quince banderas, se sacó del bolsillo un par de euros que rebotaron en el cemento.
—Hoy me has cabreado... y con esto te sobra para el tetrabrick.
Lucho los recogió y se alejo. No gastó ni una palabra en decirle que era incapaz de reconocer los colores ni siquiera cuando no bebía, solo quería embotar los sentidos para no recordar que una vez había sido ¿un ser humano? Hacía demasiado de eso pero cuando se pasaba el efecto del vino aún recordaba una casa y unas niñas que lo llamaban papá. Se secó las lagrimas. Iría al paqui a comprar el don simón y más tarde compartiría ese cartón con la Juliana y el Chispas o quizás no, hacía ya unos días que no los había visto. La Juliana cuando hacía frío se iba a las monjas, les suplicaba y por unos días dormía a cubierto, eso sí le costaban sus buenas avemarías y padrenuestros y en cuanto el tiempo mejoraba se le olvidaban los salmos. El Chispas aceptaba ducharse y así conseguía cama y comida en el albergue municipal. Pero él no. ¿Para qué? Pues si hacía frio y se moría, ¡mejor! Bebía y olvidaba aunque no siempre lo conseguía. La Juliana le decía que eran unos cafres y tenían lo que se merecían.
Había conocido al Adrián uno de esos días de ríos de gentes en las calles, gritos excitados y consignas que repetían como loros, proclamas que ni entendía ni le interesaban pero que convertían la calle en una barra libre de comida y bebida.
El Adrián estaba con un grupo de rapaos que chillaban más que nadie, levantaban la mano y cantaban a pleno pulmón. Entre canto y canto algunos estaban atizando de lo lindo a un chavalín.
Lucho quiso escabullirse pero el Adrián lo vio, le pegó un grito y tuvo que acercarse. Temblaba tanto como el crio esperando ahora los palos para él pero el Adrián estaba como empitonado con el chico, se carcajeaba mientras le atizaban los otros. Ahora se había empeñado en que le diera las ropas. El chico temblaba pero se desnudó y uno de los mandaos le lanzó la ropa a él.
—¡Póntela! ¡Soy un generoso!—Se carcajeaba viendo temblar a uno y a otro. Al chico le caían las lágrimas mezcladas con los mocos y el grupo de pelaos disfrutaba lanzando risotadas y insultos. Lucho no dudó, se colocó los pantalones que le arrastraban y con el cinturón consiguió hacerse un nudo. Adrián se acercó a pegarle una patada al chico que trastabilló pero consiguió no caer y salió corriendo mientras las hienas seguían con sus risas.
—¡Tú te quedas!—Adrián estrujaba entre las manos la bandera que llevaba el chavalín. Los nudillos de esa bestia cada vez estaban más blancos y cuando habló, su chorreo de saliva lo apestó todo.
—Viejo, mira a partir de ahora me vas a traer todas las banderas que encuentres.
— ¿Yo,..?
—Shhh ¡Cállate! Cada día. Todas las que encuentres. ¡T-O-D-A-S!
Adrián sacó un encendedor y lo acercó a la tela mirando fascinado como quemaba.
—No les voy a dejar ni una puta bandera. Las voy a quemar todas y si no encuentras... ¡Te quemaré a ti...!—Soltó una carcajada que fue coreada por el grupo de pelaos que aulló con fuerza. Ahora la patada que le soltó el Adrián fue para él. Lucho se encogió de dolor.
—Venga, lárgate y mañana aquí. ¡Con banderas!— Encendió el mechero—O....y no se te ocurra no venir porque te juro que te encuentro.
Y así había empezado a recoger banderas. Carreteaba arriba y abajo por toda la ciudad. Recogía trapos de balcones, subía a mástiles, arrancaba de ventanas y portalones, siempre al descuido y muy rápido. Había por todas partes y él hacía años que era invisible. Y cada tarde se las llevaba al Adrián y al grupo de pelaos que cada día eran más numerosos, más chillones y más violentos. Alcohol, banderas, esvásticas, brazos en alto y mensajes inflamados de violencia y odio. Día sí y día también había peleas, gritos, aliento a podrido y rabia, incomprensión y mucha inquina que lo impregnaba todo mientras seguían quemando banderas y apalizando a aquellos que no pensaran o fueran como ellos.
Y seguían creciendo.
La Juliana y el Chispas le decían que esos cualquier día lo mataban. Él también lo sabía.
Aquel día cuando había llegado los pelaos disfrutaban atormentando a un perrillo. A Lucho le conmovió que el feo chucho siguiera moviendo de tanto en el rabo y es que entre pedradas le lanzaban algo de comida que el perro engullía.
—Mira viejo, un perro tan feo como tú.
Lucho no los miró. Se encogió al oír un nuevo gemido lleno de dolor.
—Viejo lerdo, borracho capullo ¿Dónde ves tú el morao? ¿Te crees que te pago por ver esa cara andrajosa?—Le arrancó la bandera y se la pegó a los ojos— ¿A ver dónde lo ves viejo cabrón? ¿Dónde idiota? ¿Esto es una bandera? ¡Esto una mierda!
Lucho había intentado apartarse del fétido aliento del Adrián. Tenía que largarse porque ese tío cada día estaba más loco pero el Adrián no estaba dispuesto a dejarlo marchar. Le había estirado la bolsa y sacado las banderas.
Quince banderas y dos euros para él.
Se alejó y un nuevo lamento del chucho lo detuvo. No podía dejarlo en manos de esas bestias. Contuvo ahora él un gemido de miedo, se acercó a los pelaos.
—¿Qué quieres viejo? ¿Te damos a ti?
Uno de los más gallitos le lanzó la lata vacía con buena puntería y eso provocó las risas del resto que se animaron a usarlo de diana. Lucho se cubrió con los brazos y el perrillo aprovechó para largarse a toda velocidad.
—Venga cabrones ¡Vámonos!
La arenga de Adrián tuvo efecto y después de unas últimas dianas se alejaron detrás de su líder. Lucho se levantó dolorido. No había ni rastro del perro. Salió de la callejuela y cerca de las basuras volvió a encontrarlo. El chucho se asustó y corrió a esconderse detrás del contenedor. Lucho rebuscó en la bolsa desparramada hasta encontrar algo de comida.
—Ven perrito.
Le alargó el trozo de bocadillo. El animal sacó la cabeza pero no se acercó.
—Venga flacucho, ¡ven conmigo! No te voy a hacer daño.
El perro no se movió. Lucho se aproximó con pasos lentos. El animal retrocedió. Iniciaron un baile para conocerse. Lucho avanzó extendiendo la mano. El perro movió ligeramente el rabo. Lucho le acercó aún más la comida que el animal engulló. Siguió hablando hasta que el animal se dejó acariciar. Temblaba.
—¿Tienes hambre eh fideo?
Volvió a buscar en una papelera y encontró las sobras de un plato precocinado que repartió entre el perro y él. El animal sentado a su lado se dejó acariciar.
—Amigo por aquí no vuelvas. Ellos sí son bichos y ¡Muy malos!
Miró al perro que le devolvió una mirada fija. Lo acarició.
—Hoy has tenido suerte pero si vuelves, esos te matan.
Se levantó y el perrillo con él. Lucho lo acarició y empezó a caminar. Sonrió al ver que lo seguía. Llegó al paki y entró a por el vino, al salir el perrillo seguía allí. Inició su marcha con él.
La Juliana y el Chispas no estaban. Se sentó en su rincón y el flacucho se arrellanó a su lado. Lucho alargó su huesuda mano y acarició el morro del animal. Llenó un cuenco con agua. Le hizo sonreír el ruidoso sonido de su lengua. Tenía sed, mucha sed y Lucho lo miró mientras bebía. Lo acarició de nuevo.
Se miraron.
Lucho sonrió. Se sentía bien. Por primera vez desde hacía muchos años alguien lo esperaba.
Mañana buscarían otro lugar, lejos del Adrián, de sus banderas y de sus pelaos.
Este relato lo escribí hace un tiempo aunque no lo había publicado.
ResponderEliminarEl pasado fin de semana se celebraron elecciones en Catalunya, dejando de lado mi opinión respecto a la celebración de unos comicios en estos momentos de pandemia lo peor es la irrupción de la extrema derecha en el Parlament.
Tengo la sensación que se frivolizado y consentido en exceso con mensajes muy peligrosos, se han cargado los discursos y el resultado es que esa lacra se va extendiendo y eso no es bueno para nadie.
Un beso y muy feliz fin de semana
Que se de carta de naturaleza al fascismo es harto preocupante.
ResponderEliminarBesos.
Totalmente de acuerđo Alfred, es intolerable que se permita lo que están haciendo, que se les de visibilidad y que no se haga como en Alemania que cualquier actitud que enaltece el fascismo acaba con una multa muy severa o incluso prisión. No se puede seguir como si no pasara nada, así nos va.
EliminarBesos.
Pufff Conxita, se me ha erizado el vello al leerte. Me ha hecho recordar a mendigos apaleados, quemados vivos, linchados y muertos por niñatos que sólo quieren divertirse.
ResponderEliminarSiempre me ha parecido tan dura la vida en la calle... El desprecio de los demás, la invisibilidad, el hambre, el frío, la falta de higiene. Sobre todo, cuando las historias se ven agravadas por el consumo de alcohol. No querría verme nunca en una situación igual, pero por desgracia es algo común en lo que nos paramos poco a pensar.
Escalofriante relato, Conxita.
Un besazo.
Hola Macarena Esos invisibles no siempre lo han sido y a veces un encadenado de malas decisiones y enfermedades acaban con ellos en las calles. Con esta crisis cada vez son más las personas que no tienen nada y dejarlos en la calle desde luego no es ninguna solución. A mi me impresionó el caso de unos salvajes, niños bien, que quemaron a una persona que malvivía en un cajero. No es un juego, es una atrocidad como también lo es maltratar a un animal porque sí, porque no pasa nada, porque nos tiene miedo y es menos fuerte. Me preocupan los mensajes de odio que circulan tan libremente, que se dicen y nadie parece avergonzarse de que eso se esté diciendo y pensando y que encima los políticos (algunos más que otros) alientan y hasta se pacta con ellos.
EliminarEscalofriante situación la que tenemos.
Besos y feliz fin de semana
Pues leyéndote parecía un relato recién escrito, inspirado en todas estas movidas que está habiendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Chema esta sinrazón ya lleva demasiado tiempo alargándose y creciendo porque se les da escaparate y se los deja seguir diciendo y haciendo barbaridades. Maquillar a estos extremistas es muy peligroso y por aquí parece que aún hay excesiva añoranza de tiempos pasados que no fueron buenos y hay demasiada contemplación y aceptación y eso es lo que no se debería permitir.
EliminarUn abrazo
Ay qué duro. Menos mal que se tiene el uno al otro y Lucho ha encontrado una razón para huir de esos salvajes e inhumanos.
ResponderEliminarMe ha parecido un relato buenísimo, y aunque tenga tiempo es muy actual.
Feliz finde.
Hola Marigem al menos se tienen uno al otro y eso es muy importante. Hace ya un tiempo con los fríos intensos escuché que había personas sin techo que se negaban a ir a un albergue porque no podían estar con sus compañeros perrunos y me pareció triste tener que escoger entre estar a cubierto y dejar al animal, entendiendo la dificultad que tendrían los albergues si tuvieran que acoger encima mascotas pero esos animales son mucho más que mascotas para esas personas que lo han perdido todo.
EliminarMuchas gracias, me alegra que te haya gustado.
Un beso y feliz sábado
Eso de las banderas, ya empieza a ser más que preocupante, asqueroso. Buen texto,
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto Albada Dos como dice Lucho son trapos de tela y las personas son siempre mucho más importantes que ninguna bandera. Aprender a respetar la diversidad y diferencias en lugar de querer imponer.
EliminarUn abrazo y buen sábado
Jó, qué rabia me da. Tras escribir el comentario quise verlo previamente y se me ha ido a la estratosfera.
ResponderEliminarTe decía que me ha gustado mucho tu relato, en especial ese retorno al principio que realizas en la evocación de la relación entre Lucho y el Adrián. Me ha encantado.
Luego pasaba a hacer una pequeña reflexión a raíz de tu comentario sobre la oportunidad del escrito. Oportunísimo, desde luego. Mucho más cuando, además, los últimos disturbios callejeros en varias ciudades españolas por la defensa de no sé qué especie de libertad de expresión conculca la de los demás y atemoriza a la población en general que ve su coche o moto ardiendo, el pavés levantado, los escaparates de comercios rotos y el interior saqueado, los mossos, policía urbana y nacional apaleados... Desde luego el fascismo se está enseñoreando en nuestro país.
Un beso, amiga
¡Ains Juan Carlos qué rabia da eso! Gracias amigo por la paciencia de volver a escribirlo.
EliminarMe alegra que te haya gustado y te hayas fijado en ese retorno, era importante para la historia y no sabía si se haría repetitivo porque ya estaba explicado.
La historia llevaba tiempo escrita aunque no la daba por acabada, siempre la revisas y después de las elecciones catalanas viendo con tristeza y rabia como en el parlament se incorporaba la extrema derecha decidí publicarlo. Me preocupa mucho el tema y sobre todo lo “suaves” o como dicen los ingleses “polite” que somos con estos personajes que no respetan a nada ni a nadie que piense diferente.
Estoy contigo que los disturbios que se están produciendo en nombre de la libertad de expresión y de manifestar el descontento que se expresan con actos vandálicos y destrozos acaban atemorizando y preocupando a otros que si ven que se destroza, queman motos o coches, rompen escaparates en nombre de la libertad de expresión . Todos esos destrozos se tienen que pagar y hay una crisis galopante que afecta a mucho. Personalmente prefiero que se gaste en ayudar a tantas familias que ven sus negocios cerrados que en comprar contenedores quemados, que se dedique dinero a ampliar personal sanitario que a pavimentar los destrozos quemados y arrancados y evidentemente no estoy de acuerdo con llevar a los tribunales a alguien por sus canciones aunque me parezcan de dudoso gusto aunque tengan razón pero tampoco lo que se está haciendo en nombre de la libertad de expresión.
Estoy contigo que se está quedando un país que da pena con todos estos elementos.
Un beso y feliz fin de semana
El extremismo, ya sea de derechas o de izquierdas, es una lacra social que, por desgracia, va avanzando. Y por otro lado, están los desfavorecidos que también son cada vez más numerosos. Algo habremos hecho mal para que eso suceda. Quizá los que más deberían alzar la voz son los que callan.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Josep Ma tienes toda la razón, cualquier extremismo es peligroso y cada vez se va extendiendo más y más. Si a eso le unes la crispación, la angustia, la incertidumbre, el miedo...que el covid está provocando esto es un polvorín y encima para acabar de arreglarlo están los vándalos y delincuentes que aprovechan estas situaciones para su provecho y como muestra, las imágenes de saqueo en pleno Passeig de Gracia y esos desde luego ni se preocupaban por la libertad de expresión ni por la situación actual.
EliminarDesde luego algo no se está haciendo bien.
Un beso
Vamos hacia atrás a toda máquina.
ResponderEliminarCada vez menos libertad.
Cada vez más crisis.
Y la justicia en estado de putrefacción.
Sólo faltaban los descerebrados fascistas.
Mal futuro asoma.
Besos.
Hola Xavi.
EliminarDesde luego sí parece que estamos retrocediendo a toda velocidad y cuanta más crispación y crisis, más aprovechan los extremistas para ganar adeptos entre los descontentos. Una justicia injusta y politizada, unos dirigentes que en lugar de atemperar cargan los discursos para provocar más tensión y obtener más votos y una pandemia que no se acaba...buf las perspectivas asustan un poco.
Besos
Un relato precioso y muy esclarecedor. Esa extrema derecha siempre ha estado ahí, agazapada en el PP o en su casa, pero estaban como acomplejados porque sus ideas estaban un tanto desfasadas. En época de crisis los extremismos se ponen de manifiesto y ahora han encontrado cauce a sus ideas y ya no se esconden ni muestran complejos. Sueltan sus barbaridades y las camuflan como justicia. Lo malo es que muchos se ven representados por ellos y piensan que los defienden, cuando en realidad solo defienden sus propios privilegios. Terrible.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Rosa supongo que como dices siempre han estado ahí, de forma silenciosa ocupando o mejor dicho heredando puestos que les beneficiaban y esperando su momento pero sin mucho ruido porque su discurso sonaba a rancio y casposo pero hace ya un tiempo que se han destapado y se atreven con todo, quizás porque también se ha sido muy tibio en las respuestas. Con esta gente no se pacta nada, se los aísla, sin visibilidad y muy vigilantes porque su discurso de odio es muy peligroso y no se puede consentir. Siento vergüenza al ver las imágenes de concentraciones en la que se exhiben símbolos fascistas y se niegan las barbaridades cometidas, y lo peor es que cada vez son más personas las que como dices creen que los representan. Es terrible y muy preocupante.
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato. Ya tocaba publicar alguno, a ver si consigo coger ritmo.
Un beso enorme y a cuidarse mucho
Un hermoso y doloroso relato,... visibilizar a estas personas no es tarea fácil Conxita,... entre que unos tratan de aislarse y otros tratan de no ver, al final acaban por desaparecer.
ResponderEliminarHola Norte algunos cada vez son más visibles y otros más invisibles. Esta crisis está potenciando aún más los extremismos y la historia nos lo recuerda con frecuencia.
EliminarUn beso
Lo importante de un territorio no es sus fronteras o sus símbolos, es las personas que viven dentro de ese espacio. A muchos se les olvida, a algunos conscientemente. Saludos.
ResponderEliminarHola Raúl, bienvenido a enredando con las letras.
EliminarEstoy contigo en que eso es lo único que importa: las personas. Con demasiada frecuencia aquellos que más dicen defender ese país con tanto agitar banderas y proclamas se olvidan de las personas.
Un saludo
Un relato muy bueno, impactante y que emociona mucho.
ResponderEliminarSin duda, parece actual.
Una pena todo lo que está sucediendo y muy preocupante.
No sé como acabaremos.
Qué país!!
Un beso.
Hola Amalia por desgracia estos temas de banderas ya hace demasiado tiempo que duran y son muchos los que buscan el enfrentamiento en lugar del entendimiento y mientras la extrema derecha sigue ganando adeptos. Muy triste, espero que pronto vuelva la cordura.
EliminarUn beso y cuídate mucho
Hola, Conxita.
ResponderEliminarNo sé cuánto tiempo llevamos ya con la guerra de las banderas pero lo has llevado de manera magnífica al relato literario. Y desde luego mientras haya personas que tengan que dormir en la calle nunca podremos hablar de una sociedad justa. Por otro lado, pienso que cuando el fascismo aparece en España y en Europa es un síntoma de que las cosas no se han hecho bien o incluso de que haya aparecido de manera interesada por ciertos sectores políticos.
Besos y buen final de semana.
Hola Miguel justo comentaba eso, que hace ya demasiado tiempo que estamos en este baile de banderas y quizás por eso mi relato parece actual.
EliminarLas banderas no dan de comer ni hacen que la gente tenga trabajo ni vivienda ni sanidad ni nada, quizás nos debería preocupar mucho más eso que "un trapo" como dice mi protagonista. Estoy contigo que mientras haya personas pasándolo muy mal no hay una sociedad justa.
La historia nos enseña que es justo en momentos de crisis económica, de valores, como sociedad...cuando se agudizan las postura más extremas las posturas y por desgracia siempre hay irresponsables políticos que en lugar de calmar, agitan y eso es lo que desde hace demasiado tiempo se está haciendo en España y en Europa. Y se les está escapando de las manos porque cada vez en más parlamentos están presentes aquellos a los que la democracia y los derechos les preocupan bien poco.
Feliz domingo. Un beso.
Contxita un buen relato donde nos muestras la cara de los sin techo. El fascismo que quieren destruirlos. La guerra de las banderas no son buenas para nadie, es puro fascismo que se están aprovechando para hacerse más fuerte. Ahora con las protestas sobre la libertad de expresión, estos fascistas están aprovechando de las algaradas para destruir. Me parece que esto no nos lleva por buen camino. Esto trae violencia y más violencia. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mamen me alegra que te lo haya parecido.
EliminarPor desgracia cada vez son más los Lucho que están en las calles y en más de una ocasión me he fijado en que son bastantes los que mitigan su soledad con la compañía de animales.
La violencia no acostumbra a ser una buena consejera porque como dices genera más violencia. Por aquí algunos aprovechan el enfado de los jóvenes para hacer actos de vandalismo y pillaje, diría que a cada cosa se le tiene que llamar por su nombre.
Y sí como decía Raúl y también Miguel lo importante son las personas, no las fronteras ni los símbolos sino las personas que los habitan y eso con frecuencia los que más reivindican el país son los que más se olvidan de los ciudadanos.
Un abrazo y a cuidarse.
Escuché hace un par de años a un filósofo decir que el siglo XXI es el siglo XX acelerado.
ResponderEliminarNo suelo encontrarme relatos que den visibilidad a la gente sin hogar. Me da mucha pena que estas personas, por un encadenamiento de desgracias, malvivan en la calle. Suerte que Lucho encuentra un amigo.
Saludos.
Hola MJ con demasiada frecuencia los hacemos invisibles, quizás porque nos incomodan, porque nos hacen ver lo injusto de la sociedad en la que vivimos o porque como dices hay encadenamiento de desgracias que acaban con ellos en las calles...
EliminarAl menos mi protagonista ha encontrado alguien que le ayuda a sobrellevar esa soledad y ojalá encuentre oportunidades para salir de esa situación.
Un abrazo y feliz semana
Estamos cercados por los extremos, ya sean extrema izquierda (en el gobierno) o extrema derecha. Ya se sabe, cuando se desconoce la historia, los pueblos estan condenados a repetirla y eso es lo que esta pasando ahora...
ResponderEliminarAy amigo Ildefonso esa repetición de la historia es lo que da miedo. ¿Por qué no aprendemos?
EliminarUn abrazo y a cuidarse.
¡Hola! Me parece una buena reflexión, la verdad es que esto se nos está yendo de las manos y lo peor es que no podemos hacer nada. Te sigo y te invito a pasarte por mi blog. Un saludo.
ResponderEliminarHola Carolina, bienvenida a Enredando con las letras.
EliminarA mi lo que me parece más preocupante es esa sensación que comentas de no poder hacer nada. Creo que nuestros responsables políticos no han sido demasiado responsables y se han dedicado a enfrentar, a contar medias verdades o directamente a mentir y muchas personas compran esas noticias inexactas, se creen lo que les cuentan y así nos va, con una extrema derecha que se está colando en todas partes.
Espero que empiecen a repensar que esta estrategia de enfrentar no tiene buenos resultados.
Por supuesto me pasaré por tu blog tan pronto como pueda.
Un saludo
Me gusta mucho Conxita.😘
ResponderEliminarHola Jordi muchas gracias por decírmelo, me alegra que te haya gustado.
EliminarUn beso enorme
¡Hola, Conxita! Un relato tremendo que desde luego provoca indignación y un dolor casi físico al imaginar tal grado de infamia.
ResponderEliminarEn cuanto al tema de fondo, como dijo Newton, a cada acción le corresponde una reacción en sentido contrario y cuando un extremismo aparece el otro le sigue. Hace poco más de una década tanto el extremismo de izquierdas como el de derechas eran algo marginal, agazapados en el PSOE o el PP. Pero la crisis despertó al de izquierdas y pocos años después resurge el de derechas. Para mí, ambos son fascismo. Cualquier posicionamiento totalitario y negador de la existencia del que piensa distinto es fascismo, cualquiera que se embute en una bandera, sea roja, verde o amarilla y se arroga "ser" el pueblo, automáticamente me está diciendo que lo que se cobije bajo ese trapo "no es" el pueblo.
Por mí, como si un día se juntan los rapaos y los antifas que dice Echenique y se van a una isla desierta a ver si hay suerte y estrellan porque al final lo único que van a conseguir es que nos volvamos todos locos y repitamos locuras del s.XX.
Un fuerte abrazo y perdona por el rollo!!
Hola David desde luego nada es gratuito y lo que está pasando no pasa por casualidad. Estoy contigo que ningún extremismo es bueno, ni de derechas ni de izquierdas.
EliminarMolesta que aquellos que más se llenan la boca de patriotismo, banderas, territorios... se olviden de las personas y que con demasiada frecuencia ese amor a la patria se les olvide en las cuentas corrientes que tienen en paraísos fiscales o en cualquier estrategia fiscal para pagar menos y que la sanidad, la educación, las carreteras, y el resto de servicios públicos los financien los curritos que menos tienen, hay demasiada hipocresía y demasiado enfrentamiento e irresponsabilidad.
No hay nada que perdonar y de rollo nada de nada, me ha gustado leerte y "comentar" contigo aunque haya tardado un poquito ;))
Estaría bien que se largaran a una isla desierta pero desierta, desierta.
Un abrazo y feliz semana
Lo habrás escrito hace tiempo, pero es de rabiosa actualidad. No ne gustan los extremos amiga, ninguno y creo que se debería temer más mano dura con ellos. Una situación la que tenemos en la que vamos hacía atrás y no es bueno.
ResponderEliminarTierno el relato de Lucho y ojalá muchos Luchos decidieran hacer lo mismo
Buen fin de semana Conxita. Cuídate.
Un abrazo.
Hola Laura por desgracia desde hace demasiado tiempo se está agudizando esta guerra de banderas y de patriotismo de pacotilla.
EliminarEstoy contigo ningún extremismo es bueno y no se debería permitir. Por desgracia estamos viendo que algunos aún tienen respuestas muy tibias con algunos sectores y algunos comportamientos totalmente inadecuados y eso se tiene que acabar, mientras sigan el extremismo seguirá ganando adeptos y eso es peligroso para todos.
Un abrazo y a cuidarse mucho Laura-
Ya echábamos de menos tus "novelas", Conxita.
ResponderEliminarSegún comentas, corrobora un hecho producido en Cataluña en las últimas elecciones (y en España algo antes). No sé bien cómo analizarlo. Requiere sentarse y hablarlo con tranquilidad. No obstante, creo que tiene que ver con la manera en que nos están modelando las tecnologías modernas. En democracia, la integridad de pensamiento ya no parece importante para gobernar...
En fin, no me voy a extender.
Ya echábamos de menos tus "novelas", Conxita.
Abrazos
Gracias Ignacio.
EliminarPor desgracia decidí publicarlo cuando la extrema derecha entró en el Parlament de Catalunya. Me resistía a creer lo que las encuestas (por una vez acertaron) pronosticaba pero es evidente que el clima de crispación y de desencuentros tiene su público y son muchos los que creen que las proclamas de la extrema derecha les van a arreglar la vida.
Me gustaría que se hablara con tranquilidad, se respetaran las posturas y se pudiera hablar de todo pero parece que por aquí gusta más chillar, crispar, buscar enfrentamientos...por desgracia es lo que parece que les funciona. Lo del diálogo, la calma, el buscar acuerdos que mejoren las condiciones de vida de la ciudadanía... no sé yo si se lleva mucho.
Un abrazo enorme y a cuidarse mucho.
Estremecedor relato que me ha hecho llorar, aunque haga tiempo que lo escribiste es bien de actualidad Conxita.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Conchi es lo que comentaba a otros compañeros, que esta guerra de banderas y de sin sentido hace demasiado tiempo que dura y cada vez la extrema derecha campa más a sus anchas y eso hace que el relato siga siendo por desgracia actual.
EliminarUn abrazo enorme
Qué escenario más triste has descrito.
ResponderEliminarEste afán "banderil" a mí me pone frenética. Para mí las banderas, sean del signo y del país que sean, siempre me han parecido trapos de colores, pero trapos muy peligrosos porque, al igual que ocurre con los capotes de torear, cuando se agitan, algunos embisten cerrando los ojos. Nunca he colgado de mi balcón ninguna bandera porque lo que soy y lo que pienso no se expresa a través de un trozo de tela, eso se lo dejo a los que buscan confrontación y lío, en un lado y en el otro, que abundan en todos los bandos o ideologías.
Dentro de esa tristeza me ha gustado Lucho, porque da el contrapunto entrañable.
Un besote.
Hola Paloma es que se nos está quedando un mundo muy triste con tanta bandera y tanto extremismo.
EliminarMe supera esta absurdidad y lo único que se consigue es que cada vez haya más extremismos y enfrentamientos, en lugar de construir puentes y buscar acercamientos solo se levantan muros.
Desde luego es una historia triste que tenía un tiempo y que por desgracia sigue siendo actual.
Un beso enorme
Impresionante relato Conxita, lo más duro es que es real en muchos casos. Por una bandera los seres humanos a veces pierden el sentido común si es que alguna vez lo tuvieron.
ResponderEliminarUn beso grande.
Hola Mara diría que la clave está en si alguna vez tuvieron ese sentido común, las banderas son trozos de tela y siempre están las personas por delante.
EliminarUn beso y feliz semana